Capítulo 23
**DEDICADO A NAIYA84**
En ese momento no sé exactamente lo que mi corazón siente. Ver tumbado en el suelo a mi hermano inmóvil hace que cualquier locura se apodere de mí.
Grito con todas mis fuerzas desvelando la verdadera identidad de Isaac, mientras mis ojos se cargan de amargura. Salgo corriendo hacia mi hermano, pero un hombre alto musculoso se ha interpuesto en mi camino impidiéndome seguir. Le doy patadas, golpeándole su abdomen. Mi estado es frágil, me siento atada de pies y manos por no poder defenderme como es debido. La cólera se ha extendido por mi cuerpo. Quiero llegar hasta mi hermano, deseo asegurarme que se encuentra bien.
De pronto veo como varios hombres vestidos de negro armados con un casco y metralletas comienzan hacer un círculo alrededor de esos matones.
La poca gente que había trata de escabullirse para no ser agarrados por los GEOS.
En menos de dos segundos comenzaron a disparar. Nunca antes había escuchado el ruido de los disparos y menos vivirlo tan de cerca. Me tapé con mis manos mis oídos saliendo corriendo para protegerme. Mis lágrimas rodaban solas, mi corazón bombeaba cada vez más rápido en mi pecho a la vez que me encontraba temblando por el pánico viviendo en primera persona el tiroteo.
Mirase por donde mirase, todo eran disparos y los GEOS arrestando a gente.
Unas manos me agarraron por mi cabello poniendo la hoja afilada de un cuchillo en mi garganta.
―Déjame salir o esta puta va morir.―Gritaba una desconocida empujándome hacia un lado obligándome a seguirla.
―Déjala en paz y entréguese.―Gritaba Isaac con sus brazos extendidos agarrando su arma. Joder ahora se hace el poli, ya era hora.
―Isaac ayúdame por favor.―Mis palabras se mezclaban con mis sollozos.
―Suéltela, y nadie saldrá herido.―Veo como Isaac junto a dos compañeros caminaban despacio hacia nosotras. Pero la maldita zorra apretó el filo de la cuchilla en mi garganta, sentí un leve corte grité al sentir dolor. La ansiedad aumentaba, mi estado nervios eran cada vez mayores y yo lo único que podía pensar en ese momento era que iba a morir. Escucho un disparo, sin dudarlo me tiro al suelo echándome las manos a la cabeza. Tengo mucho miedo, el pánico se ha apoderado de mí en ese momento solo puedo conformarme con llorar.
Podía escuchar voces, ruidos de sirenas y de vehículos pero en ningún momento quería moverme, lo que menos deseaba era levantarme y ver todo lo que había ocurrido ante mis ojos.
―Yasmina, Yasmina, ven ya todo ha terminado.―La cálida voz de Isaac hace que me levante y con delicadeza abrazándome examinando mi herida.
―Lo siento mucho Isaac, yo no pretendía...
―Tranquila Yasmina, yo en tú lugar hubiera hecho lo mismo. Ahora todo ha terminado. Bueno Camelia ha logrado escapar.
―Naím. ¿Dónde ésta mi hermano?, ¿no se habrá muerto? ¿No?
―No mujer. No soy tan malo como para matar a tú hermano. Tú hermano se lo llevan en una ambulancia. Ahora debemos de irnos para que te curen y que un psicólogo pueda hablar contigo, todo lo que has vivido te va a dejar huella.
―Isaac no necesito ningún psicólogo, ya soy yo psicóloga. Sólo quiero ver a mi hermano y tranquilo que seguiré adelante sé que medicina tomarme. Gracias por todo.
―De acuerdo. No sabía que eras psicóloga.
―Sí lo soy. Bueno voy a que me revise un médico. ―Me quedé parada perdiéndome en el océano azul de esa mirada que me transmite tanta armonía. Por un momento creí que Isaac me iba abrazar y besar para intentar mostrarme su apoyo y la tranquilidad de sentirme protegida entre sus brazos. Pero eso no pasará. Él estaba haciendo su trabajo. Apenas me rozó mi brazo poniéndose al lado mío para acompañarme hasta la ambulancia donde me curarán.
Miro por la ventana como amanece. Respiro hondo, con mi mirada pérdida en el vacío pienso en todo lo que me ha sucedido. Me encuentro algo más calmada después de haber hablado con el médico y decirme que mi hermano se recuperará. Eso me deja más tranquila pero no tanto como quisiera.
Cierro por unos instantes mis ojos soltando el aire de mis pulmones lentamente buscando alguna explicación de porqué Isaac no se aparta de mi mente. Tan solo recordar aquella noche que pasé con él me crea laberintos de desilusión sintiéndome fracasada y débil ante la esperanza de haber sentido algún tipo de sentimiento hacia él. Recapacito, admitiendo mi error. Isaac solo estaba haciendo su trabajo, yo para él era alguien a quien debía de proteger y por qué no, de paso darse un homenaje. Sí eso es lo que ha sucedido para que dar más vueltas a lo mismo. Lo mejor es tratar de olvidar ese momento y centrarme en mi vida y en mi trabajo.
Tras haber pasado unos días en el hospital recuperándose, el médico le dio el alta a mi hermano. Felices de que todo haya salido bien, vamos hacia su casa. Le ayudo a instalarse ya que aún le cuesta hacer algún tipo de esfuerzo debido a sus fracturas, pero no me importa hacerle de enfermera, para mí lo más importante es tener a mi hermano vivo y tras haber hablado con él me ha hecho prometer que ya no volverá a pelear. Ese mundo ya ha quedado atrás, ahora debe centrarse en su carrera y sé perfectamente que juntos saldremos adelante.
Era media mañana cuando me encontraba finalizando una sesión con un paciente. Al marcharse mi paciente veo entrar a Néstor. Como siempre llamando a la puerta, este hombre no le enseñaron modales ¿o qué?
―Hola Yasmina, ¿Cómo estás?
―Bien gracias, Néstor.
―Yasmina, estás como una cabra. Pero tú en qué estabas pesando cuando te metiste en mitad de ese circo. No ves que estabas exponiendo tú vida. Responde, lo estabas haciendo por hacerle un favor a ese miserable de Isaac.
―Néstor, tranquilízate rico que te va dar algo. Punto uno: Isaac cumple con su trabajo
―Si tú lo dices.
―Punto Dos; Yo no estaba haciendo favores a nadie, simplemente me metí en ese mundo por causalidad, estaba ayudando a mi hermano.
―A tú hermano.
―Sí, mi hermano peleaba porque estaba siendo forzado por una tal Camelia, al parecer debía una deuda y debía pagarla luchando en las peleas ilegales. Ahora me comprendes, yo no tengo nada con Isaac.
―Quisiera creerte Yasmina, pero me es imposible porque sé que entre tú y Isaac hubo algo.
Frunzo mi ceño ante la respuesta de Néstor, me quedo dubitativa unos segundos analizando lo que me ha dicho. ¿Pero cómo se ha enterado este de lo que hubo entre él y yo?
―Tú silencio me lo confirma. Sabía que acabarías en la cama con él. No creía que cayeras tan bajo Yasmina pensaba que eras una mujer más segura de ti misma, no dejarte convencer por cuatro palabras mágicas y caer ante sus encantos.
―O te explicas o te mando a la mierda. Pero dime ahora mismo qué has querido decir.
―Yasmina, eres más tonta de lo que creía.
Empiezo a cabrearme, me quito mis gafas, cruzo mis brazos por encima de mi pecho fulminando a Néstor que se encuentra con sus manos metidas en los bolsillos, observándome con detenimiento apretando su mandíbula.
