chapter twelve
── XII ──
«I have to save my hunter»
En un barco con un cascarón de oveja yacía el capitán de una tripulación pirata mirando a quien él consideraba como su mano derecha, este yacía acostado sobre una cama con una herida en su pecho sin sanar y no despertaba de su coma bajo ninguna circunstancia. Sanji vio a los lejos que, a pesar de que el chico hacia su mejor esfuerzo, su preocupación era nota le, incluso se animaría a decir que palpable. El cocinero sonrió con pena al ver que el chico, que no pasaba de los dieciocho años, miraba sus manos con nerviosismo.
── ¡Luffy! ¡Luffy! – una voz llamó desde las afueras, todos aquellos que estaban en el barco notaron la desesperación de Nami, quien se acercó con pasos agitados y rápidos hacia ellos. Su rostro estaba totalmente pálido y sus ojos reflejaban un gran temor.
── Nami... – llamó Luffy al acercarse.
── Los piratas de Arlong están aquí, debemos irnos – dijo ella a lo que los tres muchachos fruncieron su ceño.
── ¿Qué? ¿Por qué? – se sorprendió el capitán – ¿Por qué deberíamos irnos?
── Porque te están buscando a tí.
── ¿A mí? – exclamó con clara confusión.
── Si. Y quiere el mapa – siguió la chica mordiendo sus uñas con nerviosismo – Debemos irnos.
Sanji miró a sus manos, no era una discusión que debía entrometerse. A pesar de que ya los conocía desde hacía días, no era parte de su tripulación y no tenía ni voz, ni voto en aquel lugar.
Pero el rostro de una chica de cabellos rojos se plasmó en su mente. Ariel, la única chica que con sus indirectos, pero certeros comentarios coquetos había hecho que su corazón latiese frenéticamente. Sus charlas en la cocina, su ayuda y voz le habían encandilado desde el primer instante, dudaba que fue fácil dejarla ir.
── Los hombres pez destruirán todo si no te entregan a ti y al mapa – informó Nami haciendo que Sanji saliese del mundo de sus pensamientos. El baratie estaba en peligro y, si lo que decía Nami era cierto, debía de defenderlo como fuese.
Con pasos decididos y firmes se encamino hacia la puerta, más una voz resonó en el salón.
── ¿A dónde vas? – llamó Usopp.
── Si el baratie está en peligro, debo estar allí – se bastó con decir mientras tensaba su mandíbula sin dejar de caminar. «Mierda...» pensó. Debía irse lo más rápido que podía.
── Voy contigo – declaró Luffy haciendo que esté se detuvieran. Sanji se giro y abrió su boca para decirle que no, que no era su pelea. Más se vio interrumpido por Nami.
── ¿Acaso no escuchaste lo que acabo de decir? – espeto la chica dando un paso al frente – Ellos te están cazando. Debemos irnos ya.
── Yo concuerdo con ella – dijo Usopp levantando su mano en señal de afirmación – No quiero meter las manos en el avispero y sacudir. Lo que digo es que...
── ¿Dónde esta Ariel? – inquirió Luffy y un extraño silencio reinó en la sala. Sanji se cruzó de brazos mientras movía su pie con impaciencia. Debía irse.
── ¿Qué hay con ella? – dijo Nami con indiferencia, más sus ojos reflejaban cierto miedo.
── ¿Dónde está? – repitió el capitán.
La chica miró sus pies con nerviosismo mientras juntaba sus manos frente a ella, aquella actitud encendió alarmas en la cabeza del cocinero, quien llevó sus manos a su cintura y soltaba una larga y profunda bocanada de aire.
── Está en el restaurante.
El corazón del chico se detuvo por un instante al escuchar aquellas palabras y rápidamente pasó por su cabeza el recuerdo de aquella mañana en dónde él le había dicho que Ariel tendría que hablar con Zeff si quería saber más sobre el pueblo del all blue.
«Ariel... Zeff...» su voz dentro de su cabeza resonaba con preocupación. No podía permitir que nadie les hiciese daño. Nadie podía lastimar a quien consideraba su padre y a la chica que le gustaba.
── No huiré – declaró Luffy mirando a su navegante y a su francotirador – Vamos a proteger este lugar.
── Está no es siquiera tu batalla ¿Por qué quieres hacerlo? – murmuró con voz ronca Sanji.
La sonrisa de Luffy descolocó por un momento al cocinero.
── Nos diste de comer.
El muchacho sonrió levemente qa pesar de su confusión, claro estaba que no esperaba aquella respuesta puesto que, a final de cuentas, Luffy era un pirata. Los piratas nunca hacían favores sin pedir algo a cambio. Por eso mismo, a pesar de su consternación, Sanji sintió dentro suyo que le decía que aquel pirata marcaría un antes y un despues en su vida.
── Escuchen, conozco estos piratas y su capitán, Arlong, es uno de los más buscados en el mar del este. Su cabeza tiene el precio más alto – dijo Nami dando otro paso al frente, sus ojos estaban infundidos de temor y sus mejillas estaban sonrojadas por la impotencia que demostraba – Luffy, no querrás meterte con él.
── Suena a que él se metió con nosotros primero – exclamó él en respuesta.
── Luffy... Por favor... Escucha, Luffy... – murmuró con voz temblorosa la chica, al verla Sanji se sintió mal por ella mas el pensamiento de Zeff siendo aprisionado por aquellos piratas apareció en su cabeza y se dirigió hacia la salida con pasos firmes y decididos.
── No dejaré que los maten por mi culpa – fue la respuesta que escuchó por parte de Luffy – Si una pelea es lo que quieren esos hombrez pez, pues eso le daremos.
Sanji sintió una gran convicción crecer dentro de él, por lo que se arremangó las mangas de su camisa y se dirigió hacia la puerta. Escuchó en la lejanía que Luffy le pedía a Nami que se quedara allí y protegiera el barco y el mapa. En cuanto el cocinero salió de la sala el sol lo recibió con brillantes rayos los cuales radiaban en lo más alto del cielo, no había ninguna nube acompañandola y el viento salino hacía que sus cabello se removieran.
Unos pasos detrás de él se escucharon, Luffy y Usopp se quedaron junto a él y miraron el nuevo barco que yacía frente al suyo cuyo cascarón reflejaba a un pez espada.
── Vamos – ordenó el capitán caminando frente a ellos y dirigiendose hacia la entrada de aquel restaurante.
En cuanto los tres abrrieron las grandes puertas del restaurante, un aroma extraño como de pez podrido y agua de mar les obligó a arrugar su nariz. No era un aroma muy gratificante para ser sinceros, Sanji estaba acostumbrado a todo tipo de olores, no por nada era cocinero. Podía reconocer la comida que estaba podrida con tan solo olerla, notar cuando estaba quemada o hasta cruda. Por eso mismo quiso golpear a Usopp por ser el unico que no había disimulado su desagrado.
── ¿Quién de ustedes es Arlong? – exclamó Luffy apoyando sus manos sobre la baranda que daba una bonits vista al salon principal. Una criatura grande y de piel acuosa giró su cabeza con tal lentitud que hizo que un escalofrío recorriese su cuerpo.
── ¿Quién pregunta? – su voz sonaba rasposa, como si tosiese constantemente. Se escuchaba divertido por el simple hecho de que estaba rodeado por personas los cuales estaban escondidos debajo de sus mesas (la mayoría) y otros tenían sus rostros tan palidos que parecían estatuas.
── Soy Monkey D. Luffy – declaró el muchacho caminando hacia las escaleras. Tanto él como Usopp le siguieron por detrás, el ultimo casi escondiendose detrás de Sanji – Escuché que me estabs buscando.
── Pues si... Así es... – siseó el gyiojin enderzandose de su lugar, el cual era cerca de un hombre de edad mediana que temblaba de pies a cabeza. Una risotada por parte del pirata se escuchó retumbar por todo el salón y apuntó hacia el chico – ¿Este es el pirata que tanto me habían hablado?. Bueno, en verdad esperaba alguien más... Grande...
── Yo tambien – respondió el muchacho haciendo que el rostro divertido del hombre pez se esfumara en un segundo.
── ¿Sabes quién soy, niñito? – espetó con voz dura él – Soy Arlong, la sierra. Hasta la marina huye de mi bandera en cuanto lo ven.
── Mmm... Nah, no me suena – dijo Luffy encogiendose de hombros – De todas formas ¿Cómo me encontraste?
── Un viejo amigo me ayudó.
De pronto, uno de los hombres de Arlong tomó de una bolsa una forma esferica de extraños colores que se movían, los tres abrieron sus ojos como platos al ver como la esfera no era nada más que una cabeza que se agitaba y soltaba grandes risotadas.
── ¡Hola! ¡Hola, sombrero de paja! ¡¿Me extrañaste?! – cantó este. Su nariz era grande y roja como el de un payaso, su rostro era palido y sus labios y mejillas eran delineados con un labios rojo brillante al igual que sus ojos con pintura azul.
── ¿Burppy? – gritó con sorpresa Luffy haciendo que le rostro burlón de aquella cabeza temblara de rabia por un instante – ¿Qué haces aquí?
── Creeme, mocoso, tampoco era mi primera opción – respondió este – Peeeeerooooooo... Estos caballerosos hombres me convencieron de señalarles el camino, aunque no es facil si no tienes manos.
── ¿Cómo me encontraste?
── Te lo dije, mocoso. Tengo ojos y oidos en todas partes – siseó con una gran sonrisa y, como si fuese poco, algo salió de dentro del sombrero de Luffy y voló hacia donde estaba burppy. Sanji miró con confusión a Usopp, quien solamente se encogió de hombros dandole a entender que nada estaba teniendo sentido.
── ¿Nos estuviste espiando todo este tiempo? – murmuró consternado Luffy mientras miraba su sombrero en sus manos – ¿Oíste todo?
── Todito, mocoso. Y fue aburridisimo. No saben hacer un carajo – espetó con una mueca burppy.
── Oh, dioses... Es Buggy, el payaso... – murmuró Usopp con gran asombro mientras miraba al hombre pedirle a un gyiojin que le rascara la oreja.
── Creí que se llamaba Burppy – susurró Sanji en su dirección sin quitar su mirada de lo que hacía el hombre pez, quien metía una vez más la cabeza en una bolsa e ignoraba los lloriqueos del payaso.
── Luffy es malo para los nombres – concluyó el moreno. El rubio asintió y llevó sus manos al interior de sus bolsillos, todo se estaba volviendo extraño.
── Escucha, niño. Quiero mi mapa – dijo la voz de Arlong, esta resonó por cada rincón del lugar haciendo que los comenzales temblaran de miedo – Y la mitad de lo que saquees me lo ofrecerás como tributo. Y si te inclinas ante mí, tal vez te deje servir en mi reino.
── No me inclino ante ningun hombre – espetó el muchacho.
── No soy un hombre.
── Ni pez - concluyó - Y tu no eres nigún rey.
── Pues lo seré en cuanto el mapa sea mío – refutó Arlong cada vez más enojado. Sanji tensó su mandibula y se mantuvo en guardia en cuanto vio como el gyiojin daba un paso al frente - El mapa del grand line.
Luffy soltó una pequeña risilla y dejó sobre su cabeza su sombrero de paja.
── En ese caso, vas a tener que pelear conmigo primero – exclamó el muchacho dejando sus manos en sus caderas.
── Pues cuanto antes, mejor.
Un estallido se escuchó por todo el lugar haciendo que algunos soltaran un grito, por sobre sus cabezas se podía ver un humo blanco que provenía de una persona que sostenía en su mano un arma. Zeff miró con enojo al hombre pez mientras le disparaba una vez más, a sus pies yacía una persona inconsciente. Sanji contuvo el aliento al reconocer la cabellera pelirroja de Ariel.
Uno de los hombres de Arlong se alzó con un gruñido y, con una fuerte patada, rompió la pata de palo que sostenía a Zeff. El hombre cayó al suelo en un golpe seco y se posició rapidamente frente a la muchacha, cubriendola con su cuerpo al ver que el hombre pez se alzaba contra él. El chef recibió un gran puñetazo que lo mandó a volar hacia las puertas de la cocina.
── ¡Zeff! – llamó Sanji corriendo hacia él.
Los hombres de Arlong se enfrentaron a él, más el muchacho con una precisa patada los detuvo y se lanzó hacia una mesa, la cual le ayudó a acercarse con rapidez hacia donde estaba el gyoijin a punto de darle otro puñetazo a Zeff.
Dio todo de si con sus pies, pateando puntos estrategicos que sabría que debilitaría a su enemigo, más sus esperanzas se nublaban cuando notaba que este casi ni se inmutaba de sus golpes. Hasta incluso sus ojos se abrieron con miedo en cuanto este tomó su pie y, con un buen movimiento, lo mandó a volar tan lejos que terminó estrellandose contra una de las mesa.
Su visión se volvió borrosa, sus oidos pitaban en un sonido sordo y tosía en busca de aire. No sabría decir cuanto tiempo le tomó recuperarse, lo unico de lo que estaba seguro es que todo empeoraba, se podía ver a travez de su nublosa visión trozos de madera, vidrios y hasta incluso comida volar por el lugar.
Unas manos se aferraron a él y le arrastraron hacia las escaleras.
── Sanji ¿Estás bien, hermano? – habló por encima del ruido Usopp. El chico asintió aún algo atontado y el moreno soltó un suspiro – Ariel... Ariel... Despierta.
El muchacho giró su rostro para corroborar de lo que Usopp decía era verdad, Ariel estaba junto él todavía incosciente, su frente estaba manchada con sangre y sus cabellos rojos estaban desordenados. Sanji se acercó hacia ella y posó una mano en su mejilla, acercó su oreja a su nariz y suspiró de alivio al esuchar su respiración.
Escuchó que la muchacha soltaba un jadeo por lo que, alejandose levemente, pudo ver que ella abría lentamente sus ojos y miraba su alrededor con confusión. Cuando posó su mirada sobre él sintió que todo se detuvo por un instante mientras admiraba su belleza, sus ojos grises conectandose brevemente con aquellas iris cafés que quedaron ancladas en su mirar.
── Sanji... – murmuró ella y un gemido de dolor salió de sus labios en cuanto se movió.
── ¿Que te sucedió? – habló Usopp haciendo que el trance en la que había estado sumergido el muchacho se esfumara.
── ¿Donde está Luffy? – dijo ella con voz ronca mirando hacia todas partes, el cocinero se apartó y le ayudó a levantarse de su lugar. Sus manos rapidamente se aferraron a su cintura en cuanto trastabilló ante el peso de su propio cuerpo – El hombre pez... Escuché a Luffy aquí... Zeff...
── Estoy bien, niña – una voz calmó desde la lejanía. El viejo jadeaba y de su frente relucían gotas brillantes de sudor. El hombre soltó una gran risotada haciendo que todos los presentes se sintieran descolocados – Oh, niña... Tienes más pelotas que todos mis cocineros juntos.
── Zeff – llamó Sanji con alivio al verlo bien.
── Oye, berenjenita, esta chica... No sabes la de golpes que dio – celebró el viejo soltando una gran carcajada y apuntando a la chica – ¡Le cortó la maldita oreja a uno de esos peces! Solo la vencieron cuando estaba incosnciente ¡No podían contra ella!
── ¡Es cierto!
── ¡Si no fuese por un gyiojin que estaba en la escalera, ella hubiese ganado sin duda! – gritó la gente conocordando con los dichos del anciano chef. Las mejillas de la muchacha se tornaron tan rojas como su cabello y sintió la mirada tanto de Usopp como la de Sanji sobre ella.
── ¿Qué diablos hiciste, Ariel? – murmuró con emoción Usopp con una gran sonrisa, ella estaba por contestar cuando un nuevo estruendo se escuchó por todo el lugar, un estruendo que provenía de las afueras del restaurante.
Dio unos cuantos pasos con pesadez, su cuerpo dolía como si el mismo cielo hubiese caído sobre ella, más no le importaba. Debía de encontrar a Luffy. Poco a poco recobró sus fuerzas, su caminar se volvió en un trote y en menos de dos segundos empezó a correr.
Ariel corrió en búsqueda de su capitán, desesperada por saber cómo estaba. Le había visto pelear una vez cuando jugaron a a las luchas en un intento por distraerse del hecho de que un miembro de la tripulación no despertaba. Sabía que no debía de estar preocupada; sin embargo, Arlong no era humano y su fuerza lo demostraba. Confirmó aquello al verlo tomar con una mano el cuello de la camisa del sombrero de paja, quien le miraba con enojo. Junto al hombre yacía parada Nami con un reluciente tatuaje en su hombro, el mundo tembló para ella al reconocer aquel tatuaje que decoraba el hombro de los subordinados de Arlong.
No pudo seguir indagando en su mente y tampoco soltar las lágrimas que retenía al ver el rostro indiferente de Nami al mirarle puesto que aquel hombre pez lanzó a Luffy al mar. Recordó rápidamente lo que él le había dicho sobre que no podía nadar por consecuencia de sus poderes y ella, sin dudarlo un instante, se lanzó a las aguas.
El agua la recibió con una cálida bienvenida, más ella ignoró su impulso de divertirse en aquellas aguas como siempre hacía y nadó hacia las profundidades.
Luffy se hundía rápidamente, como si el océano estuviese desesperado con que desapareciese de la faz de la tierra. Ariel sintió una extraña sensación en sus manos, las cuales brillaron tenuemente de un brillo azulado, y ella nadó con más fuerza. Las aguas se removieron y pudo ver detrás de ella que otra silueta le seguía. «Arlong» pensó y, con desesperación, empezó a nadar hacia Luffy.
En cuanto tomó a su capitán en brazos, se aferró a este y, extendiendo su mano frente a ella, hizo que una corriente retuviese a su perseguidor. Sus ojos rápidamente se abrieron al ver que aquel que le seguía no era ningún subordinado de Arlong, ni siquiera la marina, solo era Sanji. Este le miraba con los ojos abiertos de la impresión al ver sus manos brillar de azul.
La chica rápidamente se deshizo de la corriente que sujetaba al chico y, acercándose rápidamente hacia él, posó su mano en su rostro a la altura de sus labios y nariz. Una burbuja de aire se formó sobre la piel del muchacho.
── Respira – dijo ella en voz clara. Sanji se sorprendió al entenderle perfectamente, más su asombro fue mayor al notar que podía respirar bajo el agua. Observó que la chica hacia lo mismo con Luffy el cual empezó a toser desesperadamente.
Por un instante el chico se olvidó del porque se había lanzado al agua, su mente borró toda información del porque estaba allí al posar sus ojos sobre los de ella. Aunque para el su vista era borrosa, podía reconocer con facilidad quien estaba frente a él. Llevó su mano a su mejilla para acercarla más hacia él, su imagen se volvió un poco más nítida y deseó por un instante olvidar todo y quedarse allí.
── Sanji – llamó la chica con voz clara haciendo que su mente volviese de vuelta a la realidad. Quito rápidamente su mano de su mejilla e, ignorando lo que había sucedido, se posicionó junto a Luffy y le abrazo desde su axilas para subirlo con la chica.
Ambos nadaron hacia la superficie, el chico con miles de preguntas en su cabeza y nervios por lo que había hecho ¿Ariel le dirá que se aleje de ella? Deseaba que no, se había encariñado mucho en tan poco tiempo con ella que no deseaba que eso se volviese real. La imagen borrosa de Ussopp que les esperaba del otro lado con toallas secas se mostró frente a sus ojos y, en cuanto sus cabezas relucieron en la superficie, el muchacho ayudó a ambos a subir al capitán.
Sintió que algo se desprendía de su rostro y, al llevar su mano a su boca, se dió cuenta de que la burbuja había desaparecido. Jadeaba en busca de aire fresco y por el cansancio que le había causado aquello. De rodillas frente a él yacía Ariel, jadeando también por el esfuerzo que había hecho y con un tenue luz, casi imperceptible, brillando en sus manos. El chico tragó saliva al recordar lo que había sucedido, el como su cuerpo se había visto ahorcado por una corriente invisible.
── Nami... Nami... – llamó Luffy con voz ronca y quebrada.
── Se ha ido – exclamó Ariel sirviendo su nariz y apartando el cabello de su rostro – Nos traicionó.
── No... No... No nos traicionó... – murmuró él muchacho mirando hacia el cielo – Debe haber una explicación.
── Luffy, Nami no está. Se ha ido.
Las palabras secas de la chica demostraban con claridad el dolor que cargaba, sus lágrimas, las cuales se camuflaban perfectamente con las gotas de mar que caían de su cabello, se derramaban sin cesar.
Sanji deseó acercarse a ella, decirle que todo estaría bien. Pero algo dentro de él (quizas su subconsciente) le gritó que se quedará quieto en su lugar. Sin importar que las palabras de la chica empezaban a convertirse en lamentos y sollozos.
── Nami se ha ido.
RiderStilinski ── 05/07/2024
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