Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 21


Los primeros rayos del sol me daban la bienvenida después de haber pasado casi toda la noche pensando en Isaac y Néstor.
La fatiga me atrapó y me quedé profundamente dormida ya entrada la madrugada.

A la mañana siguiente llegué para no variar tarde a mi trabajo. Apurada me preparé un café, me senté en mi silla y comencé con la terapia de Margarita, una mujer que lleva tiempo divorciada y su hijo le da mala vida.

Voy tomando nota de lo que me dice Margarita.  Al terminar le especifico los medicamentos que debe de tomar y analizo todo lo que me ha comentado  para aconsejarla.

Después de marcharse mi paciente, decido tomarme un respiro. Me siento de nuevo en mi sillón contemplando el portátil con la mirada pérdida hasta que la voz de Néstor me saca de mi abismo.

―Buenos días pisicologa. ¿Cómo se encuentra?

―Buenos días Néstor, estoy bien muy amable. Y por cierto, ¿cuándo piensas pedir cita para venir a mi consultorio?

―Desde cuando tengo que pedir cita previa para hablar contigo, pisicolaga Vera.

―Qué quieres Néstor, habla de una vez sin rodeos.

―¡¡Schuu!!, cálmate. Sabes perfectamente a lo que vengo. ¿Qué es lo que tienes que ver con Isaac?

―Nada, solo me ha salvado de una situación algo embarazosa y le estoy agradecida por ayudarme.

― ¿Ayudarte? Cómo será la cosa que no me creo ni una sola palabra. Incluso pongo la mano en el fuego asegurando que has acabado en la cama con él.

―Y si lo hubiera hecho, ¿a ti qué te importa?

―Mucho. Porque no puedo soportar la idea de que ese desgraciado te haya puesto un dedo encima, lo que es mío no me gusta compartirlo.

―Suéltame me lastimas. No te equivoques Néstor, yo no soy de tu propiedad,. Yo soy dueña de mi vida y hago lo que se me pegue la gana, no tengo por qué darte explicaciones. ―A pesar de intentar hacerme la valiente, la mirada fulminante de Néstor me amilana. Nuestros ojos se retaban y aunque nos desafiamos, podía percibir como mi cuerpo temblaba y no de pánico si no de fanatismo. Por favor, porque precisamente en este momento ansiaba besarlo. Y llegado el punto de la discusión, bruscamente Néstor me agarró por mi cintura plantando sus labios en los míos. Las palabras sobraban los hechos daban lugar a un encuentro.
Violentamente me invadía un acaloramiento por cada parte de mis extremidades. Ansiaba tocar su piel, me sentía alterada con mi respiración agitada e inquieta de que me hiciera suya. Cerré la puerta para no ser molestados. Acalorada me dejé transportar a la sexualidad de sus besos, bajo su hechizo me abandoné a sus caricias...Ahí pegada contra la puerta y el cuerpo Néstor, que me hacía suya de una manera primitiva consiguiendo volverme loca de deseo excitándome al máximo.
Por más que lo intento no sé qué me está sucediendo, admito que estoy perdiendo el control y la poca cordura que lograba tener antes de perderla ante Néstor.

Minutos después aún jadeantes me colocaba mi ropa. Nuestras miradas estaban brillantes y estoy segura que mis mejillas estaban como tomates.

―Recuérdalo Yasmina cuando estés con ese imbécil, eres mía.―Dándome un beso fugaz en mis labios Néstor tiró el preservativo a la papelera, se colocó su pantalón y se marchó esbozando una sonrisa pícara.

Sí, reconozco que acabo de tirármelo de una manera salvaje, no me arrepiento porque me gusta mucho Néstor. Pero no sé cómo tomarme sus desconfianzas y esa rivalidad que hay entre Isaac y él. Me río para mis adentros, si él supiera que hice el amor con Isaac. ¡Uy! me imagino la cara que pondría.

Tras la pausa, continúo con mi trabajo hasta las seis. Como siempre viene Mandy a buscarme, en esta ocasión estaba alterada.

―Yasmina pero que haces aun trabajando.―La miro sin entender por qué me hace esa pregunta.

―Pues tengo que ganarme mi sustento de alguna manera. Ocurre algo Mandy te noto algo nerviosa.―La miro por encima de mi carpeta mientras ella teclea algo en su móvil.

―Menuda cabeza tienes tú también. Acaso no te acuerdas que hoy hay una cena que organiza el equipo de baloncesto y estamos invitadas. Creo que Néstor habrá venido para recordártelo.

―Mierda se me había olvidado, y sí Néstor ha estado aquí...

―Ya, no hace falta que me expliques nada Yasmina. Pero sabes que sigo pensando que eres una estúpida por caer en la red de Néstor. Esque acaso amiga no te das cuenta que él solo te busca cuando quiere sexo contigo.

―Tampoco es eso Mandy...―En verdad mi amiga llevaba razón, desde que conozco a Néstor, tan solo una noche me ha invitado a cenar y al final me ha dejado plantada.

―Yasmina, acaso no te das cuenta que te estás dejando humillar por él. Por favor amiga, ponlo en su sitio, no ves que sólo se acuerda de ti cuando le interesa. Si de verdad le interesases pasaría más tiempo contigo y sobre todo te lo demostraría lo importante que eres para él. No venir hasta aquí, te avasalla y tú le das pie para acabar follando como conejos.¿Acaso no te mereces algo mejor?

Hago una mueca sintiendo como las palabras de mi amiga hacen mella en mi corazón. Por supuesto que me merezco algo mejor. Un hombre que me dé cariño, que me lleve a la cama y me haga sentir como una princesa no como una cualquiera que se folla en cualquier lugar. Una lágrima se escapa de mi ojos, agarro fuerte mi carpeta, siempre aconsejo a mis pacientes que no se dejen lastimar, y yo soy la primera que  lo hace. Pues menuda psicóloga estoy hecha.

Un par de horas después ya arreglas, con vestidos de fiesta, Mandy y yo pasamos al restaurante donde se dará la cena con motivo de los nuevos fichajes y porque el equipo va ganando la liga.

Antes de comenzar la cena, estuvimos hablando con los jugadores, cuando de pronto me quedo inmovilizada. Pude notar como mi estómago se contraía de tener que presenciar como Néstor hacia su aparición en compañía de Cristina. Nuestras miradas se cruzaron, ella muy astuta se acercó más hacia él tonteando descaradamente.

―Yasmina pasa de esos dos. Tú vales más. Venga vamos a cenar y después  nos vamos a ir a bailar a una discoteca que han abierto nueva.

Podía percatarme que Mandy intentaba subir mi autoestima, aplacando un poco el coraje que había dado comienzo y todo por ver a ese par de dos.

Fuimos hacia el salón donde se serviría la cena, seguidas por dos de los jugadores y sus novias. Busquemos la mesa que nos asignaron. Una vez que tomemos asiento junto a otra pareja, la noche prometía ser tranquila. Hasta que aparecieron esos dos riendo como bobos. Néstor se acercó hasta nosotras, nos saludó y con las mismas se sentaron enfrente de mí.

La cena dió comienzo, como los arrumacos que se dedicaban Néstor y Cristina.

―Yasmina, pasa de ese cretino no ves que solo quiere darte celos.

―Pues lo está consiguiendo. No sé cuánto tiempo podré soportar tener que presenciar como coquetean.

―Si quieres nos cambiamos a otra mesa lejos de este par.

―No, me quedo aquí no tengo porque mostrarle mi recelo. He tomado una decisión y esta noche no la vamos a pasar bien.

Mandy me dió un pequeño apretón en mi muñeca, en ese momento le estaba agradecida de que me apoyase. Por alguna extraña razón me sentía fatal, tenía hasta ganas de llorar. Como podía hacerme esto Néstor. Esta mañana lo hemos hecho, y ahora pasa de mí como si fuera transparente para dedicar toda su atención a Cristina.

Si es que no escarmiento, mi amiga lleva razón, mi honestidad acaba de ser pisoteada llegando a tocar fondo. Espero que mi corazón no vaya detrás y sea pisoteado de la misma forma que lo está mi dignidad.

Una vez que  terminamos de cenar, ya llevaba encima tres copas de champagne. Hablaba con los demás invitados y no paraba de reír. Admito que el alcohol me ha dado la solución para poder pasar de ese par de dos que continuaban exhibiendo su erotismo, aclarando que no tienen nada. Serán hipócritas los dos, que se vayan a un hotel. Con tanto líquido me fui para el baño. Como siempre el baño de señoras hay que hacer fila. Yo como no podía esperar me pasé al de los hombres, miré de refilón si disponía de taza, pasé agradeciendo que en ese momento no había ningún hombre.

Cuando me disponía a salir escucho un ruido, mi cuerpo no tarda en reaccionar, comiendo a temblar de miedo y más sabiendo que me persiguen. Salgo despacio, por el reflejo del cristal veo a Néstor parado con sus brazos cruzados. (Joder, pero este gilipollas de qué va)

―Vaya, es que ahora te has cambiado de bando pisicologa.

―Lamento decirte que sí, porque me gustan demasiado los hombres. Ahora si me permites voy a ver si me puedo enrollar con uno esta noche.―De pronto Néstor me agarra por mi brazo haciendo que me pare en seco. Nuestras miradas comienzan a cargarse de odio.

―Me quieres dejar en paz, Néstor.

―Pues va ser que no.

―Que pasa, como ya te aburres con tu querida Cristina, ahora vienes a buscarme a mí, a la tonta que te da lo que quieres cuando a ti te apetece.

―¿Eso es lo que piensas de mí?

―Y qué quieres que piense. Te las has pasado toda la noche con ella coqueteando y babeándole el escote diciendo a todo el mundo que no tenéis nada cuando a escondidas te estás acostando conmigo. Qué pasa Néstor, te da miedo la reacción de tu querida Cristina. ―Intento soltarme inútilmente del agarre de Néstor, para mi mala suerte él me atrae hacia él, pegándome a su cuerpo. Con su mano puesta en mi espalda intenta buscar mi boca. Esta vez me niego, no quiero caer de nuevo. Le doy un pisotón seguido de un rollizado en sus partes.

Victoriosa salgo del lugar en busca de mi amiga, pero con quien me encuentro es con Cristina. Vaya noche que llevo.

―Si buscas a tú amor se está quejando de un dolor ve a buscarlo a ver lo que le pasa.―Mi voz suena a burla mientras la suya me habla con rencor.

―Sólo te lo voy avisar Yasmina, aléjate de Néstor. Sé que tenéis algo aunque me lo niegues.

― ¿Y? ¿Tienes algún problema?

―Sí, quiero a Néstor y tú te has cruzado en su camino, y yo no puedo dejarlo de amar estoy dispuesta hacer cualquier cosa. Te estoy avisando Yasmina, pon distancias entre tú y Néstor si no...

―Si no qué. Dime Cristina, dime lo que me vas hacer. Acaso me vas a pegar. Escúchame tú a mí, yo no voy a distanciarme de Néstor, él me gusta y me encanta su compañía. Así que si estás enamorada de él, ese es tú problema no el mío. Hazte a un lado que estás estorbando y déjame en paz.

Dándole un pequeño empujón a Cristina sigo por mi camino para buscar a mi amiga y salir de ese maldito lugar.

En la calle había periodistas preparados con sus cámaras y micrófonos preparados para sacar alguna noticia. Al poner un pie en la calle varios periodistas nos abordan con preguntas, por supuesto no abrimos la boca continuando buscando nuestro auto. Una vez localizado nos montamos y nos vamos hacia una discoteca, después de lo sucedido necesito un par de cervezas para tranquilizarme.

Media hora después, nos encontramos en una discoteca, eran pasadas las doce de la noche y la discoteca comenzaba a llenarse. La música de todo tipo retumbaba por los altavoces, el ambiente estaba bueno, sin pensarlo dos veces arrastré a mi amiga hacia la pista donde se encontraban varias chicas bailando, nos unimos a ellas moviendo nuestras caderas. No sé cuanto tiempo estuvimos así, hasta que sentí mi boca seca. Me fui para la barra para pedir unas cervezas. Mandy llegó detrás alborotada porque había ligado.

Agotadas nos sentemos en una mesa que había libre. Mandy me preguntó como me encontraba. En ese momento me encontraba bien gracias a las copas que llevaba encima. Pero sabía que cuando me quedase sola mi alegría se transformaría en lágrimas analizando lo sucedido y sacando conclusiones. Conclusiones que no servirían de nada, lo hecho, hecho está y ya no hay marcha atrás.

Echo un trago a mi cerveza y comienzo contándole a mi amiga lo sucedido con Néstor y Cristina. Mandy me escucha sin decir nada, solo me da un pequeño apretón de mano mirándome fijamente aconsejándome que haga lo correcto antes de que el golpe sea mayor.

Entrada la madruga decidimos marcharnos a casa. Como íbamos bebidas le pedí al guardaespaldas que había contratado mi hermana que me llevase a mi casa. El hombre de unos cuarenta años, alto, musculoso, con gesto serio vestido de forma informal accedió amablemente a llevarnos.

Mandy había bebido mucho esa noche, tenía hasta mala cara. Por lo cual le propuse ir a mi casa. Cuando nos dejó Nino, así es como se llama el guardaespaldas. Me fui derecha para mi apartamento, al meter la llave en la cerradura noté que la llave solo dio una vuelta, cuando yo siempre doy dos vueltas. Llamé a Nino con cuidado para no asustar a Mandy, aunque tampoco se iba a percatar de nada con la borrachera que llevaba.

Nino pasó el primero agarrando entre sus manos un arma. Mi pecho se inflaba y desinflaba muy rápido, notaba como el pánico se esparcía por todo mi cuerpo. Al salir Nino me pidió que fuéramos a otro lugar, al parecer alguien había entrado en mi apartamento. Hice caso a Nino, en silencio lo seguí, quería preguntarle pero no me atrevía delante de Mandy.

Media hora después Nino se encontraba registrando una habitación de hotel. Para no preocupar a mi amiga y que no se enterase de nada, decidimos llevarla a su casa.

Dentro de la habitación, miraba por la ventana las luces de la ciudad pensando en mi hermano. Intenté llamarlo varias veces, pero siempre me saltaba el contestador. Comencé a preocuparme, casi me costaba respirar, y las fuerzas empezaban a fallarme. De pronto escucho que tocan la puerta. Abro y una pequeña descarga sacude mi corazón.

—Isaac—Pronuncié en un murmullo con mi labio temblando, sentía tanto miedo que lo único que quería era poder sentir el calor de un abrazo. Por ello no me importó abalanzarme y rodear con mis brazos su cintura.
Pude percibir como su cuerpo se tensaba, sus latidos golpeaban su pecho mas fuerte para a continuación relajarse y pasar su mano por mi cabello.

—¿Estás mejor Yasmina?—Me pregunta a la vez que si sigo con mi cara apoyada en su pecho.

—No me encuentro muy bien, ¿Isaac qué está ocurriendo?

—Yasmina mírame. Ahora debes de ser muy fuerte y valiente. No quiero verte asustada, mi equipo y yo estamos trabajando para atrapar a esos delincuentes. Al parecer te están buscando por eso estarás vigilada para que esos matones no puedan llegar a lastimarte.

—¿Porqué yo, Isaac?

—Tranquila Yasmina, ahora intenta descansar todo estará bien.

Observé los ojos de Isaac, su iris azul me transmite seguridad y al mismo tiempo hace que me sienta vulnerable. Isaac era hermoso, acaricié su rostro con sombra de barba necesitaba ese contacto para poder creerlo. Su cercanía me inquieta, el querer besarlo me atrapaba aún así él puso distancia separándose de mí.

—Yasmina no puedo, esto no puede suceder.

—Ahora dices no puede ser, y...

—Aquello solo fue una obligación, no debió pasar, tan sólo me dejé llevar y actúe inapropiadamente. Yasmina no quiero que te hagas falsas esperanzas, cuando todo esto acabe jamás volveremos a vernos.—Su voz sonó fría y dura dándome a entender que con el todo se basa en trabajo sin importarle los sentimientos de los demás. Quería reprocharle, pero que le iba a decir. Nada.
Simplemente guardé silencio dándole la espalda a la vez que el salía de la habitación para atender una llamada.

Mientras tanto yo me acerco a la ventana abrazada a mí misma, siento tanta angustia como pánico. Sé que Isaac me oculta algo, si está aquí es por algún motivo.
De pronto escucho varias voces que proceden del pasillo.
Intrigada me voy hacia la puerta pegando la oreja para poder saber qué está pasando.
Al no poder escuchar nada, abro despacio la puerta. Me asomo un poco observando a tres hombres e Isaac hablando en círculo en un murmullo con sus cafés en la mano.
Me quedo quieta escuchando la conversación. De pronto, escucho que hablan de mí, abro más la puerta y casi con medio cuerpo fuera puedo llegar a escuchar la conversión.
Rápidamente cierro la puerta, me apoyo en ella sintiendo mis piernas flaquear y la cabeza dándome vueltas. Me dejo caer al suelo ya no puedo soportarlo más, me agarro de mis rodillas poniéndolas en mi boca intentando silenciar mis sollozos.
Ahora comprendo todo, por eso me encuentro en está situación, Nino vio el apartamento patas arriba con una clara nota amenazante,  éste llamó a la policía para ponerme a salvo.

No y no. Me limpié mis lágrimas con el dorso de mi mano, eché un trago de agua mientras pensaba en la manera de salir de este lugar.
Decidida a salir de la habitación escuché una melodía de móvil. Volví asomarme de nuevo viendo como  los tres hombres se quedaron callados a la vez que uno de ellos hablaba por teléfono.
Cuando aquel policía colgó. Puede notar una descarga electrizante en mitad de mi corazón. Temblaba de miedo, de incertidumbre de haberme enterado que esos matones habían cogido a Naím.

No podía ni creerlo, esos miserables tenían secuestrado a mi hermano. Una imagen se me cruzó por mi mente, no era para nada buena.
Lo único que tenía claro, es que no me iba estar quieta y mucho menos iba a quedarme encerrada como una princesa en su torre de oro.
Debía pensar en un plan para poder salir de esa habitación e ir hasta donde tuvieran a mi hermano secuestrado.
Aquello era una locura, pero más era saber que pueden matar a tú hermano y te quedas con los brazos cruzados.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro