Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 5

Insoportable es el dolor que se acumula en mi corazón. La soledad es demasiado deprimente, el amor es demasiado dañino y a la vez tan intenso. Ahora con el regreso de César en mi vida se ha creado en mí una pequeña esperanza de volver a soñar con ese futuro que años atrás deseaba compartir con él. Sé que tenía que olvidarlo, incluso no haberlo dejado entrar de nuevo en mi corazón, no sé si estoy actuando bien, no sé si me estaré equivocando. Aun así una pequeña llama se ha vuelto a encender en mi corazón dándome de nuevo ese ánimo y valor que ya creía haber perdido.

Esta mañana para ir al trabajo me he arreglado un poco, me he puesto una falda de tubo color marfil con camisa blanca y chaqueta del mismo tono. Me doy un ligero maquillaje haciéndome una trenza. Me doy un último vistazo antes de marcharme para el pabellón, de nuevo tenemos que mantener una sesión con los jugadores.

Antes de pasar al pabellón hablo con Mandy, al parecer no puedo asistir al concierto porque su hermana se puso de parto. Le doy mis felicitaciones y ella me mira de arriba abajo algo extrañada.

―Bueno, pero son imaginaciones mías o hoy estas espectacular Yasmina.

―Que va, hoy me ha dado por vestir diferente.

―Y no será por alguien...

―No y no. Que sé por dónde vas Mandy. Recuerda que estamos trabajando.

―Volvió Yasmina la responsable. Entendido, venga comencemos a trabajar aguafiestas.―Como burla me saca la lengua, cosa que a mí me hace de reír. Cuando llego a la sala para dar comienzo a mi sesión, me acerco a la ventana para ver a los jugadores como entrenan. Desde luego se bien muy guapos con el uniforme del equipo. Veo como están tirando a canasta y para no variar mis ojos se quedan fijos en Néstor. Lo miro con detenimiento su estructura atlética, el sudor el resbala por la cara y se ve concentrado hablando con otro compañero.

―Buenos días doctora Vera.―Me interrumpe Urko.

―Buenos días Urko, como está, siéntese por favor.―Me retiro del ventanal para dar comienzo a mi trabajo. Urko, me cuenta que lleva jugando seis años en el equipo y está muy contento, pero desea cambiar de equipo para mostrarse a sí mismo lo que vale. Después me cuenta algo referente a los entrenamientos. Mientras él habla yo voy tomando mis apuntes, para después hacer una evaluación. Me despido de Urko, y entra otro jugador, vuelvo a realizar el mismo proceso hasta que llega el turno de Néstor. Agarro todo el aire que puedo dejándolo salir por mi nariz, hoy por supuesto no me voy a someter a sus impertinencias.

―Buenas días doctora Vera.―Su voz suena distinta a la que me tiene acostumbrada.

―Buenos días señor Majane. ¿Cómo se encuentra?―Le pregunto a la vez que le observo que su semblante está algo serio, como si estuviera preocupado por algo.

―Mal, estoy fatal porque este fin de semana no he tenido sexo.

―Ah. Y eso es grave.

―Pues sí. Yo si no tengo sexo me vuelvo loco.

―No creo que sea por eso. Pero bueno sigamos, cuéntame.

―A ver...resulta que me fui a un fiesta con unos amigos, conocí a unas preciosidades y después de estar ahí tonteando para llevármelas a la cama, ellas se hacen las ofendidas. Dices tú qué, primero te calientan y después se ofenden.

―Olé por ellas. Me alegro que te hayan dado un escarmiento. No puedes tratar a las mujeres como objetos.

―Doctora, yo no las trato como objetos. Para mí una mujer es muy valiosa, la respeto, admiro, las venero por todo lo que deben de sufrir, por alegrarnos el día y porque sin ellas nosotros no seríamos nada. ―Su respeta me deja sin palabras. De hecho no sé ni cómo continuar.

―Oye, por cierto hoy te veo distinta. ¿Te has puesto así de bonita por mí?

―Tus ganas. Me puesto así de bonita por mí, no necesito ponerme bella para impresionarte.

―A veces pienso que si todo lo que hablas te lo aplicarás estoy seguro que serías una mujer más fuerte y podrías sacar ese coraje que ocultas para asumir que eres bella e independiente.

―No sé cómo tomármelo si como un cumplido o un consejo.

―Deja el sarcasmo para el imbécil por el cual te has puesto así, pero antes de hacer algo piensa en lo que haces.

―Néstor me tienes harta, quien te crees que eres para meterte en mi vida y en mis asuntos.

―Nadie, yo no soy nadie. ―Néstor se levanta y se marcha dejándome sola y agitada. Desde luego este hombre me irrita con sus comentarios. ¿Quyien se piensa que es, mi hada madrina?

Después de irse Néstor, recojo mis cosas, miro mi móvil y veo una llamada de César. Le devuelvo la llamada, tras hablar con eyl quedamos en vernos para cenar.

A las siete y punto me encontraba en el restaurante buscando con la mirada a César. De pronto siento unas manos posadas en mi cintura, me giro lentamente y nuestros ojos se encuentran, un simple gesto y todos mis sistemas han comenzado alarmarse.

Sentados en la mesa, veo en sus ojos marrones un pequeño brillo, su sonrisa no se borra de su rostro y nuestras manos no se separan. Mientras César me cuenta el motivo por el cual está en la ciudad yo no dejo de mirarle ilusionada sintiendo un pequeño cosquilleo que recorre despacio todo mi cuerpo. Terminada la cena, decidimos ir a tomar una copa. Una parte de mí me dice que no, la otra parte me dice que sí, que me vaya con él y pase todo el tiempo posible a su lado. Al final hago caso a la razón, y le digo que no puedo ir poniendo como excusa el trabajo.

Me despido de él quedando en vernos otro día. Mi sonrisa boba ha vuelto aparecer. ¿Qué me está pasando? ¿No se supone que debería de haberlo mandado a la mierda directamente? Es lo más coherente que podía haber hecho y sin embargo no dejo de pensar en él, en el beso que nos hemos dado y de nuevo su sabor me ha vuelto a embriagarme.

Al día siguiente durante el descanso vuelvo a llamar a César para agradecerle el ramo de rosas que me ha mandado.

―No tienes por qué darme las gracias Yasmina.

―Esto... me preguntaba si quieres que nos veamos hoy.―Mi voz suena dudosa.

―Hoy me es imposible, ya te aviso porque tengo mucho trabajo.―En ese momento me encuentro algo desmoralizada, siendo compresiva le quito importancia al asunto quedando que me llamará para poder vernos.

Desalentada agarro una rosa, acercándomela a mi nariz inhalo su olor. Sigo deprimida, ¿qué me pasa para tener que ponerme triste por no quererme ver César?

De pronto tocan a mi puerta, es un paciente, le hago entrar, sacando de nuevo esa mujer profesional y fuerte que soy comienzo con la sesión.

La semana ha sido un poco abrumada, mi estado de decepción sigue vigente. Aun así, he quedado en irme de copas con Mandy.
La pobre se sentía mal por haberme dejado en plantón el otro día y ha querido recompensarlo.
Esa noche siguiendo el consejo de mi amiga, me pongo un vestido azul corto por mitad de mis muslos ajustado a mi cuerpo con un solo tirante. Mandy me sonríe, me da un último retoque a mi maquillaje y antes de marcharnos nos miramos al espejo, ella también lleva un vestido naranja ceñido a su cuerpo con sus tacones que le dan un toque sexy. Yo me echo los zapatos planos en el bolso, por si acaso, que con ocho centímetros de tacón una no aguanta toda la noche.

Al llegar a la disco, Mandy me lleva hacia un lado de la pista para presentarme a unos amigos. Nos presentamos, noto como dos de ellos no me quitan los ojos de encima provocando envidia entre las chicas que se encuentran. La música retumba en los altavoces, con varias copas Mandy yo bailamos alocadas y con movimientos de caderas provocativas.

Entre la poca luz que se ve en la disco puedo distinguir una silueta muy familiar para mí. Empiezo a sonreír alterada por volver a ver a César, pero mis ojos se quedan puestos en la morena que lo acompaña.

Sin poder evitarlo mi boca se queda abierta, Mandy me mira extrañada mirando ella también hacia la pareja que está bailando y besándose. Trago saliva pegándome tortazos mentales.

―Yasmina reacciona hija, que ese pavo no se merece ni que lo mires.―Mandy llevaba razón, anteriormente le había contado la historia, y ahora mismo me sentía como una idiota, parecía todo real cuando me decía que lo perdonase que verlo ahí con una cerveza en la mano y tratando a la morena con tanta delicadeza conseguía que mis gotas me diesen la bienvenida por haber creído una mentira más del hombre que me lastimó.

― ¿Quieres que nos marchemos Yasmina?―Me pregunta Mandy agarrándome de las manos.

―No, hemos venido a pasárnoslo bien, y aquí nos quedamos, yo no soy ninguna cobarde y menos tengo que salir corriendo porque algo me moleste.

Mandy me da un breve apretón de manos y juntas nos vamos a la barra para pedirnos otra copa.
El ambiente de la disco es formidable, por lo cual me animo y sigo bailando con Mandy hasta entrada la madrugada.
Un taxi nos deja en casa de Mandy. Esa noche decido quedarme a dormir con ella, lo que menos me apetecía era volver a mi casa y sumergirme de nuevo en dolor y soledad.

Lo mejor que me ha pasado ha sido estar con Mandy, no me ha venido mal hablar de mi pasado y escuchar sus consejos.
De vuelta al trabajo vuelvo a enfundarme en mi traje chaqueta gris, me hago un moño y agarro mi portafolios para irnos al pabellón. Hoy toca sesión con los jugadores, pero antes debo mantener una reunión con el entrenador.

Una hora después de hablar con el entrenador vuelvo con los jugadores, agradezco que sean tan pacientes y se ofrezcan para dar las sesiones.

Un jugador tras otro va pasando hasta que ya pasa el último. Miro para todos los lados buscando a Néstor, siento como un pequeño alivio de no habérmelo cruzado pero al mismo tiempo de añoranza.

Camino para la sala donde se encuentra Mandy, pero ya está vacía, me supongo que habrá salido. Cierro la puerta y comienzo andando hasta la salida. Me monto en mi coche, y de nuevo pienso en Néstor.

Pego un puñetazo al volante dejando que fluyan por mi rostro lágrimas de nostalgia, me siento tan sola y estúpida al mismo tiempo, ¿Qué es lo que me pasa? Pongo el motor en marcha y comienzo a conducir hasta mi casa. Una vez que llego me cambio de ropa y me ducho, llamo a Paula Andrea para quedar con ella, puesto que había recibido un SMS de ella.

Al llegar a cafetería me reúno con ella. Nos pedimos algo de comer y ella me cuenta que está enamora de Roberto.

―Me siento muy mal Yasmina, amo a Roberto y debo estar casada con otro hombre al cual no quiero. Todo es fingido, y ya no lo soporto más.

―Paula Andrea, debes pensar en ti y en tú felicidad. Hazte una pregunta ¿Eres feliz junto al hombre que estás casada?

―No, pero lo peor de todo es que estoy embarazada.

―Enhorabuena, puede que ese niño os junte a ti y a José Antonio.

―Yasmina este hijo que estoy esperando no es de José Antonio, es de Roberto. Y yo...―Paula Andrea se tapa su rostro de la vergüenza. Yo me quedo sin palabras, lo único que puedo hacer es consolarla e intentar ayudarla, el cómo no lo sé.

Un rato después Paula Andrea debe marcharse, su marido la espera. Ver tanta tristeza en esa muchacha hace que mi corazón dé un vuelco. Intento hablarle dándole ánimos, cosa que es un poco difícil dado por la situación que está pasando. Va ser madre y aún nadie sabe de su embarazo y encima está casada con un hombre que no ama.

Veo como se marcha mi amiga y siento que alguien me llama. Me volteo mirando a César, sin poderlo evitar muevo mi cabeza para ambos lados en forma de negación.

―Hola Yasmina, estás preciosa.

―Dime César qué quieres.―Mi voz es seria pero mi actitud no es tan seria diría yo. Me encuentro como insegura aunque quiero hacerle creer lo contrario.

―Me preguntaba si querías que fuésemos a tomar una copa a mi casa.

―No puedo.

―¿Por qué? Venga somos amigos, podemos preparar algo de cenar y hablamos un rato. Qué, ¿te animas?―En ese momento me hubiera gustado ser más fuerte y pegarle un bofetón y mandarlo a la mierda. Sin embargo me quedé con la palabra en la boca sin saber exactamente que decirle, hasta que sentí como unos brazos rodeaban mis hombros.

―Vaya Yasmi hasta que he dado contigo.―Cuando pude escuchar la voz de Néstor sentí como mi cuerpo se iba relajando poco a poco.

―Y tú eres...―Agradezco la insolencia de Néstor y que sepa llevar el control, puesto que yo ya estaba perdida en ese momento.

―Soy César y tú eres Néstor Majane.

―El mismo que viste y calza, que hay tío, te firmo un autógrafo.

―Si no te importa.

―Por supuesto que no. Yasmi cariño tendrás por casualidad un boli y papel. Ahí tienes un autógrafo.

―Gracias. Esto...bueno Yasmina ya nos veremos otro día.―En el momento que César se despide de mí y comienza andar, me deshago del brazo de Néstor, me giro hacia él fulminándole con la mirada.

―Se puede saber a qué viene eso de cariño. ¿Cómo te atreves Néstor?

―César. No me jodas Yasmina, por ese guapito de cara que no vale dos duros, te has ido abandonando.

―Y a ti que te importa.

―Nada, en realidad no debería importarme nada si no fuese porque me interesas tanto que no puedo dejar de pensar en ti. Maldita sea Yasmina, piensa y recapacita de una vez. ¿Merece la pena sufrir por un gilipollas como ese?

―¡Wuau! Esto es increíble, ahora resulta que hemos cambiado los papeles. Pero como puedes ser tan cínico.

―Yo no he cambiado nada, pero tú sí. Qué pena que una bella mujer como tú, tan inteligente, tan sutil y tan intuitiva en tú trabajo no sepas emplearlo en ti misma. Por lo menos reconoce que te salvao el pandero ante ese gilipollas.

―Cuando necesite de tú ayuda ya te la pediré, muchas gracias Néstor.

―Eso espero que me pidas ayuda cuando la necesites y  no dejes que tus ilusiones se vuelvan en llanto.―Sin apenas mirarme Néstor se va hacia su coche dejándome hay plantada en mitad de una calle sintiéndome culpable por haberle hablado de esa manera.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro