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Uno.

Todo aquel que aparecía frente a él formulaba la misma pregunta, estaba harto de escucharla una y otra vez.

—¿Estás listo?

No importaba cuantas veces respondía que sí, parecía que podía dejar de estarlo en un segundo. Lucía el traje blanco mejor de lo que imaginaba, el temor de no verse bien se había esfumado en cuanto se miró en el espejo. Él era el novio más guapo que jamás se había presenciado, era lo que pensaba cada vez que alguien le tomaba una foto, le era satisfactorio saber que tendría evidencia de su deslumbrante aspecto el día de su boda.

El maldito día de su boda, el que se suponía sería el más feliz de todos sus días, el que creía disfrutar al máximo y desear que no terminara.

Con solo recordar el entusiasmo con el que esperaba que la fecha llegara su estómago se revolvía y le daba migraña. Deseaba tener una máquina del tiempo para adelantar las horas, o para volver al pasado y evitar que el evento se celebrara.

—Es hora, hijo —su padre apareció en la puerta del cuarto de espera con una sonrisa bastante grande, parecía estar feliz de deshacerse de la gran carga llamada "Byun Baekhyun".

Cambió enseguida su expresión de aburrimiento por una más alegre y más falsa que nada, pero que nadie parecía notar. Se miró en el espejo una última vez asegurándose que ningún cabello rubio (que tiñó especialmente para la ocasión) estuviera fuera de su lugar. Luego acompañó a su padre a donde se celebraría la ceremonia.

Y ahí lo vio, al desgraciado (pero jodidamente atractivo) que amó por un año completo y le hizo creer que los sentimientos eran recíprocos. El sujeto a quien se entregó en cuerpo y alma (más cuerpo que alma, por supuesto), y el cual lo engañaba con su odioso vecino desde quien sabe cuando.

Si tan solo no se hubiese enterado tres horas atrás las cosas hubieran sido diferentes, no se hubiera sentido de esa manera y habría sido capaz de disfrutar la mentira en la que vivía, hubiera pasado con felicidad el día de su boda.

Deseaba golpearlos, asesinarlos, a los dos idiotas que le vieron la cara y se rieron a sus espaldas. Lo engañaron muy bien.

"—Serías millonario si fuera actor."

El de blanco actuó con normalidad, controló su ira hasta que su sentencia de muerte comenzó. Del brazo del idiota recorrió un camino lleno de flores hasta llegar al centro de la pista, todos los invitados los veían conmovidos, les parecía una escena agradable de disfrutar.

"—Tonterías."

Incluso el sujeto a su lado parecía estar feliz, aparentemente Baekhyun era el único que no lo era, además del joven que estaba en primera fila y era uno de los responsables de la infelicidad del rubio.

El maestro de ceremonias comenzó con su discurso sobre lo bonito que era el amor y la suerte de encontrar a su alma gemela, la mente de Baekhyun comenzó a vagar hasta aterrizar en la idea de escaparse su boda, dejar al idiota de su prometido en el altar.

Imaginó todas las posibles consecuencias, en la vergüenza que sería escaparse de su propia boda, la que organizó con tanta diligencia para que fuera perfecta en cada detalle, pero lo que más le gusto saber fue que la vergüenza que él pasaría no sería más grande que la que sentiría el sujeto a su lado por haber sido abandonado en el altar.

También pensó en la reacción de sus padres, el gran regaño que recibiría y sus reclamos por haberles hecho perder demasiado dinero, porque el niño no se rindió hasta que le cumplieran el capricho de casarse en una isla a miles de kilómetros lejos de su natal Corea del Sur.

Esperaba que cuando supieran la verdadera razón detrás de lo que estaba a punto de hacer fuera perdonado.

No le dio demasiadas vueltas al asunto, aprobó su plan antes de que fuera demasiado tarde y estuviera unido con ese desgraciado. Cuando Baekhyun soltó el brazo de Sehun y recibió una mirada llena de confusión efímera, rápidamente recuperó el sentido. El rubio bajito se burló de él con una sonrisa de satisfacción, luego caminó hacia el maestro de ceremonias para arrebatarle el micrófono.

—Esto es muy aburrido —todos se preguntaban qué hacía—. Por favor sube Junmyeon.

Las miradas viajaban del de traje blanco al de traje negro, era un ciclo sin fin que se vio interrumpido cuando un tercero entro en escena. El pobre chico tonto que jamás termino de agradarle (y ya entendía por qué) subió.

—Te cedo mi lugar para que te cases con ese tipo —continuó Baekhyun—. ¡Que vivan los novios! —gritó con alegría.

Regresó el micrófono al otro tipo que lo comenzaba a considerar demente y recorrió por segunda ocasión el pasillo de flores. Sehun intentó detenerlo agarrando su brazo, pero con una fuerte patada en la pierna Baekhyun se liberó y comenzó a correr hacía la salida del salón.

Se sintió ligero mientras lo hacía, parecía que un gran peso se le había ido de encima, el detalle era que él no tenía idea de que lo cargaba, o tal vez había comenzado a hacerlo desde tres horas atrás.

"—Hiciste lo correcto Baekhyun."

Se animaba mientras corría, pensaba en lo bueno que fue haber terminado con eso en ese momento, en lugar de haber mantenido la farsa por más tiempo, aunque, de haberlo hecho, pudo haberse vengando mejor, pero al final, solo hubiera terminado herido, posiblemente se hubiera olvidado de la traición para no perderlo.

Fue hasta que llegó a la calle cuando recordó que estaba en un lugar desconocido, era la primera vez que estaba ahí y debía huir solo.

Esperaba que un taxi apareciera antes de que alguien lo alcanzara, puesto que, si ese alguien era su padre, tendría que volver al altar en contra de su voluntad.

Entonces la solución a su problema llegó a su vida, un auto negro se detuvo frente a él y se sintió tonto al imaginarse dentro de una película de acción. Para su suerte, la puerta del acompañante no tenía seguro, entró sin problemas lo más rápido que pudo. Justo cuando deslizó el cinturón de seguridad por su pecho escuchó su nombre aún desde el interior del edificio.

—Conduzca por favor —habló sin mirar al conductor. Un hombre que solo se había detenido a contestar una llamada.

"—¡Byun Baekhyun!"

Volteó a verlo para pedirle nuevamente que arrancara, quedó boquiabierto al hacerlo. A juzgar su suerte, era muy posible que terminara subiendo al auto de una señora o de un viejo loco con la cara arrugada, pero no fue el caso, el conductor era tan joven como él, de cabello castaño oscuro y apariencia de príncipe. Alguien decente y sofisticado.

"—Hola me presento, soy Byun Baekhyun, ¿Por qué no llegaste a mi vida hace un año?"

Se lo hubiera dicho, pero no era el mejor momento, además, debía tener un poco de respeto por su relación recientemente terminada. Tenía que esperar por lo menos hasta que todos supieran quién era el malo de esa historia.

El conductor, cuyo nombre era Chanyeol, lentamente apartó su celular de su oreja. —¿Quién eres tú? —preguntó al bonito desconocido a su lado intentando ocultar su asombro.

—¿Podrías arrancar, por favor?

"—Se robaron al novio", la multitud comenzaba a salir del salón, todos buscando a Baekhyun, cuando él se asomó por la ventana alguien lo vio y señaló.

"—Se robaron al novio", dijeron por segunda ocasión.

—¿Qué pasó allá? —Chanyeol trató de mirar, esperaba encontrar la razón del bullicio—. ¿A quién se robaron?

—Al novio, yo. Sácame de aquí.

Lo hizo, puso el vehículo en marcha y aplastó el acelerador hasta el fondo, en un santiamén ya estaban fuera del alcance de todos.

Eso parecía en todos los sentidos una película de acción (con algo de romance), pues, era un sujeto escapándose de su boda, otro llegando en el momento exacto para rescatarlo y los dos escapando. Pero, ¿Qué pasaría si el sujeto del auto fuera un delincuente? Entonces la película continuaría con más acción. Afortunadamente ese no era el caso.

Baekhyun estaba imaginando cada escena en su mente, iba feliz mirando por la ventana, sintiendo el viento golpearle la cara. Hasta que el auto se detuvo de manera abrupta, creyó que fue a causa de un semáforo, pero estaban en medio de la nada.

—¿Podrías explicarme qué está pasando? ¿Quién eres tú? —el conductor parecía enfadado, demasiado. Exigía una explicación.

—Me ayudaste a escapar de mi boda —el de blanco le dio una respuesta simple, esperaba que fuera suficiente para entenderlo y que lo ayudara hasta llegar a un lugar seguro.

—¿Por qué lo haría? No te conozco —en lugar de sentirse apenado o incluso asustado porque alguien le estaba levantando la voz, se sintió complacido al escucharlo hablar, su voz completaba de manera perfecta el aspecto varonil de ese hombre.

"—Detente Byun Baekhyun."

—Lo sé, y me estoy arriesgando al estar en medio de la nada con un extraño de manos grandes, que fácilmente podría matarme, por favor no lo hagas si a eso te dedicas —juntó sus palmas frente a su cara para acentuar su súplica, aunque aceptaba que el sujeto no parecía peligroso e incluso podía intuir que pertenecía al mundo de los negocios por su formal vestimenta.

—¿Y cómo sé que no soy yo quien corre peligro? —ignoró por completo sus ruegos, parecía dispuesto a sacarlo de su auto a patadas.

—Me llamo Byun Baekhyun, tengo 29 años, me gradué como veterinario y trabajo como uno. Te aseguro que si tuviera conmigo mis documentos o mi celular te mostraría la evidencia para que me creas.

—Bájate ahora —no parecía importarle sus explicaciones.

—¿Podrías llevarme al aeropuerto?

—Bájate demente.

—Por favor.

Chanyeol demostraba tener una gran paciencia, pero también parecía que Baekhyun estaba terminando con ella con el solo hecho de respirar. El rubio entendía a la perfección que la situación en la que se encontraban no era fácil, ni común, pero él no era un loco, no quería hacerle daño ni meterlo en problemas, solo deseaba llegar a su hogar lo más pronto posible y deshacerse de todas las pertenencias de su ex.

—¿Podrías llevarme al aeropuerto? —repitió.

El castaño lo inspeccionó de pies a cabeza, a como pudo, Byun intentó darle una buena vista intentando sonreír. Luego permitió que le tomara una foto y dejó sus huellas dactilares en el espejo retrovisor como se lo pidió, si algo malo ocurría, Chanyeol ya tendría evidencia y no sería difícil para la policía encontrarlo.

—Está bien, te llevaré.

El viaje transcurrió en silencio, se guiaban con el GPS para evitar perderse. Cuando regresaron a la civilización, Baekhyun recordó que todas sus pertenencias estaban en el hotel, ir al aeropuerto no tenía caso si no llevaba dinero ni su pasaporte.

Con mucha amabilidad le pidió desviarse un poco más de su camino, le dijo que sin esa parada no sería capaz de completar su escape perfecto.

—Hasta nunca —le dijo Chanyeol cuando apenas iba a sacar uno de sus pies del auto, no dudó en regresar a su posición original y aferrarse al cinturón de seguridad—. ¿Y ahora qué?

—Ayúdame hasta que llegue al aeropuerto, si me quedo solo ahora no poder lograrlo, es posible que me estén esperando mis familiares, me obligarán a quedarme y regresar a mi boda.

—No es mi problema.

—Lo sé, pero por favor buen hombre, hoy por mí, mañana por usted.

—Por favor, sal de mi auto antes de que mi paciencia se termine.

Pero no quería hacerlo, odiaba pensar en quedarse solo. De repente tenía miedo de que ocurriera.

—Muy bien —Baekhyun soltó el cinturón. Planeaba hacerle creer que cedería—. ¿Podría prestarme un dólar?

El conductor chasqueó la lengua y luego sacó su billetera, la cual le fue arrebatada en un segundo y al siguiente, el responsable estaba corriendo al interior del hotel.

—¡Oye tú! —a pesar de que Baekhyun le llevaba ventaja por correr antes que él, sus largas piernas le permitieron alcanzarlo muy rápido en la recepción, ahí descubrió que el rubio loco había metido su billetera dentro de su camisa.

—Hola, buenas tardes. Soy el huésped de la habitación 1503, perdí mi llave y necesito sacar mis pertenencias —lo escuchó decirle a la recepcionista, Chanyeol se contuvo para no hacer una escena ahí.

Esperaron juntos a que la empleada siguiera un largo proceso para poder entregarle la llave. Baekhyun intentó huir de nuevo al ir al ascensor, pero no lo logró, Chanyeol lo siguió por todo el lugar hasta que llegaron a la habitación 1503.

Se quedó esperándolo en la puerta, para Byun fue un alivio, el lugar ya estaba preparado para la noche de bodas, había pétalos de rosa por todos lados. Sintió náuseas con sólo verlo.

Rápidamente juntó sus cosas, no se dio tiempo de sustituir el traje blanco, pero sí de romper algunas de las cosas de Sehun. Salió de ahí con dos maletas.

—Llévame al aeropuerto, por favor —le entregó al alto (porque la diferencia en sus alturas era notoria y debía ser mencionada) su identificación junto a su billetera y pasaporte—. Puedes conservar todo esto hasta que te regrese tu billetera. Por favor.

—Puedo llamar a la policía en ese instante, ¿lo sabías? —observó las identificaciones meticulosamente buscando algún rastro de falsificación.

—Por favor —dijo una vez más—. Soy tan patético que no quiero quedarme solo hasta estar a salvo en un avión.

—¿Qué no tienes familia?

Asintió antes de hablar. —No tengo cabeza para lidiar con ellos, huí porque me enteré que mi novio me engañaba con su vecino tres horas antes de la boda. El maldito iba a cantar una canción para nosotros, ¿puedes creerlo?

La triste y patética historia lo conmovió, de alguna manera. Chanyeol soltó un gruñido antes de tomar una de las maletas. Se dirigían al ascensor cuando alcanzaron a ver a Sehun y su vecino, Junmyeon.

Baekhyun los maldijo, no solo porque seguían juntos a pesar de lo ocurrido, sino porque ya no podrían utilizar el elevador para no ser vistos. No tuvieron otra opción más que ir por las escaleras.

—Cambio de planes —anunció mientras cambiaba su ruta. Escuchó un farfullo a sus espaldas, luego el sujeto se posicionó a su lado.

Llegaron al lobby agotados, a Baekhyun los brazos le dolían por cargar su pesado equipaje, le echo un vistazo a Chanyeol y sólo notó el sudor en su frente, no había rastros de cansancio, parecía estar casi bien. Ambos se quitaron sus respectivos sacos a mitad del camino por comodidad y Baekhyun no pudo evitar mirar sus brazos, estuvo a punto de preguntarle si asistía a un gimnasio con frecuencia, y si la respuesta era positiva planeaba felicitarlo porque los resultados eran buenos.

"—¿Por qué me encuentro hasta ahora con alguien que es totalmente mi tipo?"

Se dio una bofetada mental para aclarar sus pensamientos, ese no era el momento para pensar en esas cosas. Se sintió a salvo cuando llegaron de nuevo al auto. Fueron rápidos para meter las maletas a la cajuela y entrar al vehículo.

—Esto parece una película de acción —comentó con emoción el más bajo mientras abrochaba su cinturón.

—A mí me parece una de terror, te advierto de una vez que si estás haciendo algo ilegal no quiero ser involucrado. Le diré a la policía que me tomaste como rehén, no quiero ser cómplice de nadie.

—Te aseguro que no pasará.

El auto entró en movimiento sin que Baekhyun lo pidiera, sentía que comenzaban a entenderse y eso le agradaba.

Después de unos minutos hicieron un intercambio, Baekhyun le devolvió su billetera y obtuvo sus cosas de regreso, las guardó y se dedicó a admirar el paisaje por la ventanilla.

De la nada comenzó a reír como loco, luego de que el aire le golpeara el rostro. Sentía la euforia recorrer sus venas, había hecho una locura que jamás imaginó. Ese día se estaba comportando totalmente diferente a como era siempre, jamás había sido tan atrevido ni había dejado que sus locos pensamientos lo dominaran, normalmente no estaba lleno de seguridad y ese día estaba teniendo la suficiente. Entonces comenzó a llorar, al recordar que había perdido un año de su vida con alguien que no valía la pena. Por lo menos se dio cuenta de la verdadera situación antes de que fuera tarde. Dejó salir todas las lágrimas que pudo.

El hombre a su lado se aclaró la garganta antes de preguntar: —¿Estás mal de la cabeza?

Limpió las lágrimas y giró su cuerpo hacia él. —Si, pero nada fuera de lo normal. Necesitaba llorar ahora para no sufrir después.

Su nariz requería ser limpiada, pero Baekhyun no quería llenarse la ropa de mocos. Chanyeol se estiró para abrir la guantera y sacar una caja de pañuelos que dejó en sus piernas. Aunque no lo pareciera, el rubio también tenía su atención.

—Gracias —dijo Baekhyun al tomar la caja entre sus manos, esperó a que la vista de Chanyeol regresará al frente para hacer uso de los pañuelos, intentó no ser muy ruidoso.

—Lo que te pasó fue triste y lo que hiciste fue raro, pero no deberías sufrir por alguien a quien no le importó hacerte daño con mentiras —no esperó recibir palabras de consuelo del hombre castaño a su lado, pero le agradeció por hacerlo.

Continuaron con el viaje en silencio, aunque Byun hubiera preferido hablar para matar la incomodidad. Cuando regresó los pañuelos a la guantera, encontró una etiqueta que indicaba que iban en un auto rentado, sintió mucha pena al darse cuenta que pudo haber interferido en los planes de un bondadoso hombre que tampoco pertenecía a ese lugar, se preguntó si había llegado a la isla a hacer negocios y si los resolvió antes de encontrarlo o si iba de camino a hacerlo cuando irrumpió en el vehículo. Por eso no pudo volver a hablar.

Llegaron al aeropuerto sin problema, ambos bajaron del vehículo y el más alto se hizo cargo de las dos maletas hasta que llegaron al mostrador. Baekhyun le dio la espalda para comprar su boleto, creyó que al voltear ya no lo vería, pero él seguía ahí. Esperándolo.

Con una actitud totalmente diferente a la que tenía cuando lo vio por primera vez (y más parecida a la que tenía todos los días), caminó los escasos pasos que los separaban.

—Está hecho, pronto abordaré —dijo como si se lo hubiera preguntado—. Discúlpeme por haberlo hecho perder su tiempo —se inclinó ante él.

—Está bien, recuerda no mencionarme como tu cómplice —Chanyeol empujó las maletas hacia Baekhyun.

—Por supuesto, muchas gracias por todo. Creo que en la actualidad son muy pocas las personas dispuestas a ayudar de esta manera a un desconocido —sonrió—. Recibirá una gran recompensa de los cielos por su bondad.

—Tienes razón, somos pocos los tontos que aún estamos por ahí. Suerte con tu vida, hasta nunca —agitó su mano.

—Espere —evitó que moviera sus pies—. Quisiera saber el nombre de la persona que me salvó.

—Park Chanyeol —dijo extendiendo su mano.

—Entonces, Park Chanyeol, muchas gracias por ayudarme —cuando estrecharon sus manos, las mariposas de ambos aletearon en su interior, fue algo que ninguno pudo ignorar, pero decidieron culpar a la locura que hicieron juntos como la razón de esa sensación—. No sé si ya lo olvidó, pero soy Byun Baekhyun.

Soltó la mano de Chanyeol para sujetar su muñeca, con mucho cuidado desabotono la manga de su camisa para obtener un espacio. Con la mano que tenía libre, Baekhyun destapó la pluma que le pidió al empleado del mostrador cuando compró su boleto, escribió su nombre y número de teléfono en el antebrazo de Chanyeol.

—Puede llamarme, le pagaré este gran favor con una cena, no, serán dos o tres, las que considere prudentes para saldar mi deuda.

La reacción que recibió, que no pudo definir si era un intento de sonrisa o una simple mueca, lo motivó a hacer lo mismo con su otra manga, ya no tuvo mucho cuidado para zafar los botones, incluso creyó ver volando a uno.

Se llevó una gran sorpresa al ver un tatuaje, Chanyeol no parecía alguien que tuviera esas cosas, junto a él escribió su vergonzoso correo electrónico personal, el de la veterinaria y el nombre de esta.

—Esperaré su llamada o su correo electrónico, hombre generoso. Hasta pronto.

Tomó sus maletas y corrió hasta un sanitario. Había hecho muchas locuras en un mismo día, eso era un nuevo récord. Pero las que más satisfacción le provocaron, fue haberse escapado de su boda y llenar de tinta temporal el brazo del hombre que lo salvó.

Una pequeña parte de él deseaba volver a verlo alguna vez. Esperaba que sus caminos volvieran a coincidir en algún momento. Así como pasó ese día, eso sí, sin una complicada situación de por medio.

Por fin pudo sustituir el incómodo traje blanco que con tantas vueltas se habían ensuciado, al salir de ahí y para poder registrar sus maletas, tenía que pasar por el mismo lugar de antes. Por supuesto, Chanyeol ya no estaba, no se sorprendió en absoluto.

Se paró en el mismo lugar y cuando dirigió su mirada al suelo encontró un botón, el que creyó ver volar cuando subió su segunda manga, pero no fue el pequeño objeto redondo el que lo dejó sin habla, sino la tarjeta de presentación que estaba debajo.

Guardó muy bien las dos cosas y miró a su alrededor por si es que aun andaba por ahí, no se desilusionó al ver que no era así, ya tenía una tarjeta de presentación, eso era suficiente.

—Muy bien. Tendré que contactarlo para pagar también por el botón roto —entonces corrió a donde debía dejar sus maletas antes de que algo más ocurriera.

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