chapter thirteen
── XIII ──
«New mission Look for Nami, and try to ignore the dumb clown»
En las profundidades de las aguas, una muchacha de cabellos rojos movía sus manos al son de las corrientes, moviendolas a voluntad propia mientras admiraba sus palmas brillar con aquel brillo intenso que las bañaba. Solo una cosa rondaba por su mente. Una persona que ella había creído que consideraba lo más cercano a una amiga.
Nami. Aquella chica había dejado en su corazón una herida tan grande que dudaba que sanase pronto. Sus ojos llenos de indiferencia, inclusive hasta de irritación, se plasmaba en su mente trayendo consigo un sabor amargo a su paladar.
Decir que Ariel estaba enojada era poco para describir la mezcla de sentimientos que yacía dentro de sí. Había creído por un instante en que su vida se estaba acomodando. Tenía una tripulación, lo cual en base a las historias que su abuelo le contaba los piratas se tratan como familia; creyó por un instante en que había encontrado a una nueva familia luego de perder y dejar atrás a la suya. Pensó que había conocido a su primera amiga, sin embargo esta solamente le traicionó y dejó que Luffy fuese asesinado.
Aunque lo bueno es que ella lo había impedido.
Las corrientes empezaron a agitarse ante la intensidad de su enojo, cualquiera que la viera no dudaría en darse decenas de pasos atrás para alejarse de ella. Sus manos se movían por voluntad propia, dejando que su cuerpo se liberase de aquella opresión que tenía dentro de ella.
«Nami... Nami... Nami...» pensaba el nombre de la chica en su cabeza. Quiso llorar en ese instante, quería liberar aquellas lágrimas de impotencia que le atoraba la garganta.
Movió bruscamente sus manos y, profiriendo un grito desde lo más profundo de su pecho, hizo que una de las rocas del mar se partieran en dos gracias a la corriente que ella envió. Aquello hizo que se quedara helada por un instante, se miró las manos con temor, acababa de partir por la mitad a una maldita roca y sin tocarla.
«Oh dios, me estoy volviendo loca» se dijo alejándose lo más que podía de aquella escena, fue entonces que se dio cuenta que se había alejado mucho del barco.
Nadó dejando que ahora la tristeza la gobernase. Quería ir y reclamar la verdad a Nami, quería escupirle en la cara lo mucho que le lastimó y decir tantas verdades que estaría todo un día para decirlas, quería una explicación y llorar frente a ella y decirle tanto, pero a la vez no tenía nada que decirle. Pensó por un instante en lo ilógico que sonaba reclamarle algo a alguien al que apenas conocía por unos días.
Reconoció las sombras que dejaban los barcos en las profundidades del mar, por lo que decidió ir a la superficie. En el instante en que su cabeza entró en contacto con el oxígeno tomó una gran bocanada de aire y sintió un viento frío y arrasador la golpeó haciendo que empezara a temblar de frío.
Algo tironeó del cuello de su camiseta haciendo que saliera de golpe del agua, profirió un gran grito antes de que fuese ahogado por el golpe sordo de su cuerpo siendo estrellado contra el suelo.
── Oye Ariel ¿Qué hacías dentro del agua? – la voz de Luffy se sintió cerca de su rostro. Mantuvo sus ojos cerrados intentando controlar su impulso de golpearle.
── Estaba nadando – dijo ella entre dientes y voz ronca. Dioses, le dolía todo el cuerpo por ese estupido golpe.
── Pues deberías de tener cuidado, el viejo dijo que no tenías que entrar al agua por precaución – exclamó Luffy. La chica abrió sus ojos y vio que este tenía una gran sonrisa.
── ¿Qué hiciste ahora?
── Nada. Solo que Zoro está despierto – le respondió y la chica rápidamente se recompuso.
── ¿Está despierto? – exclamó ella.
── Sip, y ya se estaba tragando todo el sake que nos dieron – celebró inflando su pecho con orgullo. Ariel frunció sus labios en un intento de contener su risa.
── Supongo que las costumbres no cambian a pesar de casi morir – susurró ella.
── Claro que no, rojita.
Ariel se giró rápidamente y el cuerpo recostado sobre la baranda de Zoro hizo que sonriera, llevaba en su mano una de las botellas de alcohol más grandes que le habían dado la cual ya estaba por la mitad. La chica se levantó del suelo y, mientras con su mano quitaba el agua que mojaba su ropa haciendo que ambos chicos la miraran con ojos tan abiertos como dos platos, le dio un pequeño abrazo intentando ser cuidadosa.
── Que bien que no te moriste, todavía te debo una cerveza y odio las deudas – dijo ella. El muchacho solo tensó su mandíbula y asintió queriendo no demostrar ninguna reacción, más para ella fue clara la pequeña sonrisa ladina que tuvo.
── Espero que sea mejor que esto, aunque lo dudo, esto está muy bueno – aclaró el espadachín llevando a sus labios la botella y dándole un largo trago.
Luffy estaba con una clara mueca de confusión, hacía unos segundos Ariel nadaba en el agua y de pronto estaba totalmente seca, como si no hubiese pasado horas debajo de las aguas. Estaba por hablar cuando una voz seguida de pasos pesados se acercó hacia ellos.
── Esto está muy lleno de carne seca – gruñó Usopp dejando un barril de madera. El característico sonido de algo estirarse se escuchó, Luffy se dirigió hacia lo más alto del mástil para acomodar sus cuerdas para que estuviesen listas para zarpar. El moreno soltó un profundo suspiro mirando al barril junto a él – ¿No creen que es mucho?
── ¿Sabes con quién viajas, no?– inquirió Zoro cerrando sus ojos y apoyándose sobre el mástil para descansar.
── ¿Necesitan un cocinero? – una nueva voz se escuchó desde el puerto, Ariel frunció su ceño y se acercó hacia la borda en donde pudo ver la sonrisa característica del cocinero del baratie, llevaba en su hombro un bolso marrón y un cigarro en sus labios.
Se escuchó el grito emocionado de Luffy al igual que el sonido sordo de sus pies al caer sobre el suelo junto a él, rápidamente el capitán lo envolvió en un abrazo sin dejar de sonreir.
── Bienvenido a bordo – le dijo palmeando su hombro a lo que Sanji sonrió grandemente mientras ajustaba la cuerda de su bolso.
Ariel sonrió con emoción y se acercó hacia él rápidamente para envolverlo con sus brazos en un abrazo. El chico correspondió el gesto al instante y, en cuanto se separaron, ella sintió sus piernas temblar por un instante al ver aquella dulce sonrisa que le dedicaba.
── Espero que estés cómodo con nosotros – murmuró. El cocinero soltó un pequeño jadeo que disfrazaba una silenciosa risa y asintió.
── Si estás aquí, cualquier lugar será cómodo madam – le respondió sin quitar sus brazos de su cintura.
── ¿Ahora por qué nos llevamos al mesero? – la pregunta de Zoro hizo que ambos se separaran y volvieran a la realidad en la que estaban.
── Porque se nos quema hasta el agua – explicó Usopp como si fuese obvio.
── A tí se te quema, no me incluyas en ese grupo Usopp – le dijo Ariel tomando su carcaj, la cual colgó en su hombro y tomó su arco.
── ¿Irás a cazar? – exclamó con emoción Luffy desde el cascarón y ella asintió.
── ¿Quieres salmón? – preguntó ella subiendo sobre el barandal y mirando las aguas a sus pies.
── Si puedes traer un muy grande sería lo mejor – pidió el capitán a lo que ella asintió.
── Solo dame cinco minutos.
Para sorpresa de todos (menos de Zoro ya que se había dormido) la chica se lanzó al agua una vez más. Ariel sintió aquel familiar sentimiento de comodidad que le generaba aventurarse en el mar, un sentimiento que le daba la sensación de pertenencia.
Ariel nadó por la corriente la cual ella presentía que le llevaría a su destino, al parecer gracias a su poder adquirido había ganado una habilidad innata de poder nadar más rápido que una persona común, por lo que no se sorprendió que se hubiese alejado bastante en menos de dos minutos.
