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𝐎𝐎. ¡Al acecho! el primer encuentro entre la bruja y el cazador

prólogo OO.
¡AL ACECHO! 
el primer encuentro entre la bruja y el cazador.

𓆝⋆𓇼 ONE PIECE, SEA OF TRAITORS.
RORONOA ZORO FANFIC, 2O24









En algún punto del Mar del Este,
2 años antes

                   ˚. ⟢ ˚ El bar estaba lleno aquella noche, tanto de gente local, comerciantes y hasta unos cuantos piratas. Evara, quien se mantenía en un rincón pudo vislumbrar hasta un par de marinos y aquello la puso más tensa de lo que ya se encontraba. La presencia de aquellos tipos eran un verdadero estorbo y sabía que si lograban reconocerla, tendría que huir, una vez más.

Sacudió su cabeza alejando cualquier pensamiento que pudiera perturbar su casi inexistente tranquilidad y se acomodó la mascara que solía utilizar en este tipo de ocasiones. El bullicio del lugar quedo opacado por la música y la atención de todos ───o de la gran mayoría─── se posó sobre el escenario. Los vítores no tardaron en oírse, pues la chica se había vuelto bastante célebre entre los ebrios del lugar y la mayoría se quedaba ahí para solo verla danzar.

Varios podrían jurar que la tela de su vestido cobraba vida con cada giro que su portadora daba. Aquella danza lograba cierto magnetismo en las personas, cada movimiento era sumamente preciso y gozaba de cierta delicadeza, a momentos, incluso con cierta sensualidad. Era difícil apartar la mirada de aquella bailarina misteriosa.

Evara mantenía una sonrisa complacida en su rostro, a pesar del sudor que goteaba por su rostro y como sus miembros ardían, se negaba a parar. Bailar era extremadamente liberador para ella, fácilmente podía olvidar todo─── y a todos─── a su alrededor, sus problemas se esfumaban y solo era ella y la música fluyendo por su cuerpo. Pero, en sus circunstancias no era un lujo que podía darse fácilmente, no cuando había alguien persiguiéndola a donde sea que fuere.

Lo había visto apenas ingreso al bar y estaba completamente segura que podía distinguir esa cabellera verde entre una multitud de gente y aquello le erizo la piel. No podía ser una simple coincidencia.









                  Zoro le dio el ultimo trago a su bebida antes de volver a mirar a la bailarina, no podía negar que su danza era cautivadora y era difícil, quizás demasiado mirar a otro lado que no sea el escenario. Era consciente de cada uno de sus movimientos, atento a cada giro y al vaivén de sus delgados brazos, hasta que sus extraños ojos se posaron sobre él.

Evara trastabillo en su última pirueta, pero se recompuso tan rápido que nadie en el bar se percató de ello, la música dejo de sonar mientras ella sonreía de manera tensa y realizaba una delicada reverencia mientras sus oídos se llenaban de los sonidos de aplausos y gritos. Su corazón palpitaba desbocado mientras inhalaba de manera profunda y observaba nuevamente aquel chico de cabellera verde, su mirada seria contrastaba con la alegría de los rostros de las personas en el bar, sus ojos seguían sobre ella con cierto desafío brillando en ellos y cuando noto que una de manos se dirigía hacia una de las tres katanas que portaba, supo que tenía que huir.


Sus pasos atravesaron el callejón que daba a la parte trasera de aquel bar a gran velocidad, mientras se deshacía de aquella mascara en el camino y se cubría con una capa su cuerpo y rostro. Agradecía la escasa luz de aquel callejón puesto que la oscuridad era una buena aliada en aquellos momentos, sobre todo, si quería evitar ser vista por aquel demonio. Sin embargo, para la mala suerte de la bailarina, aquel sujeto había adivinado sus movimientos.

───Evara Sardothien, la bruja de Terrasen───la joven se quedó quieta en el mismo instante que escucho aquella voz emerger de las sombras. Respiro de manera profunda y se dio vuelta para encontrarse con la punta de una katana apuntando su rostro─── Definitivamente, no eres lo que esperaba.

Una sonrisa lobuna apareció en el rostro la chica mientras sus ojos escudriñaban más de cerca a aquel sujeto con el rostro escalofriantemente sereno, en su mirada había cierta determinación que inquietaba a Evara. Sus ojos viajaron al papel que este sostenía con su otra mano. Un cartel de recompensa.

───Uno de los muchos apodos que me han dado───murmuro la chica mientras se bajaba la capucha, no tenía caso ocultar su rostro a esas alturas. Su cabeza se ladeo un poco y observo de pies a cabeza a ese demonio mientras soltaba un suspiro───. Supongo que ambos salimos decepcionados, cazador de piratas.


Evara había escuchado acerca del tipo que tenía delante suyo, las historias que la gente contaba eran de cierta manera escalofriantes, por algo le habían dado el apodo de demonio. Sin embargo, no esperaba encontrase con alguien más o menos de su edad, esperaba a alguien viejo y con cierta experiencia, como gran parte de las personas que se dedicaban a ese rubro. Aun así, no tenía las intenciones de querer averiguar por qué lo tildaban de aquella manera y mucho menos enfrentarse al espadachín, no cuando ella tenía la desventaja.

───Terminemos esto, ¿quieres? Si te entrego a la marina, me darán una buena recompensa ───murmuro el espadachín mientras se acercaba un par de pasos. Evara se mantuvo quieta en su lugar, evaluando en su cabeza todas las posibilidades que tenía para un escape seguro───. Y el alcohol que vendían en aquel bar, estaba bueno.

───Prefiero morir antes de permitirte entregarme a la marina, Roronoa───el espadachín frunció el ceño al ver el cambio repentino en el tono de aquella chica, la sonrisa salvaje de su rostro desapareció para darle paso a una mueca seria y aquel brillo divertido de sus ojos cambio a uno peligroso───. Si tantos deseos tienes de beber, ve y caza a algún pirata mediocre, hay varios en esta isla. Seguro te dan unos cuantos berries por ellos.

───No hay ninguno que merezca la pena, tu recompensa tiene más ceros───dijo el peliverde mientras desvainaba la segunda espada. La muchacha apretó los puños mientras una sonrisa tensa adornaba su rostro───. Y si no quieres que te entregue viva a la marina, siempre puedo llevarles tu cabeza. De ambas maneras me sirves.


Evara esquivo el primer golpe del espadachín y se giró hacia la pared de aquel callejón, el segundo golpe vino con más intensidad lo que provocó que ambas katanas chocaran con la pared y soltaran algunas chispas. La chica bailarina tenía cierta ventaja al ser más baja que el cazador y era más veloz, así que lo aprovechó y se lanzó sobre el para quitarle su tercera espada y frenar el siguiente golpe.

───¡Devuélvela! ───gruño el espadachín mientras lanzaba más ataques con las otras dos katanas. Evara frenaba los goles con cierta dificultad puesto que no estaba acostumbrada a utilizar un arma tan liviana, sus manos se habían acoplado al peso de su querida Anaklusmos.

El peliverde estaba más serio de lo normal y observaba con cierta rabia como la chica hacia girar su katana entre sus manos, no tenía muy claro quién era aquella mujer frente a él y tampoco le habían interesado mucho las historias sobre ella, no era la clase de sujeto que se dejaba guiar por simples rumores, prefería ver por sí mismo si merecían la pena o no. Ahora, observando el brillo peligroso en aquellos ojos violetas, entendió que había cometido un error al subestimar a esa pirata.

───¿Acaso no fui lo suficientemente clara, cazador de piratas? No permitiré que me entregues a la marina───sentencio la chica mientras lo apuntaba con su propia arma. Evara jamás lo consentiría, no después de todos los sacrificios que había hecho───. Busca la cabeza de alguien más, ya tengo suficientes problemas como para lidiar contigo.

La pirata tomo una bocanada de aire mientras sujetaba el arma, descarto cualquier plan que se relacionara a algún enfrentamiento físico con aquel hábil espadachín, sabía que aquel sujeto tenía energía y determinación de sobra como para estar toda la noche luchando en aquel callejón oscuro y más aún, un espíritu de lucha que pocos poseían. Definitivamente, no era alguien a quien quería enfrentarse enserio. Así que, solo le quedaba utilizar su as bajo la manga.

Tenia todo lo que necesitaba para volver a la gran ruta, había traicionado, robado y asesinado a mas personas de las que le gustaría admitir por conseguir un mapa y había sido extremadamente difícil huir de Arlong y su tripulación, simplemente no podía darse el lujo de ser atrapada por algún cazador o por la marina. No luego de tantos sacrificios, no cuando estaba tan cerca su libertad.

───¡Devuelve la Wado Ichimonji! ───el peliverde se lanzó nuevamente al ataque y Evara aprovecho la oportunidad de su cercanía.

───Si tanto la quieres, ven por ella, cabeza de brócoli───Se burlo la pirata. Alzo una de sus manos, misma que brillaba con cierta aura y la dirigió hacia la espada con aquel nombre extraño. El espadachín freno su ataque y se quedo inmóvil en su lugar, bajo ambos brazos con cierta incredulidad en sus facciones mientras observaba el brillo extraño en los ojos de la bailarina y como su preciada espada se transformaba en una carta y caía al suelo.

───¡Piège Elégante*! ───vocifero Evara, aprovechando el desconcierto del espadachín dirigió su mano al pecho de Roronoa y observo el brillo de la carta que se incrustaba en este ───. Ni siquiera intentes levantarte, cazador. Estas a mi completa merced.

───¿¡Que demonios, porque no puedo moverme!? ───gruño Zoro mientras se derrumbaba sobre el suelo, su mirada furiosa estaba puesta en aquella bailarina. Ahora entendía perfectamente el apodo de bruja. ─── ¡Deja de jugar conmigo!

───¿Enserio crees que no me tomo esto enserio? ───cuestionó la de hebras negras mientras se ponía de cuclillas y observaba al espadachín con cierta burla en sus facciones, tomó una de las katanas del cazador y la clavó justo a un lado de su cabeza, demasiado cerca de la oreja de este ───. Yo no juego a los piratas, Roronoa. Es lo qué soy, que te sirva como lección para la próxima vez que decidas venir a por mi.

───¡Bien, porque la siguiente vez que nos veamos, te juro que no te dejare escapar!

Evara se levantó del suelo y pateo la cabeza del espadachín con fuerza, dejándolo inconsistente al instante. Tenía que huir lo más pronto de aquella isla porque algo muy dentro suyo sabía que las palabras de ese cazador de cabellos verdes sonaba a una promesa y no sabía que tan dispuesta estaba para averiguar la veracidad de sus palabras. Tal vez, lo más sensato era matarlo y dejarlo tirado en ese callejón oscuro, esperando a que alguien más lo descubra pero, Evara no solía ser una persona muy sensata que digamos y siempre estaba tentando a su suerte.

───¡Esperare con ansias ese próximo encuentro, cazador de piratas!───murmuró la chica mientras se alejaba lo más rápido posible de ese callejón y del espadachín. Rogando que el mar sea lo suficientemente grande para no coincidir nuevamente.






*Piège Elégante: su traducción es trampa elegante, es una de las técnicas de Evara. Solo funciona con el contacto físico, al momento de tocar a la persona, una carta se incrusta en él/ella y pierde el control de su propio cuerpo (menos el habla y la conciencia) . Su desventaja es el rango de distancia del portador con la usuaria.

Hola, por fin el prólogo de esta historia que me emociona mucho y el primer encuentro entre Zoro y Evara.
De verdad espero que les guste y me lo hagan saber,
los comentarios y votos siempre son bienvenidos ❤️‍🩹.
nos vemos en el siguiente, xoxo.

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