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Capítulo 7

Bufó al ver a la bonita pelinegra tirarse encima de Jungkook, cruzando los brazos detrás de su cuello y dándole un montón de besos en el rostro. Taehyung a su lado, rió al observar la mueca de fastidio en su rostro.

—¡Te extrañé mucho, Kookie! —la escuchó exclamar desde donde estaba, rodando los ojos ante el tono chillón que utilizó la chica.

—Ti ixtriñi michi —se burló, imitando su tono de voz. Taehyung ahora si soltó una carcajada, dándole un golpe en la espalda.

—¿Eso son celos? —profirió, mirándolo con una sonrisa ladina—. Dijiste que lo harías caer, pero al final terminaste cayendo tú.

—¿Qué? Por favor, Tae, en cuanto me lo folle lo mandaré a la mierda —comentó encogiéndose de hombros, dejándole de prestar atención a la pareja.

Como ya había dicho antes, Jungkook era un chico extremadamente apuesto, pero solo era eso, una cara bonita más de las tantas que ya ha conquistado. Lo mejor de todo es que el castañito estaba cayendo en su juego más rápido de lo que pensaba.

—Necesito conseguir su número ¿puedes ayudarme en eso? —su mejor amigo negó en respuesta.

—¿Por qué mejor no se lo pides a su hermanita? Estaba enamorada de ti, no creo que te niegue algo.

—¿Estás loco? Jungkook me mata si vuelvo a acercarme a su hermana —un segundo después movió su cabeza, reaccionando a sus propias palabras. Yoohyun era la perfecta excusa para un nuevo acercamiento, así podía obtener su número sin riesgo a que se negara. Sería muy fácil decirle que no se volvería a acercar a ella si le daba su número.

Observó a la chica conversar con sus amigas a un par de metros de donde se encontraba el castaño con su novia. Sonrió en grande caminando hacia el grupo de amigas, escuchando sus chillidos cuando notaron que se acercaba a ellas en específico.

—Hola, bonita —saludó a la Jeon menor, que lo miró con el ceño fruncido ante aque saludo.

—¿Qué haces aquí? —la castañita no era tonta, sabía que Jimin no se acercaría sin una razón, y sospechaba que esa razón por la que lo había hecho tenía que ver con su hermano mayor.

Jungkook sin embargo, estaba entretenido escribiendo en su libreta de canciones, no prestándole ningún tipo de atención. Hyuna pronto le tocó el hombro y señaló hacia donde estaban Yoohyun junto con Park. Su ceño se frunció al verlo coquetear descaradamente con su hermanita, y no lo pensó dos veces antes de comenzar a caminar hacia ellos con largas zancadas.

—Vete de aquí —ordenó en cuanto estuvo frente a ellos.

—¿Qué pasa Jungkookie? Hasta donde sé este es un lugar público —se burló con una sonrisa ladina.

El castaño lo agarró del antebrazo con fuerza y prácticamente lo arrastró fuera de aquel comedor lleno de personas. Hyuna al ver el actuar de su novio corrió hacia ellos, queriendo evitar que se metiera en problemas por el estúpido de Park.

—Jungkook, no vale la pena —profirió parándose frente a él.

—No te preocupes, solo le dejaré claro un par de cositas.

Luego de eso siguió con su camino sin mirar atrás, no obstante, el rubio si lo hizo, dedicándole una mirada burlona a la pelinegra, para después guiñarle un ojo y seguir a Jeon hasta un aula vacía.

—¡¿Qué crees que estás haciendo?! —exclamó cerrando la puerta.

Antes de poder decir otra cosa ya se encontraba acorralado contra la madera de la puerta, con los labios de Jimin moviéndose encima de los suyos. Tal vez si hubiera sido en otras condiciones, le hubiera correspondido sin ningún tipo de reproche, pero teniendo en cuenta que Jimin estaba hace menos de tres minutos coquetéandole descaradamente a su hermana menor, no pensaba dejar pasar ese hecho así como si nada.

—¿Por qué... fue eso? —murmuró casi sin aire debido al puñetazo en el abdomen que Jungkook no había dudado en darle.

—No juegues con los sentimientos de mi hermana, imbécil.

Después de esas palabras dio media vuelta y se marchó, dejando a Jimin desconcertado ante su enojo, y frustrado por no haber podido cumplir su plan inicial de obtener su número. Suponía que en otra ocasión lo haría.

[...]

Su profesora de Ciencias era realmente atosigante. No era su culpa que la maldita mezcla hubiera explotado en medio de la clase y con todos adentro, bien, es cierto que no había prestado mucha atención por estar ideando un nuevo plan para provocar a Jeon, pero si era tan peligroso no tenía que haberlo enseñado, en primer lugar.

Ahora tenía que permanecer allí hasta las 5:00 pm en detención. Él, Park Jimin, el estudiante modelo en detención por culpa de un chico. Faltaban sólo diez minutos para cumplir con su castigo, pero para él los minutos pasaban más lento que nunca. Una vez la manecilla pequeña del reloj de pared que había al frente marcó las cinco, tomó su mochila y se la colgó al hombro, saliendo casi corriendo de aquella aula.

Caminó con rapidez por los desiertos pasillos, escuchando solo el sonido de sus pasos. De pronto se detuvo, escuchando el sonido de un piano, y una dulce voz segundos después se coló por sus oídos, dejándolo encantado.

¿A quién pertenecía aquella voz tan dulce y melódica? Él iba a averiguarlo.

Se movió siguiendo el sonido, llegando hacia el salón de canto. Lo extraño era que había visto al profesor Seokjin marcharse junto con el mar de estudiantes a la hora de salida. ¿Como habían logrado entrar ahí si solo él tenía la llave.

Neoneun nae salme dasi tteun haetbit
eorin sijeol nae kkumdeurui jaerim
Moreugesseo i gamjeong-i mwonji
hoksi yeogido kkum sogin geonji

Abrió la puerta un poco, intentando ser lo más silencioso posible para que no se notara su presencia. El chico que tocaba el piano era Min Yoongi, aquel pelimenta solitario, novio de Hoseok. Sin embargo, aquel con voz de ángel era nada más y nada menos que Jungkook, su nueva conquista.
Alzó ambas cejas, sorprendido al ver como hacía una nota alta casi sin esfuerzo. La letra de la canción era simplemente hermosa. Se quedó admirándolos hasta que Jungkook dejó de cantar a mitad de la canción.

—Esto no sirve —tomó una hoja de su libreta y la arrancó, haciéndola una bolita y tirándola al suelo.

—Estás siendo demasiado exigente —regañó el pelimenta.

—Tiene que ser perfecta, Yoongi-ssi, sino no la presentaré —se cruzó de brazos, recostándose en el piano.

—Es una jodida canción de amor Jungkook, si tu novia no te inspira piensa en alguien más —dijo, harto ya de tanto drama por parte del castaño.

—¿Alguien más?

—Sí, alguien que te guste... como Jimin.

Silencio, un tenso y profundo silencio se instauró en aquel salón. Jimin cerró la puerta cautelosamente, decidiendo que no debía escuchar la conversación entre los dos amigos, era privado y no tenía porque escuchar como hablaban sobre él, aunque si le alegraba confirmar que tal como creía, tenía a Jeon en la palma de sus manos.

Decidió esperar en la salida a que el castaño y su acompañante salieran. No diría nada acerca de lo que había escuchado y visto, pero si mantendría su plan para conseguir el número del castañito.
Pasaron poco más de diez minutos cuando finalmente pudo divisar a la persona que estaba esperando. Se acercó a ellos, viendo a Yoongi poner una excusa y marcharse rápidamente. Jungkook aún molesto, pasó por su lado como si nada y siguió caminando.

—¿Te enojaste por lo de antes? ¡Oh vamos, Jungkook! Solo lo hice para llamar tu atención.

—Hay muchas otras formas de hacer eso, no te metas con mi hermana —espetó deteniéndose de repente, haciendo que Jimin chocara con su espalda.

—Bien, lo siento —se disculpó, poniéndose frente a él, llevando ambas manos a su espalda y mirándolo con una sonrisa inocente—. ¿Me acompañas a casa?

—¿Qué? Eres un descarado, me propones algo así después de haber coqueteado con mi hermana.

—¿En qué está pensando tú cabecita pervertida? —se mofó—. Solo quería que fueras para que probaras el pastel de chocolate que hace nuestra cocinera, dijiste la vez pasada que te gustaban mucho los dulces.

—Y-yo... —se quedó en blanco sin saber que decir, sus mejillas tiñéndose de un rojo intenso. Se sentía aún más avergonzado después de la conversación que había tenido con Min en el salón de canto, donde finalmente admitía en voz alta que estaba comenzando a tener sentimientos por Jimin.

—Venga, vamos —lo tomó de la mano instalándolo a caminar, pero Jungkook rápido se soltó, negando con la cabeza.

—Alguien puede vernos.

Se ganó una mueca por parte del capitán de baloncesto, pero aún así lo siguió cuando este comenzó a caminar hacia su auto. El trayecto fue algo silencioso, el menor miraba de reojo al contrario de vez en cuando, mordiéndose los labios cuando el pensamiento de que el rubio se había enojado llegó a su cabeza.
Una vez llegaron Park estaba dispuesto a bajarse del auto sin decir palabra alguna, pero Jungkook lo agarró del antebrazo antes de que eso sucediera. Jimin frunció los labios y se quedó quieto, esperando a que soltara lo que quería decir.

—¿Estás molesto por lo de antes? —preguntó en un murmuro, jugueteando con sus dedos de forma ansiosa—. Tengo una relación con Hyuna, nosotros no somos nada... yo-

—¿Sabes qué es lo que me molesta? —le preguntó mirándolo fijamente a los ojos—. Que te reprimas tanto cuando ambos sabemos que te gusto —el más alto quiso reprochar ante esa afirmación, pero él no lo permitió—. Escuché parte de tu conversación con Min en el salón de canto, no intentes negármelo.

—¿Puedes intentar comprenderme un poco? Todo esto es nuevo para mí.

—¿Piensas que voy a aguantar tus desplantes porque te da miedo que sepan lo que en verdad sientes? —No entendía la razón de su enojo. Se supone que solo estaba con Jungkook para follárselo, después de eso lo mandaría a volar, así que ¿por qué se preocupaba tanto por la vida y sentimientos de Jeon?

—No puedes gustarme, menos puedo enamorarme de ti ¿acaso no lo entiendes?

—Pero sin embargo lo hago. Te gusto, por más que quieras negártelo a tí mismo ambos sabemos que te gusto —dio por finalizada la conversación cuando de los ojos oscuros de Jungkook comenzaron a salir varias lágrimas, una tras de otra.

—Si mis padres llegan a enterarse de esto yo-

Fue callado por los labios de Jimin. Suspiró derritiéndose ante el apasionado movimiento de esos belfos cálidos y dulces, notando las ansias que sentía el mayor de quitarle esos pensamientos de la cabeza. El contrario tomó su cintura, instándolo a que se sentara sobre él. Acarició sus mejillas quitando cualquier rastro de lágrimas, llevando ambas manos a sus muslos para darle un ligero apretón que lo hizo jadear.

—Concéntrate en mí, olvídate de tus padres, tu novia y todo lo demás. Ahora solo somos tú y yo, precioso.

Asintió, esta vez siendo él el que comenzó el contacto, tomando los mechones rubios de la nuca entre sus manos, apegándose lo más que podía a la anatomía contraria. Se derretía cada vez que Jimin le besaba de esa manera tan pasional.
Sintió los belfos rosáceos deslizarse a su cuello mientras una mano traviesa deseaba colarse por la parte trasera de su pantalón.

—No, no, espera —su cuerpo se tensó y eso no pasó desapercibido para Park. Tomó la mano del mayor cuando quiso insistir, negando con la cabeza.

—Vamos Kookie, te prometo que te va a gustar —intentó distraerle besándolo en los labios nuevamente pero no funcionó.

—Dije que no, Jimin —soltó con seriedad.

El mencionado puso los ojos en blanco antes de apartar el cuerpo del más alto de encima, saliendo después del auto y entrando a su casa sin siquiera esperarlo. Jungkook tragó saliva sintiéndose humillado por el mayor, ahora quería irse a su casa.

—¿Piensas quedarte ahí toda la tarde? —el baloncestista se asomó en la puerta, mirándolo con una ceja alzada. En momentos así deseaba golpearle bien duro en su apuesto rostro.

Se bajó del auto y entró a la casa, pensando en reclamarle por su estúpida actitud.

—¿Acaso tengo que complacerte siempre para que no te comportes como un idiota? —cuestionó en cuanto llegó a la sala de estar y lo encontró allí, mirando su teléfono con una sonrisa.

—¿Complacerme? Pero si el único que ha sido complacido aquí eres tú. No pasas de simples besos como si fuéramos niños de quince años —bufó, soltando una pequeña risa irónica.

—¡Eres un imbécil! ¡Solo piensas con tu jodido pe-

—¿Qué está sucediendo aquí?

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