💜Capitulo 3💚
La palabra "Familia" es un y la "Sobreprotección" es otra, dos palabras muy distintas, y eso lo saben muy bien dos omegas de diferentes manadas, Missa y Tommy, cuyas familias no entienden la palabra "Límite" en una travesura o en demostrar que no es débil, se puede decir que metieron la pata en grande.
¿Cómo paso esto?
La luna iluminaba tenuemente los bosques que separaban los territorios del Este y del Norte. El aire estaba cargado de los aromas de los pinos y el crujir de las hojas bajo patas inquietas.
—Ya no soy un cachorro, ¡Soy un hombre grande!— Si claro a tus 5 años ya puedes mover montañas—
Tommy, con apenas 5 años, bastante testarudo para su corta edad, había salido corriendo de su hogar en la manada del Este. Estaba harto de las restricciones, de las órdenes constantes de su hermano Wilbur y de su padre Philza, que parecían verlo solo como un cachorro débil al que había que proteger, esa noche, con la luna llena como su testigo, había escapado al bosque, deseoso de demostrar que podía valerse por sí mismo, sin embargo, con su pequeño tamaño y su inexperiencia, no tardó en perderse entre los árboles altos y las sombras inquietantes.
—¡Puedo hacerlo! —pensaba para sí, aunque su corazón latía rápido, entre el miedo y la emoción, sus patas cenizas pisaban con cautela, pero la oscuridad del bosque parecía cerrarse cada vez más a su alrededor.—
Al mismo tiempo, Missa, de la manada del Norte, había decidido desafiar las expectativas que recaían sobre él, aunque no estaba huyendo, el joven buscaba un escape temporal de las miradas controladoras de su familia, especialmente de su hermano Spreen y su prometida, Mafer, la idea de explorar el territorio más allá de los límites lo llenaba de un extraño y excitante anhelo de libertad, pero, absorto en sus pensamientos, no se dio cuenta de lo mucho que se había alejado.
—Chingada madre... — Ya podía escuchar a su hermano y madre decirle "Veni aquí no te voy a hacer nada" cuando lo encuentren.— Ay mierda... Estoy frito...—Ni hablar de su padre.—Missa estás jodido.—
El lobo negro, de pelaje tan oscuro como la noche misma, se detuvo en un claro, sus ojos morados brillando como dos luces místicas en medio de la penumbra, había perdido el rastro de su camino de regreso y aunque su instinto le decía que debería preocuparse, una parte de él disfrutaba de la aventura.
—Bueno podría estar peor, aún no me ataca ningún animal salvaje—Dijo Missa para si mismo, intentando ver un lado positivo.—
Fue entonces cuando un leve ruido llamó su atención.
—Me lleva a que me trajo...—
Las orejas puntiagudas de Missa se alzaron, girándose hacia el origen del sonido entonces lo vio, vio a un pequeño lobo de pelaje cenizo y ojos azules, que parecía tan perdido como él.
—Esperaba de todo menos esto...— Missa está más que sorprendido, nunca se veía a un cachorro solo sin su familia y aún peor, lejos de su manada.— ¡Oye! ¿Pequeño estás bien?—
Tommy, al notar la presencia del lobo más grande, retrocedió unos pasos, erizando ligeramente su pelaje, sabía que los lobos del bosque podían ser peligrosos, pero también estaba lo suficientemente asustado como para no poder huir de inmediato.
—¿Quién eres? —gruñó Tommy con voz temblorosa, aunque su postura delataba más miedo que valentía.— (Carajo, deja de temblar Tommyinnit, deja de temblar!!!).—
Missa lo observó con atención. El pequeño lobo era claramente un cachorro y a pesar de su intento de parecer intimidante, Missa no pudo evitar sentir una mezcla de ternura y preocupación.
—Tranquilo, no voy a hacerte daño —Respondió Missa con una voz calma pero firme, bajando ligeramente su cabeza para parecer menos amenazante.— Soy un Omega como tú.—
Tommy ladeó la cabeza, desconfiado, los ojos violetas del lobo mayor eran extraños y fascinantes al mismo tiempo, pero su instinto le decía que no era alguien de temer y eso era extraño.
—No eres de aquí... —murmuró Tommy, más para sí mismo que para Missa.—
—Y tú tampoco deberías estar aquí, ¿Verdad? —replicó Missa con un leve tono de reproche, aunque su voz mantenía una calidez que intentaba tranquilizar al pequeño.—
Tommy se encogió un poco, desviando la mirada, no quería admitir que se había perdido, pero su silencio fue suficiente respuesta para Missa, quien suspiró profundamente.
—Está bien, pequeño no sé cómo llegaste aquí, pero también estoy perdido, quizás si buscamos juntos, podamos encontrar el camino de regreso. —Missa inclinó ligeramente su cabeza, sus ojos reflejando una extraña mezcla de paciencia.—
Tommy lo miró, aún con duda, pero finalmente asintió, había algo en la forma en que el lobo negro hablaba, algo que le recordaba a su padre Philza cuando intentaba calmarlo después de un susto.
—¿Cómo te llamas? —preguntó Tommy, dando un paso más cerca de Missa ya con un poco de curiosidad.—
—Missa ¿Y tú?—
—Tommy —El cachorro ladeó la cabeza, sus ojos azules brillando con curiosidad— ¿De dónde eres?—
—De una manada lejana, al Norte, y tú... ¿Vienes del este?—
Tommy asintió, pero no añadió más, hablar de su familia le hacía recordar por qué había huido, y no quería pensar en las posibles consecuencias cuando regresara.
Mientras avanzaban juntos por el bosque, sus pasos resonaban en la quietud de la noche, Missa caminaba ligeramente delante, vigilando con sus ojos violetas cualquier peligro, mientras Tommy trotaba a su lado, sintiéndose inesperadamente seguro junto a este extraño.
—¿Tu mamada no se molestará por haberte ido? —preguntó Tommy de repente, rompiendo el silencio.—
Missa soltó una leve risa, aunque en el fondo sabía que la respuesta era probablemente un sí.
—Seguramente, pero si estás con alguien más, tal vez sea más fácil.—
Tommy lo miró y por primera vez desde que había escapado, sonrió, unque aún estaban perdidos, ya no se sentía solo.
Mientras que en la manada del Este, el alfa líder del grupo se encontraba furioso.
—¡¿Cómo es posible que no lo vieron?!— Grito Philza a los guardias que cuidaban los límites de la frontera.—
Mumza estaba por colapsar, su hijo no estaba por ningún lado, aunque siempre intento estar tranquila, pero hoy era la excepción.
—Voy a buscarlo...— Mumza sin esperar respuesta se transforma en un lobo de pelaje gris y empezó a correr a la salida de la frontera, Pero fue detenido de golpe.— Déjame pasar, Philza.—
Philza la había seguido igual de transformado, pero no iba dejar que su esposa salga de la manada sola.
—Mumza de ninguna manera te dejare ir sola—
—Philza Crow, mi pequeño está afuera de la manada solo!!! No me voy a quedar aquí de brazos cruzados.—Mumza intento avanzar cuando Philza ordenó a sus guardias que la rodeen.—
—Cellbit, Fit rodeenla— Ambos guardias alfas rodearon a Mumza.— Como te dije... No saldrás sola de la manada.—
Mumza gruño, pero sus otros hijos Technoblade y Wilbur se asercaron a ella transformados en su forma de lobos.
—Papá, déjanos ir a buscar a Tommy— Dijo Wilbur mientras miraba a su padre, Pero solo fue respondido por un gruñido de negación.—
—De ninguna manera ustedes—
Mumza dió un paso al frente y miro de manera amenazante a Philza, los guardias Cellbit y Fit retrocedieron dejando a su líder líder con su esposa, después de todo nunca veían a Mumza bastante enfadada.
—Señor... Le parece bien si llevamos a más guardias así su esposa podría acompañarnos...— Sugirio Cellbit un poco preocupado por su reacción.—
—Pero...—
—Pero nada Philza, voy por mi pequeño, además será bueno que tanto Technoblade y como Wilbur aprendan sobre rescate.—
No era consulta era una horden, Philza gruño pero dió un suspiro largo y luego hablo a sus guardias.
—Fit, convoca a Slimecicle, a Baghera, Bagi y a Bad—
—Enceguida señor—
Pasaron unos minutos y ya tenían formado su escuadrón, en busca al príncipe de la manada del Este, no perdieron el tiempo y empezaron la búsqueda de Tommy.
La bruma de la madrugada envolvía el bosque como un velo silencioso, ya era de noche, Philza avanzaba al frente del grupo de búsqueda con su mirada fija y decidida, los pasos calculados y el instinto agudizado por la preocupación, Wilbur y Technoblade lo seguían de cerca, sus jóvenes rostros reflejando la mezcla de miedo y determinación que los impulsaba a no detenerse, Mumza caminaba al lado de los guardias, su expresión tranquila, aunque Por dentro era toda una madre desesperada y sus ojos delataban la inquietud que sentía por su hijo menor.
—No puede haber ido muy lejos —comentó Technoblade, intentando ocultar la preocupación detrás de un tono firme.—
—Tommy es un cachorro, pero tiene suficiente energía como para haber cruzado medio bosque en una noche —respondió Wilbur con una mezcla de irritación y preocupación.—
Philza no respondió, su mirada estaba fija en el horizonte, escaneando cada rincón del terreno neutral donde, según los rastros, Tommy había estado vagando.
Por parte de Tommy, Missa lo estaba cuidando, no hablaron tanto de sus manadas por precaución, además que por instinto no se destransformaron.
Tommy se encontraba dormido Serca de Missa, mientras que el Omega mayor estaba alerta, ya había amanecido así que con cuidado empezó a despertarlo.
—Tommy Tommy despierta, ya es de día, anda levántate.—Missa lo movió un poco, Pero se enojo cuando Tommy le respondió.—
—Cállate y deja dormir mierda— Dijo Tommy pensando que aún estaba en su manada y él que lo estaba era Wilbur.—
—¿Quién chingados le enseño palabrotas a un niño?—Missa ni siquiera podía insultar en su propia casa y este niño lo insulto y eso que todavía estaba dormido, Missa no lo dejo pasar y lo movió un poco fuerte.— Como que me calle, pequeño chamaco pendejo, levántate!!!— Rugió Missa asustando a Tommy que despertó de golpe desorientado.—
—Ahhhh— Despertó Tommy y al ver que estaban en una cueva basia sin mucha iluminación, recordó— Ups... Perdón Missa... No era mi intención...—Tommy bajo sus orejas como un cachorro regañado y lo era—
—Tienes muchas agallas de insultar estando dormido pequeño cachorrito, la verdad a mí ni me dejaban decir pendejo de broma.—
—¿Qué es pendejo?— Pregunto Tommy bastante curioso ahora acercándose mucho más a Missa.—
Missa lo miro con ganas de reírse, pero igualmente hablo.
—Es una persona que o es muy audaz en lo que hace pero no sabe cómo lo está haciendo o simplemente una persona que ni sabe dónde está parado.—
—¿Somos pendejos?—
Missa no sabía si reírse o odenderse.
—No voy a responder a eso—
Estuvieron hablando así durante unos minutos.
—Voy a salir a conseguir comida, tu te quedas.—
—Oye no! Yo voy contigo!—
Por más que se negó se rindió, el pequeño cachorro era todo un testarudo, no quería imaginar de quien de sus padres lo había sacado.
Caminaron un largo trecho pero Missa escucho pasos serca de dónde estaban, Missa se puso modo alerta.
—Alguien se aserca... Mantente alerta Tommy —
Tommy solo miro a sus alrededores con sigilo, ambos omegas en su forma netamorfa.
Mientras que por parte de la búsqueda de la manada del Este, seguían su sendero mirando y observando a su alrededor en busca de señales del hijo menor de su líder Philza, pero Lo que no esperaban era la escena que encontrarían unos metros más adelante.
En un claro del bosque, bajo la tenue luz del amanecer, un joven lobo de pelaje negro azabache y ojos violetas se encontraba junto a un pequeño lobo cenizo, protegiéndolo con una postura defensiva, Missa, el omega de la manada del Norte, había estado cuidando de Tommy desde el momento en que lo encontró perdido y asustado, ahora, con el aire impregnado del olor de una manada extranjera, se preparaba para lo que fuera necesario.
Philza estaba sorprendido, cualquiera de sus guardias hubiera pensado que ya hubiera atacado al extraño, pero solo se quedó observando no con una aura asesina sino con una aura de curiosidad.
Por otra parte su esposa al ver a su pequeño intentó ir con él, pero Philza le dijo que se detuviera.
Tommy, que se había quedado acurrucado junto a Missa, levantó la mirada al sentir las presencias conocidas, su corazón se llenó de alivio al ver a su familia, pero también de una pisca de temor por el regaño que seguramente vendría.
—¡Tommy! —La voz de Philza rompió el silencio, cargada de autoridad y alivio—
El pequeño lobo dio un paso hacia ellos, pero se detuvo cuando Missa colocó una pata protectora frente a él, los ojos violetas del joven omega se fijaron en Philza y su grupo, evaluándolos rápidamente, aunque no eran hostiles, tampoco podía bajar la guardia.
—No se acerquen demasiado —advirtió Missa con voz firme, sin apartar la mirada de Philza.—
Philza se detuvo, sorprendido por el tono seguro del joven, sus ojos azules se encontraron con los de Missa, y por un momento, algo en su interior pareció detenerse, era extraño, casi inexplicable, pero la conexión que sintió fue tan inmediata como desconcertante.
—Estamos aquí por él —dijo Philza, manteniendo un tono calmado pero autoritario, señalando a Tommy.— Así que no busques pelea, somos más que tú pequeño omega.— La palabra salió de su boca como conscientemente tratar de que el omega de ojos violetas se sintiera en un estado sumiso ante él.—
—¿Quiénes son? —Respondió Missa, sin retroceder y aún manteniendo su postura frente al Alfa— Lo encontré perdido y asustado, solo quería protegerlo.— Obviamente omitió la parte en donde él debería decir que se perdió también.—
Wilbur y Technoblade intercambiaron miradas, claramente incómodos con la presencia del extraño, pero Philza su padre, se destransformo levantando una mano para que permanecieran en silencio.
—Te agradezco que lo hayas cuidado —dijo Philza, un hombre de pelo rubio y de ojos azules y una figura imponente, con sinceridad, avanzando un paso más, su mirada seguía fija en Missa, cada detalle de su postura y su mirada lo intrigaba más de lo que debería.
Tommy, al sentir que el ambiente se relajaba un poco, corrió hacia sus hermanos, ocultándose detrás de sus patas mientras murmuraba un tímido—Lo siento, papá...—
Philza asintió con la cabeza a su hijo antes de regresar su atención a Missa.
—Destransformate— Orden, siquiera era una petición.—
—¿Qué? ¡No voy a mostrar mi identidad a un extraño!—
—¡Hazlo... Te lo está ordenando el líder de la manada del Este!— Está vez el que habló fue la mano derecha de Philza, el guardia Cellbit.—
Missa nose inmutó pero si estaba un poco asustado.
—¡Ya les dije que no!—
Tommy se alejo de sus hermanos y se puso frente a su padre.
—¡Papá! ¡Alto! ¡Él no me hizo daño no lo lastimes deja lo que se vaya! ¡También está buscando su manada!—
Missa no sabía si agradecer o reprender al pequeño cachorro rubio.
—Asi que... Estuviste cuidando a mi pequeño hijo aún sabiendo que tú también estabas perdido...?—
Sonaba muy pendejo y Missa lo sabía.
—Pues no lo iba a dejar solo...—
Mumza que estubo analizando la situación se aserco al lado de su esposo también destransformandose, una hermosa mujer de pelo negro hasta sus caderas.
Nadie espero que la mujer se avalanzara sobre Missa a abrazarlo.
—Gracias... Gracias gracias gracias!!! Por cuidar de mi travieso cachorro...—
Missa estaba procesandolo y no era el único, Tommy pensó que su mamá lo iba a lastimar, Philza y sus guardias y sus hijos mayores también lo pensaron.
Philza se aserco y levanto con cuidado a su esposa.
Pero ante el shock Missa se había destransformado.
Todos se figaron en el omega, sobretodo Philza y Tommy, ambos rubios estaban con la boca abierta, sobretodo Philza que sentía sus mejillas sonrojarse y a su lobo saltar de alegría.
Missa un Omega con piel de porcelana, una cintura muy marcada, y lo más atractivo sus ojos violetas y cabello oscuro como la noche.
—Madre mia...— Missa quería volver a transformarse pero Mumza lo detuvo.—
—No espera no te aremos daño...—
Philza entro en razon y se aserco a Missa, ambos se miraron, sus ojos violetas y azules se encontraron como uno mismo y todos del grupo se dieron cuenta, Philza iba a hablar, pero antes de que pudiera decir algo más, el crujir de ramas y el sonido de pasos resonaron en el bosque.
—¡Missa! —La voz de Spreen rompió la quietud, y de entre los árboles apareció el alfa de la manada del Norte, seguido de Vegetta777, Rubius, y un grupo de guardias.
Missa giró rápidamente hacia ellos, su postura relajándose al ver a su familia, aunque un nuevo nerviosismo creció en su interior.
—Estoy frito...— Susurro para si mismo, el podré missa.—
Missa estaba por ir con ellos, pero los de la manada del Este lo rodearon, Philza lo cubrió y lo puso detrás de él como también a su familia.
—Silencio...—
Missa rápidamente se salio de ahí y dijo.
—No hay peligro... Es mi manada...me encontraron...— Antes de que Missa siguiera intentando explicarse.—
— ¡Missa! ¿Qué estás haciendo aquí? —Preguntó Spreen, acercándose rápidamente, sus ojos pasando de Missa al grupo de la manada del Este, Spreen estaba en su forma de humano con su espada lista para atacar y se puso en guardia, Pero Missa se interpuso.—
—¡Alto! ¡Encontré a un cachorro perdido, solo estaba ayudándolo!—Respondió Missa, sin apartar su mirada de Philza, quien también evaluaba cuidadosamente a la familia que acababa de llegar.
Vegetta777, con su porte imponente, avanzó hasta colocarse al lado de Spreen, el también estaba en su forma humana que era igual de aterrador que la loba, su mirada fría y calculadora recorrió al grupo contrario antes de detenerse en Philza.
—No esperaba encontrarme con la manada del Este por aquí —dijo Vegetta con un tono neutral, aunque cargado de desconfianza, después de todo, ninguna manada a cruzado alguna palabra desde hace siglos.—
—Ni nosotros con la del Norte —respondió Philza con tranquilidad, aunque en su interior estaba alerta, sin embargo, su atención seguía regresando a Missa, como si el joven lobo tuviera algo que lo atrapara irremediablemente, y no pasó por alto que su corazón latía con más fuerza.
Mientras ambos líderes intercambiaban palabras medidas, Rubius se acercó a Missa, colocándole una mano en el hombro.
—Volvamos a casa —dijo Rubius con suavidad, aunque sus ojos también se mantenían vigilantes hacia el otro grupo, Rubius tampoco confiaba en ellos, sus guardias los cubrieron de inmediato, aún que dos guardias se miraron de reojo un poco.—
Missa asintió, pero antes de girarse, sus ojos violetas se cruzaron una última vez con los de Philza, ninguno de los dos dijo nada, pero la conexión silenciosa que compartieron dejó una impresión que ninguno podría olvidar.
Missa se iba, Tommy aulló de tristeza pero Missa rápidamente le devolvió el aullido mientras era lavado por su madre.
Cuando ambas familias comenzaron a alejarse en direcciones opuestas, el bosque quedó en silencio nuevamente.
El bosque estaba en calma tras el tenso encuentro entre las manadas, los rayos del sol comenzaban a iluminar los claros y el aire parecía más ligero.
Todos transformados en su forma netamorfa.
Tommy se mantuvo cerca de Philza mientras el grupo regresaba a su territorio, las patas del pequeño cachorro trotaban con cuidado, sabiendo que, aunque había sido "rescatado" su aventura no quedaría impune.
El silencio era abrumador, roto solo por el crujir de las hojas bajo sus pasos y los suspiros ocasionales de Mumza, quien caminaba detrás, observando a su hijo con una mezcla de alivio y preocupación, aún que con una profunda apreciación al detalle que demostró Missa al cuidar a su hijo, a su travieso hijo.
—¿Qué estabas pensando, Tommy? —preguntó Wilbur finalmente, rompiendo el silencio con un tono severo, el joven alfa miró a su hermano menor con el ceño fruncido, su voz cargada de frustración.—
—Quería demostrar que podía hacerlo solo...—murmuró Tommy, mirando al suelo con las orejas gachas.—
Philza, que había estado caminando al frente, se detuvo y se giró hacia su hijo menor, su mirada era dura, pero no había enojo en ella, solo cansancio y una lección que necesitaba ser enseñada.
—Tommy, nadie dice que no seas capaz, pero hay límites, y están ahí para protegerte. ¿Sabes cuánto sufrimos al no encontrarte? —Su voz era firme, pero con una calidez que indicaba su preocupación genuina.—
Tommy asintió lentamente, sus ojos azules brillando con arrepentimiento. —Lo siento, papá...—
—Lo siento, no siempre es suficiente, hijo, tendrás que enfrentar las consecuencias de tus acciones, pero por ahora, estamos felices de que estés a salvo. —Philza acarició la cabeza de Tommy antes de continuar el camino.—
Mumza luego fue la que hablo.
—Cariño nos diste un gran susto a todos... No lo vuelvas a hacer, no quiero imaginarme qué te hubiera pasado si ese lindo Omega no te hubiera encontrado... La verdad se lo agradezco mucho.—
—A decir verdad, yo también estoy agradecido con él...— Philza no tardó en imaginar al Omega de ojos violetas que contrastan con su cabello negro y piel de porcelana.—
Wilbur y Technoblade intercambiaron miradas, sus expresiones suavizándose un poco, Aún que agradecían que ese Omega alla cuidado a Tommy, todavía estaban molestos, ambos sabían que no podían quedarse enfadados con su hermano por mucho tiempo.
—Eres un cachorro torpe, Tommy —dijo Wilbur finalmente, con una sonrisa leve que intentaba ocultar su alivio.—
—Pero eres nuestro cachorro torpe —añadió Technoblade, dándole un suave empujón con la cabeza.—
Tommy rió ligeramente, sintiéndose nuevamente aceptado en la manada.
—Espero volver a ver a mi protector.— Dijo Tommy en un susurro para el, Pero no era el único.—
—Espero poner encontrarme lo otra vez...—Esos eran los pensamientos de Philza, que no podía quitarse la imagen de Missa de su cabeza.—
Pero en la manada de Missa todo se torno diferente.
En el otro extremo del bosque, Missa caminaba en silencio junto a su familia, Spreen iba a su lado, lanzándole miradas de preocupación mezcladas con reproche, detrás de ellos, Vegetta777 y Rubius discutían en voz baja, claramente molestos por la imprudencia de su hijo menor, mientras sus guardias los escoltaban.
—¿Qué estabas pensando, Missa? —preguntó Spreen finalmente, con un tono más severo que el de Wilbur, el alfa joven se detuvo, obligando a su hermano a mirarlo.—
—Quería explorar...—respondió Missa, evitando los ojos de Spreen—. No pensé que me alejaría tanto.—
—Explorar... —Spreen bufó, su frustración evidente—¿Y si algo te hubiera pasado? ¿Y si esa otra manada hubiera sido hostil? ¡No puedes simplemente deambular como si no fueras importante! Te recuerdo que no sabemos cómo es la vida en otras manadas, por eso te protegemos y nos sales con esto.—
Missa levantó la mirada, sus ojos violetas brillando con una mezcla de arrepentimiento y desafío. —No soy un inútil, Spreen, puedo cuidarme solo.—
—Eso no es lo que digo, pero ¿Acaso entiendes lo importante que eres para nosotros? —La voz de Spreen tembló ligeramente, dejando entrever su verdadera preocupación.— No quiero perderte Missa...—
Antes de que la discusión pudiera escalar, Rubius intervino, colocándose entre ambos. —Suficiente. Missa, sé que querías algo de libertad, pero tienes que comprender que tu seguridad es nuestra prioridad, tu hermano y nosotros solo queremos lo mejor para ti.
Missa asintió, bajando la mirada, aunque entendía las razones de su familia, no podía evitar sentir que lo sobreprotegían demasiado.
—Lo siento, papá. No volverá a pasar.—
Vegetta777, que había permanecido en silencio hasta entonces, se acercó y le dio una mirada seria pero comprensiva. —Eso espero, pero debes saber algo, Missa aunque seas un omega, nunca te subestimes, eres fuerte y lo has demostrado al proteger a ese pequeño cachorro del Este, estoy orgulloso de ti por eso.—
Las palabras de su padre sorprendieron a Missa, quien levantó la mirada y vio un destello de orgullo en los ojos de Vegetta, asintió lentamente, sintiéndose un poco más seguro de sí mismo.
Missa estaba estaciado, su mente era un desastre, primero en la regañada que le dará su familia al regresar a casa, la primera vez que su padre lo felicita y lo más cuestionable, estaba pensando en lo guapo que era el líder de la manada del Este.
—(¿En qué chingados estoy pensando?)—
Philza, por su parte, no podía borrar de su mente la imagen de los ojos violetas de Missa, ni la calma y determinación con la que había protegido a Tommy, en el fondo, algo dentro de él había cambiado en ese breve encuentro, aunque aún no lo entendía del todo.
En el Norte, Missa también recordaba los ojos azules de Philza, el aire de autoridad que llevaba consigo y la forma en que había tratado a Tommy, aunque no podía explicarlo, sentía que algo importante había ocurrido, algo que estaba destinado a cambiar su vida.
El hogar de la manada del Este estaba envuelto en silencio tras el agitado día, las estrellas brillaban intensamente en el cielo, mientras Mumza terminaba de arropar a Tommy, asegurándose de que el pequeño estuviera cómodo tras su peligrosa aventura, Technoblade y Wilbur, aunque ya acostados, intercambiaron miradas cómplices desde sus camas, sabiendo que algo importante flotaba en el aire, por qué número uno su madre no les estaba cantando la canción de cuna que utilizaba en Tommy, algo traía entre manos.
Mumza salió de la habitación con pasos firmes, encontrándose con Philza en el pasillo, su esposo estaba apoyado contra la pared, con los brazos cruzados y una expresión pensativa que ella rara vez veía.
—¿Están bien? ¿Ya se encuentran dormidos? —Preguntó Philza en voz baja, refiriéndose a sus hijos.—
—Sí, pero tú no —Respondió Mumza con tranquilidad, cruzando los brazos mientras lo miraba fijamente.—
Philza suspiró, desviando la mirada hacia la ventana, el recuerdo de los ojos violetas de Missa seguía fresco en su mente, y por más que lo intentara, no podía sacárselo de la cabeza.
—Hoy fue... extraño —admitió finalmente, su tono cargado de confusión.—
Mumza levantó una ceja, su expresión serena pero aguda, dio un paso hacia él, obligándolo a mirarla. —¿Extraño porque encontraste a Tommy o porque algo más sucedió? ¿Es por el Omega de ojos violetas?—
Philza la observó en silencio por un momento, notando el brillo de entendimiento en los ojos de Mumza, ella siempre había sido perspicaz, capaz de leerlo incluso cuando él intentaba ocultar sus emociones.
—Tú lo sabes, ¿verdad? —dijo finalmente, su voz apenas un susurro.—
—Lo vi en tu rostro cuando miraste a ese omega, Missa. —Mumza pronunció el nombre con calma, pero con un peso evidente, se cruzó de brazos, su postura firme—. Es él, ¿no es así?—
Philza apartó la mirada, su corazón acelerado. —No estoy seguro, pero... algo dentro de mí lo sabe, es como si cada parte de mi ser estuviera gritando su nombre, incluso cuando apenas lo conozco.—
Mumza dejó escapar un suspiro profundo, aunque su expresión no mostraba ni ira ni dolor, sino resignación, se apoyó contra la pared junto a él, mirando hacia el techo.
—Siempre supe que este día llegaría, Philza, nuestra unión nunca fue por amor y ambos lo aceptamos desde el principio, pero verte así... —Hizo una pausa, su voz más suave—Me confirma que las almas gemelas existen.—
Philza giró la cabeza hacia ella, sus ojos llenos de disculpas. —No quiero faltarte al respeto, Mumza, eres una buena compañera, y siempre te he valorado.—
—Y yo a ti, Philza, pero esto no se trata de respeto, sino de aceptar la verdad, tú tienes derecho a buscarlo, a él, y yo... bueno, también tengo derecho a hacerlo, si algún día aparece mi alma gemela.—
La conversación quedó en un breve silencio, interrumpido solo por el leve crujir de una tabla del piso.
Detrás de la puerta entreabierta, tres pares de ojos curiosos miraban con asombro. Wilbur, Technoblade y Tommy estaban apretujados, escuchando cada palabra.
—¿Qué significa eso? —susurró Tommy, sus ojos azules llenos de confusión.—
—Que papá encontró a alguien especial —respondió Wilbur en voz baja, su ceño fruncido mientras intentaba comprender el peso de lo que había oído.—
Technoblade se cruzó de brazos, susurrando con seriedad —No puede ser cualquiera, no podemos dejar que algo cambie nuestra manada por... eso.—
Wilbur asintió, pero Tommy, aún demasiado joven para comprender del todo, solo ladeó la cabeza. —Pero si papá es feliz... ¿eso no es bueno?—
—No lo sabemos, Tommy —murmuró Wilbur, apretando la mandíbula—Pero tenemos que averiguarlo.—
De vuelta en el pasillo, Mumza colocó una mano en el hombro de Philza, su voz firme pero amable. —Tendrás que enfrentarte a muchas preguntas de la manada si decides seguir esto, Philza, pero si él realmente es tu alma gemela, no importa lo que pase, lo sabrás.—
Philza asintió lentamente, sabiendo que Mumza tenía razón. Aunque el camino por delante parecía incierto, una cosa era segura, su vida acababa de cambiar para siempre y todo por el omega de ojos violetas.
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:3//CONTINUARÁ//3:
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//Perdonen cualquier falla ortografía//
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Bye bye :3 :3 :3
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