Un movimiento captó por el rabillo de su ojo, tomó una de las flechas que estaba enganchada en su carcaj (un detalle que había agregado Usopp el cual se basaba en que sus flechas quedaban imantadas a la base siendo imposibilitada de moverse de su lugar si no se le ejercía la fuerza indicada), armó su arco y apuntó hacia el bacalao a unos metros de ella, hizo brillar sus manos haciendo que este brillo pasara hacia su flecha, la cual resplandeció tenuemente y se incrustó de un golpe en el animal en cuanto lo soltó.
Tomó a su presa de la cola, no era un salmón, pero era algo. Tendría que ser suficiente para el almuerzo.
Nadó rápidamente de vuelta al barco. Una vez que su cabeza salió de la superficie, una escalera apareció en su rescate y ella se aferró a ella para subir. Una vez sobre sus dos pies notó que todos miraban a un punto en específico. En la proa yacía Sanji mirando hacia el restaurante, tenía lágrimas en sus ojos y respiraba con dificultad.
Ariel se preocupó por un instante, más no fue lo suficientemente valiente como para acercarse hacia él ¿Sería lo correcto? ¿Debería preguntarle como estaba o dejar que se tranquilizara en la soledad?
Una mano en su espalda baja la obligó a salir de aquellos pensamientos, Usopp tenía sus labios fruncidos y apuntaba con su cabeza hacía donde estaba el cocinero.
── Creo que eres la más capacitada para consolar a alguien – susurró él haciendo que ella frunciera el ceño.
── ¿Por qué? ¿Solo porque soy una chica? – inquirió ella en el mismo tono haciendo que el chico empezara a negar rápidamente.
── No, no... No me refería a eso...
── Eres la más empática de nosotros – le interrumpió Zoro sin abrir sus ojos – Sólo ve. No quiero lágrimas en mi comida después.
Ariel rodó sus ojos y le dio el pescado a Usopp y ordenándole a que lo llevara a la cocina. El chico, aun con sus mejillas sonrojadas, asintió rápidamente y se escondió dentro de la cocina. La pelirroja se acercó hacia donde estaba Sanji con pasos suaves, no queriendo asustarle, el chico no parecía darse cuenta de su presencia ya que su atención estaba en el anciano que le miraba en el puerto del baratie.
── Gracias Zeff... – susurró el chico tragando el nudo de su garganta. La chica sintió quebrarse por un instante al escuchar su voz totalmente rota y escucharle sollozar.
── ¡Oi! ¡Pelirroja! – escuchó que le llamaban, la chica se acercó hacia el barandal para mirar hacia el viejo chef que tenía su mano alzada. A pesar de la distancia podía ver su mueca de nostalgia, apostaba todo lo que tenía a que estaba por llorar – Cuida a mi hijo.
A pesar de no estar mirando a Sanji, podía entender tranquilamente que él chico estaba al borde de un colapso ya que escuchaba sus sollozos, los cuales intentaba ocultar en vano. Ella, sin despegar su mirada de Zeff, tomó la mano del chico y le regaló un suave apretón. Este rápidamente se aferró a su agarre y Ariel se quedó quieta en su lugar por un instante sintiendo un extraño revoltijo en su pecho. Respiró profundamente y, mirando al viejo, asintió regalándole una suave sonrisa.
── Prometeme que cuando vuelva me contarás más de aquello que hablamos – gritó ella haciendo que el chef riese.
── Lo haré ─ prometió él.
ˏˋ ☠︎︎ ˎˊ
Había pasado los minutos volviéndose horas luego de que el Merry Go zarpara desde el baratie en búsqueda de uno de sus tripulantes. Recostada con sus codos apoyados en el barandal se encontraba Ariel quien tenía sus ojos cerrados mientras dejaba que sus ojos cerrados disfrutaran de los rayos del sol que brillaba en lo más alto del cielo. Para Sanji, quien estaba cerca del timón, lucía como un ángel, el ángel más precioso y celestial que jamás hubiese visto. Aunque en realidad nunca había visto uno en su vida a pesar de haber oído sobre ellos.
Llevó sus manos hacia el interior de los bolsillos de su pantalón, debía admitir que su decisión por unirse a Luffy y su tripulación no fue solo el hecho de que él le prometía ayudarle a cumplir su sueño, menos por la insistencia de Zeff; sino que el pensamiento de ver cada día a la chica y todo tiempo.
No se había dado cuenta de que su cuerpo había actuado por él, llevándolo con pasos lentos y silenciosos hacia donde estaba ella. Apoyó su cadera contra el barandal haciendo que la chica abriera un ojo hacia él y le sonrió levemente antes de cerrarlo y seguir con la posición que había estado por un largo rato.
── Espero que vengas diciendo el menú del día ricitos de oro – dijo ella haciendo que se riese.
── He estado pensando en qué hacer con lo que cazaste hoy – respondió encendiendo un cigarro y dándole una calada.
── Cualquier cosa que hagas de seguro terminará siendo una maravilla – exclamó ella mirando e imitando su posición, se apoyó en el barandal y cruzó sus brazos sobre su pecho. Sanji jugó con su piercing en su lengua y dejó que una sonrisa coqueta relucir en su rostro.
── Puedo hacer muchas cosas que terminan siendo una maravilla, madame – murmuró él y el rostro de la chica se volvió tan rojo como su cabello.
Ariel abrió su boca para replicar, más la voz de Usopp hizo que ambos giraran sus cabezas hacia él.
── Si vamos a ir a buscar a Nami, ¿Cómo la encontraremos? – preguntó bajando las escaleras y mirando hacia Luffy, este solamente sonrió y llevó ambos brazos hacia su cadera.
── No sabemos ni siquiera dónde está ─ apoyó Zoro con sus ojos cerrados mientras recostaba su cabeza en el mástil, dispuesto a volver a su siesta.
── Sé de alguien que sí sabe ─ respondió el capitán entrando hacia la sala principal del barco. Los cuatro le siguieron con curiosidad y abrieron sus ojos al ver como dejaba sobre la mesa una bolsa sucia y de tela vieja.
La bolsa se removía por sí sola, como si tuviese vida, Sanji sintió como Ariel tomaba su brazo sin apartar su mirada de aquella cosa y él, en un movimiento de reflejo, dio un paso al frente para cubrirla. Lo que sea que estaba dentro de la bolsa empezó a toser y, en cuanto Luffy reveló su interior, el cocinero frunció su nariz al reconocer la cabeza del payaso pirata.
── ¡Hola! ¡Hola, muchachos! – exclamó Buggy con una gran sonrisa, la cual se congeló al ver a la chica pelirroja – Oh... Hola, belleza.
── Debes estar jodiendome – susurró Zoro refregando su frente con su mano.
── Es lindo verte también a tí, espaditas ¿Qué tal tu cortecito? ¿Te dolió? – se burló haciendo que este le mirara como si quisiera matarlo en ese instante – Oye, mocoso, no me habías dicho que una diosa decidió unirse contigo ¡Oh, belleza! ¡No sabes en qué te estás metiendo!
Sanji tensó su mandíbula con irritación y, en un acto para tranquilizarse, le dio una larga calada a su casi inexistente cigarro.
── Oye, guapo... – dijo Ariel acercándose hacia Buggy con pasos lentos. Todos se quedaron quietos al ver la sonrisa extraña que adornaba el rostro de la chica.
── Debo reconocer que tienes unos muy lindos y grandes pe-
Sus palabras fueron rápidamente silenciadas por el filo de una daga sobre sus labios, los ojos del payaso se abrieron ante la sorpresa y se vio el nerviosismo reflejarse en ellos.
── Callate si no quieres que te lance al mar y que te coman los tiburones – amenazó y una sonrisa burlona se formó en los labios de Buggy.
── Uf... Como me prenden las amenazas...
── Suficiente, ponlo de vuelta en la bolsa – espetó Zoro y Sanji se acercó con pasos grandes y rápidos y metió la cabeza del payaso dentro de la tela vieja y sucia mientras ignoraba los reclamos de este.
RiderStilinski ── 12/07/2024
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro