26
BAADIR GIRAY
«Tranquilo, ella no es tu problema, ella no es tu problema, ella no es..., si, si lo es.»
Trato de tranquilizarme, pero no puedo, cada vez que cierro los ojos veo lo que ese imbécil le hizo y lo comparo con lo que me hizo. Estoy seguro de que ese animal sería capaz de hacerle lo mismo que a mí, hoy me lo demostró y aun así no hice nada, como un maldito cobarde.
«Solo espero que el otro incompetente llegue pronto.»
Mandé a Kiral a traer mi paquete, pero ya se ha demorado demasiado y estoy tentado a salir a buscarlo yo mismo. La cocaína sería lo único que puede hacerme olvidar un poco este mal momento. Kiral sabe muy bien cómo conseguirlo, siempre me lo conseguía cuando trabajaba para mí y nunca tuve problemas y espero no tenerlos ahora.
Apenas escucho la puerta de la entrada ser abierta, mi corazón empieza a latir más rápido y siento algo de alivio al saber que pronto me olvidaré de todo lo que ha estado rondando en mi cabeza desde que llegué.
—Señor, lamento la demora el proveedor no pudo... —le arrebato el paquete de las manos desesperado.
—No me interesa nada, ahora puedes marcharte, déjame solo y ya sabes —lo amenazo con el dedo—, no me molestes para nada.
«Debo preguntarle, debo saber qué más pasó»
—¡Espera! —digo antes de que se vaya—, cuéntame ¿Qué pasó en la fiesta de compromiso?
—Oh, todo fue muy bonito, la pareja se comprometió y todos estábamos muy felices por ellos, aunque... —lo veo debatirse internamente.
—¿Qué pasó? Cuéntame todo. —digo desesperado por recibir información.
—La verdad no quiero ser indiscreto, pero parecía que Eli no quería comprometerse —sacude la cabeza—, pero debí malinterpretar las cosas, de seguro solo estaba en shock por la sorpresa.
—Si..., seguro, pero después de que desaparecieron por un momento ¿Qué pasó cuando regresaron?
—¿Usted cómo sabe que desaparecieron? ¡¿Estaba ahí y no me dijo?! —esboza una sonrisa.
—¡No estaba ahí, solo responde! —se encoge.
—E-está bien —levanta las manos en son de paz—, cuando regresaron, Emir dijo que Eli estaba muy cansada y la mandó a dormir. Nosotros nos quedamos más tiempo festejando con él, pero como usted me dijo que regresara rápido, me salí de la fiesta antes de que terminaran. De seguro siguen festejando.
«Maldito, Emir es un maldito y yo soy un imbécil.»
—Está bien, ahora vete, ya sabes cómo funciona esto, así que espero no me molestes.
—Pero, si llama su padre...
—¡No me interesa! Le inventas una excusa, pero no quiero saber nada de nadie ¡Lárgate!
No dice más y se va. Conoce las consecuencias si sigue insistiendo.
Saco de su envoltorio la sustancia que me ayudará a olvidarme de todo y la empiezo a acomodar para poder inhalarla. Me demoro un poco porque he perdido algo de práctica, pero al final termino haciendo unas líneas perfectas.
«Inhala Baadir, sólo así podrás calmarte»
Después de un tiempo empieza a hacer efecto y todo a mi alrededor se empieza a tornar más ligero, desde el ambiente hasta mis pensamientos. Lastimosamente el efecto no dura tanto tiempo, por lo que sigo inhalando unas cuantas líneas más cada vez que siento que el efecto disminuye.
Durante todo ese tiempo me siento feliz, nada me importa, incluso la estúpida venganza deja de importarme.
No llevo la cuenta exacta de cuántas veces he inhalado la cocaína, pero después de un tiempo, me doy cuenta de que debo parar si no quiero llegar a una sobredosis. Y es en este punto, cuando dejo de drogarme, que nuevamente los recuerdos y esa voz de mi conciencia empieza a tomar más poder, como si en verdad fuera otra persona la que vive juzgando todas mis acciones en mi mente, me atormenta, pero no puedo hacer nada para callarla.
«Eres un cobarde Baadir, deberías morir de una buena vez por una intoxicación, morirías feliz.»
—Si... deberías morir ahora, ¡Deberías hacerlo Baadir! —empiezo a reír—, Ya nada importa, has perdido el respeto de tu padre y la chica que quieres ahora sufre por tu culpa.
«¡Yo no dije eso! Ella no puede gustarme..., no puede.»
En ese trance en el que no se si mi conciencia es la que articula las palabras o es algún ente que me desea la muerte en voz alta, empiezo a recordar lo que hablé con el papá de "Mi abejita".
«Debiste hacerle caso...»
"—Dígame señor ¿En qué puedo ayudarle?
—Yo-yo, sé que quieres a mi hija, te escuché decírselo claramente ese día... —habla muy rápido en turco—, llévatela, te ayudaré a escapar con ella.
—No entiendo ¿Qué pasa señor? ¿Por qué me pide eso? —respondo en turco.
—Emir le propondrá matrimonio a mi hija hoy mismo, así que no me hagas perder más tiempo ¿Te la llevarás o no? —suena desesperado— Ya te dije que te ayudaré a escapar con ella, no tendrás problema alguno.
Ya lo sabía, Emir ya me lo había dicho. Y a pesar de que no quisiera que Eli se comprometa con él, debe hacerlo, sino todos mis planes se irán a la basura y no pienso permitirlo. Primero está mi venganza y luego ella.
—Lo entiendo señor —trato de sonar afligido—, pero...
—¿Pero? ¿¡Quieres o no a mi hija!? —Se acerca amenazante.
—¡Claro que la quiero! Y por eso debo dejar que ella decida si quiere irse conmigo o quedarse con Emir, no pienso obligarla a irse conmigo si no es su deseo.
—Pero ... ¿Cómo haremos eso? Ella es muy ingenua y sé que tiene miedo de decirlo.
—¡Tengo una idea! —asiente desesperado esperando que continúe—Iré con ella a comprar lo que se supone usted quería pedirme. En el camino trataré de convencerla y en caso de que quiera irse conmigo, no regresaremos —sentencio y lo noto asustado—, me la llevaré para siempre y no podrá despedirse de su hija.
—No importa, llévatela —dice feliz y melancólico a la vez—. Solo prométeme que la harás feliz, sólo te pido eso.
«Aquí vamos con otra mentira»
—Claro señor, la haré muy feliz si ella se va conmigo —sonrío—. Ahora dígame ¿Qué se supone que debemos comprar?"
«Debiste llevarla incluso si no quería, eres un ser despreciable Baadir, tu padre tenía razón, no sirves para nada»
—¡Lo intenté! —empiezo a gritar tratando de calmar a esa voz que me atormenta—, juro que lo intenté, pero..., pero no pude, no podía tirar todo a la basura por ella.
La voz sigue haciendo de las suyas en mi cabeza y yo continúo prometiendo que ella no será lastimada, y aun así no cesa. Cuando me doy cuenta, ya he destrozado todo a mi paso, no queda nada intacto y desearía haberlo hecho conmigo cuando estaba dopado, pero ni eso puedo hacer bien.
Me recuesto en el suelo tratando de calmar mis pensamientos, pero en vez de eso, empiezo a recordar la estupidez que hice esta tarde.
Traté muchas veces de hablar con ella mientras recorríamos las calles de ese asqueroso mercado, pero nunca pude armarme de valor para decirle que huya conmigo y deje todo atrás. Recorrimos más de 10 veces todo el mercado y cada vez que me armaba con algo de valor, las palabras de mi padre resonaban en mi cabeza haciéndome desistir de la estupidez que iba a hacer.
Kiral también se dio cuenta que algo andaba mal, sobre todo porque entendió parte de mi conversación con el padre de Eli, y me pidió una explicación, la cual accedía a dársela solo porque necesitaba de él para que todo vaya de acuerdo con el plan que habíamos trazado con Emir para la "trampa" que teníamos para Eli. No queríamos que esta vez se escapara nuevamente y arruine el plan de ambos.
«¿Por qué tenías que ser la novia de ese imbécil?»
Ahora eso no importa, ya nada importa, solo sé que mi venganza está próxima a concluir y al hacerlo, cogeré mis cosas y me largaré de este pueblo para siempre. Trataré de ayudarla para que no reciba su castigo, pero en caso de que interfiera en mis planes, no dudaré en dejarla sola.
«Si, nada saldrá mal, yo regresaré con mi padre y ella se olvidará de mí. Ni siquiera sé por qué me preocupo tanto cuando ella nunca se ha preocupado por mí.»
Han pasado 3 días, lo sé porque Kiral lleva la cuenta y me la recuerda todas las mañanas, pero yo siento que solo han pasado minutos. No dejé de consumir toda la noche de ayer porque cada vez el efecto duraba menos y yo necesitaba más. Lastimosamente, no todo dura para siempre, pues se me ha terminado todo y Kiral ha tenido que ir al otro pueblo para conseguirla.
Ahora mismo siento que todo el efecto ha pasado de mi sistema y es un asco volver a estar lúcido.
«Lo mataré cuando regrese, debió comprar más, así no se me hubiera acabado»
Escucho la puerta de la entrada ser tocada varias veces, casi con desesperación, por lo que decido ir a abrirle al inútil, pues de seguro se olvidó las llaves.
Bajo solo con una pantaloneta al no darme tiempo de ponerme una camiseta, pues los golpes son cada vez más desesperantes.
«Le voy a clavar las llaves en la frente para que no vuelva a olvidarlas»
Abro la puerta mientras aprieto mi puño que recibirá a ese imbécil que me ha hecho levantar. Pero al darme cuenta de quien se encuentra parada frente a mí, mi puño empieza a soltarse.
—Ho-hola Baadir, pensé que te había pasado algo y bueno, vine a buscarte para... — se da cuenta de mi falta de prenda en el torso y se tapa los ojos con una mano—, ¡No vi nada, te juro que no vi nada!
Sus mejillas me dicen lo contrario cuando se encienden y su mano empieza a temblar.
—Lo siento abejita, soy un idiota, pasa y cierra la puerta, iré a ponerme algo, ponte cómoda en la sala.
No espero su respuesta y me dirijo de inmediato a mi habitación que se encuentra hecha un desastre. Intento arreglarme un poco pero no lo logro, pues ni siquiera me he bañado. Al final decido solo ponerme la camiseta y algo de desodorante para tratar de cubrir mi mala higiene personal.
Bajo corriendo desesperado por saber qué hace aquí y la encuentro sentada en la sala con una pequeña bandeja en sus piernas. Al notar mi presencia ella sonríe, pero de inmediato su expresión cambia y se muestra algo sería, de hecho, baja la cabeza, lo cual me molesta porque no puedo ver sus ojos.
—Ahora si estoy presentable, dime Eli ¿Qué haces aquí?
—Vine a ver si estabas bien —no alza la cabeza incluso cuando me habla y me desespera—, pensé que estabas enfermo o te había pasado algo para que no hayas ido a mi casa para terminar el libro.
—Mírame Eli —pido en un susurro, pero no lo hace—, por favor mírame abejita.
—¡Mira! —levanta la bandeja tapando su cara—Te traje lo que me pediste que te cocinara.
—¿Manti? —asiente—Gracias, no he comido desde— «desde que me empecé a drogar hace 3 días»—, desde la mañana.
Tomo la bandeja y la dejo a un lado para obligarla a que deje de esconderse, pero aun así no deja de hacerlo.
—Bueno, ahora que te veo bien, creo que lo mejor sería que regrese a casa. —se levanta y antes de que realice otro movimiento la tomo del brazo.
—Espera, quiero que sepas que no he ido porque me encontraba muy mal, lo siento si te hice preocupar, pero Kiral tampoco pudo avisarte porque está en la ciudad. —levanta la cabeza y por fin puedo conectar mi mirada con sus hermosos ojos.
Estoy tan embelesado con su mirada, que no me doy cuenta cuando su mano viaja a mi frente mientras se pone casi en puntillas para alcanzarla.
—No tienes fiebre y tampoco escucho que tengas problemas en la garganta cuando hablas. —empieza a alejar su mano de mi frente y la atrapo en el camino.
—Es que ahí no está el problema. —me acerco.
—¿Do-dónde entonces? ¿Es el estómago? —niego—¿Alguna caída? —niego y me acerco más a ella —¿Entonces dónde está el problema?
Coloco su mano en mi pecho sin soltarla y sin romper el contacto visual.
—Aquí, en mi corazón y también aquí —señalo mi cabeza con la otra mano.
—¿Has ido al médico? —niego—, ¡¿Por qué?! Vamos ahora, debe ser algo grave si es el corazón y la cabeza. —trata de soltarse de mi mano, pero la acerco aún más.
La única distancia que existe entre nosotros en este momento es debido a mi altura, lo cual arreglo de inmediato al inclinarme un poco, haciendo que nuestras narices se rocen y nuestros alientos se mezclen.
—Tu eres la causante de mi dolor ¿Cómo piensas solucionarlo? —susurro—No creo que algún médico tenga la cura...
—¿Y-yo soy la causante? —susurra preocupada y yo asiento—¿Qué hice mal esta vez?
—Nada, no hiciste nada, pero aun así mi estúpido corazón y mi mente siguen culpándote por el dolor que me estás causando. —intenta alejarse, pero logro tomarla del cuello para que esa mínima posibilidad de escapar no exista.
—Perdón, no sé qué hice, pero perdóname, si pudiera hacer algo...
—Claro que puedes hacer algo —miro sus labios que me han estado tentando desde hace mucho tiempo—. Solo un beso, solo te pido eso.
—Y-yo no puedo..., perdóname, pero no puedo por...
—Que le den a Emir, no se enterará, es solo un beso.
No responde y tomo eso como una señal para avanzar. Lo hago despacio para disfrutar la expectativa que genera el ansiado beso.
Cuando estoy rozando sus labios, la maldita puerta de la entrada se abre abruptamente. Nos separamos de inmediato y me dirijo a la puerta hecho una furia para encontrar a Kiral y lanzarlo de una patada a la calle.
Sin embargo, toda mi furia se viene abajo cuando veo entrar a mi padre en vez de Kiral.
—Pa-padre ¿Q-qué hace aquí? —No me responde y pasa de mí para dirigirse a la sala.
«¡No, ella está ahí!»
Es muy tarde cuando reacciono, pues cuando me doy media vuelta y me dirijo a la sala, veo que ellos ya se encuentran cara a cara.
Eli tiene las mejillas encendidas y me arrepiento de lo que estuve a punto de hacer, pues cualquiera pensaría que estábamos haciendo algo inapropiado, lo cual no es bueno ni para mi imagen ni para la de ella. Mi padre en cambio tiene una expresión que podría aniquilar solo con la mirada a cualquiera que se le pare enfrente.
—Elizabeth, él es mi padre, padre, ella es Elizabeth. —digo por inercia para romper el hielo.
—Buenas tardes, señor, es un gusto cono... —dice Eli mientras agacha la cabeza mostrando sumisión.
—¡Baadir! ¿Dónde está tu despacho? — dice ignorándola.
—Está por acá. —le indico y sale dándole una mirada cargada de furia a Eli, la cual no se da cuenta pues aún tienen la mirada en el suelo.
Antes de seguir a mi padre le pido una disculpa a Eli en su nombre y le ruego que me espere. Ella asiente sin mirarme a los ojos y presiento que también se arrepiente de lo que estuvimos a punto de hacer.
—Es lo más bajo que has caído Baadir —dice mientras sigue caminando de un lado a otro—¿Cómo se te ocurre tener a esa puta en la casa? Y encima presentármela.
—No es una puta padre, ella es...
—¡Se quien es! No me tomes por idiota —se detiene y se acerca—, es la novia del imbécil que magulló tu honor y tú la tienes en la sala de tu casa —pone su dedo índice en mi pecho—, cuando debería estar pidiendo limosna en las calles con el imbécil de su novio o debería estar muerta.
—Cálmese padre —aparta su dedo amenazante—, no tiene que llegar a ese extremo, usted sabe lo que planeo hacer y...
—¿Qué me calme? ¿¡Quieres que me calme mientras sigues sin hacer nada por defender tu honor!? —noto que empieza a apretar sus puños.
Se lo que se avecina. Una paliza. Desde pequeño siempre hacía lo mismo para "educarme" o "hacerme entender".
—Ya no falta mucho para que el plan empiece a funcionar —intento calmarlo—, ellos ya están comprometidos, ahora solo tengo que ...
—¡Eres un imbécil Baadir! —grita como nunca lo ha hecho y estoy seguro de que se escuchó por toda la casa— ¡Idiota, no eres más que eso! ¡Yo me haré cargo de este asunto de ahora en adelante! Ya verás que, en tres días, la cabeza de esos dos estará como trofeo encima de mi chimenea.
—¡No, usted no debe de entrometerse en mis planes! —me arrepiento de inmediato de mi arrebato cuando lo veo elevar el puño.
Cierro los ojos esperando el impacto, pero el sonido de la puerta siendo abierta hace que nuevamente abra los ojos.
—Siento mucho la interrupción, pero les traje jugo de mora, espero les guste. —dice esbozando una sonrisa tímida mientras se acerca.
Se nota que está asustada por cómo sus manos tiemblan con los vasos, pero, aun así, admiro su valor al no bajar la mirada ante mi padre.
Deja los jugos en mi escritorio y me armo de valor para tomarla de las manos y sacarla de aquí para que no sufra las consecuencias de la furia de mi padre, que sé que sería capaz de golpearla.
Pero antes de hacer un movimiento, mi padre toma el jugo y se interpone en nuestro camino.
—¿Acaso las pueblerinas no saben tocar la puerta? —esboza una sonrisa perversa— ¿O solo es su estupidez la que la hace tan impertinente?
Por un momento se me cruza la idea de defender a Eli por el insulto que ha recibido, pero como siempre, me arrepiento en el último momento.
«Como un maldito cobarde, porque eso soy, un maldito cobarde»
—Siento mucho no haber tocado antes de entrar, pero ese no es motivo para que me insulte señor Giray —responde muy enojada y me sorprende su valor—. Usted también debería aprender modales, se nota que también los necesi...
No veo venir cuando mi padre le lanza el jugo en la cara y ni siquiera lo pienso cuando le respondo con furia por su arrebato.
—¿¡Qué le pasa!? No puede hacer eso padre. —cubro a Eli con mi cuerpo para que no termine de descargar su ira con ella.
Nuevamente noto como eleva su puño a una altura considerable para coger impulso y descargar toda su furia en mí, pero, en vez de sentir el golpe, siento como soy desplazado hacia un lado.
—¡No le pegue! — grita Eli y mi padre se detiene asombrado— Es mi culpa el no haber tocado antes de entrar, así que soy yo la que debe recibir el golpe, no Baadir, golpéeme a mí si quiere descargar su furia en alguien —agacha la cabeza esperando el golpe.
Tanto mi padre como yo estamos asombrados por la valentía de Elizabeth. Ni siquiera mi madre había hecho eso por mí cuando era pequeño. Nunca me defendió. Y ahora ella..., una total desconocida, piensa tomar mi lugar para recibir un golpe.
Mi padre no emite palabra alguna ya ni siquiera su mirada transmite furia, pues está tan asombrado como yo. Lo veo recoger su chaqueta y marcharse sin despedirse o vociferar alguna maldición porque alguien lo enfrentó como suele hacerlo.
«Lo ha dejado sin palabras, ella lo ha dejado sin palabras.»
—¿Por qué hiciste eso? —digo volviéndome hacia ella.
—Porque te iba a golpear —levanta la cabeza y su mirada se conecta con la mía.
—Si, era obvio que me iba a golpear —aclaro mi garganta—, y por eso no debiste intervenir, pudiste salir lastimada ¿Acaso no tuviste miedo?
—Claro que tuve miedo —su voz se quiebra—, pero yo ya estoy acostumbrada a los golpes —trata de darme una sonrisa, pero no lo logra—, uno más no haría la diferencia. Y tampoco te lo merecías, era mi culpa que tu padre se enfadara, no debí responderle a un hombre.
No tengo palabras para responder.
No puedo creer que yo ni siquiera haya tenido el valor de enfrentarme a Emir para que no la golpeara el día de su compromiso, pero ella..., ella no dudó un instante en enfrentarse a mi padre por salvarme.
Quiero acabar con todo a mi paso mientras una furia está creciendo en mi interior. El asco y el odio que me tengo en este momento es demasiado que incluso agradecería si mi padre regresa a darme la golpiza que merezco.
—Y-yo, debo irme, tengo que cambiarme y hacer la merienda, espero que te recuperes pronto y podamos terminar el libro —no me muevo incluso cuando ella se empieza a alejar— Adiós.
—Adiós abejita —alcanzo a decir antes de verla desaparecer.
Cuando escucho la puerta principal ser cerrada, empiezo a destrozar todo a mi paso con rabia. Nada se salva, intento destrozar hasta la estúpida alfombra que se encuentra impregnada del jugo que le lanzó mi padre a Eli.
Ni siquiera me doy cuenta cuando en vez de vociferar impropiedades, empiezo a llorar. Le echo la culpa a la droga que dejé de consumir desde la noche anterior para no sentirme tan patético.
«Ella no se merece esto, debí llevármela, debí hacerlo.»
—¡Señor! —noto la presencia del imbécil de Kiral cuando llega a mi lado—¿Se encuentra bien señor? —niego con la cabeza—. Por cierto, vi a Eli salir de la casa, no me dijo nada y se fue corriendo ¿Qué hacía aquí?
«Idiota, todo es tu culpa, debiste llegar antes»
—Nada que te importe. — me tiro encima de la estúpida alfombra.
—No se acueste ahí ¡Mire! —me muestra el paquete—, conseguí lo que me pidió.
—Eso ya no me importa, bótalo si quieres —digo sin ánimo—, golpéame Kiral.
—¿Qué dijo señor?
—¡Que me golpees imbécil! ¡Es una orden! —tomo un pisapapeles que está entre las cosas tiradas y se lo pongo en las manos— Golpéame con esto y acábame.
—Creo que le está afectando el haberse quedado sin la droga durante mucho tiempo, mejor venga conmigo y...
—¿¡Eres sordo o qué imbécil!? —se retrae — Te estoy dando la oportunidad de tu vida, puedes desquitarte de todo lo que te he hecho y no te preocupes, que no me vengaré después y seguirás con tu empleo.
—No lo creo señor, yo no puedo hacerle eso.
Me molesta su actitud moralista y para incentivarlo de una vez por todas, decido lastimarlo donde más le duele.
—¡Tu madre es una puta! —trato de provocarlo— Tus hermanas también son unas zorras —río para molestarlo aún más—, se me ofrecieron varias veces y me las cogí todas esas veces, debiste ver la cara de la menor cuando le quité la virginidad y la dejé tirada en un hotel.
—Ni siquiera sabe su nombre —dice furiosos entre dientes.
—No necesito saber su nombre, solo la llamo "zorra 3", tu otra hermana es la "zorra 2" y tu madre es...
Siento el primer golpe llegar a mi mandíbula y seguido de ese vienen otros más fuertes. Recibo patadas y maldiciones, pero aun así mi mente no deja de pensar en Eli. Ni siquiera siento los golpes, pero me alegra recibirlos, pues así siento que estoy compensando en algo a Elizabeth.
Cuando veo que Kiral se aleja cansado de haberme golpeado, trato de levantarme con algo de dificultad. Y sin decirle que todo lo que dije de su madre y hermanas era mentira, me retiro a mi habitación. Noto que este trata de decirme algo, pero no logro entender nada y sigo mi camino.
«Debió matarme, solo necesitaba un golpe en la cabeza para matarme y ni para eso sirve este imbécil.»
Al llegar a mi habitación me tumbo en el poco espacio que queda libre de mi cama y las lágrimas y la culpa no terminan de desaparecer.
—Ni siquiera pude defender a la mujer que quiero de un bastardo, soy un asco. Perdóname Eli, por favor perdóname. —digo a la nada mientras me voy quedando dormido.
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