Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 20

Dos semanas después, decidimos marcharnos de aquel escondite. Mi hermano ya se encontraba mejor y en su piel iba desapareciendo los moratones.                                                                      En estos días he podido disfrutar de la compañía de mi hermano y para no variar de alguna discusión, pero es normal.
Isaac apenas lo he visto, se marchaba por la mañana bien temprano y acudía por la noche o ya entrada la madrugada. En algunas ocasiones me levantaba para verlo desde mi ventana, no puedo negar que no ha estado pendiente de nosotros, se ha encargado de la comida y de traernos ropa limpia. Aun así, sigo pensando que tras esa fachada de hombre serio oculta algo. Y pienso averiguar de qué se trata tanto misterio.

Una vez que llegamos a casa de mi hermano, nos quedamos asombrados de encontrarnos a mi hermana. Miro a Naím que se halla tan pillado como yo de tener enfrente a Yanira y para ser sinceros, tiene una cara de mosqueo impresionante.

― ¿Se puede saber dónde narices habéis estado, par de dos?―Reclama mi hermana echándonos un vistazo de arriba abajo.

―Es..to...pues acabamos de venir de Las Vegas de vacaciones.―Responde mi hermano titubeando, temblando con la mirada asesina que le lanza Yanira.

Y en menos de dos segundos Yanira estampa su mano en la cara de mi hermano. Y detrás voy yo.

―Alexander por Dios ata a tú mujer que está que muerde. ―Masculla mi hermano restregándose la mejilla.

―¡¡Cállate Naím!! Pero por quien me has tomado, por una cría de tres años. Mira que te sacudo otra bofetada.

―Yanira por favor tranquilízate que vas a parir antes de tiempo.

―Suéltame Yasmina que bien contenta me tenéis los dos. Pero es que acaso creían​ qué podían desaparecer así como así sin pensar que me la he estado pasado preocupada por vosotros, incluso fui a la policía a poner una denuncia.

Naím y yo nos miramos atónitos. Vale, nos hemos pasado tres pueblos en no hacer una llamada, pero quien era el valiente que lo hacía si varios matones quieren nuestra pellica para hacerse una abrigo.

―Mira Yanira deja de portarte así, ya somos grandecitos para saber lo que estamos haciendo y pienso que te estás extralimitando con esta conversación. No ves, estamos bien, así que a la, ahueca el ala y vete a tú casa.

―Mira que te atizo otra vez Naím. No me mientas, estás metido en algún lío. ¿Verdad? Responde.

―Yanira tranquila, ahora te lo explicamos.―Intento calmar a mi hermana que ha comenzado a llorar de los mismos nervios.

―Sí, estoy metido en las peleas ilegales y Yasmina corre con su moto en las carreras. ¿Contenta?

―Como me has podido hacer esto Naim y lo peor de todo, has arrastrado también a tú hermana. Por qué Naím...por qué...tienes trabajo, casa, amigos...por qué haces cosas indebidas.

―Porque siempre te he estado mintiendo Yanira, estoy haciendo cosas prohibidas, sumergiéndome en las peleas porque aún sigo siendo ese chico rebelde y perturbador que no solo quiero conformarme con lo que tengo, deseo más, y sé perfectamente que estoy incumpliendo las leyes, pero eso me lo paso por el forro. Este soy yo y no pienso cambiar.

―Naím basta. Acaso no te das cuenta de que tú hermana te quiere y no se merece esto. Y tú Yasmina, a causa de qué haces todo esto. Recapacitar un poco, tenéis vuestras carreras, una vida perfecta y vais a enredaros en toda esa mierda y todo por la codicia para que al final tengáis malos fines y no solo eso, os vais a llevar por delante a Yanira. Sois su única familia, os ayudamos todo lo que podemos y así lo agradecéis. Pues que queréis que os diga, me habéis defraudado. No espera esto de vosotros. ―Alexander agarra a mi hermana y se la lleva a un sofá para tranquilizarla, siento como el corazón se me está partiendo en dos de ver en ese estado a mi hermana y todo por nuestra culpa. Observo como mi hermano mira al suelo apretando sus puños. Lo conozco demasiado bien para saber que está profundamente arrepentido y adolorido de tener que mentirle a mi hermana. Ella no se merece esto, pero tampoco podemos contarle la verdad.                                                                   Aun así, una especie de remordimiento hace que tome asiento junto a mi hermana, por la vergüenza que siento no me atrevo ni a mirarla a los ojos. Con dificultad empiezo hablando. Yo no valgo para mentirle a mi hermana.
Empiezo contándole  todo lo que nos ha sucedido. Ella permanece en silencio escuchando lo que le decimos. Débil se abraza a su marido llorando amargamente. Entiendo que lo que le hemos contando no es fácil de digerir, pero...tampoco pretendía que llorase como una magdalena.

―Desde luego Yasmi, la hemos liado pero bien, ahora se la pasará llorando todo el día.

―Cállate, mejor que llore que no nos pegue un par de hostias.

―Sí, pero tú cuñado nos está mirando con cara de pocos amigos, creo que primero salgo yo corriendo.

―¿Has pensado ¿Eh?, pues te quedas aquí aguantando el tipo y la llantera de tú hermana.

―Estaréis contentos, mirad lo que habéis hecho. Pobre de mi Yanira, ya llevamos llanto para todo el día.

―Dile que se ponga hacer bizcochos cuñado, lo mismo se le pasa.

―No sé que es peor, que llore o que se ponga hacer bizcochos, mirad como me tiene de gordo.

―Alexander debo confesarte que estás perdiendo tu sex-appel con esos kilitos de más.

―Me da igual, yo solo tengo ojos para mi mujer, sin embargo no puedo verla así, se me parte el corazón. Anda Yasmina haz algo para calmarla.

Perfecto, ahora me toca a mí callarla, si lo consigo claro.
Respiro hondo antes de irme hasta mi habitación y consolar a mi hermana, desde luego mira que está desecha en lágrimas.

―Yasmina, como sois tan irresponsables los dos. Acaso no podéis pensar un poco con la cabeza, porque si uno es tonto el otro es más todavía.

―Joder Yanira, has pasado de estar dolida a enfadada, ¿esto que es, el efecto de las hormonas?

―Yasmina, no te das cuenta de la gravedad del asunto, os pueden matar. Esa gente de la que habláis no tienen ningún tipo de escrúpulos y si sois sus presas no van a parar hasta encontraros. Por favor, dime que vais aceptar un guardaespaldas, es la única manera de que pueda terminar mi embarazo bien.

―Yanira, estamos bien, Naím sabe luchar y yo...

―Yasmina.― Ok, Cuando mi hermana se pone con los brazos en jarras dando golpecitos al suelo pronunciando mi nombre muy lentamente, mejor no llevarle la contra. Acepto a regañadientes. Seguidamente continuamos hablando hasta que el sueño nos vence.

Dos días después, me despedido de mi hermana y de mi cuñado. Ambos deben de volver a Los Ángeles, a pesar de las charlas que nos han echado Alexander y Yanira, han prometido ayudarnos. Por una parte me siento más aliviada de saber que alguien nos está protegiendo.

Esa mañana comencé a trabajar, antes de pasar al edificio me topé con Oliver, perfecto y este tarado que quiere ahora. Como siempre Oliver me saluda devorándome con los ojos. Lo mejor que puedo hacer es hablar lo más fríamente posible con la intención de despacharlo lo antes posible. Al final me lo he quitado de encima con sarcasmos. Qué agobio de hombre.

Tras llegar a mi consultorio, mi secretaria me pone al corriente de todos mis casos, la pobre se nota que estaba preocupada por mí. Madre mía, y yo que pensaba que nadie me iba a echar de menos.

Paso a mi consulta, reviso que todo esté en orden, me preparo un café y tras leer algunos expedientes de mis pacientes en el ordenador doy comienzo mi día.

El día ha sido de locos, todos mis pacientes se han interesado por mi estado de salud, tuve que mentir diciendo que me encontraba enferma. Agotada, recojo mis cosas cuando de pronto me quedo fija en una silueta muy familiar para mi desgracia.

―¿Qué haces aquí Isaac?

―Buenas tardes Yasmina, si me atrevido a venir hasta aquí es para saber cómo sigues.―A la vez que Isaac me habla yo lo examino desde sus pies hasta pararme en esos ojos azules como el mar. Unos ojos que no me muestran nada, casi me cuesta descifrar si está feliz o triste.

―Estoy bien gracias por tu atención.

―Yasmina, no quiero que estés así, yo solo pretendo que estés perfectamente.

―Isaac, dime ¿cuál es el secreto ocultas? Y no te opongas, quiero que seas franco conmigo, pienso que me lo merezco.

Su cercanía me manifestaba que sí llevaba razón, pero su silencio era incompresible, por qué no era del todo sincero.

Con sus dedos me roza mis mejillas bajando hasta mi cuello, sus ojos estaban fijos en mí asomando un brillo en su mirada de interés y ternura. El motor de mi cuerpo no tardó en latir intensamente, tan endeble me sentía que tuve que apoyarme en el borde de mi escritorio. Era un momento tan íntimo y tan mágico que lo único que deseaba no era precisamente simpatizar con él.

De pronto mis ojos se abren al máximo expresando sorpresa. Incrédulo se voltea hacia donde miro y lo que me encuentro es lo que menos esperaba.
A Néstor parado con expresión maléfico, sus ojos echaban chispas, y su cuerpo estaba tenso. Tragué saliva antes de intentar entablar una conversación con él, pero cuál fue mi sorpresa que descubrí lo que me temía, estos dos se conocen.

―Maldito desgraciado, ¿Qué haces cerca de ella?

―Néstor cálmate por favor yo solo...

―Con qué cuento me vas a salir esta vez Isaac. Qué estas cumpliendo con tú trabajo, que tú superior te tiene entretenido investigando, por favor vete a la mierda con ese cuento, ya no cuela.―Molesto Néstor se fue hasta donde se encontraba Isaac parado, irritado lo agarró de su camiseta estampándolo contra la pared, mientras Néstor le decía cuanto lo odiaba, Isaac permanecía quieto, aguantando todo lo que Néstor le hacía incluso recibía con gusto los golpes que le asistió Néstor en su estómago.

Al ver la escena, intenté poner paz enfrentándome a Néstor que cada vez estada más quemado.

―Si quieres seguir mi consejo Yasmina, aléjate de este desgraciado, solo te está engañando, le da igual jugar con tus sentimientos. No tiene ningún miramiento a la hora de salir victorioso de su trabajo. ―Alucinada observé a Néstor y la manera de dirigirse hacia Isaac, a pesar de todo sentía un breve escozor por haberme enterado de esta forma que Isaac es policía.

Con recelo volví mi rostro y contemplando a Isaac que se hallaba doblado haciendo una mueca de dolor. Me fui hasta él parándome enfrente suyo.

―Entonces eres poli, ¿Verdad?

―No lo es, es un asesino.―Gritó Néstor con rencor, desvié mi mirada parándome en la suya. Sus ojos claros están algo más oscuros, podía leer el rencor que le tiene a Isaac, de eso no cabe duda. ¿Pero cuál es el motivo?

En ese momento me daba la sensación de ser un árbitro presenciando un combate. Isaac apenas hablaba, solo le pedía perdón y Néstor arremetía contra el con palabras duras y fuera de contexto. Harta de esa batalla me planté ante Néstor exigiéndole que digiera de una vez que es lo que estaba ocurriendo.

―Mejor que te lo diga ese delincuente, yo no tengo nada más que añadir. Tan sólo que ya hablaremos tú y yo Yasmina.―Sin más vacilación, Néstor se marchó dejándome con la incertidumbre de saber lo que pasa entre ambos.

―Imagino, que me lo contarás todo, ¿No Isaac?―Le pregunté algo indecisa puesto que no sabía si me iba a dar una respuesta o no.

Con dificultad tomó asiento en el diván, bajando sus ojos hacia el suelo empezó hablando. Al fin podría saber la verdad.

―Lo primero que quiero confesarte es que sí, soy policía. Trabajo en la unidad policial de GEO y (UDYCO)

Hace cinco años, comencé a trabajar en la unidad de droga y crimen organizado como infiltrado, y como compañero tenía a mi buen amigo Daniel, el hermano de Néstor y el que murió por mi culpa. Nunca he podido perdonarme lo que sucedió aquella noche y estar presenciando como el coche ardía y yo no podía hacer nada. Yasmina cada día que pasa siento que enloquezco, apenas puedo dormir debido a esas malditas imágenes se me repiten una y otra vez.

―Creo que tampoco debes de ser tan duro contigo mismo.

―Estamos en una misión, debíamos ir tras Tito Tablada, el hermano de Camelia. Uno de los mayores narcotraficantes y buscado en varios países. Aquella noche, como siempre nos montemos en nuestras motos, además de ser policías nos gustaba sentir la adrenalina del peligro. Esa noche los tres fuimos como una noche más hacia las afueras de la ciudad para correr con las motos. La carrera fue emocionante, pero desafortunadamente alguien pegó el chivatazo que Daniel era policía y al vernos descubiertos tuvimos que comenzar a perseguir a Tito y sus maleantes. La persecución duró horas hasta que pudimos acorralar a dos de los maleantes que tenían la droga. Pero esa noche la suerte no estuvo de nuestro lado, Daniel se montó en el auto para registrarlo cuando salió de la nada un hombre alto y gordo. Obligándole a montar en el coche, este también se montó con él y se fueron juntos. Varios compañeros y yo fuimos tras el coche, a pesar de intentar localizarlo todas las señales daban erróneas. Cuando por fin conseguimos localizarlo, Daniel se encontraba gravemente herido metido en el coche prendido en llamas. Intenté sacarlo del coche, pero no podía el coche ardía y yo no pude hacer nada por salvarle la vida.

―¿Y porque Néstor te acusa de ser el asesino de su hermano?

―Porque Daniel no solo era mi compañero, era como mi hermano. Néstor, Daniel y yo nos hemos criado en el mismo barrio. En un barrio lleno de delincuencia y donde debíamos aprender a sobrevivir. Cuando quisimos hacernos policías, Néstor prefirió dedicarse al baloncesto. Los tres nos llevábamos muy bien, pero aquella noche yo fui el que le sugirió a Daniel que me acompañase a pesar de no tener que trabajar aquel día. Yo fui quien le dijo que registrase el coche y yo presencié como aquel hombre lo obligaba a meterse en el coche y no hice nada para impedirlo. Sin mi arma, me encontraba desprotegido y los demás compañeros tardaron en llegar. Si yo no le hubiera sugerido que me acompañase, quizás ahora mismo Daniel estaría vivo y Néstor no tendría por qué culparme de la muerte de su hermano.―Isaac termina de hablar con sus ojos azules más cristalinos dejando caer una lágrima por sus mejillas. Sus manos masajean su cabeza cargando una condena  asfixiado por el dolor y la culpa que lleva cargando sobre sus hombros.

Me siento a su lado pasando mis manos por su espalda, sus ojos azules se quedan fijos en mí. En ellos puedo ver sinceridad y espontaneidad, no veo justo que Isaac cargue con una culpa, por algo que inconscientemente  hizo.

Un hora después, me encuentro sola en mi consultorio dando pequeños sorbos a mi café imaginándome lo terrible que tuvo que ser para Néstor perder a su hermano, y ahora comprendo porque se ha puesto hecho una furia cuando ha visto a Isaac. Han pasado de ser como hermanos a odiarse. Dejo mi taza en mi escritorio y me siento en mi sillón, comenzando a pensar nuevamente en Isaac y Néstor. Entonces me paro en lo que dijo Néstor. « Aléjate de ella, no quiero verte cerca»
Un momento, según las palabras de Néstor y lo que me ha confesado Isaac, él también me conocía por las carreras. Isaac sabía quién era cuando pasé a su habitación y sabía perfectamente con quien se estaba acostando. Por eso estaba en la subasta, porque su trabajo así lo exigía, ¿pero también le comprometía para acostarse conmigo?
Claro que no tenía por qué hacerlo, su trabajo no consiste en eso. ¿Entonces por qué lo hizo?

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro