Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 54

VOZ OMNISCIENTE

"Sueño, esos pedacitos de muerte. ¡Como los odio!".
Edgar Allan Poe.

Déjenme resumirlo para ustedes. Claro, si es que aún no lo entienden:

Papi adoraba a Lilith, aunque él supiera que ella no era su hija, y jamás pudiera tener una relación normal con esa criatura, que amaba y odiaba a momentos, por parecerse a ese desalmado que le arrebató la dignidad a su esposa, y destruyó el sentimentalismo de sus hijos hacia cualquier otra persona.

Porque..., papi no podía decirle a su corazón hermoso que fue producto de una violación.

No, él no podía hacerle eso a un bebé. No lo iba a entender.

Porque papi no podía decirle a su princesita adorada que él tenía un hermano, y que ese hermano se llamaba (llama) Adán, y que Adán estaba (está) medio loco, chiflado, insano, un tanto psicópata y maniaco depresivo.

Y que ese hombre, era el hermano menor de su supuesto padre (su tío), que la había criado para ser menos demente que la biología que le precede por naturaleza.

No quería que una víctima más fuera presa de su pecado.

No, él no podía revelar ese nombre o tipo de vida a su bonita hija, menos cuando ella empezó a bombardearlo con preguntas sobre su origen.

Porque Lilith era inteligente. Y ella sabía que padre y madre ocultaban algo, siempre lo había intuido.

Aún recordaba la primera vez, que la pequeña copia de su hermano, le preguntó por su verdadero padre.

Lilith sólo tenía ocho años...

—Oye, Abel —le extrañó que lo llamara así—. ¿Quién es mi papá real?

Él, inocentemente, frunció el ceño en total confusión.

—¿De qué hablas, corazón? Yo soy tu papá real —le aclaró.

Ella negó tiernamente con la cabeza y rio en desacuerdo.

—No, tú eres Abel, mi papá falso. Yo quiero saber sobre mi papá real. Él, ¿cómo se llama?

Eso lo rompió y puso en pausa sus latidos, pero también fue una mezcla extraña entre memorias y reminiscencias que lo devolvieron a la realidad. No podía seguir ignorando los hechos, menos cuando la pequeña Lilith se parecía cada día más a su hermanito Adán, tanto físicamente como emocional o mental.

Era rara, taciturna y amaba la oscuridad. Le gustaba leer, leía a todas horas, y cada vez un libro más gordo que el anterior, evolucionando sus talentos y aumentando su inteligencia.

Y esas muecas y facciones que ponía, cuando se sentaba a disfrutar de sus cuentos de terror... ¡Por Dios! Era como ver al maldito Adán cruzado de piernas en la alfombra de su antigua casa, leyendo a Edgar Allan Poe o a Lovecraft.

No sólo notó esa coincidencia entre Adán y Lilith, también hubieron momentos en los que parecía más una habilidad innata que hereditaria.

La misma postura al caminar, los mismos ojos al dormitar, la nariz arrugada y la manera en cómo su lengua se pegaba a sus incisivos delanteros antes de hablar... Entre otras cosas, como la sonrisa a media noche en sus labios al dormir, y el brillo en sus pupilas cuando veía imágenes sangrientas o subidas de tono entre hombres y mujeres..., como si supiera lo que ellos harían después de ese inocente beso, o lo que ese hombre con machete querría hacer con la cabeza después de decapitar a sus víctimas.

¡Cómo se parecen!

"Los dos son verdaderamente inteligentes e intuitivos", pensó, cuando vio a su adorado renacuajo sonreír..., ¡incluso como él!

Entonces lo entendió...

Ella no era su hija, pero tampoco su sobrina. No sabía qué papel interpretar con Lilith. Abel jamás quiso mentirle, pero tampoco supo cómo reaccionar ante sus palabras.

Así que hizo lo único que creyó conveniente en una situación así:

Le sonrió con calma y tomó sus mejillas con las manos, —Estas confundida, corazón. Tú eres Lilith, mi preciosa hija, mi sangre y también mi pequeña. Yo soy tu papá real, cariño. No hay nadie más. No existe nadie más que nosotros tres: mamá, papá y tú.

Lilith no respondió, sólo le sonrió tímida, y abrazó el cuello como un monito a la rama de un árbol.

Después de eso, ambos fingieron que nada había pasado, que esa conversación jamás existió o incluso dio origen a revelar la verdad sobre su situación.

Porque papi no quería que su pequeña rompiera su burbuja emocional de padres perfectos.

Porque papi sabía la verdadera razón, por la cual su hija no era normal, extrovertida o sociable como sus primos o hermanos.

Porque él conocía al villano que le arrebató, la posibilidad de una vida normal, a su esposa e hijos.

