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Si me lo preguntaran.

Si me lo preguntaran yo sería de las primeras personas en decir que es una perdida de tiempo esperar a alguien que sabes que no llegara.
Si se lo preguntaran yo aseguraría que él diría "Siempre vale la pena intentar" , para él no había nada más allá que el presente, a pesar de sus fracasos su mayor lema era jamás rendirse. Y yo nunca lo comprendí.

Pero aun así yo hice caso a esas palabras, a esa frase que en otros tiempos no tomaría más importancia. Así es, yo esperaba a la persona que quizá no llegaría, aguardaba atentamente aunque intentara mostrar indiferencia a aquel portón oxidado unos metros más en frente, ese "quizá no llegaría" era porque no había asegurado nada y solo dijo "cuando tengas tiempo" ni podía decir si era una trampa o no, ni llevaba guardias ni nada, solo un francotirador lejano que me brindaba su protección.

Quizá no llegaría.

Media hora, quince minutos, un segundo y todo seguía en silencio. Pase mis dedos por mi rodilla cubierta por el delgado pantalón blanco, hacia frio y el aire helado congelaba mis articulaciones. Estar solo jamás me molesto pero recordé a Mello más de una ocasión molestarse con Matt por dejarlo solo... ya sea en exposiciones de equipo y cosas así, incluso concursos de talentos.

Uno de esos concursos una vez fue de Música, desde clásica hasta contemporánea... y bueno, Mello y Matt no se hicieron esperar, nadie sabía lo que harían, nunca se les vio ensayar, incluso L asistió al evento, claro que desde su computador.

Fue emocionante, hasta yo me levante de mi asiento al comenzar el Show que habían planeado detrás del escenario, a escondidas de todos.

Al principio se fueron las luces y nadie sabía lo que estaba por comenzar, incluso Roger creyó que era un problema en los fusibles, luego comenzó un sonidos casi imperceptible que se incrementó lentamente entre los segundos congelados en la multitud. Una pequeña lámpara a un lado del escenario se encendió, daba luces hacia el techo en forma de pequeñas estrellas blancas. Un sonido sordo de micrófonos encendiéndose y el espectáculo de verdad dio inicio. No hay mucho que pueda decir del comienzo, todo fue rápido he increíble, Matt en el medio y al fondo del escenario tocaba una especie de mesa metálica con botones que contaban con pequeños focos de diferentes colores que parpadeaban, muy parecido a los que usan los Dj' en la actualidad pero esta , puedo asegurar, fue fabricada por las mismas manos que la tocaban haciendo sonidos metálicos que se volvieron hasta rítmicos, 'Música Electrónica" que fue creada por ellos mismos.

El Show termino muy tarde, los juegos de luces que habían realizado a ritmo con la música fue tan cegante que impresiono pero mis ojos me ardían, así que a eso de las 12 me fui a mi recamara, desearía haberlo visto completo pero necesitaba descansar.

Esa misma noche Mello fue a mi habitación, como un fantasma, aunque no del todo, estaba tan cansado que arrastraba sus pies por el piso de madera y me despertó mucho antes de tocar la puerta. Cuando le deje entrar lo primero que hizo fue mirarme, sacarse los zapatos y tumbarse en la cama boca-abajo, al día siguiente teníamos una excursión y Mello ya los había desvelado a todos.

"—¿Te gusto el espectáculo?"

"—Fue... interesante... es sorprendente la forma en la que Matt puede hacerse cargo de tantas computadoras."

"—Cállate, no es tan impresionante."

Mello estaba despeinado, con las calcetas negras casi saliéndose de sus pies, los cabellos dorados chocaban e impactaban con sus ojos azules casi completamente nublados por el sueño. Mello siempre fue de esas personas que si no las conoces muy bien te parece que solo intentan impresionar a otras con lo que tienen o pueden hacer, presumiendo con total arrogancia, pero en realidad -y muy pocas personas lo sabíamos- Mello solo trataba de impresionarse a si mismo, si él hacía algo amable o fuera de sus estándares por otra persona significaba que le habías importado lo suficiente para aplastar su orgullo y preferir tú valor antes que el propio. Así de arrogante era.

"—Near..."

"—Dime."

Al salir de mis cavilaciones note como se había vuelto hacia un lado dejando un espacio vació en la cama, tenía los ojos cerrados mientras se mantenía boca abajo pero al menos yo ya podría dormir en mi propia cama y no en el suelo.

Después de debatir un poco conmigo decidí que mientras nadie se enterara Mello no se molestaría si me permitía estar a su lado solo un momento. Cuando me recosté le sentí girar su rostro de entre las almohadas blancas, me miraba con su ojo izquierdo que era el único visible, no hacía más que mirarme, me incomodaba un poco pero desde siempre por sentir la mirada pesada que me dirigía todos los días ya era normal. Siempre cuando llovía o se quedaba junto a mí a solas él simplemente me miraba, no como todos los días frente a los demás, solo se quedaba mirándome con una expresión que no lograba descifrar, después de todo Mello no era realmente un libro abierto al público, tenía sus manías que lo volvían en alguien realmente interesante pero ahora él me miraba como si quiera recordar cada facción de mi rostro...

"—Tus ojos, son grises."

"—¿Hum? -Gire mi rostro suavemente hacia su dirección y nuestras miradas se encontraron a menos de unos cuantos centímetros-"

"—Tus ojos, son grises, tu iris da un ligero tono azul si lo miro desde aquí, la luna te da esa luz azul..."

"—Es por-"

"—El albinismo, lo sé. Pero jamás vi a alguien con unos ojos tan grises como los tuyos, es como una mezcla de pigmentos azulados con gris y blanco... supongo que es la razón por la que Linda siempre pasa horas dibujándote, eso y que está enamorada de ti."

"—No está enamorada de mi -Negué al notar el recelo con el que menciono a Linda-"

"—A vecés eso quisiera yo..."

Otra de las "Cualidades", si se le podían llamar así, era cuando estaba adormilado que se volvía mucho más sincero y más impredecible, pero así como hablaba más cuando estaba adormilado también era mucho más sencillo molestarle. Su ronca voz cada vez que abría la boca se sentía como si le pesara cada palabra que se disponía a decir, como si en cualquier momento fuera a mantenerse en silencio.

"—¿Porque querrías eso?"

También yo podía ser más directo y Mello no lo recordaría a la mañana siguiente. Como con los ebrios pero con el sueño.

"—Porque tú me... per... -Sus ojos cerraron lentamente y su cabeza se deslizo por la almohada dejando su peso en ella- te... -suspiro- neces..."

Aun a estas alturas del tiempo que llevo conociendo a Mello, su carácter hipócrita, directo, bruto, arrogante, egoísta sigue siendo el mismo pero yo jamás lo vi con todos esos seudónimos de lo que Mello representaba para todos lo demás, aún cuando peleábamos incontables veces al día siempre llegaba ese momento en el que estar con Mello era de verdad estar con Mello, sin hipocresías ni estándares. No hablábamos mucho entre clases, ni en ellas, a veces era como si ninguno de los dos estuviera allí pero... cuando él me buscaba se comportaba diferente, era...

—¿De qué te estas riendo, inútil?

Me sobresalte y al girar mi rostro hacia mi izquierda mi mirada impacto brutalmente con los zafiros azules que me observaban. Entre el frió de la oscuridad Mello se había sentado justo al lado de mi mientras yo navegaba en el mundo de los recuerdos.

—¿Porque sonreías?

Mello me dejo ver muchos años después una sonrisa que no veía desde que éramos más pequeños, me sonreía y solo le costó estirarse un poco para sentir su frente pegada a la mía mientras aún me sonreía.

—Te recordaba. -Le conteste-

Su sonrisa desapareció y abrió los ojos un poco más de lo habitual, luego volvió a sonreír. No necesitaba más palabras después de eso y aunque las tuviera callo mis labios con los suyos. Sostuvo mi rostro con una de sus manos, podía sentir la aspereza de sus dedos en mi piel y las caricias que retorcían mis mechones blancos por manos ajenas junto con la manera en la que acercaba cada vez más mi rostro al suyo profundizando aquel beso que había esperado por mucho tiempo desde la última vez. Sentía en mi piel y en todo de mi como un ligero peso comenzaba a desaparecer, como mis preocupaciones volaban, como si el mismo Kira por fin desapareciera. Me abrace a su cuello con fuerza sintiendo su lengua explorar cada parte, desde mis mejillas hasta mis dientes. Al separarnos Mello me miró fijamente y las lágrimas comenzaron a resbalar por mis mejillas como no lo habían hecho en tanto tiempo.

—Te creí muerto...

—Yo también lo creí -me beso una vez más, un corto beso de unos segundos que solo me hizo sentir como me destruía lentamente- Pero ahora puedo sentirme vivo.

Me abrazo fuerte mientras yo me sumergía entre sus cabellos dorados y escuchaba su aliento en mi oído.

—Junto a ti...

Esa noche hablamos de algunas cosas al azar pero Mello se veía extraño, a veces se perdía mirando no más allá de la puerta de servicio del edificio viejo y abandonado, otras veces se sobresaltaba cuando me notaba mirándolo demasiado.

—Near, no planeo colaborar contigo -me solto de un momento a otro, interrumpiendo el silencio-

—Lo sé.

—Pero no podemos seguir con esto -Mello se levantó parándose frente a mí- yo y Matt nos haremos cargo, no nos veremos hasta entonces. Y... Near.

Yo no sabía que esa sería la despedida.

Mello me levanto jalándome por la muñeca, al tenerme entre sus brazos me estrujo fuertemente.

—No importa lo que suceda, debes terminar esto cuando sea el momento.

—Mello... -Le mire pero él se negaba a regresarme la mirada- podrías quedarte conmigo, colaborar con la investigación.

—Near, seamos realistas, esto no será para siempre.

Sus ojos me observaron con tal intensidad que por un momento me sentí acongojado por el futuro que se acercaba lentamente por nosotros, empujado por nosotros. Sus dedos se deslizaron suavemente por mis mejillas, tal como lo había hecho al principio de esta locura.

-Cuando nos conocimos creía que eras un niño arrogante, molesto y que por eso nadie te quería, supuse que era solo lo que creían las demás personas, yo quise saber que había mas allá de esa arrogancia tan sucia que te cargabas... -coloco sus manos a cada lado en mi rostro- descubrí que si eras un chiquillo arrogante y molesto -me sonrió- todas esas cosas que te dije, las decía en serio.

Mello y yo no solian hablar pero cuando si eran solo de cosas triviales o discusiones molestas, nada en especial, nada especial, pero aún así podíamos entendernos sin que nadie más dijera nada, por eso yo sabía lo que sucedía, lo que iba a suceder y que Mello no quería decirlo. A él siempre le costó mucho demostrar afecto y yo hacía lo que podía para regresarlo cuando eso sucedía pero nunca fuimos realmente afectivos. Mello jamás era demasiado suave y supongo que esa era una de las cosas que más llamaba mi atención.

Ambos fuimos criados en un Orfanato que nos esclavizaría el resto de nuestras vidas, sabíamos que tarde o temprano uno de los terminaría de esta manera:

Muerto...

Si me lo hubieran preguntado antes de realmente conocer a Mello y este destino... yo hubiera seguido el mismo camino.

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