Childe lo quiere.
La calidez que desprendía el cuerpo contrario lo hace sentir sobre una esponjosa neblina, al punto en donde no presta atención al televisor que se supone que está viendo. Le es imposible cuando los dedos de su amante trazan figuras aleatorias sobre su hombro, turnándose a veces con pasar por sus hebras de cabello naranja. Peor aun cuando, en ocasiones, se inclina para besar el costado de su cabeza.
Tiene su cabeza sobre su pecho, escuchando la dulce melodía de su corazón latiendo contra su oído, a un ritmo pausado, como si le susurrara palabras de amor. A este ritmo piensa que se quedará dormido, lo cual no es una opción pues tiene otros planes para este día.
Childe se aleja un poco de su pareja, sorprendiéndolo por la repentina lejanía. Antes de que Zhongli pueda cuestionar sus acciones, el menor se recuesta sobre el sofá, reposando su cabeza sobre el regazo del otro, con la mirada hacia el televisor mientras mantiene un mohín apenas visible en sus labios.
Zhongli sonríe con cariño y decide no decirle nada, retoma sus caricias en la nueva posición, admirando desde su lugar las hermosas facciones de las que Childe es poseedor, trazando con suavidad las constelaciones que forman sus pecas.
Childe trata de ignorar los fuertes latidos de su corazón ante las acciones cargas de amor que Zhongli realiza con tanto cuidado, quiere concentrar su atención en la película para hacerle creer al otro que realmente le interesa verla, pero es difícil cuando, parece que Zhongli tiene algo mejor en que entretenerse.
Puede ser una simple suposición y en realidad está viendo el televisor igual. La curiosidad puede con Childe y le hace dirigir su cabeza en dirección del rostro del otro, para su sorpresa, es sorprendido por un par de ojos dorados que le miran con adoración, provocándole un leve rubor.
—Hey, no estás viendo la película —se queja Childe con una nerviosa sonrisa, provocando que la sonrisa de Zhongli se amplie—. Si no te interesa verla, podemos quitarla.
—No es que no me interese, pero me es inevitable cuando admirarte es más placentero para mí —respondió Zhongli con su típica voz profunda, tan sincero e imperturbable ante lo vergonzoso que pueden ser sus palabras—. La protagonista es muy interesante y hermosa, pero si hablamos de belleza, ninguna se compara con la tuya Ajax, es un fuerte distractor para mí.
Childe se queja por lo que ha dicho, rápidamente sus manos vuelan al cojín que se encuentra a un costado y golpea la cara de Zhongli sin fuerza, haciéndole reír a carcajadas. Zhongli adora avergonzar y poner nervioso a su amante, hace relativamente poco descubrió que este chico que desbordaba de una increíble confianza, que no titubea ante un desafío y desborda orgullo, podía desmoronarse fácilmente por unas cuantas palabras cursis.
Zhongli le quita el cojín que Childe mantiene presionado contra su cara, maniobra su mano para sostener la muñeca del otro, la toma con cuidado y la dirige a la altura de su rostro, depositando un cálido beso en la piel de su dorso.
El menor titubea ante sus acciones, con un resoplido decide mirar nuevamente en dirección al televisor, entregándole esta victoria al otro.
A pesar de la vergüenza, Ajax no puede ocultar la temblorosa sonrisa de su rostro por la felicidad que siente de tener a este hombre con él.
Le es inevitable hacer un breve recordatorio de como había terminado en este momento.
Childe y Zhongli habían estado saliendo aproximadamente ocho meses, donde habían superado situaciones que por poco habían terminado con su relación y, en este punto, agradece que las cosas hubieran salido para bien, de lo contrario, quizá hoy en día seguiría deprimido por haber perdido la oportunidad de estar con el hombre más atractivo que había visto en su joven vida.
Pero, ¿qué había sido aquello que por poco culmina su relación?
Una pequeña mentira, que eventualmente fue creciendo y, para cuando salió la verdad, ambos ya estaban fuertemente enamorados el uno al otro como para dejar las cosas así.
Childe había engañado a Zhongli por aproximadamente cinco meses, manteniéndolo en la ignorancia. Childe le había hecho creer al otro que mantenía una edad similar a la suya, pero en realidad no fue así.
Childe estaba a tres meses de cumplir diecinueve años, mientras que Zhongli era mayor por ocho años.
El menor recuerda su encuentro con gracia, mientras que Zhongli solo suelta un suspiro cuando se lo recuerdan. En una noche, junto con sus amigos del instituto, tomaron la decisión de colarse a un bar, falsificando identificaciones para hacerse pasar como "adultos" y poder beber.
Childe era de aquellos adolescentes problemáticos, cualquier situación que fuera arriesgada era bien recibida por él, así que estar haciendo algo ilegal, lo llenaba de adrenalina. Además de que era un bar sofisticado, incluso mientras parecieran adultos, las identificaciones estaban de más.
Bebieron hasta embriagarse. A pesar de su corta edad, al ser nativo de Snezhnaya, allá se tenía la costumbre de que los jóvenes podían consumir alcohol a una edad temprana, muy diferente a Liyue, país en el que había estado viviendo los últimos dos años. Claramente perdió su práctica y sus amigos no estaban mejor que él, por ejemplo, Thoma había sido la estrella de la pista de baile, cuando era más rígido que un tronco; Kaeya, por otro lado, no dejaba de coquetear con el cantinero que estaba a nada de estrellarle una botella de vino.
Igual que el inicio de una película romántica y erótica, en la barra conoció a Zhongli. La belleza del otro lo había aturdido severamente. La forma tan elegante en como sostenía la copa, con su traje perfectamente planchado, con facciones serias y maduras, todo en él le había fascinado, era tan atractivo que parecía haber sido tallado por las mismas manos de Celestia.
Childe tenía poco que había aceptado su gusto hacia los hombres, había tenido un par de novias y alguno que otro intento fallido con un chico guapo de su instituto, pero nada comparable con aquel hombre que le había gustado.