―Muy simple. A pesar del odio que le tengo a Isaac, seguí siendo su amigo para que investigase quien mató a mi hermano. Entonces apareciste tú con aire de rebeldía y esa desobediencia que mostrabas cuando te montabas en la moto. Diríamos que nos dejaste impactados y si a eso le sumas tu belleza. El pack estaba completo entonces...
―Eres un cabrón.―Mi mano fue a parar a su cara. No hacía falta que siguiera más, ya todo me lo había dejado claro.
Molesta y enfadada lo eché de mi consultorio. De un ataque de cólera acabé tirando todo lo que tenía encima de la mesa.
Me sentía tan humillada, tan abatida por todo lo que me rodeaba que no me percataba de nada. Noto como mi corazón se ha aplastado como mi inteligencia. Como no me había dado cuenta que yo solo era un juego, una apuesta tal vez.
¡Dios mío! Repito a la vez que paso mis manos por mi rostro sintiéndome tan perturbada e idiota al mismo tiempo. Como había dejado que dos hombres me hubieran manipulado de esa manera. Con uno era sexo y con el otro atracción y yo para ellos era un juego entre machos para ver quién era el vencedor.
Intento recoger el desastre que he formado, limpiándome las lágrimas con mis dedos. Me encuentro tan achicada, tan poca cosa que aún no puedo creerme todo esto.
Decido terminar por hoy mi día y marcharme a casa. Necesito estar sola y pensar en todo lo que me está ocurriendo.
Al salir del edificio me encuentro de frente con la persona que menos quería ver en ese momento. Mi querida y adorable amiga Eva.
―Yasmina tenemos que hablar por favor.―Hago una mueca de desprecio. Pero bueno y esta tía ahora de qué va. Me quita el novio y ahora quiere hablar conmigo.
―Dime Eva, que sea breve que tengo prisa.
―Ante todo quiero pedirte disculpas por lo que hice pero es que estaba desesperada Yasmina, estoy embarazada de César y él no quiere saber nada de mí.
Reconozco que la noticia no me sienta nada bien. Pensar que esa lagarta me robó al hombre que quería, y ahora me suelta que está esperando un hijo de él, muy bien no me presta. Pero por otro lado, me hizo un favor.
―Mira Eva, yo no voy a intervenir en tus problemas con César. Además bastante tengo yo con mis problemas.
―Yasmina te lo ruego, habla con César y pídele que vuelva conmigo, va ser padre y yo no quiero estar separada de él. Solo tú puedes convencerle.
―Mira Eva, vete a la mierda y apáñatelas como puedas. Tú y él me traicionaste ahora estás pagando lo que hiciste. Yo no voy a mover ni un dedo. Si él no quiere saber nada de ti es tú problema. Me alegro de haberte visto y enhorabuena.
Eva en un intento de desesperación me agarra por mi codo hablándome con sus ojos lagrimosos. Me niego ayudarla, me hicieron mucho daño y eso no se lo perdono. Me deshago de su agarre y sin decirle nada me marcho. Si ella lo está pasando mal, yo también lo pasé muy mal cuando me los encontré en la cama riéndose de mí a mi costa.
Llego a casa de mi hermano, subo a su habitación y está jugando a la PlayStation. Me dirijo hacia el baño, necesito una ducha y poner en orden mis ideas. Tras cambiarme y preparar algo de comer, le subo la bandeja a mi hermano.
―Yasmina ven siéntate y cuéntame que te pasa melliza.
―Naím, soy una estúpida. Me ido a fijar en dos gilipollas que solo han jugado conmigo. Tan imbécil soy, que todos los tíos que conozco se burlan de mí.
―Yasmina eres mi hermana y no voy a consentir que ningún tío se burle de ti. Tú no eres tonta, eres una mujer inteligente. Una romántica empedernida que te piensas que los tíos vamos con buena fin, pero no es así.
―Naím quiero enamorarme como cualquier mujer, tener un hombre que me ame y que juntos compartamos nuestras vidas. Acaso pido mucho.
―Pides más que los ministros querida hermanita. Mira Yasmina, solo te doy un consejo. Sé tú misma. Tú eres quien manda en tú persona, y decides sobre tus actos. Nadie debe obligarte hacer algo en contra de tu voluntad y ese desgraciado que te hecho llorar te juro que cuando lo pesque le voy a dar dos buenas hostias.
Mi hermano me abraza haciendo que mi cabeza caiga en su hombro.
―Sabes Naím eres único, y espero que algún día encuentres una mujer digna de ti.
―Mira hermanita yo lo tengo claro. Ahora estoy muy bien así, tengo tías para sexo, tengo amigas para salir de marcha y te tengo a ti que eres como mi asistente personal.
―Vete a la mierda.―le tiro un cojín a la cabeza y comenzamos a reír hasta que de pronto escucho un ruido. Me levanto y me dirijo hacia la cocina.
Antes de poner un pie en la cocina veo una silueta, hace que me quede petrificada ante lo que veo.
Mis manos comienzan a temblar, lentamente Camelia camina hacia mí con un cuchillo jamonero entre las manos. Grito a mi hermano mientras esa loca se abalanza a mí. Nos tiramos de los pelos, nos arañamos, escupimos...
No sé como pero mi hermano ha logrado bloquearla.
―Toma el móvil y marca el 3, rápido Yasmina.―Temblando hago caso a lo que me dice mi hermano mientras él le quita el cuchillo.
Al parecer esa mujer no está sola, varios hombres nos rodean. Miro a mi hermano que se ha puesto a mi lado. De nuevo vuelvo alarmarme, sigo sin entender qué diablos hace esta psicópata aquí en mi cocina mofándose de nosotros.
Unos de los hombres me pega una bofetada que hace que pierda el equilibrio y caiga al suelo.
―Yasmina, me oyes.
Abro despacio mis ojos aturdida. Parpadeo varias veces antes de mirar a Isaac que se muestra preocupado y serio.
―Qué ha ocurrido aquí.
―Ven vayámonos Yasmina, al parecer Camelia se ha llevado a tú hermano.
―Isaac, dime dónde está Naím.―Le pregunto nerviosa agarrándole de su camiseta.
―No lo sé. Gracias a ti todo el plan se desmanteló y ahora no sabemos donde puedan tener a tú hermano.
―¿Yo? Qué tengo que ver en este asunto.
―Si te hubieras estado quieta en el hotel y con la boca cerrada, Camelia no hubiera sabido la verdad y en estos momentos estaría entre rejas. Ahora se han llevado a tú hermano y no sabemos que harán con él.
«Joder, joder» Mascullo mientras paseo por la cocina metiéndome mechones de mi pelo detrás de mí oreja.
Veo como Isaac habla con varios compañeros, tienen varios papeles extendidos en la mesa, aparatos y móviles. Yo tomo asiento dejando que ellos hagan su trabajo sin poder quitarme de la cabeza a donde se habrán podido llevar a Naím y qué es lo que quieren con él.
_______________________________________________________________________
Que tal se encuentran querid@s lectores.
Yo de momento les traigo otro capítulo, dije que la retiraría pero agradezco a doS amigas que me ayudaron para poder escribir el capítulo.
Aprovecho para saludar y agradecer a las lectoras que me han dejado su comentario apoyándome para que la continúe. Gracias y muy amables por vuestro interés.
Aquí les dejo el capítulo, espero.que les guste y si lo desean.pueden dejarme un comentario diciéndome que les ha parecido. Le estaría muy agradecida y si no con darle a la esterilla ya me vale. Al final lo que cuenta son vuestras visitas y el.interes que mostráis en la historia.
Muchas gracias de verdad y de
❤️❤️ 🤑 Mian Jollel 😗
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro