Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capitulo 7

Nada más levantarme llamé a mi secretaria comunicándole que iba a tomarme una semana de vacaciones. Después llamé a Mandy para que se encargarse de algunos pacientes y en concreto de los jugadores. De nuevo la imagen de Néstor cruzó mi mente. Cerré mis ojos logrando aplacarme para terminar de hacer mi maleta, quería irme junto a mi hermana, necesito sus consejos, su compañía y que alguien me haga olvidar a Néstor, César y mi aburrida vida. Y quien mejor que Naím, mi mellizo, para sacarme de mis casillas y al mismo tiempo divertirnos juntos. Cómo antaño cuando vivíamos juntos y me hacía de pasar por su amante, su novia, mujer etc. Menos por su hermana, por supuesto para sacarle las castañas del fuego. Mi hermano no es hombre que le guste hacer daño a las mujeres pero el muy condenado no dice no, cuando se trata de sexo. Me río para mis adentros, sin duda era feliz, era otra época, ¿Pero porque no volver a retomar esa vida? Cuando agarraba a la Pepa, mi Ducati preciosa y me iba a correr en las carreras ilegales que se celebraban a las afueras de la ciudad. Pero eso se acabó cuando lo conocí a él.
Suelto una gran bocanada de aire mientras me terminaba de vestir y preparar todo para el viaje.

Montada en el avión dirección Los Ángeles, vuelvo a pensar en cuando corría en mi moto, en lo alocada que era y sobretodo cuando me fijé en mi superhéroe, aunque nunca le llegué a ver el rostro puesto que siempre lo mantenía oculto bajo su casco. Había algo que me atraía, quizás su manera de desafiarme o porque siempre me rescataba cuando estaba metida en líos.

Me acomodo mejor en el asiento, y mientras veo como mi compañero de viaje ronca como un tractor yo decido cerrar mis ojos y volver atrás en el tiempo para recordar quien era antes de conocer a César y que mi vida cambiase de tal manera, que se a vuelto muy aburrida.

Eran pasadas las doce de la noche, cuando un grupo de personas se encontraban a las afueras de la ciudad apostando su dinero sobre cual sería el ganador de la carrera. Eran carreras ilegales de motos, de gente motivada para poder ganar y llevarse un buen pellizco de dinero a su casa y sobre todo quedar como el héroe de la noche.

Allí me encontraba yo subida en mi moto, mi pasión desde hace años. Bueno desde que me enseñó mi hermano a manejar. Es subirme a mi preciosa Ducati y sentir un subidón de adrenalina, consiguiendo que por alguna extraña razón dejase de ser yo para convertirme en otra persona. Y allí estaba en la primera fila de salida con más motoristas que se jugaban sus vidas, y sí, cuando digo se juegan sus vidas, es porque en esas carreras no existen ningún tipo de reglas, tan solo que gane el mejor. ¿Qué cómo se conseguía llegar a la meta saliendo ileso?, pues muy fácil, ser más astuto que tus contrincantes y procurar acelerar  cuando sea preciso. 
Pues aquí vamos. La típica rubia con poca ropa se pone delante de nosotros, los motores de las motos comienzan a rugir, despacio sintiendo como la sangre me hierve acelero despacio a mi querida moto, que la quiero más que a nadie, no sé si será porque cuando cumplí los dieciocho años mi hermano me la regaló. Y desde entonces la tengo en tanta estima, que si pudiera dormiría con ella.

La rubia tira el sostén al suelo avisando que la carrera da comienzo. Las motos salen como rayos, por supuesto yo no me quedo atrás y acelero hasta que el puño ya no da más de sí, adelanto a un par de motos e insulto algún gilipollas que ha intentado golpearme. El coraje se centra en mitad de mi cuerpo, estoy a pocos metros del primer motorista, pero por más que me empeño en adelantarlo no soy capaz. Reconozco que maneja bastante bien la moto y esquiva demasiado bien los obstáculos. El jodío tiene arte. Trato de imitarlo pero siento un golpe, maldición casi me caigo al suelo pero logro controlar la moto. Pero no, el tipo se ha empeñado en tirarme al suelo y tras varias patadas y un pequeño golpecito en mi rueda trasera caigo al suelo justo cuando iba adelantar al primer motorista.

Afortunadamente y gracias al traje y la protección no me hago nada,  o eso creo, porque siento un pequeño dolor en mi tobillo. Reviso la moto y la pobre a sido la que se ha llevado el mayor golpe. Maldito desgraciado si lo viera te juro que le parto los dientes. A mi moto, a mi preciosa moto, maldito bastardo.

―Vaya, qué mala suerte, con lo bonita que es la moto ― Alzo mi cabeza mirando a mi contrincante, él iba vestido con un traje negro que le quedaba exageradamente bien, marcándole su fibroso cuerpo de hacer pesas en el gimnasio. No consigo verle la cara puesto que no se quitó el caso, qué mala educación tenía. Pero me daba igual, yo estaba frustrada mirando mi preciosa moto.

―Sí, es una lástima porque justo iba adelantarte fíjate tú por donde. ¿Has ganado la carrera?

―Sí, por su puesto. Soy el mejor.

―Eres un creído que lo sepas, porque para ganar tú mira como he terminado yo, besando el suelo como el papa.

―Ha sido una pena, porque estaba disfrutando con nuestra carrera, pero siempre hay alguien que fastidia las cosas. Bueno suerte para la próxima vez.

―Adiós imbécil―Le grito mientras el se marcha con su moto y yo me quedo sentada medio llorando por mi preciosa y adorable moto. Llamo a mi hermano y le cuento lo que ha pasado. Antes de que me eche la bronca le digo que yo estoy perfectamente, pero claro mi hermano se preocupa más por la moto que por mí. 

De nuevo a la realidad cuando se escucha por megafonía que nos volvamos abrochar los cinturones en pocos minutos aterrizaremos.

El avión aterriza, y yo salgo más blanca que la pared, de verdad a mi esto de volar como que no sé hizo pa' mi.
Nada más salir del túnel y agarrar mi maleta camino por un pasillo hasta llegar a la calle. Llamo un taxi y le dio la dirección de la casa de Yanira. Oh dios, estoy deseando de verla y a mis sobrinos.

—¡¡¡Titaaa Yasmína!!!—Ay mamá que viene, que viene directo Ángel con sus manos manchadas de chocolate y tras el Melisa su hermana corriendo como dos demonios hacia mí. Cómo era de esperar me ponen la cara llena de babas y la ropa de chocolate.

—Niños, vale tranquilos dejad a vuestra tía. Mirad como la habéis puesto, venga par de dos a lavaros las manos —Yanira sale de la cocina con su atuendo de ama de casa: mandil, vestido de premamá y un cucharón de chocolate. Desde que está embarazada le ha dado por hacer bizcochos de chocolate y si a eso le sumas que Alexander tiene que engordar para su próxima película, esto parece Charli y la fábrica de chocolate.

—Yasmina mi amor, dame un abrazo.
Abrazo a mi hermana con cuidado por no hacerle daño en su tripa cuando escucho la voz de mi hermano uniéndose a nuestro abrazo.
Al separamos las dos lloramos como emocionadas de poder estar de nuevo los tres hermanos juntos.
Después de sonarnos los mocos y reír de las payasadas de Naím, subo a mi habitación para dejar mi maleta. Naím se pone a mi lado y me dice que esa noche hay carreras con la moto. Me hace entrega de las llaves y sin decir más se marcha.
Miro las llaves y me miro en el espejo. Asi estoy un buen rato hasta que dedico sacar el traje y probarmelo. Sin duda la Yasmina alocada que montaba en una moto se perdió hace tiempo y ya va siendo hora que regrese.

Nada más llegar al punto de encuentro como era de esperar hay bastante gente, aparco mi moto, me apoyo en ella mientras un chico me ofrece una cerveza intentando ligar conmigo. Lo dejo que el pobre se vaya haciendo ilusiones hasta que llega la hora de que los corredores nos pongamos en la línea de salida. En ese momento pienso como ha cambiado mi vida. Aún así me siento feliz y dichosa de encontrarme de nuevo en este lugar donde tantos recuerdos me trae. Termino de beber mi cerveza  me despido del chico dándole un beso fugaz en los morros, bueno más bien se lo doy por pena, después de haber estado casi cuarenta minutos bebiendo y comiendo por la jeta.

Me pongo el casco, me aseguro que todo esté en su sitio y me voy para la línea de salida donde se encuentran todos los demás corredores. Me sitúo entre medias de dos salios que no dejan de pronunciar cochinadas, cuando de pronto veo aparecer al superhéroe, lo recuerdo por su moto, ese traje que le sienta tan bien. Esto es flipante, ¿pero aún corre en las carreras? Por lo que me ha contado Naím acude a todas las carreras, da igual el lugar donde se celebren, siempre sale victorioso. Bajo la visera del casco con disimulo para que no vea que estoy mirándole algo intrigada por saber quién se oculta bajo ese casco.
La morena se pone en mitad, como de costumbre comienza a contar y tira su sostén al suelo dejando al aire sus pechos. Desde luego no podrá comprarse un silbato.
La carrera da comienzo, acelero esquivando a varios corredores, como siempre me toca algún pirado con mal perder, intento esquivar sus patadas y algunos choques hasta que veo que una moto se pone al lado mio.
Pero bueno y éste qué hace aquí. Miro de reojo como el superhéroe me ayuda para adelantar al contrincante, acelero mi moto poniéndome en primera posición, Oh sí. Siento como la adrenalina se dispara entre los poros de piel consiguiendo que me sienta viva, libre y deseosa de llegar a la meta. Qué buenos recuerdos me trae esto. Al parecer mi suerte dura poco cuando veo pasar como un rayo al superhéroe, maldigo entre mí volviendo acelerar al máximo mi moto, quiero ganarlo sí o sí. Estoy muy pegada a él, nuestra rivalidad es palpable, los dos queremos ganar, pero alguien me ha dado por detrás consiguiendo que frene  si no quiero besar el suelo.
No puedo evitarlo, pero no puedo con las injusticias, sé que en estas clases de carreras no existen las reglas, aún así no veo motivo para querer lastimar a una persona. Claramente, aquí nadie pensamos de la misma manera. Después de acabar la carrera, busqué al hijo de su madre que me ha hecho de no haber ganado la carrera. Doy una vuelta hasta que lo veo como se abaja de su moto con una chulería impresionante quitándose el casco procurando no despeinarse. Será hijo de ...Pero no...que es lo que estoy viendo...Ay amá esto no me puede estar pasando a mí, que me maten ahora mismo. Me restrego los ojos mirándolo de nuevo. Sí, sin duda es Oliver, el primo de César y el cual me pidió rollo varias veces estando con su primo. ¿Pero qué hace él en un lugar como este?

Aparco mi moto, dejo las preguntas para otro día, comienzo a caminar hasta donde se encuentra él tonteando con varias tías para no variar. Me quedo plantada a escasos metros de él echando fuego por mis ojos. Cuando por fin se da cuenta de mi presencia, el muy cínico comienza a reír. Sí, al parecer se acuerda de mí tanto como yo de él.

Buah, me da exactamente igual quien eres, pero de Yasmina Vera no se ríe ni Dios. Con toda la mala leche que me ofreció mi madre nada más nacer me abalanzo sobre él propinándole un bofetón, pero fallo, aún así consigo darle una patada en su espinilla. 

—Maldita sea Yasmina, qué te ocurre para que actúes así.—Sin duda porque soy mujer, si no creo que me hubiera llevado el mayor sopapo de mi vida. No hacía falta más que mirarlo con su mandíbula tensa restregándose su pierna mascullando entre dientes.

 —De qué vas Oliver. Acaso te da miedo perder. 

—No sé de que me estás hablando querida. ¿Y por cierto donde has estado todo este tiempo?

—¿Ah no? Como puedes ser tan hipócrita. Hace un momento cuando hemos estado en la carrera me has dado por detrás y estado apunto de irme al suelo. Cómo diablos quiere que reaccione, no sabes que estás exponiendo la vida de una persona o qué te pasa.

—Mira si no te quieres hacer pupita, lárgate de estos sitios porque no son para tí. Aquí no hay reglas y todos vamos a intentar ganar. O acaso tengo que recordarte que no existen reglas. Y menos voy a consentir que venga una niñata estúpida como tú a reclamarme nada. Te ha quedado claro.

—Vete a la mierda Oliver—Dejándome llevar por la rabia que sentía en ese momento le di un empujón comenzando a pegarle puñetazos en su pecho hasta que sentí que alguien rodeó mi cintura echándome hacia atrás.

—Que me dejes que te juro que este gilipollas va saber quien soy. Déjame—Gritaba un poco desquiciada y furiosa.

Al girarme me topé con mi superhéroe. No si al final voy a pensar que lo es y todo, mas que este con casco. En serio, este hombre donde se mete para sacarme de los líos en los que me meto.

—Tranquilízate. Toma un poco de agua y respira para que te calmes. 

—Hombre superhéroe, cuanto tiempo. —Dije en tono vacilante mientras echaba un trago al agua que me había entregado.

—Bastante, ya te echaba de menos, me alegro que hayas vuelto y  siento mucho lo que ha pasado, si te soy sincero para ser mujer conduces muy bien la moto, tienes buena técnica aunque te falta un poco, mi consejo es que entrenes mucho y corrijas esos errores en la frenada, por eso pierdes el equilibrio y caes al suelo. Mira te entiendo que te enfades cuando tratan de tirarte al suelo, pero si quieres seguir mi consejo, no vayas provocando problemas, lo único que vas a conseguir es que te cojan entre ojos y vayan a por ti. 

—Si llevas razón. Pero sabes... que a quien le ha atizado ha sido.al.primo de ex novio. Y si el horóscopo está a mi favor mañana espero que no me las haga de pagar en la próxima carrera.

—La hecho buena entonces. Espero verte en la próxima carrera. — Retira su mano de mi hombro y se marcha dirección hacia su moto. Lo contemplo mientras se monta en su moto sintiendo una sensación rara dentro de mí. No sé entre cosquilleo y un temblor de nerviosismo. Sacudo mi cabeza quitandome esa idea de que el superhéroe me pueda gustar, por favor si ni siquiera le visto la cara, agacho mi cabeza dirección hacia la mía, me monto, arranco y salgo de ese lugar pensando en lo bien que me lo he pasado, en volver de nuevo a correr y sobre todo encontrarme de nuevo con mi superhéroe, pero el que más me preocupa es Oliver, lo conozco demasiado bien para saber que la próxima vez algo va ocurrir este encuentro que hemos tenido después de tanto tiempo le habrá echo mella, como todas las veces que lo rechacé.

De nuevo en casa, habló un rato con mi hermana antes de irme a dormir. Qué bien me siento hablando con ella y con Naím que acaba de llegar.

—Yasmina, me alegro que hayas vuelto a correr, solo quiero que sepas que aunque pierdas sé que montarte en en la Pepa, es sentirte otra, y no veas lo orgulloso que me siento de que seas mi hermana alocada y no esa que iba con los pies arrastrando el suelo.
—Naim me guiña un ojo y se marcha hacia su habitación. Termino de ponerme el pijama y mi sonrisa se vuelve a reflejar en mi rostro.
Nunca debí dejar lo que más me gustaba por hombre que no ha merecido la pena, nunca tuve porque hacerle caso y menos cambiar por complacerlo.
Ahora pienso así, antes no lo hacía, solo quería estar con él y sin darme cuenta me iba transformando. Pero como que me llamo Yasmina Vera, eso va cambiar. Desde hoy, ha vuelto la alocada Yasmína, con algo de más años, pero ha vuelto.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro