La luna llena estaba en su punto más alto, bañando el bosque con su resplandor pálido y silente. Entre ello se encontraba Missa un omega, que corría a toda velocidad entre los árboles, su pelaje negro como la noche deslizándose entre las sombras, mientras sus ojos morados destellaban con el reflejo de la luna. Cada rama que rozaba su piel se sentía como una advertencia, un recordatorio de que Philza, el alfa que lo perseguía, estaba cada vez más cerca. Missa podía sentir su presencia como un zumbido insistente en sus sentidos, fuerte y envolvente, que lo hacía correr con el corazón latiendo a toda velocidad.

—Corre… ¡¡¡Sigue corriendo…!!!— Se decía a sí mismo, pero la presencia de Philza se podía sentir tras él, le indicaba que no tenía mucho tiempo. La figura de Philza, en su forma de lobo, resaltaba con su imponente pelaje rubio cenizo. Cada paso suyo era seguro, calculado y aunque Missa intentaba esquivarlo, los movimientos del alfa eran como un cazador experimentado, que ahora está a punto de atrapar a su presa.

Finalmente, el omega se detuvo, jadeante, sintiendo que sus fuerzas lo abandonaban, sabía que no podía escapar por más tiempo. Giró sobre sus patas traseras y con su pelaje negro enredado con las ojas y pequeñas ramas, levantó la vista, sus ojos morados brillando desafiantes, frente a él, Philza avanzaba lentamente, seguro de su victoria. La luna iluminaba sus ojos azules fijos en Missa, con una intensidad que se sentía como una presa a punto de ser atrapada.

—¿De verdad creíste que podías huir de mí, Missa? —gruñó Philza, su voz profunda y retumbante resonando en el aire nocturno.—

Missa sintió un escalofrío recorrer su pequeño cuerpo. A pesar del miedo que lo embargaba, su instinto de omega le hacía sentir algo más, una conexión involuntaria y casi inexplicable con la presencia de Philza. Con un último esfuerzo, Missa mostró los colmillos en un intento de mostrarse desafiante.

—No tienes derecho… —respondió, aunque su voz temblaba y su mirada traicionaba la mezcla de emociones en su interior, además que sus patas empezaron a temblar.—

Philza esbozó una sonrisa peligrosa. En un movimiento rápido, se acercó y entrelazó su hocico con el de Missa, atrapándolo en su cercanía. El calor de Philza y la firmeza de su postura lo hicieron estremecer. Missa intentó zafarse, pero la fuerza de Philza era inquebrantable.

—Eres mío, Missa, desde el momento en que te vi —gruñó el alfa, su voz resonando con un tono bajo y devastadoramente seguro—. Huye cuanto quieras, pero siempre te encontraré.—

La resistencia de Missa comenzó a desvanecerse. El poder de Philza lo abrumaba, y aunque su mente le gritaba que debía escapar, sus sentidos le indicaban otra cosa. La conexión entre ellos se intensificó, como un lazo invisible e inquebrantable que tiraba de ambos. Con un último suspiro de rendición, Missa se relajó, sus ojos morados reflejando una mezcla de desafío y aceptación.

—Entonces… tómame, si eso es lo que deseas—susurró finalmente, una leve chispa de valentía aún brillando en su mirada, en el fondo creía que Philza no se iba a atrever a raptarlo.—

Sin más palabras, Philza lo rodeó con su presencia imponente, uniendo su hocico al de Missa en un gesto que simbolizaba su promesa y su dominio. Missa dejó de resistirse, entregándose al destino que siempre había estado en sus pasos, y que ahora, bajo la luz de la luna, aceptaba como suyo.

Después de todo los omegas que encuentran a su pareja destinada son más felices... ¿Verdad?

¿Pero como llegamos a este punto?

Empezemos con el principio...

4 manadas en cada extremo del bosque, Missa hijo menor del líder de la manada del Norte, Vegetta777 , Philza, liber actual de la manada del Este,
La manada del Sur liberado por Mikecrack y la manada del Oeste liberado por Dream.

Les invitamos a escuchar esta historia de ¿amor? Entre dos personas que se encuentran en el ojo de la tormenta y peor aún que ellos tienen pareja.