Porque papi creyó en las palabras de su hermano, sin detenerse a pensar que, tal vez, él lo estaba manipulando para acercarse a su esposa e hijos.

Pero la ingenuidad de Abel no le permitió ver más allá de su nariz.

Él nunca se imaginó cuáles eran sus retorcidos planes.

Adán se aprovechó de su nobleza, y en el momento adecuado, él atacó.

Lo hizo sin sentir arrepentimientos o espasmos nerviosos.

Para Adán era normal tratar a las mujeres así.

Él creía que hacía lo correcto.

Así pensaba él, no se le podía cambiar su manera de entender la vida, cuando había pasado demasiado tiempo a solas, en un oscuro rincón de soledad innata, con las lecciones de papá en mente y el rostro magullado de mamá atado a esa cama.

No despertó sentimientos por Andrea, pero sí deseos y movimientos nuevos que intentar con la mujer de su hermano.

Así nació Lilith.

Y eran sus ojos, era su boca, su nariz, pestañas y cejas. Toda su cara era una copia de él.

Un hombre de treinta y un años que un día sintió celos del matrimonio e hijos perfectos de su querido hermano mayor. Sintió que él no se merecía tanta alegría en su vida, considerando que ambos habían nacido de la misma madre y el mismo padre abusivo y desquiciado.

Pero..., ¿cómo le explicas eso a una niña de cinco años?

Era obvio que su intención era jamás revelar su tormentoso pasado a su hija.

No quería que cargara con demonios que no eran suyos.

Papi no estaba seguro de contarle a su familia sobre esa parte de su vida.

No podía después de lo que su hermanito querido hizo con esas mujeres en su sótano, mientras el inocente Abel fingía que sólo estaba jugando con las niñas de su escuela.

Sí..., era un cobarde. No le hacía frente a su padre o hermanito.

Y..., revelar su oscuro secreto, equivaldría a admitir ese sucio silencio.

Porque papi no podía develar su pasado, sin arremeter contra su propia persona.

Eso sería un autogol.

Él no quería que su preciada Andrea supiera de su pasado.

Cuando Abel logró salir de aquel infierno, juró jamás recordar sus años infelices junto a ese hombre al que llamaba «padre», o junto a ese niño trastornado que sabía que era su hermano menor, y que debía protegerlo.

Pero..., ¿cómo puedes proteger a alguien, de la única paternidad que él conoce?

No puedes salvar a alguien, que no quiere ser salvado.

Y Adán se lo dejó en claro, cuando Abel huyó de casa. Él intentó escapar junto a su hermano, llevárselo lejos y conseguir ayuda profesional para él, quitarle de la cabeza esos pensamientos que lo volvían como un loco y requerían saciarse lastimando brutalmente a una mujer.

Pero Adán no quiso.

Él no quería huir de su verdadero yo. No quería pretender ser alguien quien no era, para satisfacer a una humanidad mediocre y pretensiosa.

Se negó, una y otra vez. Entonces... Abel escapó solo, sin nadie a quien sacar adelante o ayudar con el pasar de los años.

Odiaba admitirlo, pero fue más sencillo prosperar sin el peso muerto de su hermanito.

Aunque, jamás dejó de pensar en él, en su padre y fallecida madre, ni un segundo.

Porque era su sangre, su familia, y si algo hemos aprendido, es que la vida se compone de esos casos y pensamientos buenos o malos que resultan a nuestro favor, y otras veces en nuestra contra.

Y cuando la conoció, a su bella esposa, supo que fue para tentar su mala suerte con el destino.

Andrea no debía enterarse nunca de lo que sucedió antes de conocerla.

Ella no se merecía que le mintieran, pero tampoco que la atormentaran con el pasado de un hombre, cuyo único pecado fue haber nacido... ¿normal?

Porque él era el único que no sentía ninguna necesidad insana de llenar con cualquier sustancia o actividad "familiar", como las solía llamar su padre (el abuelo).

Así que... papi hizo lo mejor para él y su familia: él mintió acerca de todo, e indirectamente —y con los años— le enseñó a sus hijos varones a hacerlo también.

Pero... nunca se imaginó que el pasado querría regresar a él, a formar parte de su familia, e intentar adentrarse a ella de una manera brusca e inhumana.

Porque Adán fue enjuiciado y recluido en un pabellón psiquiátrico para pacientes de alto riesgo.

Su padre falleció días antes de su condena. ¿Adivinen quién lo mató?

Sí..., era fácil saberlo por el diagnóstico del especialista en familias de alto riesgo.

Nunca supo cómo la niña se había enterado de la verdad, y ella jamás le reveló quién se lo dijo.

Porque... era un secreto entre padre e hija, según lo que le dijo Adán. Y no debía revelarlo por mucho que Abel le rogara o suplicara su respuesta.

—Él no lo entendería, LiLith —le dijo, bajito en su oído, como si fuera un secreto—. Nadie te entenderá como lo hago yo, pajarita. Eres mía.

Le gustaba jugar con las emociones de su única hija. No le importaba engañarla, confundirla o manipularla, con tal de obtener sus propios beneficios.

Siempre le decía cómo tenía que comportarse, lo que debía responder y cómo debería actuar enfrente de algún psicólogo o psiquiatra. Porque conociendo al inútil de su hermano, no demoraría en meterla en una clínica de rehabilitación psiquiátrica, para asegurarse de que ella no estuviera maldita con los genes defectuosos de su hermano.

Pobre infeliz, si hubiera sabido lo que él tramó desde el comienzo, desde antes de su nacimiento o incluso antes de atreverse a drogar a Andrea... Ni siquiera lo hubiera adivinado.

Incluso le dijo que se tomara las pastillas que el médico le recetara, aunque ella no estuviera malita o tuviera alguna enfermedad igual a la de su padre (Adán). De eso ya se había dado cuenta su padre. Pero él siempre le dijo que era necesario con tal de mantenerla a salvo, y Lilith, ingenuamente, aceptó.

En el fondo si se parecía a Abel, ambos eran igual de patéticos con sus sentimientos. Muy moldeables.

Los manipulaba usando a Lilith como un peón, y les hacía creer que era una lunática que necesitaba medicación, porque su padre biológico le dijo que eso era lo correcto entre padres e hijos falsos: hacerles daño.

—¿Sabes a qué vamos a jugar ahora, pajarita? —dijo el hombre de traje elegante, que la visitaba constantemente a la hora del recreo en la escuela.

«Pajarita». Al escuchar eso, Lilith se sonrojó. Amaba que él la llamara así.

—¿A qué? —le preguntó.

—Vamos a jugar —él lo pensó—, ¡a ser mitómanos! —dijo con sorpresivo entusiasmo.

Ella mostró su confusión, —¿Qué es eso?

El hombre sonrió y acarició tiernamente la mejilla de su ángel, —No te preocupes, pajarita, te va a gustar. A la larga, vas a aprender a mentir, a integrarte y a fingir para ser como los demás —dijo—. Pero tú y yo sabremos la verdad.

—¿Y cuál es esa?

—Que la gente es estúpida, excepto tú y yo —le respondió—. Por eso vamos a jugar a fingir. Porque ellos merecen pagar por todo lo que te han hecho, a mí y a tu abuelo. De grande tienes que ser como nosotros, créeme cuando te digo que el negocio familiar te va a gustar.

Lilith no supo qué responder. El hombre elegante de traje y corbata esperó con paciencia su respuesta.

Pero, vio la duda en los grandes y expresivos ojos de su pequeña, y entonces él la presionó.

—¿Qué pasa, pajarita? —puso su mejor cara de tristeza—. ¿Acaso no quieres ser como tu papá real? ¿Pretendes ser como Abel, tu padre falso?

Eso fue lo último que escuchó de él, cuando ella, de nuevo, aceptó su manipulación.

No era estúpida, sabía que algo andaba mal con ese hombre. Creyó que era diferente, porque él no la juzgaba o preguntaba sobre sus idas o venidas con el médico...

¡Aguarden!

¿Lo conoció antes o después de visitar al psiquiatra por primera vez?

¿Él le dijo que hiciera todas esas cosas?

O..., ¿fueron ideas suyas?

¿Cómo saberlo, cuando ella se pasaba la mayor parte del tiempo medicada y casi dormitando de salón en salón, incluso... cuando Belén la molestó a tal grado que Lilith tuvo que matarla...?

No...

¿Fue ella o fue Adán quien mató a golpes a esa niña?

¿Está todo en su cabeza, o en realidad existe el maldito: "antes de Adán y Eva, existió Adán y Lilith"?

—————————•
Holis Holis.
¿Cómo están?
Espero que bien.

Les dejo una pequeña probadita de lo que sucederá en los siguientes dos capítulos (ya iba a poner episodios).
😁😁😁

Una cosa más:
* Es probable que no actualice hasta principios de Enero.
* Los que son mis seguidores: les va a caer una sorpresa de notificaciones de Wattpad, el 28 de Diciembre.
* Sí..., voy a poner historias nuevas en las que he estado trabajando como loca estos últimos meses. Ustedes lean las que quieran, y después me dicen cual quieren que actualice con un comentario al final de la obra.

Les agradezco enormemente sus votos y comentarios o lecturas. Son geniales ♥️

Pasen bonito fin de año. Les deseo lo mejor y ojalá disfruten su nuevo inicio de vida.
¡Vivan muchas vidas!

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro