Capítulo 2
Beep beep...beep beep...beep beep...
De nuevo el maldito despertador interrumpía su dulce sueño. Se quejó arrugando el rostro en una mueca y lo tomó en su mano lanzándolo a la pared, rompiendo el reloj en varios pedazos.
—¡Jeon Jung Kook te dije que no volvieras a romper el maldito despertador! —escuchó el grito de su madre desde la primera planta de la casa, regañándolo nuevamente por romper el jodido reloj.
Desde que era niño creó esa costumbre, cada vez que estaba soñando tranquilamente y la maldita cosa del demonio interrumpía su viaje a las tierras de Morfeo, terminaba tirándolo contra la pared y destrozándolo. Sus padres decidieron dejar de comprarle más relojes desde que rompió el quinto, pero entonces no se despertaba a tiempo y siempre llegaba tarde a la escuela, por lo que tuvieron que volver a comprarle despertadores cada que los rompía. A ese paso iba a arruinar a su familia, pero era necesario si no quería que mancharan su expediente por las llegadas tarde.
Las mañanas en su casa eran tan ajetreadas que nadie se podía tomar el tiempo de despertarlo. Empezando porque solo había un baño en la casa y ellos eran cuatro personas, todos debían ir temprano a sus trabajos y escuela. Su madre debía arreglarse, lo cual generalmente le tomaba más de una hora, era una mujer vanidosa y siempre iba lo más arreglada posible al trabajo, su padre era el que generalmente preparaba el desayuno en lo que esperaba a que ella terminara, para llevarla en el auto al trabajo y después irse al suyo. Y Yoo Hyun, ella no se despertaba hasta diez minutos antes de salir, tenía que correr de un lado a otro, casi sin arreglarse porque sino llegaría tarde.
Se levantó, escuchando el ruido que hacían los tacones de su madre al dirigirse a su habitación. Ya se había ganado un sermón a las 6:30 de la mañana.
—¿Acaso piensas dejarnos en bancarrota? —cuestionó Solar con las manos en las caderas—, estoy harta, a partir de hoy deberás levantarte por tu cuenta, no pienso gastar un centavo más en un despertador para ti.
—Relajate, mamá —se acercó a la mujer agachándose un poco para besar castamente la mejilla de su progenitora, y se encaminó al baño para darse una ducha.
Realizó su rutina de aseo de manera rápida, desayunó junto a su padre, y se aseguró de despertar a su hermana antes de partir a la escuela, empujándola fuera de la cama, escuchándola gritarle miles de groserías mientras él salía de casa soltando una carcajada. Ese juego lo había iniciado Yoo Hyun cuando tenían 12 y 15 años, respectivamente. A su hermana le pareció gracioso tirarlo de la cama para despertarlo, y él obviamente no se quedaría sin hacer nada, así que en venganza, al otro día le había tirado un vaso de agua fría en el rostro.
Llegó a la institución unos 15 minutos después, quedaba relativamente cerca de su casa por lo que no tenía que tomar el autobús o pedirle a su padre que lo llevara en el auto. Era bastante temprano por lo que no llegaban muchos alumnos aún, así que se sentó en las gradas de la cancha de baloncesto y sacó su cuaderno de letras para emplear su tiempo en algo útil. En el último tiempo estaba intentando escribir una canción para su presentación en el concurso de talentos que se haría en tres semanas, pero había perdido por completo la inspiración y esta seguía incompleta desde hace unos días, cosa que era extraña ya que generalmente se le hacía muy fácil escribir una canción, recuerda que un día terminó una en solo una hora.
Tal vez tendría que pedirle ayuda a Yoon Gi, él era muy bueno en eso, así que debía buscarlo a la hora de descanso.
—Buenas días, bonito —alzó la cabeza dejando sus pensamientos de lado, observando a Park Ji Min con una sonrisa en su boca y el rostro a pocos centímetros del suyo.
Al verlo tan cerca se alejó abruptamente, casi cayendo de espaldas en las gradas, pero gracias a los rápidos reflejos de Ji Min eso no sucedió. Park lo tenía sujetado por la cintura y sus narices estaban rozándose. El rubio posó sus ojos en los labios semi carnosos del contrario y esa fue la señal para Jung Kook para alejarse nuevamente.
—¡Suéltame! —se puso de pie rápidamente poniendo la mayor distancia posible entre él y él odioso de Ji Min.
Porque sí, para él Ji Min era un fastidioso que no tenía en que emplear su tiempo, y por eso ahora se había propuesto joderlo.
—Oye ¿por qué tan arisco? —sonrió de lado viendo al castañito rodar los ojos. ¡Oh! ¡Le fascinaba que hiciera eso!
—Déjame en paz, ve a perder tu tiempo con cualquiera de tus ligues fáciles.
—Uhmm ¿estoy escuchando celos acaso? —En verdad amaba molestar a a Jeon.
—¿Celoso yo? —bufó soltando una risita sarcástica, negando con la cabeza y rodando los ojos nuevamente. No tenía ni idea de a donde podía llegar el ego de Park—. Por favor, no digas estupideces, tengo novia ¿recuerdas?
Recién se había acordado de Hyuna, debía ir a buscarla para verla antes de que empezaran las clases, porque sino tendría que esperar hasta el horario de descanso.
—No me importa tu novia, no soy egoísta, puedo compartir —murmuró tomándolo de la cintura de nuevo, fijándose esta vez en lo fina que era. Definitivamente Jung Kook tenía buenas cosas escondidas bajo la ropa.
—Déjame en paz Park, a no ser que quieras mi puño marcado en tu rostro por toda la jodida semana —amenazó en voz baja y grave, haciendo que el mencionado se separara de él alzando sus brazos en señal de inocencia.
—Oye, no hay porqué recurrir a la violencia.
El castaño bufó dándole la espalda y marchándose a paso rápido de la cancha.
—No importa cuanto te hagas el difícil, voy a terminar conquistándote, Jeon Jung Kook —murmuró para sí mismo de forma decidida. Iba a tener al chico en su cama de una u otra forma.
Lo peor que pudo hacer Jungkook era haber puesto esa cara de fastidio cuando él aparecía, eso solo lo incentivaba a conquistarlo aún más. Al final había decidido que quería al lindo castañito entre sus sábanas sin importar que tuviera novia o no. Jeon Jung Kook era ahora como un reto para él, y definitivamente iba a tenerlo, porque era Park Ji Min, y nadie se negaba a él.
—Vamos Jung Kook, por favor —pidió Hyuna con voz melosa y uniendo sus manos en súplica—, en verdad quiero ir a esa fiesta, ve conmigo ¿sí?
—Cariño, de verdad no tengo ganas de ir —dijo frunciendo los labios, mirando a su novia poner cara tierna para convencerlo—. Ve con tus amigas, a mí no me molesta, de verdad.
Su novia suspiró y bajó la mirada al suelo, con un puchero formándose en sus labios rosados. Eso lo hizo sentirse culpable, pues Hyuna había ido emocionada hasta él rogándole para ir juntos a la fiesta que alguien de un grado menor estaba organizando en su casa. Suspiró sonoramente y tomó el mentón de la chica besando sus labios cortamente.
—Bien, iré contigo a esa fiesta —la pelinegra soltó un chillido feliz y lo abrazó con fuerza, besando sus mejillas repetidamente.
—Te amo, te amo, te amo —repitió sin dejar de besar la mejilla de su novio, pero el bonito momento se vio interrumpido por cierto chico de cabello rubio que pasó junto a ellos.
Park los miró a ambos y sonrió, guiñándole el ojo a Jung Kook y mandando un beso volador. Hyuna lo observó con el ceño fruncido y los puños apretados, no creyendo lo descarado que podía llegar a ser el capitán del equipo de baloncesto. Se puso de pie, llamando la atención de todos en la cafetería que se encontraban almorzando tranquilamente, dispuesta a reclamarle a Ji Min por ser tan atrevido, pero las manos de su novio en su cintura, y los labios de él sobre los de ella impidieron que cumpliera con su cometido.
Movió sus belfos correspondiendo al dulce beso que Jeon le estaba dando, viendo a Ji Min mirarlos con una sonrisa burlona en el rostro. Cerró sus ojos pasando sus manos por el cuello del castaño, deteniendo el beso segundos después en busca de aire. Con esa acción le habían dejando en claro a todos que seguían juntos y que Ji Min no significaba absolutamente nada.
—Me tengo que ir, quedé de encontrarme con Yoon Gi antes de que comenzaran las clases de nuevo —avisó besando castamente otra vez a su novia para después marcharse de la cafetería bajo el murmullo de todos los alumnos.
Fue cuestión de minutos encontrar a su amigo, siempre lo podías encontrar en la azotea durante su tiempo libre. Yoon Gi era un fanático obsesivo del rap, y normalmente podías verlo con sus audífonos puestos escuchando cualquier canción de Eminem o algún otro rapero que llamara su atención. Generalmente buscaba algún lugar tranquilo donde nadie pudiera molestarlo, por lo que la azotea era una elección excelente, no eran muchos los que iban durante el horario de descanso al lugar.
—Yoon Gi-ssi —lo llamó, quitando uno de los audífonos de su oreja. El chico pelimenta solo bufó rodando los ojos, fastidiado porque Jung Kook lo había interrumpido en la mejor parte de la canción—. Necesito tu ayuda.
Sacó su libreta y buscó la página donde estaban solo los primeros vestigios de una canción. Se rascó la nuca un poco fastidiado, se suponía que era una canción de amor, pero literalmente, se le había ido toda la inspiración después de escribir el coro, que era lo único que tenía listo, todo porque su novia le había interrumpido.
—Euphoria...— murmuró el pelimenta leyendo las frases sin sentido escritas en toda la hoja, la cual se notaba que había sido borrada varias veces—, me parece un buen nombre.
—No he podido continuarla, Hyuna me interrumpió cuando la estaba escribiendo y no he podido seguirla. —Un quejido salió de su boca, acompañado de un puchero segundos después.
—¿Hablas en serio? ¿Tu novia te quitó la inspiración mientras escribías una canción de amor, que supongo, es para ella?
—Literalmente —bufó pasando la mano por su cabello y desordenádolo un poco—. No es para ella, solo se me ocurrió.
—Ya veo —asintió leyendo una vez más el contenido de la libreta— Pensaré en ello en casa, tal vez mañana, iré a una fiesta hoy.
Jung Kook lo miró extrañado, con los ojos entrecerrados debido a la sorpresa que le causaba la respuesta de Yoon Gi, o sea, Min Yoon Gi y fiesta en una misma oración no pegaban para nada. El más bajo odiaba, al igual que él, los lugares muy concurridos.
—¿Tú? ¿En una fiesta? —negó sin poder creerlo aún—. Hyuna me insistió en ir, así que probablemente nos veamos allí.
—Tengo que ir, Ho Seok es el que la está organizando —alzó las cejas disconforme, en verdad no quería ir—. Sus padres están de viaje y su hermano compró mucha bebida para nosotros, va a ser una total locura.
—Me dices eso y menos ganas tengo de ir —soltó un quejido frotando su rostro con ambas manos.
—¿Y a que no adivinas quiénes son los primeros en la lista de invitados? —una sonrisa maliciosa se formó en su rostro y Jung Kook quiso que la tierra lo tragara en ese momento.
—No, no me digas...
—Park Ji Min y su séquito de imbéciles.
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