De nuevo a la rutina, a pesar de no haber visto ha Néstor y haber hablado con mi hermano para que deje descansar un poco al parajito, el resto todo funciona igual.
Al llegar a casa y tras haberme dado una larga ducha, preparo la cena cuando mi móvil suena.

—Dime Naím.

—Yasmina esta noche hay carreras, te mando la dirección y te espero quiero verte correr de nuevo.—Esbozo una ligera sonrisa. En ocasiones mi hermano me enfada de tal manera que tengo ganas de estrangularle, pero  otras veces me alaga su manera de protegerme al mismo tiempo de apollarme.

Un buen rato después, termino de cenar recogí los platos y tras lavarlos me fui para el garaje para ver de nuevo a mi Pepa.

La noche era cálida, por las calles de la ciudad apenas había tráfico por lo cual decidí acelerar a la Pepa y ponerla a prueba. ¡¡Chachi!! Iba como la seda la jodía de la moto.

Al llegar al lugar donde se celebran las carreras vuelvo a percibir el ambiente que tantos recuerdos me trae.
Consulto mi reloj y veo que aún falta algo de tiempo para que dé comienzo la carrera.

Me vuelvo a subir a la Pepa y me voy hacia una pequeña montaña donde se puede ver desde la altura las luces de la ciudad. Aquel paisaje es hermoso sin dudarlo me transmite tanta paz, ahora me acuerdo porque me gustaba tanto venir a este lugar.

—Vaya aquí te encuentro Yasmina.

—Hola Oliver.—Respondo sin molestarme en girarme.

—¿A ti también te gusta venir a este lugar?

—Si.—Mi voz suena cortante, en esos momentos quería estar sola para pensar e intentar adivinar que me pasa con Néstor y pensar la manera de mandar lejos a César. Tampoco contaba con encontrarme a Oliver, como sé las intenciones que lleva prefiero irme.

—Espera Yasmina, quiero hablar contigo.

—Qué quieres Oliver, tengo prisa.—-Le digo intentando que no notase que estoy algo nerviosa teniéndole cerca de mí, pero no lo consigo, el ha sido más hábil y me agarrado del brazo poniéndose a pocos centímetros de mí. Acorralada entre su cuerpo y mi moto en menos de un segundo me agarra de mi nuca apoderándose de mi boca de una manera salvaje pero excitante a la vez. Percibo sus manos deslizándose por mi traje, su boca continúa besándome con ardor consiguiendo que me sienta febril bajo sus brazos, sin dudarlo entierro mis dedos en su cabello apretándome más a su cuerpo, necesito sentirlo para que me lleve al éxtasis, dejándome llevar por la locura que estaba haciendo noto como sus manos me agarran de mi culo alzándome hacia arriba haciendo que me sienta en mi moto. El fuego ya se ha esparcido por todo mi organismo, me encontraba lasciva y llena de sensualidad, en ese momento no me importaba donde nos encontramos y más tocándome con esa obscenidad logrando avivandome con sus mimos y deseando que se adentre dentro de mí.
El sonido de mi móvil me saca de mi fantasía sexual.

Miro la pantalla y veo que se trata de mi hermano, oh no, lo primero que pienso es que algo le haya pasado, mi hermano no me llama por tonterías. Le respondo la llamada y efectivamente mi hermano me llama porque ha tenido un accidente.

Mi cuerpo pasa de la lujuria a la preocupación en menos de un segundo. Dándole un empujón a Oliver y dejándole excitado me arreglo un poco y sin molestarme en darle explicaciones a Oliver me subo a mi moto con el corazón en la boca y comienzo ha manejar para ir de nuevo hacia las pistas donde van a dar comienzo las carreras. De nuevo me llaman, es mi hermano.

—Yasmina, estoy fuera del lugar de las carreras, no ha sido nada, estoy bien no te preocupes.

—Naím dime dónde estás  y más vale que me digas la verdad si no te juro que te castro. Y lo digo en serio. —-Finalizo la llamada pegando puñetazos al manillar de la moto, pero qué demonios le ha pasado y porqué tanto misterio y como es que ha tenido un accidente. Empiezo a conducir de nuevo hasta el lugar de las carreras, pareciese que mi corazón se me salga del pecho de la preocupación. Necesito saber qué es lo que le ha pasado a mi hermano. Pero por lo que veo aquí en las afueras de las pistas no se ve nada, esto no tiene pinta de haber ocurrido un accidente.

Vuelvo al lugar donde se hacen las carreras e intento de llamar a mi hermano, pero no responde, maldigo mientras vuelvo a marcar su número. Me dirijo hacia el lugar donde están las motos preparadas para correr, intento  buscar entre la gente a mi hermano pero sigo sin localizarlo. Empiezo a ponerme nerviosa, sigo buscándole pero no logro dar con él y tampoco me responde a las llamadas. De pronto escucho voces y sirenas de policías, perfecto lo que me faltaba ahora. Comienzo a correr pero me es imposible la gente ha comenzado a correr como locos y yo no puedo ni dar un paso lo único que consigo es pincharme con algo en el pie y caerme al suelo.

Intento levantarme lo más rápido posible antes de que la gente pase por encima de mí, pero no puedo puesto que varias personas me empujan incluso me pisan. Vuelvo a levantarme viendo cada vez las luces de las sirenas de los policías más cerca. El ruido de un motor me hace que me todos mis miedos desaparezcan, aceptando su mano me subo atrás en su moto y junto a mi superhéroe salimos de aquel lugar.

Una vez que ya estamos lejos del lugar donde se celebran las carreras, para su moto y sin mirarme me dice que ya estoy a salvo. Hago lo que me pide, pero cuando planto el pie en el suelo un dolor me hace de gemir.

—¿Qué te pasa?

—Nada, tranquilo es solo que he debido de pincharme con algo. No es nada ya llamaré un taxi. Gracias por haberme rescatado de haber vivido un jumanji en primera persona.

—-¿Qué estás bien, si no puedes ni plantar el pie? Ven te curaré el pie no puedes estar así-—Me dice ese hombre misterioso que oculta su rostro tras el casco. En menos de dos segundos me volví a montar en su moto y agarrada de su cintura me fui con él, realmente no sé dónde me llevaba, pero cuando puse mi mejilla en su espalda sintiendo el cuero de su traje, algo hizo que me relajese y cerrase los ojos para dejarme llevar por él. Sonará una locura montarse en una moto con un desconocido, pero yo presentía que lo conocía, y fuese donde quisiera llevarme yo encantada lo acompaño.