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chapter fourteen

── XIV ──

«Cocoyasi town»











   El viaje del going merry en busca de uno de sus tripulantes se había convertido en todo menos placentero. No era por el hecho de que el nerviosismo, la ira y hasta el miedo radiaban con sus efectos a la tripulación al pensar en lo que pasase una vez que llegasen; sino que la mera presencia de un tonto payaso (según Zoro) y sus comentarios sarcasticos y venenosos hacían que cada uno de ellos quisisen lanzarlo por la borda. Sin embargo, sabían que él era el único que podía guiarlos en búsqueda de Nami.

Ariel, quien yacía sentada en el suelo y sus piernas colgando de la borda mientras se aferraba a la baranda, miraba el mar brillar a sus pies. Las olas que chocaban contra el barco mojaban sus sandalias, su cabello se revoloteaba suavemente gracias a la brisa marina que chocaba con ella e impregnaba de su esencia salada su nariz. Desde donde estaba podía escuchar las burlas de Buggy hacia Usopp, quien solamente rezaba a lo que fuese a que el payaso se callase y se aferraba al timón.

Lo bueno fue que Zoro fue en su rescate, si es que podríamos llamarlo así a amenazar al payaso con lanzarle al agua. Ariel solamente soltó una pequeña risilla mientras recostaba su cabeza contra la baranda y volvía su mirada al horizonte.

── ¿Siempre tarda mucho? – susurró la voz de Luffy a su lado. El capitán yacía de pie mirando a la caña que tenía. Según él, el pescado que ella había cazado no sería suficiente, por lo que tendrían que tener más. Ella se rehusó a buscar otro y le dijo que, si él quería más, debía conseguirlo él mismo.

Una risa fue la respuesta que él obtuvo.

── Estuvimos aquí por dos minutos. Ten paciencia – dijo Sanji con una pequeña sonrisa. El chico se había quitado su saco y arremangado las mangas de camisa hasta los codos; la chica debía de admitir que, así cómo estaba, se veía sumamente bien. Tanto que al recordar lo que le había dicho hacía unos instantes atrás, aquello de que podía hacer cosas que terminase siendo una maravilla, sus mejillas se volvieron tan rojas como su cabello y ocultó su rostro con este mismo.

── Quédate quieto – espetó ella al recibir sin querer una patada de Luffy en su costado.

── Calma, mandadero, algunas veces pican en cuanto tiras de la línea y otras toman más tiempo de lo esperado – siguió el cocinero dándole una calada a su cigarro – Hay veces que hasta no pescas nada. Pero no estamos hablando exactamente de la pesca ¿cierto?

La chica, la cual miraba atentamente al mar, no había captado aquella indirecta, pero por alguna extraña razón Luffy sí. El chico quiso ser disimulado con el toque que le dio con su pie a la chica, pero al parecer se excedió ya que ella rápidamente le devolvió el golpe con fuerza haciendo que se quejara por lo bajo. Sanji, a todo esto, no entendía lo que sucedía. Lo que sabía era que la chica no estaba del todo dentro de su conversación.

── Solo quiero saber que Nami está bien ─ suspiró el capitán con una suave sonrisa luego de acomodar su sombrero que se había movido por el golpe fuerte de la chica.

── Una hermosa y talentosa mujer no se alía con un pirata como Arlong por gusto – dijo Sanji mirando al mar – Ella claramente necesita que la rescaten.

Ariel frunció el ceño al escucharle. Tenía razón en cierta manera, Nami no se aliaría con alguien tan despiadado y cruel como Arlong, no era así como ella la conocía.

Sus ojos siguieron mirando las olas del mar golpear el barco, unos pasos detrás de ella se escucharon más no se volteó.

── Su tatuaje dice lo contrario – Zoro espetó recostando su cuerpo en la baranda justo en donde ella estaba. Al elevar su mirada ella notó su rostro endurecido y su mandíbula tensa.

── Bueno, pues los tatuajes no lo dicen todo – le replicó con enojo Sanji – Ella es todo un misterio, como toda mujer.

La chica miró al cocinero con el ceño aún más fruncido, por alguna extraña razón aquel comentario no le sentó del todo bien.

── Nami tomó una decisión – dijo el espadachín.

── No sabes por qué – habló Sanji.

── Lo único que quiero escuchar de tí es la cena, así que limítate a cocinar – escupió Zoro con enojo – No conoces a Nami.

── Al parecer tú tampoco, cabeza de musgo – se burló él.

── ¡Pueden callarse! – gritó la chica a lo que una ola golpeó con fuerza el barco haciendo que ambos la miraran con sorpresa. Se le notaba molesta, totalmente irritada por aquella discusión. Nadie podría decir el porqué estaba de aquella manera ¿No quería escuchar sobre Nami? ¿Seguía enojada con ella?

── Estoy seguro de que Nami tuvo sus razones – murmuró Luffy no dándose cuenta de lo que pasaba a su alrededor – ¿Qué dices, Ariel?

La chica se bastó con encoger sus hombros, su humor había cambiado drásticamente, algo que no ocurría mucho ya que tendía a ser una persona calma. Más su expresión delataba cuán molesta estaba. Nadie sabría decir si era por el tema de Nami o por algo de ella.

── Iré a nadar – dijo al levantarse y pararse sobre la baranda. Sanji acercó su mano y tomó su pierna, como si quisiera aferrarse a ella para que no cayera.

── ¿Puedes agarrar un atún, porfis? – pidió Luffy con brillantes ojos. La chica asintió sin más antes de lanzarse al mar. Sanji miró con ojos grandes y el cigarrillo casi cayendo de su boca al verla desaparecer en las profundidades del mar. Su mano, la cual había quedado suspendida en el aire, cayó sobre la baranda y su cigarro se resbaló de sus labios hasta caer en las aguas.

── Está molesta – apuntó Zoro. El muchacho se giró con el ceño fruncido y le miró con reproche.

── Es tú culpa – le espetó.

── ¿Mí culpa? No fui el que estuvo alabando a Nami en frente de la persona a quien me gusta – escupió él. Sanji tensó su mandíbula, más su orgullo no le permitía aceptarlo.

── ¿De qué hablas?

El peliverde le miró sin expresión alguna en su rostro, se levantó de su lugar y caminó hacia el timón sin decir ninguna palabra. Sanji se molestó por aquello, quiso golpearlo y patearlo, más su caña empezó a tironear con fuerza, advirtiendo que algo había caído en su presa.

── ¡Dime que es una Atún, Sanji! ¡Dime que es un atún! – exclamó Luffy aferrándose a sus hombros y zarandeandolo con fuerza.

── ¡Quédate quieto! – gritó mientras jalaba con fuerza. Su presa era un gran pez el cual no pudo fijar su atención ya que el capitán lo había tomado con ambas manos y le miraba con atención.

── Sabes, no importa cuál sea la razón de Nami para irse. Decida lo que decida, quiero que me lo diga en la cara – dijo, tenía una suave sonrisa en su rostro, la cual se ensanchó rápidamente al levantar el pescado – Si quieres que Ariel se mejore, debes de hacerle rollos de canela, les encanta.

El cocinero frunció el ceño mientras guardaba la caña dentro del barril.

── ¿Cómo sabes eso? – inquirió.

── Paty me dio una noche y se los dí. Noté que le gustaron mucho así que le llevé más para que comiéramos juntos – respondió encogiéndose de hombros. Sanji asintió con detenimiento.

Todavía el comentario que hizo el cabeza de musgo resonaba en su mente, como si fuese un reproche. El chico tensó su mandibula dandose cuenta que su lengua se soltó más de la cuenta, se sintió un tonto ante aquello. Ariel era una chica muy especial que había ganado su corazón ¿Cómo podía ser posible tener aquella actitud a pesar de aquello?

── ¡Tierra a la vista! – la voz de Usopp hizo que saliese de sus pensamientos. Frente a ellos se alzaba una gran isla de aspecto bonito, con frondosos árboles cerca de una gran montaña y se podía ver algunas líneas de humo que revelaban que estaba habitado.

Se escuchó un chapoteo en el mar, se acercó rápidamente a la borda y observó la cabellera pelirroja de Ariel nadar hacia la escalera más cercana y subir por las escaleras que estaban allí, las cuales al parecer habían sido lanzadas por Zoro, quien le esperaba y le ayudaba a cargar los tres peces que llevaba.

Sanji sintió un sabor amargo en su boca, cómo si hubiese mordido un chocolate viejo y rancio; arrugó su nariz al ver la pequeña sonrisa que la chica le dedicaba y murmuraba lo que parecía ser un gracia, Zoro hacia el muchacho.

El cocinero de los sombrero de paja sabía que no tenía ni voz ni voto para decirle algo, por lo que se bastó con caminar hacia la cocina del barco para cocinar. Quizás aquello podría ayudarle a despejar su mente un poco.






ˏˋ ☠︎︎ ˎˊ






   Sus pasos crujían al pasar por las calles embarradas de aquel lugar, sentía sus pies resbaladizos y pisaba con cuidado para no caer. El olor a humedad y paja quemada impregnaba sus sentidos, arrugó su nariz al notar un montículo de frutas podridas. Ariel había bajado junto a los demás, iba detrás de todos, no por que los chicos le hubiesen pedido, sino que quería evitar que ellos observaran su reacción en todo sentido.

No creyó que se sorprendería en encontrar un pueblo devastado y malherido, creía que se encontraría con una bandada de ladrones, hasta admitiría que pensó en un burdel, pero nunca aquello.

Tragó el nudo de su garganta al ver el lugar ¿En este lugar vivía Nami?

── Nunca vi algo como eso – apuntó Zoro a una casa que estaba, literalmente, dada vuelta.

── ¿Qué pudo haber causado eso?– murmuró Sanji mirando en la misma dirección.

── Creo que sería conveniente que vaya al Merry – balbuceó Usopp dando tres pasos hacia atrás, más terminó chocando con el cuerpo de la chica. Ella tomó sus brazos con fuerza para que no cayera ante el hecho de que se había resbalado.

── No seas cobarde – espetó entre dientes ella. EL chico silbó con una sonrisa nerviosa.

── ¿Qué te pasa, calabaza? ¿Sigues de mal humor? – bromeó él. Ariel le miró de una forma que le hizo helar la sangre. Usopp, siendo precavido como siempre, dio un paso hacia el costado – Ya... Ya me callo...

── Arlong hizo esto – gruñó Luffy con el rostro enfurecido.

── ¡Oigan manga de tontos! – llamó la cabeza del payaso dentro de la bolsa, la cual llevaba al hombro Sanji – Coincidimos todos en que Arlong es un pedazo de pescado podrido ¡No perdamos tiempo y vayamos a recuperar mi cuerpo!

── Haz silencio – calló el cocinero dándole un pequeño golpe, el payaso refunfuñó algo inentendible, más su irritante voz volvió a hablar.

── ¿Y qué si no quiero? ¿Me vas a hacer suflé o algo así? Porque en verdad quiero comer, pero...

── ¿Puedes tenerlo por un momento? – pidió Sanji tendiendole a Usopp el bolso con un dejo de cansancio.

── Uy... Al nuevo le toca llevar la cabeza – se disculpó este con una sonrisa extraña. El rubio suspiró por el cansancio, más en el instante en que iba a colgar el bolso en su hombro, alguien lo tomó.

── Uhhhhh... Perfume de mujer... – canturreó Buggy en cuanto Ariel se colgó el bolso. EL payaso iba a decir algo, más un golpe en su cara hizo que empezara a quejarse.

── Te callas – espetó ella con voz seca, una risa de su parte fue su respuesta.

── Ah, cariño... No sabes como me encantan las que domin-

── No hace falta, puedo soportarlo yo – le interrumpió Sanji dando un paso hacia ella. La chica enarcó una ceja antes de darle otro golpe a la bolsa, teniendo como respuesta un grito de dolor.

── Está bien.

Ninguno se había dado cuenta que los dos se habían quedado solos, los demás se habían ido a buscar e investigar un poco más el lugar. Ambos se miraron por un instante sintiendo que podían decirse de todo, pero a la vez no había nada que decir.

Sanji sintió un hormigueo recorrer su palma, por un momento sintió que necesitaba sujetar la mano de la chica, más se contuvo mientras apretaba sus nudillos dentro de su bolsillo.

── Ariel... – susurró él ¿Qué podría decirle? ¿Tendría que pedir disculpas por ser un idiota? Bueno, digamos que una persona no hablaba tan descaradamente de la belleza de otra persona estando la que te gustaba allí. Sin contar que él había dado tantas pistas que hasta un ciego se daría cuenta de que ella le había flechado.

Antes de que pudiese decir algo más, unos murmullos llamaron la atención de los dos. Sin decir nada más, tampoco esperando a que el chico continuara, Ariel caminó hacia donde provenía el murmullo. Sanji tensó su mandibula y pateó con enojo una piedra junto a su pie, no podía ser tan tonto.

Con un suspiro decidió seguir a la chica, quien se quedó frizada al ver a Nami tomar una caja de las manos de un hombre, esta repiqueteó por las monedas que habían allí y su rostro se endureció mientras declaraba que no era suficiente. El hombre le rogó por más tiempo, Arlong había tomado todo de ellos, hasta incluso se expresó diciendo que los había desangrado. Más el rostro inmutable de Nami solo podía declarar que poco le importaba el hecho de que su pueblo sufriera.

Ariel miró con seriedad, inclusive llena de ira al ver su indiferencia. En cuanto sus miradas se encontraron, sus ojos quedaron fijos en ella. Intentaba por todo los medios no dejar que las lágrimas de impotencia resbalaran por sus mejillas ¿Por qué estaba haciendo esto? Sabiendo que todo lo horrible que había sucedido a aquel pueblo y el cómo lo dejó Arlong ¿Por qué estaba aliada a él?

Los ojos de la pelinaranja se apartaron de su mirada y tensó su mandíbula al ver a Luffy. Su nombre salió en un suspiro desesperado de su labios mientras daba pasos largos hacia ellos.

── ¿Qué hacen aquí? – espetó ella

── Lo mismo debería preguntarte – le respondió el muchacho.

── Aquí es donde pertenezco.

── No lo creo – replicó el capitán – Tú no eres así.

── No, Luffy, estás equivocado. No soy lo que tú quieres que sea – declaró la chica con frialdad. Ariel dio un paso atrás, no quería estar allí, quería irse, irse lo más rápido posible.

── Nami, si necesitas nuestra ayuda-

── ¡No necesito su ayuda! ¡No necesito la ayuda de ninguno de ustedes! – exclamó ella con enojo, todos pudieron notar sus ojos brillar de ira y la forma asqueada en la que se dirigió hacia ellos – Arlong quería el mapa y te engañé para que me lo consiguieras. Y caíste.

«Nunca fuí parte de tu estúpida tripulación.

Ariel tomó el codo del chico, su rostro estaba fijo en el suelo. No quería ver a Nami, no quería siquiera escucharla.

── Vámonos – dijo en voz indiferente. Sintió la mirada de la chica sobre ella, más la ignoró – Volvamos.

── No lo dices en serio – apuntó Luffy sin moverse, ignorando el agarre de la cazadora. Nami tensó su mandíbula al escucharle.

── Llévate a estos payasos, Ariel. Larguense de aquí-

── Tú no me dices que hacer, niña – le escupió con seriedad, fue en ese instante en que sus ojos conectaron con los suyos y la navegante tembló al verlos brillar – Vete.

── Ariel... – murmuró ella.

── Calla y vete.

La muchacha de cabellos naranjas la miró por un largo tiempo y Ariel quiso golpearla en ese instante. El dolor y el enojo eran abrumadores de tal manera que sentía sus manos temblar.

── Larguense. No los quiero ver nunca más – espetó por última vez antes de girarse y caminar con pasos apurados lo más lejos posible de ellos.

Ariel estaba más que enojada, su actitud era totalmente diferente a la de la chica risueña y diovertida que había conocido. Se formó un nudo en su garganta y quiso llorar en ese instante, golpear algo o incluso destruir algo. No se había dado cuenta que estaba ta inmersa en sus pensamientos hasta que la mano de Luffy tomó la suya, la cual seguía aferrada a su brazo.

── Ariel...

── Eso no pudo salir peor de lo que fue – canturreó Usopp – ¿Qué les parece si volvemos al Merry antes de que los hombres pez vengan y-

── Hay algo más que está pasando – le interrumpió Sanji.

── Creo que fue clara al decir que nos largaramos – retrucó Zoro apoyando ambas manos en el mango de su katana.

── Una mujer nunca dice lo que piensa – dijo él.

── El cocinero tendría que callarse.

Sanji dio un paso al frente con su mandibula tensa.

── Te lo advierto, cabeza de musgo-

── Me iré al barco – dijo una voz. Ariel soltó su agarre de Luffy, quien no apartaba su mirada sobre ella en todo momento – Tengo...

── Ariel... – llamó el rubio dando un paso hacia ella y tomando su mano, la chica no le dirigió su mirada puesta que estaba fija en su agarre.

── ¿¡Acaso no lo entienden?! ¡Es malvada! ¡Es una de ellos! – llorisqueó Usopp – ¡Todos en el pueblo le temen!

── No todos – apuntó Luffy antes de caminar hacia el hombre de traje y sombrero con el remolino de papel – ¡Oye! ¡Cicatriz!

Sanji sintió que algo se soltaba de él, al girarse notó que Ariel caminaba hacia el barco con pasos apresurados y lanzaba el bolso hacia algún lado haciendo que Buggy soltara un chillido e insultara en todos los idiomas posibles.

El muchacho quiso ir detrás de él, pero la mano de Usopp le detuvo, al mirar este negó con su cabeza mientras tironeaba de él para dirigirse hacia donde se había ido su capitán.

En aquellos pasos que daba detrás de Luffy, Sanji no pudo evitar girar su cabeza para mirarla. Ariel caminaba con rapidez hasta perderse en el camino que habían tomado, ella se aferraba en un abrazo mientras su cabello suelto se movía de un lado a otro por el viento que arrasaba el lugar.

El chico tragó saliva al darse cuenta que no era capaz de pensar en cómo ayudarla.











RiderStilinski ── 19/07/2024

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