11.0
Esa noche fue la más horrible que Jaemin había experimentado en toda su vida.
Mentira, nunca puede ser tan terrible si tiene a Jeno a su lado, sin embargo, era casi un arma de doble filo amar tanto a una persona.
Eran casi las dos de la mañana mientras hablaban por llamada, simples conversaciones de su día y uno que otro te amo de por medio.
Y de pronto todo se vino abajo con una broma de Jeno y con su nula capacidad de soportar un chiste.
─ Entonces sí te rindes fácil conmigo─ Lee fingió tristeza, aunque una mueca de sonrisa se asomaba en sus labios.
Lo tomó tan de sorpresa esa respuesta que apenas pudo murmurar un "no es cierto" con voz temblorosa antes de cortar la llamada abruptamente.
Se puso a llorar como un auténtico bebé, mas recapacitó sobre su acción un minuto después.
Rápidamente le escribió a Jeno.
No me gusta que digas eso, amor.
Perdón por cortar, es que me puse a llorar.
Lo siento.
Te extraño.
Perdón si te enojé.
Te prometo que nunca más lo hago.
Perdón.
Amor.
De verdad perdón.
Te amo mucho sabes.
No me rendiría tan fácil contigo nunca.
Perdón si a veces te doy esa impresión.
Perdóname.
Te amo.
A este punto estaba temblando tan fuerte que el celular se cayó varias veces de sus manos. Esperó y esperó mientras la angustia lo consumía y Jeno no respondía.
Seguro lo aburrí y ya no volverá a hablarme nunca más.
─ Amor, por favor... responde.
Los minutos pasaban y su respiración ya era considerada como hiperventilar.
Y Jeno respondió. No era tonto, incluso en sus mensajes se notaba su molestia, pero obviamente no es por las razones que él pensaba.
Nunca nada tiene que ver con lo que sobrepiensa y le cuesta darse cuenta de eso.
Ya.
No me pidas perdón.
Ya pasó.
Está bien.
Déjame escucharte, por favor.
¿Quieres hacer llamada otra vez?
Sí, por favor.
Perdón.
No quiero.
Y esas palabras parecieron activar algo en Jaemin, algo horrible que dejó salir con llantos fuertes en la soledad de su hogar.
No pudo evitar arrojar su celular al piso y agarrarse la cabeza con ambas manos.
Sabía que Jeno estaba en todo su derecho a enfadarse por sus palabras, porque Jaemin tenía claro que solo fue una broma, tenía claro que Lee lo amaba como a nadie y que jamás querría hacerle daño.
Y aún así se volvía loco con el simple hecho de que el contrario dijera algún día esa broma con seriedad.
Volvió a hiperventilar como nunca antes. Las lágrimas salían de sus ojos como si no tuvieran ningún fin.
Se estaba desesperando.
No podía respirar sin sentir un tirón en el pecho.
Se sujetó en un abrazo y no funcionó en su intento de tranquilizarse.
Fue solo un momento. Tan rápido que apenas podía detenerse.
Se golpeó con los nudillos en el muslo, fuerte y lamentablemente aliviador. Una y otra vez en el mismo lugar hasta que el dolor pareció detenerse al ser tan insoportable.
Y ni siquiera le pareció suficiente.
Agarró un cepillo para el cabello que se encontraba en su mesita de noche.
No dudo en golpearse seis veces sobre la leve hinchazón en el área afectada.
No pensó en nada.
Ni siquiera en lo que podía pasar debido a sus acciones.
Pero de pronto Jeno le llamó y todo pareció bajar un tono.
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