Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capitulo 11

Pues sí, podrá sonar que estoy como una cabra, pero ir detrás de aquel desconocido me hacía sentir unas sensaciones tan densas dentro de mí ser que no sabría exactamente cómo explicarlo.

Al llegar a una casa grande con jardín y garaje, el misterioso hombre me hizo una señal ofreciéndome su mano para que me bajase de la moto.
A continuación el encerró la moto en un garaje donde había dos vehículos más, pero a mi me intrigaba más saber quién se esconde tras el casco.  De espaldas aquel desconocido se quitó el casco, nada más verlo me quedé totalmente helada, asombrada y sin poder hablar del impacto de ver que ese misterioso hombre que se ocultaba bajo el casco se trataba de Néstor.
Pude apreciar un pequeño fiasco de tenerlo ante a mí, y el muy cabrón se ha estado callando todo este tiempo.
Alcé mi barbilla con la intención de hablar con él y decirle cuatro cosas bien dichas, pero no me dio tiempo de hablar cuando me encontraba en sus brazos atravesando la casa conmigo en volandas.

―Espera aquí un momento Yasmina ahora traigo el botiquín y te curo el pie.―Fue lo único que le dejé que hablase, puesto que el pie me dolía horrores y lo menos que deseaba era discutir con él en ese momento ya me encargaría después.

Y eso fue justo lo que hice, permanecí en silencio mientras Néstor me curaba el pie. Una vez que me vendó el pie,  me sonrió en forma de arrepentimiento como si quisiera disculparse. Me había mentido todo este tiempo consiguiendo defraudarme. ¿Porque narices no me dijo que era él, que oculta?

Molesta me  levanté rechazando su bebida para llamar a un taxi y que me llevase hasta mi casa.

―Yasmina, espera déjame que te lleve a tu casa.

―Tranquilo Néstor, ya he llamado a un taxi y vendrá a buscarme.―Intentaba que mi voz no sonase calmada, pero miento si digo que no tenía ganas de darle un bofetón por haber permanecido callado todo este tiempo que nos conocemos ocultando que él era ese hombre misterioso que me había salvado en varias ocasiones el pellejo.
Pero todas mis ganas de enfrentarlo se me quitaron cuando apareció una mujer morena, alta con cuerpo de pasar más de una hora en el gym,  con voz adormilada preguntando que ocurría.

―Néstor ¿Quién es esta señorita y qué hace en mi casa?―Empezó preguntando la morena sin apartar sus ojos de mí cargados de irritación.

―Cristina tranquila, ella es Yasmina es mi psicóloga, ha sufrido un percance y he tenido que auxiliarla.

― ¿Y para eso no están los hospitales?
Desde luego aquella mujer algo mayor que yo, muy guapa por cierto y por su acento podría decir que es argentina, me fusilaba con la mirada. Y… ¡búa! menuda soy yo cuando alguien me mira de esa forma sin conocerme.

―Es que Cristina estaba muy a gusto con Néstor, y bueno el hospital nos pillaba en el quinto pino que el muchacho se ha ofrecido amablemente a curarme el mismo. Y ves, que bien lo hace.―Le digo en tono de burla enseñándole mi pie.

―Néstor, creo que esta es nuestra casa y debes respetarla.
«Nuestra casa, respeto» Uy, que mal me huele esto a mí. Creo que lo mejor que puedo hacer es largarme inmediatamente si no se va liar pero bien entre esta tipa y yo.

―Pues si Néstor, mira que te lo dije, la próxima vez me llevas al hospital. De todas formas gracias por todo. Ya me voy, nos vemos el lunes. Adiós chata, que descanses que falta te hace.

Sin mirar atrás empiezo a caminar por un pasillo bajando por unas escaleras que daban a un gran jardín con piscina hasta que vi la salida. Fuera en la calle, volví a llamar a mi hermano, nada el móvil apagado. Será posible, pero donde estará este hombre. Empecé a preocuparme  pasando por mi cabeza mil imágenes de lo que le hubiera podido pasar a mi hermano.

Una vez que llegó el taxi a buscarme, me marché directa hacia donde había dejado mi coche aparcado. Dentro de mi huevo, pensaba en Néstor y en esa tal Cristina. ¿Acaso son pareja? ¿Entonces por qué me ha llevado hasta su casa?  Esas preguntas y muchas más rondaban mi cabeza hasta que llegué a mi casa y pude ver la luz prendida del cuarto de mi hermano. Poco a poco empecé aliviarme algo.
Pasé dentro de la casa y lo primero que hice fue ir a ver a mi hermano.  Al pasar a su habitación todos mis músculos se quedaron tensos, mis ojos no los podía despegar del cuerpo semidesnudo de mi hermano. Estaba sangrando y con algún moratón en su costado.

―Naím  Dios Santo ¿Pero qué te ha ocurrido, porque estás así? ¿Quieres que te lleve al hospital? Dime algo hermanito.―En ocasiones mi hermano y yo nos llevamos fatal, pero verlo ahí tirado en la cama costándole respirar y con sus ojos clavados en mí pronunciando cada sílaba tan despacio creaba en mi un dolor perenne que se volvía en lágrimas y preocupación.

―Estoy bien hermanita, solo que esta noche no he tenido tan buena suerte.

―Tan buena suerte, dime Naím a qué te refieres, chico habla de una vez y dime que leches te ha pasado.―De pronto miré las manos de mi hermano que trataba de ocultarlas bajo la manta, demasiado tarde, porque ya me había percatado que sus nudillos estaban ensangrentados. Por lo cual, todo tenía su explicación. Naím no ha dejado de pelear, sigue metido en peleas ilegales para conseguir dinero.

Agaché mi cabeza haciéndome la tonta como si no hubiera visto nada y me dirigí hacia mi habitación, necesitaba quitarme el traje y darme una ducha para dejar que por lo menos el agua me librase de tanta tensión y preocupación.

A la mañana siguiente, me levanté temprano, le di unos medicamentos para el dolor a mi hermano asegurándome que comiese algo para después marcharme para el trabajo.

Nada más poner un pie en mi consultorio siento que alguien me agarra de mi brazo.
Nuestras miradas se encuentran, la mía de odio la suya de súplica.

—Yasmina necesito hablar contigo.—Sus ojos la expresión de si mirada me decía que era sincero y porqué no escucharle.

—Toma asiento y habla.—Le digo mientras abro la puerta de mi consultorio invitándole a pasar.

—Gracias.

—De nada, solo quiero saber cuál es el motivo por el cual me mentiste. ¿Porqué me conocías?
¿Sabías quien era yo desde la primera vez  que nos conocimos?

—Si, lo admito, la cagué, pero porque no quería meterte en problemas.

—No sé a qué te refieres. Explícate Néstor.

—Empiezo.
Hace años mi hermano y yo competíamos en las carreras por diversión, nos gustaba y procuramos ganar siempre las carreras, por supuesto siempre íbamos juntos y nos ayudábamos. Era como un juego el cual debíamos haber sabido parar.
Después, yo me centré en mi carrera profesional como jugador de baloncesto y mi hermano continúo en ese mundo. A pesar de negarme para que no siguiera. Un mundo en el cual la avaricia del dinero va apoderándose de ti, de tal modo que haces lo posible por ganar más y más dinero a cambio de jugarte la vida. Por supuesto en las carreras apuestan por ti, la gente se juega mucho dinero, razón para presionarte incluso amenazarte con la condición de que ganes, da igual como lo hagas, pero debes de ganar.
En fin, mi hermano siguió en ese mundo hasta que un día murió.
Su muerte fue muy misteriosa, por lo menos nadie supo decirme porque mi hermano estaba tirado en un desguace quemado, irreconocible por sus quemaduras.

—Lo siento mucho.—Miré a Néstor agarrándole sus manos queriendo transmitirle mi apoyo.

—Yasmina, deja ese mundo, tú corres por diversión, sin darte cuenta que estás exponiendo tú vida. Por eso desde el primer día que te vi además de fijarme en ti, sentía la necesidad de ayudarte, siempre estabas en peligro y no eras consciente de lo que estabas haciendo.

—¿Porque te ocultas?

—Porque desde el día que murió mi hermano juré que encontraría al cabrón que lo mató. Y por eso me hago pasar por él. Nadie ha llegado a ver mi rostro salvo Jony, mi mánager, el que se dedica apostar dinero e interviene con los hijo de puta que tienen tanto dinero como vicios que no saben más que derrochar su dinero según ellos para divertirse viendo como otras personas se juegan sus vidas y todos guiados por el mismo vínculo. El dinero.

—Y sabes algo referente a la muerte de tu hermano.

—Hasta ahora  sé que mi hermano debía mucho dinero por drogas.

—¿Tú hermano consumía drogas?

—No que yo sepa. Pero si traficaba con ellas y una cosa le llevó a la otra, incluso estoy convencido que llegó a meterse en alguna pela ilegal.
No lo sé aún, estoy intentando resolver este misterio que cada día que pasa creo estar más lejos de la verdad.

—¿Y Cristina?—Se me escapó, no debía preguntarle pero podía más mi curiosidad.

—Ella fue la mujer que amé. Los dos nos queríamos y siempre dijimos que nos casaríamos. Pero el destino quiso que tuviese que salir del país para alistarme en el ejército y durante tres años viví con ese pensamiento. Sin embargo al regresar me encontré que se casó con mi hermano.
Amaba a Cristina, pero mi hermano era mi hermano y nunca dejaría de hablarle porque una mujer  no supo esperarme, me destrozó el corazón hiriéndome por ver que la vida que yo le prometí darle se la entregó a mi hermano.
Llegué a odiarla tanto por el dolor que me había causado que nunca quise escucharla cuál fue el motivo por el que se casó con mi hermano. Después de morir mi hermano cuido de ella, pero ya no siento ese amor que sentía hacia ella. Ahora hay otra mujer que lo ocupa y que me tiene loco.

—Vaya si lo has pasado mal, espero que esa mujer sepa darte el amor que te mereces.

—Estoy seguro de ello. Ahora que sabes mi historia, dime qué te alejarás de ese mundo, por favor Yasmina, nada vale más que tú propia vida.

—Te haré caso, aunque iré a verte de correr.—Al levantarme Néstor me imitó, sus ojos claros seguían clavados en mí consiguiendo que todo mi cuerpo temblase, su abrazo solo hizo que mi estado aumentase deseándole más, sus labios saborearon los míos, nuestras lenguas se buscaban y nuestros cuerpos se pegaban sintiendo el deseo, el placer de querer quemarme gozando con lo que me ofrece, con lo tanto he ansiado, no me importa que me desabroche mi camisa y bese mi piel logrando excitarme, quería más, lo quería a él.
El teléfono de mi mesa sonó y eso hizo que regresara del viaje de placer que estaba viviendo junto a Néstor.
Respondo la llamada con desgana, pero el trabajo y mis pacientes me esperan.
Me arreglo sin apartar mis ojos del hombre que tengo delante, que tan desconcertada me tiene y al mismo tiempo me atrae.

—Lo siento debo continuar con mi trabajo.

—Algún día acabarás en mi.cama y sabrás lo que es el sexo. Y va ser pronto. Chao querida.

Trago saliva al escucharlo. No sé cómo interpretarlo, si Néstor solo ve en mi una más para pasar el rato o soy esa mujer que ama.
Me siento unos minutos intentando tranquilizarme, aún tengo el sabor de sus besos y mi cuerpo siempre responde ante él de una manera arrolladora, es como si él fuera un imán y me atrajera para darme lo que tanto deseo recibir encontrándome bajo su magnetismo.
Oh Dios mío ayúdame porque pienso que Néstor me gusta demasiado y lo que menos quiero es dejarme llevar por mis sentimientos para acabar nuevamente destrozada como me pasó con César.
Aún así pienso si me estaré equivocando o debo dejarme llevar para descubrir lo que se siente estar envuelta en los brazos de Néstor.
Defenitivame no, debo quitarme ese pensamiento. Puedo reconocer que Néstor me ponga muy cachonda, pero no pienso ser una más para su colección.
Ahora pienso así y sin embargo cuando estoy cerca de mí todo se transforma, mi manera de pensar hasta de actuar.
La madre que lo parió pero que me está haciendo y que es lo que estoy haciendo yo. Donde está mi orgullo, mi amor hacia mí misma.
No y no. Si quiero como si no debo quitarme de la cabeza a Néstor, aunque me resulte imposible lo haré. Está más que claro que el solo quiere sexo y con todo mi pesar, yo quiero amar y que me amen algo imposible de encontrar en Néstor.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro