Esta historia comienza como toda película cliché de amor adolescente, donde dos chicos que se odiaban a muerte terminan irremediablemente enamorados.

Jeon Jungkook, joven de 17 años, típico chico popular, apuesto, líder del equipo de baloncesto de su preparatoria y todo un rompecorazones. Siempre destacó bastante en todos los aspectos, inclusive los profesores lo llamaban "el chico multitalento". Tenía buenas notas y era bueno en los deportes, cantaba como los ángeles y verlo bailar era todo un deleite. En fin, era la envidia de cada chico de aquella escuela.

Cualquiera que lo viera diría que su vida era perfecta, pues esa era la imagen que daba frente al mundo, siempre con esa sonrisa arrogante en el rostro. ¿Pero de qué sirve ser alguien tan talentoso cuándo ni tus propios padres se preocupan por ti?

Tal vez la historia no es tan cliché como pensaba.

Hablemos ahora de Park Jimin, chico popular pero no gracias a su destacada lista de logros, la cual solo estaba conformada por uno:

Ser atractivo.

O al menos eso pensaban todos. Nadie conocía verdaderamente al bonito pelinegro, siempre estaba callado y no participaba en ninguna actividad extra escolar. Con las únicas personas con las que hablaba era con su hermana y su novia, Park Yoo Hyun y Kim Hyuna. Lo normal era verlo por la biblioteca leyendo algún libro o sentado en las gradas de la cancha de baloncesto escribiendo en una libreta con sus audífonos puestos.

Por eso ese día todos se sorprendieron al verlo así de enojado, con los puños apretados y respirando pesadamente, dando fuertes pisotones por todo el pasillo hasta llegar frente a su objetivo, Jeong Jungkook. El chico estaba junto a sus amigos del equipo riendo y conversando con tranquilidad hasta que Jimin se paró frente a ellos, dándole una mirada asesina específicamente a él.

Todos los demás estudiantes estaban atentos a lo que sucedería, era la primera vez que veían a Park sin aquella sonrisa amable, ya que el ser tan callado no quitaba que fuera un chico agradable y correspondiera con una bonita sonrisa a cada saludo.

—¿Qué sucede Park? ¿Por qué me miras así? —cuestionó Jeon mirándolo con una ceja alzada.

—Sabes lo que hiciste —masculló con el ceño fruncido—, humillaste a mi hermana.

Park Yoo Hyun era dos años menor que Jimin, desde pequeña fue una niña enfermiza por lo que requería la completa atención de sus padres. Pero a diferencia de cualquier niño normal al verse desplazado, Jimin no se puso celoso ni tampoco hizo nada por llamar la atención, todo lo contrario, cuidaba de su pequeña hermana como si fuera su mayor tesoro. Siempre fue así, siempre sería así.

—No es cierto —dijo poniéndose serio.

—¡¿Acaso decirle frente a todos qué no te gusta absolutamente nada de ella y qué desapareciera de tu vista no es humillarla?! —exclamó de la forma más baja que pudo, no quería que todos en la escuela se enteraran de la situación—. ¿No pudiste haber dicho qué no estabas interesado y listo? ¿Cómo cualquier persona normal?

—Oye Jimun, cálmate un poco hombre —Kim Tae Hyung, mejor amigo de Jungkook, quiso intervenir al ver la mirada que le daba el chico a su amigo.

—¡No te metas Kim! —espetó de golpe sin dejar de mirar a Jeon.

—Parece que alguien tiene una hermana muy manipuladora —profirió con una sonrisa ladina acercándose a él—. Tu hermanita te mintió Jimin, al parecer no le importa que te metas en problemas por ella.

—¿De qué mierda estás hablando? —preguntó algo confundido pero sin dejar de mirar mal al contrario.

—Le dije a tu hermana que no podía aceptar sus sentimientos —pasó una mano por el hombro de Jimin—. ¿Sabes por qué? Porque prefiero a su hermano mayor.

Un jadeo de sorpresa salió de la boca de todos los presentes.

"El capitán del equipo de baloncesto, el famoso Jeon Jungkook, enamorado del enigmático y misterioso Park"

Ya imaginaba esa noticia en la primera plana del periódico escolar del día siguiente con una foto de ambos en la portada. Dejando un simple beso en la mejilla del chico comenzó a alejarse de allí, dejando todo un caos atrás y a un Jimin completamente congelado en su lugar.

A partir de ese día ya nada sería igual entre ellos dos.