Un mes... ya paso un mes ¡Un maldito mes! Creo que estoy a punto de desmayarme.
Estoy en mi casa mirando un tablero con varias palabras, y fotos de posibles sospechosos.
Esto es imposible, jamás podre encontrar al culpable. Gracias a este maldito rumor la gente no me deja en paz, incluso Brent empezó a hablarme como si fuéramos amigos de toda la vida. Si, somos vecinos pero jamás le dirigí la palabra, ni de niños lo soportaba.
El tablero aumenta a cada rato con sospechosos, lo cual no ayuda para nada. Durante todo el mes estuve hablando con mis compañeros para poder saber quién es el posible culpable, pero todos dicen lo mismo: "Acepta que sales con Brent" o "Me lo dijo "X" persona"
Voy donde esa persona a preguntar y me dice que se lo dijo otra, así se va sucesivamente.
—¡Peper!— Escuche gritar a mi madre.
—¿¡Que?!— Volví a gritar.
—¡Un amigo vino a visitarte!—Fruncí el ceño y empecé a girar hacia la puerta.
—¡Yo no tengo...!—Empecé a gritar, pero las palabras quedaron en mi boca al ver al chico en la puerta de mi habitación junto a mi madre— ¿Qué haces aquí?— Le pregunte mirándolo como si fuera algún bicho raro.
—Los dejare para que hablen— Dijo mi madre alejándose.
Él se acercó a mí, bueno más bien al tablero y lo miro entrecerrando los ojos, luego desvió su mirada hacia mí.
—Te voy a ayudar a encontrar al culpable —Dijo seguro.
Reí sin gracia y lo mire de arriba abajo, alce una ceja y puse un dedo en su hombro tratando de empujarlo.
—No, gracias— Murmure volviendo la vista al tablero —Creo que sabes donde es la salida.
—Ambos estamos involucrados en esto, deja que te ayude.
Volví a mirarlo con cansancio.
—¿Por qué debería?—Pregunte sentándome en mi cama.
—Soy bueno en estas cosas, ¿Sabes? Conozco a mucha gente que nos ayudara— Se sentó a mi lado haciendo me que parara y me sentara en la silla de mi escritorio, luego quemaría esa sabana.
—Sí, pues. Esta es la cosa— Tome un piloto de mi escritorio y lo apunte con el— No te soporto, apenas y tolero tu presencia.
Sonreí falsamente pero rápidamente reemplace esa sonrisa con una mueca de disgusto.
Volví la vista al tablero, al cabo de unos segundo me percate de dos cosas, la primera ¿Cómo sabe que estoy haciendo esto? La segunda ¿Por qué no se va todavía?
Gire en su dirección, él me estaba mirando como si me estuviera inspeccionando y midiendo mis reacciones.
—¿Cómo sabes que estoy haciendo?- Pregunte señalándolo con la barbilla.
—Vi el tablero por la ventana— Dijo encogiéndose de hombros— ¿De verdad no te agrado?
—No te soporto— Aclare.
Agradar y soportar son dos cosas muy diferentes, solo me quiero asegurar de que sepa cuál es su posición conmigo.
—¿Por qué? Apenas y hablamos.
Tire el piloto en mi escritorio y lo mire molesta.
—¿Qué tiene que ver el que no hablemos?— Pregunte parándome— Es lo que me haces.
—¿Qué demonios te hago?— Imito mi acción.
—¡Me levantaste la falda en cuarto grado, desde entonces no las uso! Me cortaste la coleta de caballo en sexto, y luego como si no estuvieras satisfecho me pegaste goma de mascar— Lo señale con el dedo.
—¡Fue cuando estábamos en primaria, supéralo, mujer! —Exclamo.
No dije y él tampoco dijo nada, solo nos quedamos mirando cerca uno del otro con el ceño fruncido, era como una competencia si alguien apartaba la mirada, perdía.
De momento vi algo en los ojos de Brent que no me gusto. Me tomo de los hombros y me acerco a él.
Wow, wow. Aparte la cara antes de que pudiera hacer algo, lo empuje y lo mire sorprendida.
—¿Me ibas a besar?— Le pregunte sintiéndome amenazada.
Brent se encogió de hombros y se rasco la nuca.
—Pensé que esta la parte en la que no besábamos ferozmente.
Fruncí el ceño sintiéndome confundida, y fuera de lugar. Volví a sentarme en la silla del escritorio de forma incomoda. Seguimos sin decir nada durante un rato.
—¿Te puedo ayudar?— Pregunto.
No lo mire, seguía sintiendo desubicada.
—Haz lo que quieras.
Espero les guste.
-Dani
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