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☀️02☀️

              

          Había ocasiones en las que mi estado de ánimo podía cambiar de extrema felicidad a unas increíbles ganas de morir. Esa, era una de esas ocasiones.

          Al fin había conseguido un comprador que me pagara al contado, pero, camino al apartamento, un ladrón se llevó la mochila con todo el dinero.

           Entré en pánico, luego de seguirlo sin éxito. ¿Cómo iba a explicarle a JunHoe? ¡Se suponía que con ese dinero terminaría sus estudios!

            Al llegar al apartamento, me sudaban las manos y sentía cómo mi corazón latía con fuerza. Cuando abrí la puerta, el olor característico de su perfume inundó mis fosas nasales. Él me sonrió, mostrando esos dientes tan preciosos bajo esos labios que tanto me gustaban besar.

— Ven aquí —. JunHoe me atrajo por la cintura, pegando nuestros cuerpos.

           En la radio, pasaban nuestra canción.

«Esa clase de amor, convierte a un hombre en esclavo» — Cantó cerca de mi oído, mientras intentaba hacerme bailar — «Esa clase de amor, envía a un hombre directo a su tumba»

          Me contagió con su buen humor, empecé a cantar con él, sin perder de vista ese brillo en sus ojos cuando me miraba y, estaba seguro de que los míos siempre lo veían de la misma forma desde que me enamoré de él.

«Me vuelvo loco, loco, baby, me vuelvo loco. Tú lo haces posible, luego te vas. Si tú me vuelves loco, loco, loco por ti baby»

           Entonces nos besamos, sus dedos enredándose en mi cabello; haciéndome retroceder hasta empujarme a la cama. Mi cuerpo cayó sobre las sábanas en un ruido sordo. Con la respiración entrecortada, abandonamos la canción para perdernos en ese silencio tan nuestro en el que las palabras eran reemplazadas con miradas, gestos y tacto. Un idioma secreto que solo hablábamos nosotros dos.

          Él tenía todo un protocolo para adorar mi cuerpo y me gustaba, porque sin importar cuántas veces me viera desnudo, me seguía contemplando como la primera vez. Acariciaba mi cuerpo con las yemas de sus dedos y recorría mis zonas sensibles con sus labios.

           No me atreví a hablarle sobre el robo. Decidí sacar un préstamo, y él eventualmente se enteró de mi gigantesca deuda. Le mentí sobre querer comprar una motocicleta con ese dinero. Él se hartó de mí. De mis gastos irresponsables, de mis ausentes ganas por convertirme en un profesional, de mi sueño de actuar en un musical en Hollywood, de mi trabajo como cantante en un restaurante, de mi ignorancia y mis pocas ganas de progresar haciendo planes como la gente aburrida en lugar de solo vivir el momento.

             Cuando volví una noche del trabajo, me encontré solo, sus cosas se habían ido así como mis objetos de valor. Para él era justo llevarse mis artículos de colección como compensación por el dinero que mal gasté del préstamo y también de la venta del escarabajo.

           Quise tapar el sol con un dedo, ¿qué sentido tenía si juntos movíamos montañas? Pero terminamos haciendo una montaña de unos granos de arena. Y yo puse el primero.

           Ahí estaba una de las razones por las que terminamos.

"Era mentiroso"

☀️☀️☀️

              Una parte de mí siempre lo supo. Que nunca contactara conmigo era una clara señal de que lo nuestro ya no tenía esperanzas de volver a florecer.

          Aquella primavera que una vez tuvimos llegó a su fin, el verano fue brillante y cuando llegó el otoño, simplemente murió. El "JunHoe y JinHwan" terminó, y mi nombre ya no estaría junto al suyo cuando alguien hablara de alguno de nosotros.

          Luego de que llovieran mis lágrimas toda la noche comprendí, que ningún diluvio de tristeza lo traería de vuelta a mi lado. Entonces solo me quedó aceptarlo finalmente.

          Suspiré esa mañana toda mi angustia, improvisé con mi guitarra una melodía que sonaba a mis sentimientos rotos, deseando exteriorizarlo todo y quedar desintoxicado de él. Con los ojos cerrados recordé la manera en que sonreía hacia mí, siempre tumbado en esa hamaca en el balcón, yo corría y me tiraba sobre él imitando a un luchador.

           Abrí los ojos y miré hacia la calle, esta hubiese estado completamente vacía si ese hombre de cabellos negros no estuviera alejándose. Su estatura me recordó a Koo, por lo que observé su espalda hasta perderlo de vista, esperando que quizás volteara y fuera él.

— ¿Cómo estás?

          Una voz femenina me sobresaltó. Mi madre estaba junto a la puerta que daba a la habitación.

— Bien. No te oí llegar.

            Dejé mis cosas en el suelo y fui a abrazarla.

— Mi lindo Jinan —. Susurró abrazándome con más fuerza, como si estuviese consolándome.

          Me aparté de ella curioso, un "cómo estás" no podía ser el saludo de alguien que se supone no sabía lo que sucedió la noche anterior.

— Me encontré a Kyung-il en el mercado, me lo dijo —. Aclaró mis dudas.

— Ah.

— A él en serio le gustas.

— Lo sé —. Contesté, dirigiéndome hacia las bolsas que ella había traído y dejado sobre la mesa.

— ¿No crees que es momento de pasar página? Para una madre, es doloroso ver que el único hijo que le queda, sigue mirando al horizonte una y otra vez, esperando a alguien que nunca prometió que iba a volver.

           Era normal que estuviera preocupada por mí. Había pasado diez años esperando fielmente a JunHoe, cual cachorro abandonado esperando al borde de la carretera a aquel dueño que lo dejó justo allí.

— Soy horrible, ¿no crees? — Pregunté entonces, ella negó —. De alguna forma he hecho lo mismo con Kyung-il todo este tiempo. Hacerlo esperar, darle falsas esperanzas. Con JunHoe o sin JunHoe, yo no lo quiero de esa forma a él.

— Entonces deberías aclarárselo.

— Me gusta cómo me trata, él es muy dulce.

— A todos nos gusta que nos traten bien.

           Ella sabía cómo tranquilizarme. Mirando el interior de las bolsas noté que había cosas que no eran sólo para mí.

— ¿Vas a visitar a DoKyun?

— Sí, no quiero dejarlo solo con MiYeon, no ahora que se ha empezado a tratar.

— Entiendo, tal vez los visite en estos días.

— MiYeon pregunta mucho por su tío Nani.

           Sonreí, mi sobrina era un sol. Cuando mi hermana murió hace ocho años, fue desgarrador para todos. Pero fue DoKyun, su esposo, quien empezó a sufrir una angustia que gradualmente se convirtió en depresión. Con el pasar de los años, MiYeon se convertía en el retrato vivo de su madre, y se sentía como si ella no se hubiera ido del todo, tal vez era un consuelo divino, para su padre.

— Al parecer, tengo que hablar con muchas personas hoy —. Murmuré luego de varios minutos en silencio.

          Mi madre solo estaba de paso, tal vez quería ver cómo estaba y la excusa perfecta para una visita era traerme algunas cosas del mercado.

— ¿Vas a estar bien? —. Se preocupó mi madre.

— Lo estaré.

          La observé desde el balcón, cargando mi peso contra la baranda de hierro, ella cargaba con algunas bolsas, por lo que el amable señor Choi — dueño de la farmacia de la esquina — Se acercó a ella ofreciéndose a ayudarla, bufé cuando la vi negar con la cabeza. El señor Choi era viudo, y desde hace tiempo había mostrado sus intenciones con mi madre, quien nos había criado sola, a noona y a mí.

— ¿Quién es el que tiene que cambiar de página? ¿Huh?

          Cuando la perdí de vista, fui a lavarme la cara y cambiarme para salir. Caminé hasta el departamento de mi mánager, Kyung-il. Este me abrió la puerta de inmediato, yo tenía la costumbre de tocarle la puerta al ritmo de un tono molesto de un comercial pegajoso.

— ¿Cómo estás?

— ¿Debería llamar a la radio y decir que me encuentro bien? ¿Por qué todo el mundo me pregunta eso apenas me ve?— Él se hizo a un lado para que pasara — Lo siento, me puse a la defensiva.

— ¿Tu madre me delató?

— De todas formas se hubiera enterado.

          Tomé asiento en el sofá, como si fuera mi casa, él se sentó frente a mí, con sus codos apoyados sobre sus muslos y con las manos juntas, entrelazando sus dedos. Me miró a los ojos y esperó a que dijera lo que fuera que iba a decir.

— Il, creo que es momento de cerrar el ciclo.

— Me estás rechazando —. Afirmó, robándome las palabras.

— Estuviste todos estos años dándome señales, incluso cuando fuiste directo, me diste tiempo y me siento una basura por no sentir lo mismo. Dejé que me reconfortaras, me aproveché de tus sentimientos para sentirme querido, pero... no creo que pueda amar a nadie más.

— ¿Quién diría que el despreocupado JinHwan, es el tipo de persona que ama solo una vez en la vida? ¿Huh?

— No sé si soy esa clase de persona, tal vez solo me aferro a mi primer amor, pero no quiero enamorarme de ti cuando estoy herido, serías como un reemplazo para sentirme mejor. Aunque tampoco quiero que guardes esperanzas.

— Entiendo. ¿Puedes irte? — Volteó el rostro para que no lograra ver su expresión o porque no quería verme por más tiempo — Necesito estar solo.

— Lo siento hyung.

          Salí de su apartamento con pasos apresurados, mi corazón latía aceleradamente por el siguiente destino. La casa de los Koo.

           Tal vez era apresurado ir donde podía encontrarlo, no estaba listo para un cara a cara, pero no iba a verlo a él, sino a su hermana.

            Noté que mis manos estaban sudando cuando aplaudí, luego de dos intentos la puerta se abrió y oí un chirrido metálico, de una silla de ruedas.

          El señor Koo me observó con desprecio, nuestra relación nunca fue la mejor, ese hombre era homofóbico.

— ¡Largo de aquí o traigo la escopeta!

— ¡YeJin! — Llamé a gritos a la joven Koo — ¡YeJin, sé que estás ahí!

— ¿Qué demonios? ¡Cuánto escándalo! —. Se quejaba la chica y tras ella, la novia de Koo.

— Tenemos que hablar —. Sentencié.

— ¡Lárgate de esta casa! ¡No eres bienvenido! —. Seguía gritando el viejo.

— Yo también le amo, padre —. Le sonreí, antes de hacer una reverencia.

           La novia de Koo se tapó la boca por el asombro, el viejo decrépito empezaba a maldecirme a mí y a todos mis antepasados, YeJin estaba pálida como una hoja de papel y la novia de JunHoe emitió un estruendoso chillido.

— ¿Ustedes? — nos señaló tanto a YeJin noona como a mí — Hacen una linda pareja. Padre, ¿por qué no les quiere dar la bendición?

          Entonces el viejo se calló. El ambiente se tornó tenso y pesado, ella no tenía ni la más mínima idea de lo que decía y él simplemente se fue, retrocediendo su silla de ruedas.

          La bonita novia de mi ex novio me guiñó el ojo derecho con complicidad y se perdió en el interior de la casa, YeJin salió cerrando la puerta tras de sí.

— Él no puede alterarse mucho ahora, por favor, no lo molestes de esa forma —. Aseveró noona.

— Fue la costumbre.

          Me alejé un poco, pasando junto al escarabajo rosa y cruzando la calle. Al otro lado había un cordón de cemento que separaba la vereda de la playa, me senté y esperé que ella hiciera lo mismo.

— Algunas veces pienso que compraste ese beetle para torturarme —. Murmuré refiriéndome a su escarabajo rosa.

— Lo hice para torturar a June, y eso que ni siquiera notó que se trataba de "ese" beetle. Trabajé duro para comprárselo al sujeto raro al que se lo vendiste.

— Me gustaba más el color original.

— ¿Porque JunHoe lo escogió?

          Me quedé en silencio, divagando entre los recuerdos, el JunHoe de ese entonces se veía más feliz... o tal vez, porque ya no formaba parte de su vida, no lo había visto sonreír lo suficiente desde que volvió. Tampoco era como si lo hubiera visto demasiado.

— Él... ¿es feliz?

— No lo sé, dice que sí.

          Cuando sentí su mano sobre la mía, noté que yo había estado apretando los puños sobre mi regazo.

— Yo me equivoqué y lo siento, el que estés herido ahora... es mi culpa, te di tantas esperanzas todo este tiempo, porque no creí que fuera serio con esta chica. Yo creía que él te amaba.

— Yo también —. Volteé a mirarla a los ojos.

— Él se preocupa por ella — no hacía falta nombrarla, hablaba de NaYeon — me dijo que le va a pedir matrimonio.

     Duele. Duele mucho. Cállate por favor.

— Lo siento, él siempre me mentía sobre que vendría de visita, de alguna forma creí que te extrañaba, solo que no lo admitía. Sabes cómo es.

— Sé cómo era — seguí la mirada de YeJin cuando ella clavó la vista tras de mí, él estaba a una cuadra, volviendo a casa, detuvo su andar al notar mi presencia — pero ahora ya no lo conozco —. JunHoe aceleró el paso hacia nosotros.

— Creo que está molesto justo ahora, mejor vete.

          Me levanté dispuesto a alejarme de él, pero ya era demasiado tarde.

— ¿Qué están tramando ustedes dos?

— Sólo me decía que odia que haya pintado de rosa el escarabajo por el que tanto trabajaron para hacer que funcionara.

          No podía creer que se lo dijo, él observó el beetle rosa, entre sorprendido e incrédulo.

— Tienes que estar de broma...

— Me voy —. Interrumpí entonces, pero sentí una mano rodear mi muñeca, deteniéndome.

          Mi estúpido corazón, seguía acelerándose por ese tipo de cosas, aun sabiendo que ilusionarse solo lo lastimaría más y cada vez más. Por una milésima de segundos yo, de nuevo tuve esperanzas.

— ¿Por qué viniste hasta aquí? ¿A decirle a NaYeon?

— Sabes que no soy ese tipo de persona.

— Sé que estás loco, ¿hiciste un escándalo?

          Un sonido metálico hizo eco haciendo que volteáramos a ver hacia la puerta — de nuevo abierta — de la casa de los Koo. El viejo me apuntaba con su escopeta, JunHoe me soltó como si el contacto de su piel con la mía quemara. Reí, pero era ese tipo de risa sarcástica que sale por enojo o rabia.

— ¿A tu edad todavía le tienes miedo?

          Volteé a mirarlo, el viejo ya hubiera disparado diez años antes si en verdad iba a hacerlo.

— ¿Necesitas ver esto para dejarnos en paz? —. Interrogó JunHoe, agitando la pequeña bolsa de farmacia que cargaba.

— ¡JunHoe! —. Lo regañó YeJin, pero él haciendo caso omiso, hurgó dentro de la bolsa, sacando una caja naranja, extendiéndomela.

           Arrugué la frente, no tenía ni idea de qué era ese extraño objeto alargado en la fotografía que mostraba la caja.

— ¿Qué?

— Se me olvidaba que eras ignorante, léela.

«Test de embarazo»

           A juzgar por la reacción de YeJin, ella sabía. De nuevo omitiéndome información.

— Me alegro por los dos —. Comenté.

— ¡Todavía no sabemos bruto! —. Se exasperó YeJin, pero, primero JunHoe diciéndome ignorante y luego ella. Me entristeció enormemente.

           Mis ojos se humedecieron de inmediato. ¿El hecho de no haber estudiado luego de la secundaria me hacía estúpido? ¿Menos que los demás?

— Lo que quiero decir es que... ella aún no se ha hecho el test por lo que es inseguro —. Se corrigió, pero era tarde, ya había herido mis sentimientos.

          No creí ser capaz de decir algo, o me rompería. Por lo que solo me alejé, sin despedidas ni nada. Caminé por la playa durante horas y hasta llegar al muelle. Y allí lloré.

          Supongo que, además de las estaciones de una historia de amor, también había temporadas de lluvia.

          Estuve deprimiéndome allí por un largo rato, hasta que una persona se sentó a hacerme compañía.

— ¿Kyung-il?

          Él olía a alcohol y sus párpados estaban hinchados, pude ver mi reflejo en sus ojos cuando me miró y simplemente me ofreció una botella de soju que tomé entre mis manos sin vacilar.

— Hay una reserva para mañana en la noche —me comentó — el hombre pidió a otro artista así que programaré a Lalisa para mañana, tu puedes descansar, el gerente dice que te pagará de todas formas.

          Hablar de trabajo quizás era el único tema de conversación que no nos haría sentir incómodos.

— Entonces le pedirá matrimonio mañana... —. Murmuré y por la forma en que me miró, adiviné que él ya lo sabía.

— Yo... lo siento —. Volvió a tomar de la botella.

— No tienes por qué sentirlo, menos cuando acabo de herirte también.

— Una parte de mí ya lo sabía — sonrió con tristeza mirando hacia el horizonte — si él volvía o no, que tu respuesta iba a ser la misma; sin embargo, es difícil para mí reconocerlo ahora que estoy herido.

— Lo siento.

          Él negó con la cabeza, no como si no aceptara mis disculpas, sino porque él sentía que yo tampoco tenía por qué disculparme por eso.

— ¿Sabes? YiJeong te adora, se muere por ti.

— Sabes que le doblo la edad, además, apenas es un chico, puede solo estar confundido.

— Es bastante maduro para su edad.

— Incluso si lo fuera, así como tú no pudiste aceptarme, yo no puedo aceptar sus sentimientos, porque no lo veo a él de esa manera.

          Filosofando sobre el amor y la vida, en algún momento terminé dormido luego de cargar mi cabeza sobre su hombro. Desperté cuando él dulcemente intentó despertarme. Caminé hasta casa dos metros tras él, observando cómo masajeaba su cuello adolorido. ¿Por cuántas horas soportó el peso de mi cabeza? Kyung-il era un hombre dulce y sincero, jamás se aprovechó de mí incluso cuando tuvo la oportunidad.

          Cuando llegué al apartamento, me tumbé en la cama boca para abajo y dormí profundamente. Para cuando amaneció, alguien tocó la puerta de mi apartamento con notable histeria.

          Tambaleándome, llegué hasta la puerta y la abrí. Frente a mis ojos estaba YiJeong, observándome con profundo desprecio.

— No puedo creer que lo hayas rechazado.

          Suspiré, hablaba de Kyung-il, el hombre que casi le doblaba la edad pero aun así le gustaba.

— Esto es entre él y yo —. Dije seriamente.

— Es que no puedes simplemente cortarle las alas a un ave y luego de retenerla por tanto tiempo, pedirle que se vaya.

— Yo ya solucioné las cosas con Kyung-il, si tú tienes algo pendiente por resolver con él, no vengas a rematar por mí, por el simple hecho de que no puedas confesarte.

          Cerré la puerta en sus narices. Sé que fui malo, pero yo me sentía colapsado de tantas emociones negativas. Dando vueltas en la cama, sin poder volver a conciliar el sueño, opté por levantarme.

           Fui a visitar a mi sobrina, esperaba que su compañía me ayudara a dejar de pensar en Koo y su compromiso o cometería una gran estupidez como ir allí a arruinarlo de alguna manera.

          MiYeon estaba haciendo un berrinche, la llevé al parque, a tomar helado y en ese momento estábamos en la playa, jugando, pero ella tenía ese ceño fruncido típico de ella cuando quería algo.

          No alcancé la pelota que lanzó muy por encima de mi estatura por lo que volteé para buscarla y entonces, mi estómago dio un vuelco. Una mujer tenía la pelota entre sus manos, el viento hacía todo un lío con su larga cabellera, aun así pude ver la curva de sus labios rojos cuando me sonrió, como con un kilo de cabello chocando contra su rostro.

— Nos volvemos a encontrar —. Saludó NaYeon, devolviéndome el objeto, luego posó su vista en mi sobrina quien, se escondía a mis espaldas.

— ¿Por qué te alejaste tanto? Te bus... —. Koo JunHoe hablaba con voz entrecortada, traía en su mano una bolsa pequeña con diseño floreado, se quedó congelado al verme.

           Yo rogué a los dioses que no me insultara o humillara frente a mi sobrina, afortunadamente ella se asomó un poco más, aun sujetando mis brazos y parándose tras de mí, pero noté que JunHoe la miró confundido.

— Tío Nani, ¿los conoces?

— Oh — como un completo cobarde, logré poner a mi sobrina en medio de nosotros, tomándola de los hombros, escudándome de aquella mirada oscura — ella es MiYeon, mi sobrina.

— ¿MiYeon? ¿Esa MiYeon? — La reacción de JunHoe fue inesperada, él se arrodilló frente a ella y la observó detenidamente — ¡Waaao! Su parecido con SeiYeon noona es increíble.

— Tío Nani, ¿quiénes son?

— Él es JunHoe... un... viejo amigo.

          Ella bufó.

— ¿Amigo? Me gusta más Kyung-il oppa.

— ¿Kyung-il? —. JunHoe frunció el entrecejo.

— El futuro esposo de mi tío.

          Le tapé la boca demasiado tarde, el rostro de JunHoe enrojeció terriblemente y apostaba que el mío también, ambos observamos con horror a NaYeon, estábamos jodidos.



























3432 palabras.

Canción mencionada: "Crazy" de Aerosmith.

Espero les haya gustado esta versión de Jinhwan.

Aún nos falta por descubrir las razones del otoño y la primavera de su amor.

Nos leemos en el siguiente capítulo narrado por JunHoe.

Les mando todo mi Love ❤️

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