Jaemin a veces se molesta con Jeno por sus bromas.

Después se molesta con él mismo porque sabe que es una estupidez reaccionar de esa manera.

Pero nadie sabe aún lo triste que se pone al recordar ese momento.

Na se rindió con buscar algo que creyó perdido después de ver en cada lugar que, según él, podría estar.

─ Bueno─ Jeno suspiró en un tono decepcionado falso─ imagino que así de fácil te rendirías si peleamos.

Jaemin sabe que es dramático.

Jeno es dramático para sus bromas, pero...

Pero no pudo evitar que esa duda se clavara en su cabeza.

¿Así es como le hago sentir con mi amor? ¿Pensará que no lo amo tanto como para luchar por él ante cualquier cosa?

El menor tiene un problema que notó hace mucho tiempo.

Le duele que duden de su amor, de sus sentimientos, porque es una persona tan honesta, pero que no habla de ello, que cuando esa vulnerabilidad se pone en duda...

Se rompe.

Sus ojos se nublaron antes de pensar racionalmente.

─ No, no es así─ la voz en un hilo lo traicionó, quizás fueron sus ojos o el propio temblor en su barbilla.

Todo en Jeno pareció abandonar el humor al notar eso.

─ ¿Amor? ¿Qué pasó? ¿Te molesto lo que dije?─ se acercó con rapidez al cuerpo sentando en la cama, esperando una respuesta, sin importar si era con palabras o no, pues aprendió a leerlo tan bien que la voz sobraba.

Jaemin pensó que debía decir la verdad. Decir que sí era la opción correcta.

─ No─ y aseguró con la cabeza.

─ ¿Seguro? No me mientas, no te veo bien─ se miraron por un segundo, suficiente para que los labios de Na se bajaran de manera inevitable ante el pronto llanto─ Ay, amor.

Jeno preguntó de nuevo.

Esta vez Jaemin pudo decir la verdad mucho más rápido que otras veces.

Asintió, tapando su carita y tirándose de espaldas a la cama.

Lee pidió perdón muchas veces, pero el castaño no podía responder, apenas podía respirar sin atorarse. El pálido lo abrazó con fuerza mientras susurraba disculpas en su oreja.

Entre temblores correspondió, apretando fuerte el cuerpo ajeno con la esperanza de que Jeno notara lo mucho que lo amaba.

Quería marcar sus uñas en sus hombros.

Quería morderlo y después seguir llorando con tanta fuerza que se quedara sin lágrimas.

Se sintió culpable al ver como una simple broma se convirtió en algo tan lamentable como unos largos minutos de llanto.

Trató de respirar sin temblar, pero no podía.

─ Lo siento─ musitó, y Jeno preguntó la razón detrás de su disculpa─ por hacerte pensar que es así...

Esperaba que entendiera lo que aquello significaba.

Perdón por hacerte pensar que mi amor es tan débil como para rendirme.

Pero días después, solo, pensando en la situación, decidió hablar de esto con Lee cuando vuelvan a verse.

Espera poder preguntarle si su amor le ha hecho dudar alguna vez de que no lo ama.

Que, por favor, no le mienta.

Y si responde con un sí, entonces en qué podría hacer para hacerlo sentir más amado.