Sin embargo, aún tuvo vergüenza de recurrir a Chenle para averiguar si realmente le gustaba a Jeno.

─ Chenle, ¿estás realmente seguro de que le gusto?─ Jaemin casi se arrancaba los pelos de la cabeza por culpa del chino.

─ Sí, Nana, cien porciento.

─ ¿Confirmado desde la fuente principal o alguien más te lo dijo?

─ Él personalmente lo hizo─ terminó─ tienen mucha suerte, ¿cómo es que lo hacen?

Debió saber que no podía creerle a Zhong, lo consideraba su mejor amigo, sí, pero siempre había algo detrás de sus palabras.

Saber eso no le restaba a su sentimiento de traición.

Y cuando una vez más la tristeza se juntó con celos inseguros, se preguntó otra vez si era posible gustarle al castaño.

Parecía mentira.

Cuando Haechan se apareció los días siguientes demasiado cerca de Jeno, sus palabras se escaparon antes de pensarlas.

─ Chenle, sé honesto conmigo─ suplicó.

─ Bien, está bien. Él nunca me lo dijo directamente─ confesó.

─ Entonces es posible que no sea cierto... ¿Quién mierda te lo dijo?─ el temor en su voz era palpable, mas no parecía afectar a nadie más que a sí mismo─ ah, ¿tu mejor amigo Haechan?

─ Exacto─ solo se dignó a mirarlo con una mezcla de sentimientos encontrados.

─ Qué chistoso─ murmuró, aunque así no fuera.

Antes Haechan le hizo dudar de ser un buen amigo para Chenle, era casi cómica la situación ahora, consiguiendo dudas en sí mismo debido a un interés romántico.

Dios, las ganas de hacerse daño volvieron una vez más, pero se contuvo.

Incluso si terminaba llorando a cántaros en soledad.

Se sentía asqueroso al ser un envidioso, mas poco podía hacer si Haechan siempre fue todo lo que quiso ser.

Lo odiaba.

Pero claro era que no todo salía tan mal como se esperaba.