Capítulo 8
Me daba mucha pena dejar a mi hermana y separarme de estos dos diablillos, en estos días me lo pasado muy bien, tanto que casi no he pensado en César, ese ya es tema zanjado y sobre Néstor, puede que me cueste más, dado que tengo que verlo, el entrenador aun sigue insistiendo que sigamos con las sesiones. Bueno a mí no me viene mal el dinero que me cae, y sí vale, de paso para ver a Néstor.
Pero cómo seré tan pava, porque diantres me ilusiono tan rápido por un hombre al cual apenas conozco y sólo hemos tenido cuatro palabras amables.
Definitivamente yo tengo un problema y es que estoy ha falta de tanto cariño. Han sido muchos días de soledad, de dormir en una cama fría sin el calor de alguien que me quiera que hasta estoy llegando a pensar que deliro por que alguien me trate como una princesa.
¡Ay qué penita de mi! Lo que llega una ha pensar por haber sido tan idiota y no haber cambiado el chip antes y haber continuado con mi vida y no dejar que el dolor se me agolparse y la soledad me sirviera de compañera.
―Yasmina por favor quédate un poco más, hace mucho tiempo que no te tomas unas vacaciones, y así puedes controlar un poco a tú hermana, con tanto bizcocho vamos a rodar más que caminar.
―Me gustaría mucho quedarme Alexander, pero debo de irme, el deber me llama y querido cuñado mira que tripa me estás echando, en serio que es una excusa para tú próxima película o es que mi hermana te está cebando con tanto dulce.
―Ambas cosas, el problema será luego para bajar los kilos, ¡ay qué horror! por favor mira qué michelines por aquí, celulitis por allá...―Todos nos echamos a reír ante las bromas de mi cuñado, miro a mi hermana que está regañando a mi hermano por relamer la cuchara de chocolate. Madre mía en este embarazo las hormonas han afectado más de la cuenta a mi hermana, mira que darle por hacer bizcochos, lastima le tengo a mi cuñado, no para de comer bizcochos el pobrecito mío, que paciencia tiene en soportar a mi hermana y más con el genio que se gasta cuando ve que no podemos comer más.
Yo por si acaso me voy, pero tampoco me voy de vacío, que Yanira me ha hecho cuatro bizcochos. Madre mía, esta mujer tiene un problema, como no nazca el bebé pronto veo a mi cuñado haciendo de protagonista de Obélix.
Me despido de mi cuñado compadeciéndole, seguidamente de mis sobrinos y con una inmensa tristeza de mi hermana. De Naím no me despido, al final lo he pensado y me voy de nuevo a vivir con él. Así se queda mi hermana tranquila, por Dios bendito no quiero que mal para, a poco me muerde cuando le dije que quería seguir viviendo en mi piso y no irme con Naím. Pero es que mi hermana no sabe que vivir con Naím es todo un conflicto y más cuando llego a casa y me lo encuentro revolcándose con alguna mujer, da igual donde. El caso que no se priva del sexo y si me ve a mí arde Troya.
De nuevo en casa de mi hermano, miro para todos los lados, desde luego el capullo ha decorado bien la casa, se ve que el bufete le va de maravilla.
Bueno de vuelta a la realidad, de vuelta al mundo que dejé hace tiempo o más bien diría que cambié por un amor que no me llevado a nada.
―Ven hermanita, adelante esta es tú habitación y ahí está el baño, por ahí la cama y resto ya lo ves.
―Naím muchas gracias por tú apoyo, pero tú crees que yo...
―Yasmina, no pienses lo que no es. Estoy más que encantado de que volvamos a vivir juntos, necesito que vuelvas a ser mi hermana, la Yasmina con su carácter y no esa imbécil que iba...
―De acuerdo me enterado. Poco a poco irá regresando tú hermana, eso sí, no deseo verte echando un Quiqui en cual lugar de la casa ¿Entendido?
―A sus ordenes mi capitán. Pero qué bien me lo voy a pasar. Por cierto, pronto habrá una carrera, me acaban de llegar un mensaje. Ya sabes que la Pepa está preparada, vuelve a montar y disfruta de todo lo que te has estado perdiendo. Sé tú misma Yasmina.
―Gracias Naím.―Aunque sea de cursis, abracé a mi hermano, sentir ese calor de hermano su compresión y el apoyo que me estaba brindando era lo que necesitaba para activarme. Ahora si estoy más que segura que Yasmina Vera la loca ha vuelto.
Después de tomarme un día para mí sola, vuelvo a mi trabajo. Hoy el día a estado tranquilo, sin novedad alguna. Salvo que cuando me disponía a marcharme aparece como siempre el último Néstor. Dios mío, este hombre como lo hace para estar más cada día sexy el condenado. Y tan solo lleva unos jeans y una camiseta ajustada roja de marca. Agacho mis ojos intentando aparentar que tan solo su presencia me activa llegando a inquietarme.
―Qué hay Yasmina, donde te has metido doctora, necesitaba mucho sus sesiones.
―Uy, no me digas, creo que tu sesión de sexo la habrás tenido.
―Doctora no hable así, sabe que al cuerpo hay que darle gusto y el sexo es importante para nuestra salud, usted debe saberlo mejor que yo.
―Qué quieres Néstor.―Desde luego este hombre es insoportable.
―Te he extrañado, las sesiones sin ti no es igual. Mandy es más aburrida, y además me cuesta contarle mis experiencias sexuales.
―Mira Néstor no estoy de humor, qué quieres.
―Saber si has estado con ese imbécil.
―¿Cómo?
―Con la boca Yasmina, dime si has vuelto a ver ese imbécil de tu ex novio.
―¿Y a ti que te importa lo que yo haga con mi vida?
―Solo quiero saberlo.
―Pues no, no lo he vuelto a ver, he estado de viaje pasando unos días con mi familia. ¿Contento pringao?
―Me alegro que hayas vuelto. Ahora me darás un mua.―Lentamente se acercó a mí, las yemas de sus dedos acariciaron mis mejillas bajando por mi cuello en ese momento apreciaba como sigilosamente nuestras bocas se reclaman e inevitablemente nuestras bocas se fundieron en un beso tan provocador como intenso. Era todo un placer sentir las manos de Néstor palpar por encima de mi ropa, nunca me habían besado así y yo sentía que me quería morir concediendo como el deseo aumentaba hasta podía deshacerme en sus besos en sus caricias, lo deseaba y no me importaba nada. Salvo que su móvil sonó y nos sacó de nuestro encuentro.
―Sí cariño en diez minutos estoy en mi apartamento.
―Lo siento doctora pero me esperan.
Sin más, Néstor me deja con un calentón del quince y se va como si no hubiera ocurrido nada. Será desgraciado, pegué un golpe en la mesa maldiciendo por todo y por haber sido tan estúpida y haber bajado la guardia. Por favor que estoy hablando de Néstor Majane, el tipo más mujeriego, faldero y quisquilloso que te pueda tocar como paciente.
Harta de chillar para que nadie me escuche, cierro mi consultorio y me voy para la calle cuando me encuentro a César junto a Oliver.
Perfecto, hoy es día de Halloween o a mí me ha tocado la lotería. Miro al par de dos que no dejan de observarme.
―Buenas tardes.―Digo en forma de saludo cuando paso por su lado.
―Espera un momento Yasmina. ¿Tú estás bien de la cabeza?
―Si estoy cuerda, algún problema César.
―Mi primo me ha dicho que has vuelto a las carreras, tú sabes lo peligroso que es.
―Mira César te agradezco tú preocupación, pero estoy lo suficientemente grande para saber lo que hago y sí, quiero volver a manejar mi monto y ahora que no estamos juntos, gracias a Dios, hago lo que se me pegue la gana.
―Tú no vas a montar en la moto.
―Por qué tú lo digas imbécil―De la misma rabia que sentía ante la presencia y las palabras de César le doy un pisotón y una patada en sus partes. Mientras que el permanece doblado vete tú a saber lo que está diciendo yo me marcho hacia mi auto asfixiada por todo el mal rato que había pasado. Por favor pero si me sentía hasta acosada por el par de dos de idiotas que me echado yo por mi cuenta.
Al llegar a mi casa me encuentro a mi hermano cocinando. Bueno y éste qué le pasa acaso se ha electrocutado para preparar la cena.
—Hola mi hermanita, que tal te se ha dado tú trabajo. Llegas muy tarde, porque no te das una ducha mientras termino de preparar la cena.—Sí lo admito, mi hermano se ha electrocutado. Pero para mí desgracia no, el muy cabroncete está haciendo el papel de hermano cariñoso porque hay una pelirroja sentada medio en bolas bebiendo una copa de vino. Miro a mi hermano y sin decir nada subo para arriba para darme un baño, no porque el me lo diga sino porque quiero desestresarme un poco.
Termino de darme el baño, me pongo el pijama de los Simpsons, y bajo para cenar. Una vez bajo hacia la cocina veo como mi hermano esta baboseándole a la tipa esa. Pero que asquito por favor, que se vayan a un hotel y no manchen a mi las sábanas.
—Mira princesa esta es mi hermana Yas.—Ya empezamos con los diminutivos y con las tonterías que me suelta para que le ayude para quitarse de encima a la pava dado que no quiere revolcarse con ella.
—Uy que nombre más raro. Ja,ja.—Mal hemos empezado roja de bote, reírse de mi, no mola. Echarte a patadas de mi casa, si mola.
—Mira so' payasa no estoy de humor para tus bromas tontas, que ni gracia tienes para reírte, he tenido un día muy chungo en mi trabajo y lo que menos deseo es ver como el imbécil de mi hermano se pone en plan cariñoso para acostarse contigo y no volverte a ver para tener que aguantar todo esto. Así que una de dos, o te estás calladita o te rompo los dientes. Tú decides.
—Naím tú hermana está enferma, loca, desquiciada. Ah no, yo no me quedo aquí.
—Pues menea el pandero y largo de mi casa. Fuera.—Grito furiosa mientras fusilo con mis ojos a mi hermano que no deja de reírse viendo como la pelirroja sale por patas de su casa y yo estoy que echo fu'como los gatos.
—Yasmina, estás segura que no quieres trabajar como mujer de seguridad, porque tía te pega bastante.—Naím continúa riéndose a carcajadas mientras yo me cruzo de brazos intentando aplacar mi estado de nervios. Desde luego sacarle las castañas del fuego cada vez que no le guste como una tía se lo monte en la cama me agota cada vez más. Ahora recuerdo porque no quería volver a vivir a con él.
—En serio Yasmina prometo contratarte, estoy seguro que no se me va arrimar ni un virus.
—Vete al infierno chaval y déjame tranquila.
—Ah por cierto ha llamado Yanira y ha dicho que la llames que tiene mucho que hablar contigo. Porque conmigo ha durado cinco minutos.
—Desde luego Naím un día de estos me da un patatús.—Le digo pegándole un puñetazo en el brazo.
Primero cené un poco y después me fui a mi habitación para hablar con mi hermana, a pesar de que estamos lejos la sigo extrañando mucho.
Después de hablar con ella me metí en la cama volviéndome a comer la cabeza con Néstor y César, agradezco que pasados unos minutos recibiese un mensaje comunicándome el día y la hora en las que se iba a realizar una carrera. Leo el mensaje repetidas veces dudando si ir o no. Pero por otro lado ¿por que no asistir? Ya está bien de hacer las cosas bien, de esconderme de mis errores por no haber puesto remedio antes, por no haber sabido darme cuenta cuando César me estaba engañando y sobre todo por hacerle caso en todo. Al parecer él si tenía derecho a controlarme, a decirme esto debes hacer, esto no, y de qué me ha servido. Por su puesto de nada. Salvo de quedar por tonta y que se riese de mí y mi ingenuidad. Dejo el móvil en la mesita de noche, me tapo con el edredón decida más que nunca hacer lo que se me antoje, total no tengo que dar explicaciones a nadie. Ahora si me siento bien, feliz y orgullosa de ir rompiendo esos peldaños que tanto me lastimaban. El sufrimiento debe quedarse a un lado, necesito volver a reconstruir mi vida, aquella que tenía olvidada y a la cual me hacía feliz.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro