chapter ten
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«Let's speak about cute boys»
A veces sucede que, a pesar de que uno hubiese dormido por muchisimas horas y hubiese descansado como si estuviese recostado en nubes pomposas, parece nunca ser suficiente. Aquella muchacha de cabellos rojizos abrió sus ojos con pesadez y notó que estaba recostada en una cama que no era suya puesto que el aroma que emanaba era diferente, miró hacia su costado y vio una chimenea que crepitaba y el calor que emanaba le daba una agradable sensación de comodidad.
Se estiró hasta el punto en que su cuerpo vibró por un momento y soltó una largo bostezo mientras cerraba sus ojos nuevamente. Si aquel lugar era el cielo, preferiría vivir en aquel lugar por la eternidad.
Se escuchó la puerta abrirse, más ella la ignoró y siguió intentando consiliar el sueño.
── ¿Ariel? – llamó en un susurró una voz. La muchacha abrió sus ojos con lentitud para ver la silueta de Nami acercarse hacia la cama.
── ¿Qué sucedió? – murmuró ella con voz ronca al sentarse y refregarse los ojos. La pelinaranja solo sonrió mientras se sentaba junto a ella.
── ¿No recuerdas nada? – preguntó en voz baja a lo que ella pensó por unos instantes, las imagenes rapidamente pasaron por su cabeza, todo lo que había pasado parecía haber sido un sueño por lo que no sabía que había sucedido con exactitud.
── No – mintió ella no queriendo dar más información, quería descubrir que había sucedido, a pesar de que lo sucedido seguía fresco en su memoria como si hubiese pasado hace unos instantes – ¿Zoro?
── Está... No lo sé... – dijo Nami mirando sus manos – El chef nos ayudó, dijo que perdió mucha sangre y que tardaría bastante tiempo en recuperar la consciencia.
La chica asintió y cruzó sus piernas, sintió un pequeño escalofrio recorrerle y soltó un gemido de dolor cuando sintió su espalda punzar del dolor.
── Ellie... Recuestate... – pidió Nami.
── ¿Ellie? – murmuró ella a lo que la chica se sonrojó.
── Es un bonito apodo, Ariel... Ellie... Suena menos formal – explicó a lo que ella soltó una pequeña sonrisa.
── Me gusta.
Ambas se quedaron envueltas en un silencio al cual no sabría calificar comodo o tenso, la muchacha miró a la pelinaranja la cual mantenía sus ojos en el fuego crepitando de la chimenea.
── Nami – llamó a lo que su respuesta fue un suave mmh de su parte – ¿Que es un guerrero del mar? ¿Y porque Mihawk lucía muy guapo?
Nami soltó una gran risotada a lo que ella se unió.
── Dioses... Ellie... Mihawk no es guapo... – dijo ella.
── ¡¿Estás ciega o qué?! ¡Era el hombre más guapo que he visto! – espetó ella – Dioses... Necesitas ojos nuevos.
── Te veías aterrada en el duelo – le informó Nami.
── Que estuviese aterrada no significa que no me haya temblado las piernas al verle – replicó apuntandola con su dedo y acto seguido cerró sus ojos – Ese pecho... Dios, estaba para poner mi cara en esos pectorales...
── ¡Ellie! – gritó la chica mientras sus mejillas se sonrojaban – Dejando de lado tu obsesion por los pectorales de Mihawk, él forma parte de un grupo de piratas que estan "permitidos" por el gobierno mundial de hacer lo que quieran. Aunque ellos los terminen usando para hacer el trabajo sucio, como fue buscar a Luffy.
Ariel asintió comprendiendo un poco más. Poco a poco se estaba dando cuenta de que no conocía del todo su propio mundo y que lucía como una ignorante preguntando que era cada cosa.
Las palabras iban a salir de sus labios, más su acción fue interrumpido por unos suaves golpes en la puerta. Nami murmuró un pase y de la puerta se asomó la cabellera rubia de un muchacho.
── ¿Traje la cena – anunció Sanji pasando al dormitorio con una bandeja en sus manos, llevaba en este dos platos de sopa, vasos de zumo de naranja y un pequeño florero con un jazmín.
── ¡Sanji! – exclamó con emoción ellalevantando ambos brazos – ¿Cómo llegaste aquí?
── Él te trajo aquí – le dijo Nami con una sonrisa picara haciendo, la muchacha miró al chico el cual no se había movido de su lugar, más sus mejillas estaban suavemente sonrojadas.
── Gracias – murmuró la pelirroja con una suave sonrisa haciendo que este le sonriera. Este caminó hacia donde estaba recostada y dejó sobre su regazo la bandeja.
── Come, te sentiras mejor – dijo él.
«Así ya me siento mejor» pensó ella con una sonrisa boba, un silencio se formó en la habitación y las orejas del cocinero se volvieron tan rojas como el fuego que crepitaba.
── Buen provecho – susurró yendose del lugar a grandes pasos.
Una vez más el silencio reinó por un instante el dormitorio, el cual fue interrumpido por la gran carcajada que soltó Nami.
── ¿Así ya me siento mejor? – se burló ella llevando sus manos a su estomago, la sonrisa de Ariel se borró de su rostro.
── ¿Lo dije en voz alta? – inquirió avergonzada y ella asintió – ¡No! ¡Dios! ¡No!
── Dioses, fue genial – siguió Nami sin dejar de reirse.
── ¡Deja de burlarte!
── Claro que si, señorita me siento mejor – bromeó la pelinaranja haciendo que la chica se sintiese absolutamente avergonzada.
A pesar de lo sucedido hacía unos instantes atrás, la cual le hacía cuestionar si su dignidad se fue a la borda, se unió a la risa de nami. Se sintió bien reirse despues de mucho tiempo.
Mientras ambas almorzaban lo que había traído Sanji, las dos chicas charlaron como si conociesen de toda la vida y que necesitaban ponerse al día luego de mucho tiempo de no verse. Nami le contó que Zoro estaría mejor gracias a la ayuda del viejo chef había dado y, con una sonrisa burlona, le dijo que Sanji no se había ido desde que había llegado. Aquello hizo que sus mejillas se sonrojaran haciendo que la pelinaranja se burlara.
Ariel al parecer estuvo un día inconsciente despues del duelo del espadachin, el cual todavía no despertaba. La pelirroja se sorprendió en cuanto dijo que Luffy no se había separado de ella en n ingun momento, solo lo hacía para ir con Zoro y hablarle ya que había sido recomendación de Zeff hacrlo para que se quedara en aquel mundo. Aunque ella admintía que no le gustaba aquella expresión, Nami le dijo que así le ordenó el chef.
En aquella tarde, ambas chicas se conocieron más. Ariel pudo darse cuenta que Nami, a pesar de que había tenido una actitud bastante distante al principio, era una gran persona. La hacía reir y le informaba de todo, inclusive le contó un chisme que había escuchado en el baratie cuando fue a por un trago.
¿Podría llegar a considerar a Nami como una amiga? No estaba segura, nunca había tenido una amiga antes. Cuando era pequeña, ella era demasiado timida, casi nadie se le acercaba por el simple hecho de que tomaban su timidez como rareza, por lo que evitaban todo contacto con la niña.
¿Podría llegar a considerar a Nami como su primer amiga? Quizas. Más no quería adelantarse a nada, su cabeza tebía un precio y no quería que ella sufriese las consecuencias que podría llegar a tener por el simple hecho de juntarse con ella.
Pero ella decidió dejar esos pensamientos negativos de lado ¿Que mal podría pasar ser amiga de Nami?
ˏˋ ☠︎︎ ˎˊ
En la cocina de un braco pirata, dos jovenes piratas escuchaban atentamente la historia de un muchacho que alguna vez trabajó en una cocina.
La historia cuenta de que un día, mientaras este muchacho de apenas ocho años y defendía su sueño de niño, un braco pirata atacó su nave. En aquella noche sangrienta, una tormenta azotó ambas tripulaciones tanto del restaurante como el pirata. Siendo así que los unicos sobrevivientes de aquel desastroso suceso hubiesen sido el niño de los grandes sueños y el capitán pirata.
Ambos, atrapados en una roca tan alta como un gran castillo, pasaron ochenta y cinco dias allí con poca comida. EL capitán, siendo una persona bruta y venenosa con el niño, le dio una gran bolsa con la comida que había podido recuperar, el cual el muchacho se quejó al ver la bolsa grande que llevaba el hombre, el cual era ante sus ojos un acto egoista e injusta.
En aquellos dolorosos días en donde el niño racionó con sabiduría su comida, buscaba con desesperación la señal de algun barco que pudiese ir en su rescate. Más aquello no llegó. Y todo se fue por la borda cuando su comida se había acabado, inclusive el pan que se había convertido en una bola de moho e cual el niño se rehusaba en lanzar al mar.
Y no fue hasta que el niño se armó de valor y, con un cuchillo de cocina afianzada en su mano, amenazó al hombre a que le diese una parte de sus suministros. Grande fue su sorpresa al ver que su bolsa estaba repleta de oro y joyas en vez de comida y su pierna derecha había desapárecido.
El capitán, con voz quebrada y ronca, le dijo que él se parecía a el mismo. Ambos eran iguales. Le alentó a que siguiese creyendo en su sueño, que él ya no era lo suficientemente fuerte, tampoco con la misma energía que alguna vez tuvo; por lo que le pidió al niño que cumpliese su sueño tambien.
Encontrar el all blue. Aquel mar mitico en donde los cuatro mares se juntaban y coexistían en armonía.
Sanji miró hacia ambos jovenes piratas, quienes no aparataban su mirada de él.
── ¿Puedes imaginar eso? ¿Que alguien se corte la pierna para salvarte? – murmuró él mientras secaba con un paño blanco sus manos mojadas. Luffy miró hacia el plato que le tendía él y sonrió.
── En realidad, si – le dijo dejando frente a él los onigiris que había hecho el rubio.
── Lo que digo es que, estuvimos en aquella roca por ochenta y cinco días; Zeff pudo simplemente dejarme morir allí. En cambio, actuó como capitán y tomó una dificil decisión – explicó copn una suave sonrisa al recordar el como, luego de haber sido rescatados, Zeff se volvió su mentor.
Se convirtió casi en un padre para él por lo que, a pesar de que quería enviarlo de una patada a la mismisima mierda, se preocupaba como cualquier hijo. Inclusive daría su propia vida por el bien de aquel hombre que le salvó.
── Yo me comería brazos y piernas para salvar a Zoro – susurró Luffy.
── Dioses, necesito contexto o pensaré que eres canibal – una voz habló y todos se giraron con rapidez hacia Ariel, quien caminaba con dificultad hacia donde estaban ellos.
── ¡Ariel! – gritó el sombrero de paja corriendo hacia ella y envolviendola en un abrazo haciendo que ella tosiese.
── Luffy... Necesito... R-Respirar... – murmuró la chica con el rostro toalmente enrojecido.
── Lo siento... Lo siento... – se disculpó él soltandola, más no alejandose de ella – Debes de dejar de tomarte siestas tan largas, me empezaste a preocupar.
La chica soltó una suave risa y acarició el sombrero del chico.
── Intentaré no hacerlo de nuevo – calmó ella. Luego miró hacia Sanji, quien se sintió repentinamente nervioso, más lo ocultó con una sonrisa –¿De qué estaban hablando?
── De nada interesante – dijo él dejando sobre su hombro el paño blanco que llevaba en sus manos – ¿Tienes hambre? ¿Quieres comer algo?
── Ariel, pide lo que quieras y este hombre literalmente te lo puede hacer – exclamó Usopp dandole un mordisco al onigiri que estaba en el plato – Puedes creerme.
── Estoy bien, gracias – agradeció ella – ¿Han visto a Nami?
── Está con Zoro ¿Quieres que la llame? – informó Luffy.
── No hace falta, me dijo que iba a ir al baño y me inquieté cuando tardó un poco más de lo esperado – explicó ella. El chico asintió, más se retiró del lugar diciendo que estaría un rato más con Zoro.
Mientras Sanji preparaba más onigiris escuchó la conversación entre Usopp y Ariel, el chico le mostró el prototipo de una especie de bomba que estaba creando y la chica lo miraba con fascinación y admitía que nunca había visto una. El moreno le dijo que pronto el going merry estaría lleno de estos para proteger a la tripulación de los villanos y la chica solamente sonrió.
Sanji escuchaba con atención aquella conversación que empezaba a cambiar de tema cada cinco minutos, en un momento hablaban de bombas, luego de comida, luego de la escuela, volvían a las bombas y de pronto estaban riendose porque una gaviota se había golpeado en la ventana de la sala. El chico sonrió al oirla reirse, Ariel era hermosa inclusive con su risa escandalosa en la que soltaba algunas veces sonidos como de cerditos.
La noche entonces llegó trayendo consigo un viento frio que bajó la temperatura en el lugar. Sanji se había quedado allí en el barco encargandose de cocinar a la tiruplación un estofado de carne para que entraran en calor. Esperaba que el humor cambiara para algunos miembros ya que estos no llevaban una buena cara, sin contar a Usopp y Ariel quienes seguían riendose de cosas triviales que decían.
La cena se pasó entre risas por parte de ambos quienes quisieron integrar a los demás, Nami estaba lo bastante malhumorada y se negó llevandose a la habitación en donde había descansado Ariel su plato de comida. Luffy por su parte se unió a ellos y aportó tambien haciendo que los tres estallaran a risas en todo momento. Sanji solo limpiaba la cocina mientras escuchaba el trio divertirse ¿Asi que así eran sus días? ¿Llenas de risas y aventuras?.
Por un instante pasó por su cabeza la propuesta que Luffy le había hecho, el de unirse a su tripulación. Pero tan rapido como apareció esa idea la quitó de su cabeza y siguió lavando las vajillas que habían utilizado para la cena.
Unos pasos junto a él llamaron su atención en cuanto una mano tomó el plato limpió de su mano.
── ¿Qué sucede? – murmuró él con cuidado de no llamar la atención. La chica sonrió quitando el paño de su hombro para pasarlo sobre la vajilla.
── Ayudo.
Sanji sonrió levemente ante aquello.
── Deberías descansar, lo de ayer...
── Estoy mejor, tranquilo – calmó ella tomando otro plato – Digamos que las siestas me ayudan mucho a recuperarme, eso y una rica comida con una buena vista tambien.
Para el chico le tomó unos segundos entender aquella insinuación, por lo que la risilla de la chica al notar sus mejillas sonrojadas hicieron que frunciera sus labios en una sonrisa nerviosa e hizo todo lo posible para ignorar su comentario. Pero él sabía que era imposible.
Luffy y Usopp fueron a dormir, Ariel se quedó en la cocina mientras bebía de su taza de té que le había preparado él sentada en su lugar frente al cocinero. Sanji llevó a sus labios el cigarro para darle una larga calada antes de soltar el humo de sus labios.
Ambos no decían nada, solo disfrutaban de la compañía del otro en el silencio.
── ¿Desde cuando fumas? – preguntó en voz baja ella dandole un sorbo a su bebida.
── Desde hace un tiempo – murmuró él en respuesta, ella asintió dejando su taza sobre el plato. El silencio volvió a reinar, las olas mecían el barco con gracia y su sonido al chocar contra este llenaba el ambiente.
Sanji apagó su cigarro en un cenicero una vez que le dio su ultima calada y miró hacia la chica con una suave sonrisa.
── ¿Desde cuando eres muy bonita? – dijo él interrumpiendo el silencio. La chica abrió sus ojos abruptamente y sus mejillas se incendiaron ante aquello.
── ¿Desde cuando eres muy atrevido? – retrucó ella.
── Desde que te ví – respondió dandole un guiño a lo que Ariel rió.
── ¿Vendrás mañana? – murmuró ella. Sanji se quedó en silencio por unos instantes antes de asentir con su cabeza.
── Si me lo pides, vendré todos los día que sean necesarios.
Ariel asintió con una sonrisa en su rostro, se levantó de su lugar y, acercandose con lentitud como cazadora a su presa, dejó en la mejilla del chico un suave beso. Sanji sintió su rostro calentarse, más intentó ocultarlo con una sonrisa.
── Buenas noches – se despidió ella.
── Buenas noches, Ary...
RiderStilinski ── 07/06/2024
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