Quizá fue su egocentrismo, quizá la intoxicación del alcohol o simplemente porque sus facultades mentales no eran las más estables, haya sido lo que sea, lo impulsó a acercarse a aquel hombre, aprovechando que Thoma se negaba a dejar de bailar y Kaeya parecía haber finalmente entablado una conversación civilizada con el cantinero, pero se arriesgó a hablarle a aquel guapo sujeto.
En el instituto, él era caracterizado por la gracia y encanto que tenía para conversar con las personas, he de ahí que siempre fue de los chicos más populares, además de que tenía un físico que podía presumir y aprovechar cuando quería encantar a alguien. Así que utilizó todos sus encantos para seducir al hombre.
Grande fue su sorpresa cuando aquel sujeto, de nombre Zhongli, pareció animarse a la conversación. Las copas de alcohol se sumaron a sus conversaciones, mientras que Childe tanteaba el terreno, acercándose sugerentemente al otro con una mirada picara, que no fue negada. Zhongli no era estúpido, desde que Childe se le acercó había notado su actitud coqueta y, no le desagradó, principalmente porque la belleza del chico era poco común, sus facciones extranjeras eran cautivadoras.
Eventualmente su conversación concluyó con un obvio punto: salir del bar para perderse en algún lugar en donde pudieran follar. Childe estaba emocionado, nunca había estado con un hombre en la cama, le emocionaba compartir este momento con aquel hombre tan atractivo, haciéndole agua la boca.
Pero, para su mala suerte, no sucedió nada. Zhongli lo había llevado a su departamento para tener un lugar seguro, pero en cuando el mayor lo había presionado contra el sofá, haciéndolo esperar mientras conseguía unas cosas, fue tiempo suficiente para que Childe se quedara dormido en aquel lugar.
Su resistencia al alcohol había podido con él, en vez de ponerlo agresivo o imperativo como muchos, Childe había olvidado que, cuando él estaba borracho, le entraba demasiado sueño.
Zhongli no tuvo el corazón de despertarlo y, en un momento de lucidez, supo que no estaba del todo bien haberse dejado llevar por la excitación y el alcohol, el consentimiento de Childe podría haber estado ligado al licor, y lo que menos quería era tener problemas a futuro.
A la mañana siguiente, Childe despertó con un sinfín de mensajes de sus amigos, desesperados por saber donde estaba, agradeció a los Arcontes que ninguno de ellos reveló información a sus padres, su madre era algo paranoica con él.
Childe tuvo que irse y se disculpó con Zhongli, para su sorpresa, él no parecía molesto, de hecho, al verlo en todos sus sentidos, no parecía ser un ser rudo y despiadado a como había lucido anoche. Tenía una sonrisa gentil en su rostro, incluso le ofreció llevarlo a la parada de autobús. Claramente Childe no permitió que las cosas se quedaran ahí, pidió su número y comenzó a conversar con él.
Al mes y medio, decidieron formar una relación.
Childe estaba fascinado por tener de pareja a aquel ser tan perfecto, que le había hecho olvidar un detalle: el continuaba siendo menor de edad. En la identificación que había falsificado, decía tener veinticinco años, edad que también le repitió a Zhongli. Si bien, continuaba siendo mayor que él, la diferencia era tan solo de un año, no de ocho.
No creyó que fuera un problema. Los adolescentes de Snezhnaya eran sutilmente diferentes a los que Liyue, hacían parecer mayores a la edad que realmente tenían, lo que le facilitó su pequeña mentira que creyó insignificante.
Hasta que transcurrieron cinco meses, cuando su pequeño teatro se vino abajo. Childe sabía que Zhongli estaba terminando un posgrado en Historia, jamás pasó por su mente que, en las practicas para titularse, hubiese optado por ser un ayudante a profesores de historia en un instituto de preparatoria y que justo hubiese sido el instituto de Childe.
Para cuando se toparon, con Childe usando el uniforme de la escuela y una mochila, supo que su mentira había llegado a su fin. Ese momento Childe creyó que moriría, que su mundo perfecto se venía abajo cuando Zhongli lo descubrió.
Fue todo un lío, evidentemente Zhongli se molestó, se sintió culpable por haber estado saliendo con un menor, creyendo que era un adulto, temió incluso que Childe pudiera demandarlo. Pero estaba lejos de ello, Childe casi lloró por tranquilizarlo, pidiendo mil disculpas por haberle mentido y que, por amor a Celestia, no lo dejara, ya que él estaba perdidamente enamorado de Zhongli y no quería que esto terminara.
Finalmente, Childe le contó la verdad, ganándose un sermón del otro por haber falsificado una identidad. Prácticamente tuvo que retenerlo con brazos y piernas para que Zhongli no fuera con su madre y lo delatara, para educarlo con mano dura.
Afortunadamente Zhongli entendió y, aunque aun había duda, tal y como Childe, él estaba enamorado del menor, no podía dejarlo tan fácilmente cuando se había vuelto en su obsesión, una luz en su monótona vida, la energía que no sabía que le hacía falta. Tras meditarlo, terminó por perdonarlo y continuar con esto, siendo la mejor decisión que había tomado.
Ahora, después de aquellos desafíos, podían compartir felizmente este momento, con Zhongli acariciando amorosamente a Childe y él disfrutando de sus acciones.
Y es que, Zhongli era el novio perfecto. Lo consentía con besos, abrazos y alguno que otro obsequio. Siempre lo atendía, si estaba decaído hacía lo posible para traer de vuelta su sonrisa, si estaba feliz, él apoyaba dicha felicidad y lo alentaba a que le contara todo. Lo recogía del Instituto y se aseguraba que almorzara de forma saludable, lo ayudaba con los problemas de física e historia y jugaba con él videojuegos aun si no era su ámbito fuerte.
Para Childe, no podía existir alguien más perfecto que Zhongli, cada día que pasaba sentía que se enamoraba más de él.
Solo había un detalle para que su relación pudiera ser al cien por ciento perfecta.
Y era que tuvieran relaciones sexuales.
Desde aquel fatídico día en donde Childe se había quedado dormido luego de haber llegado tan lejos, el tema sexual no se había tocado, al menos no directamente.
Childe, como el típico adolescente hormonal, siempre hacia bromas en doble sentido, realizando toques sugerentes a su pareja y miradas cómplices. Sabía que Zhongli no era un santo, más de una vez rodó los ojos por sus bromas e incluso a veces se las devolvía, excitándole. Había atrapado al mayor más de una vez observándolo con hambre y lujuria, pero disimulando bien sus acciones.
Pero jamás habían dado el siguiente paso. Lo más lejos que habían llegado era besarse con una pasión descomunal al punto de estar jadeando por aire, cuando Childe apenas estaba sintiendo la excitación en su estómago, Zhongli daba por finalizado su sesión de besos, apagando la pasión en ese punto.
Algo que resultó muy frustrante para Childe. Anteriormente él era sexualmente muy activo, no hubo un ligue suyo que no hubiese terminado en un dormitorio, incluso llegó a masturbarse con un chico tiempo atrás.
Pero desde que comenzó a salir con Zhongli, su vida sexual se apagó abruptamente.
Creyó que luego de conocerse un poco y de llevar un par de meses saliendo, Zhongli accedería a acostarse con él, sin embargo, sucedió el descubrimiento de su edad, lo que supuso que tenía al mayor en una limitación, una que Childe odió.
Había fantaseado más de una vez sobre cómo sería tener sexo con Zhongli, sabía cómo se daban las cosas entre hombre por experiencias de conocidos y por un sinfín de visitas en paginas pornográficas. Pero le emocionaba saber como se daría, ¿él dominaría a Zhongli? ¿Zhongli lo estamparía contra la cama? Cualquiera de los resultados le gustaban, pero si era honesto, el pensamiento de tener a Zhongli encima de él, entre sus piernas mientras lo penetraba, le llamaba la atención.
Se masturbó más de una vez con aquellas fantasías, ansiando por el día en que alguna de ellas pudiera hacerse realidad.
Él tenía la intención de que ese mismo día fuera hoy.
Childe había tejido un plan para arrastrar al otro a un encuentro sexual. Eran contadas las veces en donde el menor podía venir al departamento de Zhongli, no porque no fuera bienvenido, era más bien porque a Zhongli le gustaba llevarlo de paseo por las calles de Liyue, mostrándole cada rincón y contándole sus historias; otras veces solo iban a almorzar o tomar un café, para cuando querían privacidad para recitarse su amor, acudían a este lugar.
Así que Childe aprovecharía el hogar de Zhongli para finalmente follárselo, debía aprovechar las ventajas de tener un novio mayor e independiente, pues contaba con esta privacidad.
Había elegido la excusa de que quería ver una película que en realidad no era tan entretenida, solo para hacerle acceder, después lo cautivaría con sus encantos para tenerlo en sus manos. Viendo que Zhongli parecía más concentrado adorándolo, decidió que podía dar el siguiente paso, Zhongli perfectamente podría seguir adorándolo entre sus piernas.
Cuando se llenó de adrenalina y emoción, Childe abandona el lugar en donde apoya su cabeza, sentándose correctamente en el otro asiento, a un lado de Zhongli. El mayor no le impide sus movimientos, con una sonrisa extiende sus brazos, creyendo que Childe quiere volver a la calidez de su pecho, aunque la oferta en tentadora, decide rechazarla.
Childe busca a tientas el control remoto en el asiento libre del sofá, encontrándolo en cuestión de segundos.
—Creo que la película comienza a ser aburrida, ¿no crees? —menciona Childe en un tono más grave, consiguiendo que la sonrisa de Zhongli se tuerza un poco.
Enseguida presiona el botón de apagar para que el televisor se apague en negro, llamando la atención de Zhongli, quien finalmente baja sus brazos.
—Si consideras que es aburrida, no hay porque obligarte a verla —razona Zhongli, provocando una sonrisa divertida en Childe al ver que no capta sus indirectas.
—Aunque ahora, sin hacer nada, voy a estar muuuy aburrido —exagera el menor, capturando completamente la atención del otro, quien lo estudia con ojos calculadores—. Pero, con tu ayuda, podemos hacer algo entretenido.
Childe le sonríe con picardía, teniendo sus ojos levemente cerrados. Se inclina sutilmente hacia él, invadiendo su espacio personal. Pero a pesar de ello, Zhongli se mantiene tranquilo.
—Te escucho, cualquier cosa que pueda hacer para eliminar tu aburrimiento, tenlo por seguro que lo haré —sus palabras solo amplían la malévola sonrisa de Childe, no puede evitar sentirse excitado ante lo dócil que se muestra Zhongli.
El pelirrojo no le comunica su idea por medio de palabras, sino directamente se inclina lo suficiente para alcanzar sus labios, alzando sus manos para sostener su rostro y empujándolo hacia él en un beso.
Zhongli se sorprende por el repentino beso que su amante le da, pero no se niega, jamás sería capaz de negarle un beso a Childe. Su respuesta solo alimenta la llama que comienza a quemar el interior del menor.
Empieza con un beso lento y hasta tierno, permitiendo que sus labios se muevan en armonía. Se separan brevemente para tomar bocadas de aire y volver a fundirse en el beso. Los dedos de Childe aprietan sutilmente las mejillas del otro, deslizando sus manos por su cuello. No puede evitar la sonrisa en medio del beso cuando siente que Zhongli se estremece ante su toque.
Cuando se cansa del suave beso, Childe decide tantear el terreno, lamiendo el labio inferior de Zhongli, consiguiendo que este se quede quieto en su lugar. Al no recibir una negativa, continua, mordiendo suavemente su labio, queriendo el acceso para entrar.
Zhongli traga pesado y finalmente le concede la entrada, fundiéndose con la lengua de Childe. El menor no pude evitar un gemido de gusto cuando sus lenguas se encuentran, erizando la piel del otro.
Las manos de Zhongli se apoyan en la espalda de Childe, empujándolo un poco hacia él para crear presión en sus bocas, trayendo facilidad al encuentro de sus lenguas. Childe sigue su ejemplo de intensificar el beso y rodea los hombros contrarios con sus brazos, hundiéndose en la boca del mayor.
Se besan con hambre, las lengas juegan y se enredan entre sí, hay suaves mordiscos por parte de ambos y pronto los jadeos comienzan a hacerse presentes, así como la excitación en sus cuerpos.
Childe comienza a desesperarse, los besos de Zhongli son afrodisiacos, el chasquido de sus labios solo causa que su pene se anime para formar una erección.
El menor se aleja abruptamente del otro, trayéndole confusión por su separación. Antes de darle tiempo de que analice la situación, Childe ha trepado sobre Zhongli, sentándose sobre su regazo, tomando asiento justo encima del miembro de su amante.
Zhongli se queda sin aliento ante el repentino peso encima de él. Alza la mirada para observar los lujurioso ojos de Childe, llenos de hambre y pasión. Childe pasa su lengua por encima de sus labios, eliminando cualquier rastro de saliva que haya surgido de su beso, consiguiendo que Zhongli jadee ante su acción erótica.
El menor vuelve a inclinarse para besar sus labios, introduciendo su lengua en la boca de Zhongli, tragándose un gruñido que salió de su garganta. Ataca con desesperación la lengua del mayor a la par que sus manos se aferran a su cabello castaño, empujándolo contra él.
—A... Ajax... —Zhongli llama en medio del beso, queriendo llamar la atención del otro, pero Childe está más entretenido chupando su labio—, espera un momento...
Las manos de Zhongli sostienen su cintura, tratando de bajarlo, pero Childe lo impide, aplastando con mayor fuerza su trasero contra su regazo, comenzando a menear su cadera por encima de su entrepierna.
El cuerpo de Zhongli se remueve con inquietud debajo del movimiento de Childe, sus manos que tenían el objetivo de empujarlo, se dedican ahora a apretar con fuerza la delgada y firme cintura de su amante, sintiéndose abrumado por las acciones del otro.
Childe comienza a besar la mandíbula afilada de Zhongli, mordisqueando con cariño su piel, bajando con cuidado hasta su cuello, donde jadea exaltado por la excitación que comienza a quemar a su cuerpo, sin detener el movimiento de su cadera, restregándose descaradamente contra el pene de Zhongli, quiere que se despierte en una erección y no descansara hasta que pueda montar su polla dura.
—Ajax... —Zhongli gruñe en una advertencia cuando Childe muerde su cuello, pero el hecho de que utilice su nombre de nacimiento solo hace que su propia erección se animé más.
Ignora su advertencia y lame la piel, subiendo hasta su oído, donde comienza a jugar con el lóbulo de su oreja.
—Ocho meses —empieza a hablar, con una voz ronca que excita a Zhongli—, ocho meses siendo pareja y no te has dignado a acostarte conmigo.
Zhongli aprieta el agarre en su cintura, lo suficientemente fuerte para mantener quieto la cadera de Childe, enterrándolo contra su pene que se agita por la presión.
—No creías que sería tan paciente, ¿verdad? No cuando estuvimos tan cerca de follar cuando nos conocimos.
Vuelve a besar su cuello, chupándolo suavemente para dejar una marca que no deberá traer tantos problemas, sintiendo la vibración de su garganta que retuvo un gruñido.
—¿Qué es lo que quieres? —cuestiona Zhongli con voz grave, robándole un gemido a Childe por lo erótico que ha sonado.
—¿No es obvio? —Childe sonríe con diversión, aleja sus brazos de los hombros contrarios y toma las manos del otro que sostienen su cintura, redirigiéndolas a su trasero, una acción que corta momentáneamente la respiración de Zhongli—. A ti, evidentemente.
Childe se inclina hacia él, juntando su pecho contra el de Zhongli, volviéndose a dirigir a su oído. Aprovecha que sus manos ya no lo retienen y vuelve a aplastar su trasero contra la leve erección de Zhongli, mordiéndose el labio ante el bulto que comienza a formarse ahí. Su acción hace que las manos de Zhongli aprieten la piel flexible de su trasero.
—Quiero que me folles —Childe susurra contra su oído, sonriendo cuando por instinto, Zhongli alza las caderas, simulando una embestida.
El menor no puede retener su excitación y pronto vuelve a besar los labios de su amante, dejando esta vez que la lengua de Zhongli lo ahogue, sin detener el movimiento de sus caderas, sumándose el empuje de las manos del mayor en su trasero, empujándolo hacia su pene que comienza a endurecerse cada vez más.
Cuando Childe baja la guardia, Zhongli se aprovecha de ello para alzarlo y darle la vuelta, empujándolo contra el sofá. Se aprovecha de los segundos de aturdimiento del menor para colarse en sus piernas, llevándolas a los costados de su cintura. Ahora es Zhongli quien se inclina para besarlo con hambre, arrancándole un gemido al menor.
La lengua de Zhongli empuja la suya en el interior de su boca, tragándose los adorables sonidos que Childe suelta.
La mano del mayor se desliza por el pecho del otro, trazando las arrugas de su sudadera hasta llegar a la terminación de ella. Cuela su mano con facilidad, alzando la prenda para tocar la piel de su abdomen.
La espalda de Childe se arquea cuando siente el cálido toque en su piel. Sus dedos trazan la piel, cada marca que puede sentir, desde cicatrices hasta lunares, sigue subiendo y con ello su ropa, deteniéndose cuando a enrollado lo suficiente para tener su pecho expuesto.
Zhongli se aleja para admirar a su pareja jadeante. Ve la pálida piel de su cuerpo, aprecia como está salpicada de pecas y marcas que adoraría por besar. Childe se estremece por la mirada que prácticamente lo devora, sintiendo como su erección sufre en el pequeño espacio de sus pantalones.
Ahora es el turno de Zhongli para atacar el cuello del menor, quien tira su cabeza hacia atrás, exponiendo su garganta para que Zhongli lo devore. Muerde su piel y la besa, reteniéndose a dejar marcas, algo que provoca un puchero en el menor.
Sigue bajando en besos hasta que el cuello de su sudadera se interpone, volviéndose a alzar. Zhongli ve los ojos nublados de lujuria de Childe, robándole un jadeo.
Lleva sus manos a la cadera de Childe, alzándolo sutilmente hacia él.
—¿Quieres esto? —Zhongli pregunta mientras empuja su erección contra el trasero de Childe, provocando que el menor gima en voz alta, arqueándose sobre el sofá.
Childe asiente desesperadamente con la cabeza, ya que no encuentra palabras para manifestarlo verbalmente. Zhongli vuelve a empujar hacia él, restregando su dura polla contra la ropa de su pantalón.
El pelirrojo desearía que no existiera la ropa para sentir y ver directamente la polla de Zhongli, se siente tan grande contra su trasero, se pregunta si podrá entrar en él o si deberá prepararse meticulosamente. Ni siquiera la ha visto, pero ya ansía poder llevárselo a la boca.
Zhongli vuelve a empujar su cadera, trayéndolo a la realidad. El sonríe ante la mirada ida de su pareja, se inclina en dirección de Childe, doblándolo por la mitad y juntando más su pene contra su cuerpo, haciéndolo gemir.
Zhongli se siente orgulloso de la flexibilidad de su pareja, no esperaba menos de alguien quien le gusta practicar un sinfín de deportes. Así que se atreve a estirar más a Childe, pegando sus rodillas contra su pecho, algo que no parece ser un problema para él. Se acerca contra el oído del menor, jadeando contra su piel.
—Si querías que tuviera sexo contigo... debiste haberlo pedido cuando aun creía que tenías veinticinco.
—¿E-eh?
Zhongli ríe divertido ante su confusión y pronto se aleja, tomando distancia del cuerpo caliente de Childe.
—E-espera, espera... ¿A dónde vas? —cuestiona Ajax aun aturdido por la excitación.
Zhongli desabotona el primer botón de su camisa para tratar de recuperar la compostura, aun si se vio tentada ante el menor, se recordó a sí mismo su propia promesa, una que era momento de revelarle al otro.
—Considéralo como un castigo por mentirme y hacer cosas ilegales.
Childe parpadeo una, dos, tres veces, digiriendo las palabras que le había dicho Zhongli, aunque difícilmente podía pensar cuando tenía una dolorosa erección.
—¿Castigo? ¿a que te refieres con eso? —cuestiona el menor, apoyándose sobre sus codos para mirar confundido al otro. Zhongli le dedica una sonrisa compasiva y lleva sus manos a su espalda.
—No me acostaré contigo hasta que cumplas la mayoría de edad.
La mandíbula de Childe cayó ante aquella horrible amenaza, haciéndolo palidecer.
—E-estás bromeando... ¿verdad? —Childe sonríe con nerviosismo, esperando encontrar burla en sus ojos, pero la mirada de Zhongli es seria y pesada, tan inamovible como las grandes montañas de Liyue—. ¡Falta más de un año para que cumpla veinte! ¿¡En serio piensas dejarme así!?
Zhongli ríe suavemente por la exaltación de su amante, pareciéndole tierno su molestia. Se acerca al menor y se inclina para alcanzar su frente, besándola con cariño.
—Por supuesto que no, mi amor —murmura contra su piel para después regresar a su altura normal—, puedes tomarte un baño y así bajar tu erección, no puedo devolverte a tu hogar en ese estado, menos cuando se supone que, para tus padres, soy simplemente tu tutor de estudio.
—¡¡Zhongliiiii!! —chilló Ajax mientras agitaba sus piernas en una rabieta, sofocando en la enorme incomodidad que se hallaba entre sus piernas, incrementando la diversión en el rostro del mayor.
Con velocidad Childe tomó asiento sobre el sofá, agarrando la muñeca de Zhongli para impedir que se alejara, temiendo que, si está lo suficientemente lejos de él, realmente puede dejarlo abandonado en ese lugar.
—¿Y qué me dices de ti? ¿Vas a permitir quedarte con tu propia erección cuando puedes deshacerte de ese problema conmigo?
Nuevamente la risa grave y serena resuena en la garganta del mayor, cortando momentáneamente la respiración del más joven.
—Oh Ajax, cuando creces, aprenderás a ser paciente y entender que una erección no solo puede arreglarse por medio del encuentro sexual. Es normal que sea tu primera alternativa cuando aun eres un adolescente.
—¡Ugh! No hagas como si fueras un anciano sabelotodo —se queja Childe exasperado por la actitud del otro.
Zhongli sonríe victoriosamente ante la mirada resignada del otro. Sabe que no debe molestarlo más, sabe que esta prueba será difícil para Childe, ¿pero no un desafío se vuelve más interesante ante las provocaciones?
—Date prisa para tomar el baño, a menos de que quieras alargar tu sufrimiento.
Zhongli alza su mano y palmea la erección de Childe por encima de su pantalón, sonriendo con deleite al ver que el menor arquea su espalda por el contacto. Fue solo dos suaves golpes, antes de darle la espalda y dirigirse a la cocina, dispuesto a preparar algo de comer para calmar la furia de su novio.
—Te odio... —refunfuña Childe entre dientes, con una mueca de completo disgusto ante el desenlace que había tenido contra todo pronóstico.
Al final, Ajax no consigue lo que quería.
[•••]
A pesar del descontento de Childe por la decisión que Zhongli había tomado, fue bastante sencillo para el mayor de apaciguar aquella molestia, fue necesario preparar el postre favorito de Ajax para tenerlo contento el resto del día.
Sin embargo, Childe no se rendiría tan fácilmente.
No creyó en las palabras que Zhongli le había dicho, si era honesto, las recordaba vagamente debido al subidón de excitación que había tenido en el momento. En su mente, las palabras del otro no eran más que un borrón confuso.
Por lo que, no lo vio como una negativa. Zhongli le había dado señales que le atraía sexualmente, así que realmente no es que estuviera haciendo algo malo o en contra de lo que él quería. Es decirse, estuvieron a nada de follar el primer en que se conocieron, de solo recordar ese hecho se sentía mortificado por haber perdido la perfecta oportunidad.
Aun así, no se desmotivó, conseguiría lo que quería costara lo que costara.
Pero... no esperó que esto fuera realmente difícil.
Todos sus intentos de seducir a Zhongli eran ignorados o pasados de largo. El mayor solo suspiraba y negaba con la cabeza, evitando a toda costa seguir el hilo de la conversación, molestando a Childe.
Childe comenzó a ser más insistente en los besos, haciendo lo posible para bajar la guardia de Zhongli, pero él se mantuvo firme en todo momento. Cuando el beso había durado bastante o comenzaba a ser caluroso, Zhongli lo apartaba con una gentileza irritante.
La paciencia del menor comenzó a agostarse cuando decidió cambiar de estrategia. Decidió que pondría más de su parte y no esperaría que el otro diera el "gran" paso, él mismo lo buscaría. Acorraló a Zhongli en alguna calle solitaria y junto peligrosamente su cuerpo con el de él, pero nuevamente Zhongli lo evadió, haciéndolo girar para liberarse. Siempre que tenía la oportunidad para sentarse en sus piernas lo hizo, pero Zhongli solo respondía con una amable petición de que se bajara. Lo estampaba contra cualquier pared para devorarlo a besos, pero siempre lograba salirse con la suya, evitándolo y dedicándole una sonrisa amable.
Lo peor de todo, es que Zhongli sabía cómo calmarlo. Llenándolo de palabras dulces y roces amorosos, atacándolo por el corazón, impidiendo que se enfadara con él. Pero a pesar de ello, comenzaba a desesperar al menor.
De esta forma estuvo peleando con Zhongli alrededor de dos meses y medio, hasta que llegó a su propio límite.
En esa ocasión, nuevamente tenía la oportunidad de estar en el departamento de Zhongli, se aseguraría de aprovechar nuevamente la privacidad del lugar y el hecho de que Zhongli no escaparía tan fácilmente.
En el camino de ida, Zhongli le estuvo contando algunos datos sobre las flores nativas de Liyue, él escuchó con atención, manteniendo una aura inocente y alegre, para no levantar sospechas, aun si, por encima de la conversación, Childe planeaba como podría encerrar al mayor en sus garras.
Entonces recurrió a la opción de someterlo él mismo. Él había estado ansioso por darle la dominación a Zhongli, pero si él no se dignaba a tomar las riendas del asunto, entonces él con mucho gusto la tomaría, teniendo mayor dominio sobre el desenlace.
Llegaron en un par de minutos. Como siempre, Zhongli le dio el paso libre para que entrara primero, todo un caballero.
Para cuando Childe estaba dentro de su hogar, Zhongli entró, dándole la espalda para cerrar la puerta, siendo el momento adecuado para actuar.
Se aprovechó de la guardia baja y llevó sus manos a la estrecha cintura de Zhongli, empujándolo con fuerza contra la puerta mientras juntaba su cuerpo con el del mayor, asegurándose de empujar su entrepierna contra el trasero de Zhongli.
Escuchó como la respiración del mayor se cortaba, ¿habrá sido la sorpresa? ¿excitación? ¿molestia? No importaba, lo importante es que podía sentir su cuerpo con el suyo, aun por encima de las telas de ropa.
Soltó su cintura y una de sus manos la llevó y atrapó la muñeca de Zhongli, presionándola contra la madera de la puerta, mientras que su mano contraria permanecía en la cintura de Zhongli, enterrando sus dedos por encima de su abrigo negro.
Childe se inclinó hacia adelante, obligando a Zhongli a inclinarse sobre la puerta, ocasionando que sus caderas se friccionaran más, a lo que el menor tuvo que morderse el labio para no jadear por el choque eléctrico que provocó el simple toque de su pene aun dormido contra el trasero de su amante.
Zhongli se quedó quieto, aun con la respiración entorpecida, casi como si esperara algún movimiento de Childe, él no podía estar más encantado ante la respuesta sumisa del otro.
Afortunadamente, su diferencia de altura no era tan notoria, Childe era más bajo por un par de centímetros, pero nada que fuera alarmante, lo que le permitió alcanzar fácilmente el cuello del otro, posando sus cálidos labios contra la piel.
Se sintió satisfecho cuando sintió al cuerpo de Zhongli tensarse, animándolo a mordisquear y lamer su piel, deleitándose con el sabor.
Al estar tan cerca de su piel, su aroma lo inundaba, sintiéndose drogado ante el delicioso aroma del perfume caro que Zhongli siempre usaba, era tan varonil y elegante, tan él. Instintivamente restregó su nariz contra su cuello, inhalando profundamente para llenar sus pulmones de Zhongli.
Sintió como la mano que sostenía se movía ligeramente, amenazando con escaparse, por lo que Childe aplicó más fuerza para retenerlo.
—Esta vez no te me vas a escapar tan fácilmente —Childe habla con voz más grave, en un susurro contra la piel de su nuca, sonriendo con malicia cuando un suave rubor rosa comienza a pintarlo.
Zhongli no dice nada, solo se hunde en sus hombros, como si se estuviera escondiendo de él, una acción que le parece tierna.
Childe se pregunta, ¿qué expresión tendrá Zhongli? ¿Se sentirá avergonzado por verse tan débil ante alguien que es menor que él? ¿Se sentirá excitado? Desearía poder averiguar que expresión tiene el otro, desearía ver una expresión de completa lujuria y necesidad en aquellos dorados ojos que son expertos en mantener la calma.
La mano que descansa en la cintura de Zhongli comienza a moverse, ascendiendo con lentitud por el abdomen del otro, trazando las líneas de su abrigo y, en su camino, deshaciendo los botones que lo atan. Termina cuando su mano llega a su pecho y lo empuja hacia él, juntando su espalda contra su pecho.
Sus labios siguen besando la parte trasera de su cuello, subiendo todo lo que su altura le permite y termina cuando llega a su oreja, lamiendo parte de ella y sosteniendo el lóbulo con sus dientes. Se separa un momento, para dejar que su caliente respiración choque contra su oído.
—No sabes cuánto te deseo, Zhongli —ronronea con lujuria, sintiendo como el calor comienza a alojarse en su vientre, deseoso por tener al otro.
—Ajax... —Zhongli jadea con descaro su nombre, provocando un corto circuito en su cerebro. Sonó tan erótico que podría provocarle fácilmente una erección.
Su cuerpo está congelado por la voz de su amante, así que le toma por sorpresa cuando Zhongli empuja contra él, creando presión en su entrepierna. Esa acción hace que su cuerpo se desequilibre, sintiéndose abrumado por la respuesta del otro.
Zhongli sonríe por la forma en que Childe está aturdido, así que aprovecha ese momento para llevar su mano libre a aquella que retiene la suya. En un movimiento rápido jala su brazo y empuja hacia atrás, dándole la vuelta al menor.
En tan solo un parpadeo o dos, Childe es quien está contra la puerta. La fuerza y facilidad con la que Zhongli lo había manejado había sido impresionante. El menor se percata del cambio cuando el sonido del impacto de su espalda resuena en sus oídos.
Childe hace una mueca por el golpe que recibió, cerrando sus ojos por simple inercia. Zhongli aprovecha la distracción y cuela una de sus piernas al medio de las de Childe, a su vez, Zhongli toma sus manos y las lleva por encima de su cabeza, reteniéndolo por completo.
Ante la presión que se impacta contra su entrepierna, hace que Childe abra de golpe los ojos, mirando al mayor. Zhongli le sonríe con diversión, teniendo una expresión de completo control, a pesar de ello, hay cierto deseo en los ojos dorados de Zhongli.
Childe mueve sus manos para zafarse del agarre de Zhongli, pero este se lo impide y, para que Childe no forcejee más, mueve su rodilla contra el pene del menor, deleitándose cuando ve como su cuerpo se retuerce.
Tan pronto como empieza, se detiene, provocando que el pelirrojo suelte un gemido lamentable. Zhongli suelta una de sus manos y la lleva al mentón de Childe, alzando su rostro para que le mire directamente a los ojos. Aprecia el leve rubor que pintan las pálidas mejillas llenas de pecas, como sus labios están mordisqueados por él mismo, seguramente por la impaciencia que lo atormenta.
Inclina su cuerpo hacia el menor, rozando sus narices y compartiendo su aliento, Zhongli entrecierra sus ojos, amenazando con besarlo, sin embargo, no sucede.
—No esperes que vaya a ceder tan fácilmente en darte el control, sin embargo, es cautivador ver cómo lo buscas.
Childe se estremece por la voz de su amante, sabe que lo está haciendo a propósito. Todos podían ver a Zhongli como un hombre sereno, educado y hasta cierto punto ingenuo, pero solo él sabía que, en realidad, era la tentación hecha persona.
La mano que sostiene su barbilla baja y con dedos fantasmas, contonea el cuerpo de Childe, hasta llegar a su cintura. Posa su mano en el hueso de su cadera y baja peligrosamente hacia su muslo, sintiendo la carne apretada en los jeans ajustados del menor. Mueve su mano hacia la parte trasera de su muslo y lo alza, levantando su pierna izquierda hasta la altura de su cintura, hundiéndose un poco entre las piernas de Childe.
—Cuando llegue el momento, seré yo quien esté profundamente dentro de ti como para hacerte gritar y llorar por más.
Childe no pude retener el obsceno gemido por las palabras que le ha dicho Zhongli, cargadas de erotismo y lujuria, son casi como un afrodisiaco que hace que su cabeza de vueltas en una neblina de deseo.
Los dedos se entierran en el muslo de Childe, apretándolo con algo similar a la necesidad, pero Zhongli lo hace para reprimir su propio deseo por el menor. Respira profundamente y, finaliza con un suave empuje, juntando por un segundo sus entrepiernas.
La espalda del menor se arquea por el encuentro de sus cuerpos, sintiendo como comienza a ser difícil sostenerse únicamente con una sola pierna, pues su cuerpo comienza a temblar.
Zhongli sonríe complacido, se inclina un poco y deposita un beso sobre la nariz de su amante.
—Pero no será hoy —murmura contra su piel.
Una vez dicho eso, suelta su pierna y mano, dando varios pasos hacia atrás para alejarse de Childe. El menor se balancea, un poco aturdido por la fuerte excitación que Zhongli le provocó.
Le toma a Childe captar las acciones y conclusión de Zhongli, para cuando lo entiende, el pánico y horror se plasma en su rostro, comenzando a negar con la cabeza.
—No, no, no... no puedes volver a escaparte —gruñe Childe—. ¿Por qué no lo demuestras ya? ¡Es bastante evidente que también deseas esto!
La calma permanece en la mirada de Zhongli, quien niega suavemente con la cabeza, después suelta un suspiro.
—Recuerda lo que te dije, Ajax, no pienso acostarme contigo hasta tu mayoría de edad. No importa cuantos intentos hagas o las veces que quieras seducirme, no faltaré a mi palabra —Zhongli se expresa con firmeza, necio a cambiar de parecer.
—Pero, ¿por qué? —cuestiona con cierta irritación, dando un paso hacia el frente.
—Es para no sentirme culpable de corromper algo que, para la sociedad, continúa siendo puro. Y a decir verdad, también para mí. Crecí con otra ideología distinta a la tuya, considero que, para vivir de una vida sexual libremente, al menos debes ser mayor de edad. Además, me gustaría conservar la pureza de tu adolescencia hasta el último momento.
Childe ríe sin gracia por las palabras que ha dicho el mayor, en verdad que su amante tiene mente de un anciano para que algo tan banal como una edad para ser adulto establecida por la sociedad le impida tener sexo con él.
—Creo que ambos sabemos que la inocencia y pureza no son algo que me caractericen, así que realmente no estarías conservando nada —resalta mientras se cruza de brazos.
Zhongli ríe divertido por aquella observación, no la refuta, ya que tiene razón, sin embargo, para el mismo Zhongli, aun dentro de lo retorcido, lujurioso y maduro que es Childe, él sigue encontrando dichas características en el menor.
—Aun así, lo veo como un vino. Hay que ser paciente para que su sabor sea un más dulce. Por ello me mantengo firme ante mi postura.
Una de las cejas de Childe tiemblan ante la terquedad de su pareja, inconscientemente aprieta sus dedos contra su brazo, comenzando a desesperarse por la forma en como Zhongli se mantiene arraigado a su propia promesa.
La molestia e impaciencia hace que no considere sus propias palabras, la desesperación empieza a invadir su cuerpo, haciéndolo a recurrir a medios no muy limpios.
—¿Y si te amenazara con terminar contigo si no te acuestas conmigo? —pregunta Childe, con el ceño fruncido y una mirada intimidante hacia el mayor, quien se pone rígido ante la posible amenaza.
Zhongli se queda callado. Finalmente la calma y la sonrisa amable desaparecen de su rostro, dejando en su lugar una expresión más seria y sombría, gestos que hacen que la piel del menor se erice. El mayor analiza sus palabras, emocionando al menor ante la posibilidad de que incline la balanza hacia su favor.
—Entonces, aun con todo el dolor del mundo, aceptaría tu ruptura.
La emoción de Childe se apaga ante aquella respuesta, no esperaba que Zhongli optara por ese camino.
—No puedo obligarte a estar conmigo si no cumplo con lo que buscas en una pareja, pero tampoco puedo doblegarme a tus caprichos —habla con seriedad, sus labios ya no forman su típica sonrisa, incluso sus ojos parecen hasta desafiantes—. Tu punto solo probaría que quizá no somos los indicados para la relación; buscas una persona que pueda complacerte sexualmente aun en tu rango de edad y yo, en realidad no estoy interesado en gente que sea inmadura. Esta prueba es precisamente probar que tan responsable y perseverante eres. Si estás listo para ser considerado un adulto, o sigues siendo un niño en un cuerpo grande.
Oh, las últimas palabras de Zhongli han tocado una fibra sensible en Childe. Si bien, en un inicio sintió pánico ante la molestia que pudo haber provocado en el mayor, ahora se sentía desafiado. Algo que siempre picaba su orgullo, era precisamente esto, que alguien considerara que no fuera capaz de algo.
—Pero, si esa es tu decisión, entonces estarías dándome inmediatamente el resultado. Aun si te amo con todo mi corazón, no estoy en edad de manejar a un mocoso, busco la estabilidad que desearía tener contigo —suelta un suspiro, algo resignado por el rumbo que tomó la conversación—. Esperaba un verdadero empeñó tan grande como el que le dedicas a los videojuegos bajo el seudónimo de Tartaglia, pero-
—Y lo haré.
Childe interrumpe, dando unos pasos hacia el frente para acortar su distancia. Zhongli se calla, observando la mirada determinada del menor, con una sonrisa ante un reto.
—Lo aceptaré, pero a mi manera. No me quejaré por tu decisión, pero tampoco me rendiré en tratar de conseguir que cambies de opinión.
Los ojos de Zhongli se entrecierran ante la sospecha de sus palabras, puede notar en la mirada azul del menor un desafío, casi como un juego al que ambos jugarán, a punto de establecer las reglas.
—¿Quieres demostrar mi madurez? Perfecto, pero yo quiero demostrar que puedes perder el control —habla en medio de una sonrisa, provocando que Zhongli trague saliva—. Veamos quién de los dos cede primero, yo al rendirme y aceptar por completo tu plan o tú, por hacerte caer antes de tiempo. Será un juego divertido, ¿no?
Zhongli piensa en lo que dice. Debería temer, pues más de una vez se ha tentado por las acciones de su amante. Él en realidad desea apasionadamente a Childe, pero su lado moral le hace tener restricciones, gritándole a que espere para que Childe sea un adulto como él. Puede que caiga ante las tentaciones del menor, pero... ¿no es eso emocionante? La intriga de lo que sucederá en el futuro.
La idea de tener a Ajax reprimido, desesperado por él y paciente para que llegue el momento en que pueda reclamarlo casi hace que gruñe, la idea es tentadora y, como si fuera un premio, quiere tenerlo.
—De acuerdo, acepto tus términos —acepta con una chispa en los ojos, haciéndose participe en este juego—. Solo debo advertirte que será difícil que cambies mis decisiones.
—Pero no imposible —resalta Childe, haciendo titubear al mayor—, adoro los desafíos, mucho más cuando son prácticamente inalcanzables.
La sonrisa vuelve al rostro de Zhongli, no la amable, sino una de emoción. Sabía que llegar hacia Ajax por el lado de un desafío haría que el menor aceptara. Ya que, si era honesto, aun si lo dijo, difícilmente podría dejar al menor, menos cuando se comportaba de esta forma, comportamiento que lo estremecía.
—Entonces mucha suerte, porque no pienso reclamarte hasta que seas mayor de edad.
—Ya veremos, ya veremos —Childe ríe por debajo, emocionado ante el futuro—, veremos quien de los dos pierde.
Están a un año para que Childe cumpla la mayoría de edad, un año para que Childe pueda rebajar a Zhongli al deseo, un año que será difícil para el mayor, pues deberá no solo combatir con su propio deseo, sino también con el mismo Childe.
¿Qué clase de cosas le esperan en los próximos meses? No lo sabe, pero la incertidumbre hace que se sienta excitado.
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