15.0
Jeno lo arruinó todo.
Jaemin realmente creía que había conseguido al amor de su vida pero no fue así. Jaemin las últimas semanas se había sentido ansioso, un poco desconfiado de algunas acciones de Jeno.
No pudo evitarlo.
Una noche, su batería del celular se había acabado, por lo que le pidió el celular a Jeno, como casi siempre.
Pero esta vez, cuando aparecían videos un poco cuestionables de otras personas, a Jaemin le habían dado náuseas y un dolor en el pecho que le dijo que revisara.
Y lo hizo.
Se metió a Google y buscó en el historial.
Creo que no podría describir jamás lo que sintió Jaemin.
Su cuerpo empezó a temblar, pero las lágrimas no querían salir, ni siquiera su boca podía abrirse para reclamar algo a Jeno, que seguía tan tranquilo jugando en su computador, como si no le hubiera hecho algo horrible a quién supuestamente amaba.
Era esa página en especifico, que le dio vuelta el estómago y no podía creerlo
No podía pensar que ese chico que estaba en su escritorio le había engañado
No así
No con cualquiera
Soltó el celular y todavía no podía hacer nada más que temblar.
Su mente preguntándose ¿por qué? ¿Qué hice mal? ¿Por qué no fui suficiente para que solo bastara conmigo?
Se tapó el rostro, temblando como nunca lo había hecho y realmente tuvo miedo porque la sensación en su cuerpo era horrible.
Jeno, después de minutos, lo notó y le preguntó que pasaba.
No pudo decir nada.
Lo miró, sin poder creerlo. Lo miró pidiéndole que fuera mentira.
Incluso creyó que Jeno podría haberle prestado el celular a un amigo suyo. Que eso era de otra persona.
Qué ingenuo.
Jeno quitó su juego y se acercó a Jaemin, observándolo con cautela.
Esperaba que notara solo con su apariencia que ya descubrió todo... pero él seguía preguntando qué pasaba.
Y eso fue la gota que derramó el vaso. Porque era idiota o simplemente hacía como si nada pasara.
Tapó su cara y se rasguñó la frente con la poca fuerza que tenía. No pudo seguir, Jeno lo detuvó asustado, o eso parecía, pidiéndole que no se hiciera daño.
Y Jaemin no sabía qué pensar porque cómo este hombre, que se notaba tan preocupado por él, se atrevió a hacer algo como esto.
Jaemin tomó el celular de Jeno y le mostró lo que vio, su historial lleno de páginas celestes, abiertas desde hace cinco días.
No recuerda mucho de lo que Jeno dijo, estaba demasiado ocupado en su propia cabeza.
Esta vez pudo llorar todo lo que no había soltado antes. Solo recuerda que llegó a los brazos de Jeno y no pudo hacer más que preguntarle:
¿Yo no era suficiente?
Desde ese momento en la madrugada ya no recuerda nada más que estar ambos llorando. Jeno pidiendo perdón, pareciendo arrepentido, usando de excusa que se sentía solo.
Pero Jaemin siempre estuvo ahí, Jaemin podría haber ayudado, haber hecho algo si tan solo Jeno hubiera hablado.
Jeno le explicó que fue solo curiosidad, que ni siquiera había pagado y solo se metió con la prueba gratis.
Y Jaemin como un imbécil le creyó, porque aún confiaba un poco en él.
Llegaron a que lo intentarían de nuevo, que Jaemin intentaría recuperar la confianza en Jeno y que él jamás volvería a hacer eso.
Jeno terminó quedándose dormido.
Jaemin no pudo hacerlo.
Volvió a tomar el celular de Jeno unas horas después, curioso como un masoquista de mierda, porque quería saber a quién miraba, quién había sido mejor de lo que jamás podría ser. Miró el perfil y siguió llorando en silencio porque no era nadie especial.
Y eso le dolió mucho más. Porque si esa persona no era nadie, qué le quedaba a Jaemin por ser.
No pudo evitar seguir revisando el historial. Hasta que encontró Twitter. Y ahí su corazón se rompió en mil pedazos.
Porque no era solo una persona, ni solo era ver sus fotos. Tenía conversaciones.
Hablaba, mandaba fotos de él mismo y Jaemin no pudo tener más asco de Jeno y de sí mismo.
La última conversación era de ayer. Ayer. En su propia casa.
Jaemin quería matar a Jeno con sus propias manos, pero no podía.
No cuando a pesar de todo lo que vio, aún lo quiere.
Y tiró el celular justo al lado de su cara. Lo empujó varias veces hasta que por fin despertó.
Le apuntó la pantalla llena de chats y la rabia lo invadió de nuevo.
─Me das asco.
Le dijo.
Mientras Jeno seguía con la cara de recién despierto, mirando la pantalla sin decir nada.
Quiso gritarle, que reaccionara o algo, pues su inexpresiva cara le hacía pensar que en realidad no le importaba. Que todo su actuación fue eso, un acto de arrepentimiento.
─ Qué asco.
Jaemin tomó el anillo de promesa de su dedo anular y lo lanzó lo más lejos que pudo.
Jaemin no recuerda haber estado tan triste y enojado a la vez en toda su vida.
Quiero que te vayas hoy mismo de mi casa. Pero en el fondo no quería que terminara, no quería que se fuera.
Pero era lo correcto, al menos por ahora.
Jeno asintió.
Pasó una hora en la que Jaemin guardaba todas las cosas que Jeno tenía en su casa e intentaba no llorar con cada cosa que recordaba que alguna vez usó con orgullo.
Al final Jaemin no era tan hermoso como decía Jeno.
Al final, quizá Jaemin también debe ser en parte culpable.
¿Cómo tendría tan mala suerte de que las únicas dos parejas que ha tenido en su vida lo hayan engañado con alguien más?
No era suficiente solo Jaemin.
En realidad nunca fue así.
Durante esa hora hablaron. Jaemin culpó a Jeno, se culpó a sí mismo.
Y Jeno seguía llorando, al menos parecía arrepentido.
Eso quería creer, pero... ¿siquiera era posible seguir creyendo en algo que diría Jeno?
Jaemin tomó las fotos polaroid de ambos que estaban por todo su cuarto y las metió a una caja, dispuesto a quemarlas.
Le entregó todo a Jeno, incluso unos peluches que eran ellos. Todo. Con la intención de sacarlo por completo de su vida una vez se fuera.
La parte más horrible fue borrar todo lo que tenía guardado de Jeno en su teléfono. En lo profundo de su cruel alma quería que Jeno viera eso, que se sintiera igual de horrible que como se sentía.
Que sufriera con cada foto eliminada.
Que sufriera con los bloqueos en cada aplicación.
Y no se arrepiente, pero Jeno se veía tan triste.
A pesar de que las pocas veces que rozó sus brazos lo esquivó con asco, tenía ganas de abrazarlo, de despertarse de esa pesadilla tan horrible. Que ninguno de los dos sufriera más.
Pero ya estaba hecho.
Y llegó la hora de irse.
Bajaron y Jeno se despidió de la madre de Jaemin. La abrazó con lágrimas en los ojos y Jaemin tuvo que voltearse para no volver a llorar.
─ Me sentía sólo─ Le dijo Jeno a la señora Na.
El rostro de ella se apagó y miró a Jaemin, como si solo con esa frase hubiera entendido todo lo que pasó.
Jaemin lo acompañó hasta afuera y Jeno le pidió un abrazo.
No pudo negarse. No podía no permitirse un último abrazo con la persona que aún quiere.
─ Te voy a extrañar mucho─ sollozó Jeno.
Y Jaemin tuvo tanta pena, que el pecho volvió a dolerle.
─ Yo también te voy a extrañar.
Lo vio subirse al auto que llegó a buscarlo. Su cara por la ventana mirándolo por última vez. Pensó en que no quería no volver a verlo. Lo extrañó apenas volvió a entrar.
Ni siquiera pudo seguir llorando cuando su madre empezó a preguntar.
Subió a dormir lo que no durmió esa madrugada. Pasó la hora y aún no podía conciliar el sueño. Odió a Jeno. Odio su estupidez. Odió lo débil que era. Se abrazó a sí mismo sin dejar de llorar, poniendo videos para hacer ruido y alejar los pensamientos de su cabeza.
Por suerte funcionó.
Y por unas horas consiguió no sentir nada.
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