Childe lo consigue.
El día comienza con su hermano menor Teucer brincando a su cama y despertándolo a las siete de la mañana, a pesar de ser vacaciones. Con zarandeos y gritos logra sacarlo de su cama, con solo salir de su habitación es bombardeado por sus otros dos hermanos menores que le toman de los brazos y lo obligan a bajar al comedor, lleno de palabras de felicitaciones y gritos de emoción.
Finalmente, su cumpleaños ha llegado.
Su madre le preparó su desayuno favorito como celebración, acompañado de una pequeña tarta preparada por ella misma. Childe adoraba esta receta, por más que ha tratado de persuadir a su madre, ella no accede a darle esta receta, no hasta que llegue el momento adecuado. Quiere creer que, ahora que ha cumplido la mayoría de edad, quizá ese momento no demore en llegar.
Mayor de edad... hoy está cumpliendo veinte años. Tan solo esa idea provoca una retorcida sonrisa en su rostro durante aquella mañana.
Al finalizar con este animado desayuno y luego de recibir los presentes de sus hermanos, Childe sube para vestirse y prepararse, ya que había acordado que saldría con sus amigos y, más tarde, tenía cierto compromiso.
Así que trató de elegir bien su ropa, eligiendo unos jeans rasgados en color negro, una camiseta blanca y por encima una camisa desabotonada en color azul. Agregó algunos accesorios más (como su pendiente favorito, una gargantilla y un par de anillos)
Una vez listo se dirigió a la salida de su hogar, se despidió de sus hermanos y padres, avisando que se quedaría en casa de un amigo. Sin más preámbulo se dirigió a su primer destino.
La salida con sus amigos había sido un evento casi obligatorio. Habían mencionado sobre aprovechar su cumpleaños y la temporada de vacaciones para salir, al ser el menor de los tres y ser el último que alcanzaba la mayoría de edad, Kaeya no le permitió negar la invitación.
Aun si disfrutaba de su compañía, este día estaba siendo ridículamente eterno.
Los minutos transcurrían lento. Constantemente revisaba la hora en su teléfono celular, solo para amargarse con la noticia de que habían pasado tan solos dos minutos desde la última vez que había revisado.
No importaba si centraba su atención en el juego de billar que se estaba dando. Ni siquiera la conversación de Thoma sobre los hermanos Kamisato que traía a Kaeya estallando en risas. Tampoco las bebidas que se sentían insípidas. No había algo que pudiera calmar está ansiedad que ha estado quemándolo durante meses.
Kaeya se burló de su impaciencia y él no estaba de humor para negarlo. Si bien, a ninguno de los dos les contó sobre su tragedia, Kaeya podía hacerse una idea de lo que había estado pasando y porque se debía su ansiedad.
Así que, en cuerdo mutuo con Thoma, decidieron retenerlo lo menos posible. Pasaron un buen rato entre amigos, le dieron obsequios a Childe, donde cordialmente Kaeya los guardaría en casa ya que supuso que podrían estorbar al pelirrojo más tarde. Lo llenaron de palabras de felicitación y fuertes palmadas en la espalda.
De esa forma su eterna tarde había finalizado. Al dar las dieciocho horas, Childe se despidió de sus amigos, pues ahora tenía otro destino que atender.
Sus piernas se movieron casi en automático hacia su destino. Por más que trotaba, sentía que el piso se hundía en sus pies, impidiendo que avanzada rápido. La espera comenzaba a ser terrible, lo peor de todo es que aún debía de seguir esperando.
En menos de veinte minutos había llegado a su lugar de reunión, encontrando a su amante que lucía estúpidamente atractivo como de costumbre. Esperaba sentado en una banca, con arbustos a su alrededor mientras revisaba lo que parecía ser una lectura en su teléfono.
Su corazón se agitó en alegría y emoción en cuanto lo vio, así que aceleró el pasó en su dirección, tratando de evitar el temblor que surgió en sus piernas repentinamente.
—¡Zhongli! —llamó Childe mientras se detenía a su lado.
El mencionado alzó la mirada de la pantalla en dirección a aquella voz que lo llamaba, en cuanto encontró la mirada azul de su amante, una sonrisa se dibujó en su rostro. Guardó el aparato y se colocó de pie para acortar la distancia con el menor.
—Ajax... —lo llamó con una voz cargada de adoración, creando un cosquilleo en las mejillas de Childe—, como siempre, es una alegría tener tu presencia.
Al finalizar sus palabras, Zhongli se inclina sutilmente para alcanzar la comisura del labio contrario, dejando un suave beso, acción que creó pequeñas risas en el menor.
—Tan cursi —se quejó Childe en medio de una sonrisa, a lo que Zhongli respondió con un bajo bufido.
—¿Qué tal te fue con tus amigos? ¿Te divertiste? —preguntó Zhongli a la vez que daba un par de pasos hacia atrás, girando hacia el destino que los depararía está noche.
—Fue entretenido sí, me dieron algunos obsequios y jugamos, pero la verdad, yo ansiaba estar contigo.
Zhongli sonríe con satisfacción ante la última frase, dicha con cierto toque sugerente que no pasó desapercibido por él.
—Hablando de obsequios...
Zhongli murmuró mientras metía una de sus manos al bolsillo de su abrigo, sacando de su interior una pequeña caja con envoltura de papel azul. Sostuvo está caja en su mano y después se la ofreció al menor mientras mantenía su sonrisa cálida.
—Feliz cumpleaños, Ajax —felicitó Zhongli a la vez que Childe aceptaba la caja, pintando en su rostro la sorpresa por el detalle.
—¿Puedo abrirlo?
—Adelante.
Una vez recibida la autorización, Childe comenzó a romper con cuidado el envolvente y quitó la tapa que cerraba la caja, encontrando en su interior un brazalete plateado conformado de pequeñas cadenas donde se unían una pequeña piedra de Jade Nuctilucoso.
—Sé que te gustan este tipo de accesorios, así que espero que sea tu agrado —la voz de Zhongli se mantenía en aquel tono meloso, admirando la mirada de fascinación de su amante. Vista que provocaba que su pecho se estremeciera.
—¡Me encanta! Es hermosa —expresa Childe sin dejar de mirar el adorno, lo que hace que no note el incremento en la sonrisa del mayor.
—¿Puedo? —pregunta Zhongli a la vez que realiza un gesto hacia la caja.
Childe asiente con la cabeza y deja que Zhongli haga lo que tenga en mente. Sin pensarlo dos veces, Zhongli saca del interior de la caja el brazalete y con su mano libre toma la mano de Childe, exponiendo su muñeca. Una vez que tiene la muñeca ajena en la posición que desea, comienza a atar el brazalete alrededor de ella. La forma en sus movimientos es lenta y meticulosa, como si cada gesto hubieses sido finamente entrenado. Una vez listo, Zhongli cierra el broche para impedir que caída, admirando como se ve aquel accesorio alrededor de la pálida muñeca de su pareja.
Con el mismo cuidado, Zhongli toma aquella mano y la alza hasta la altura de su rostro.
—Como me lo esperaba —murmuró el mayor contra la piel de su muñeca, para después dejar un beso por encima del brazalete, besando parte de su piel—, te queda precioso —la voz con la que expresó esto último fue más grave, seguido de haber mordido sutilmente el hueso de su muñeca.
Childe se puso rígido e hizo su mejor intento para contener un jadeo al sentir el calor de la boca de Zhongli. Maldijo en su interior ante esta seducción descarada, el mayor debería estar sumamente consciente de lo impaciente que estaba ese día, molestarlo de esa manera era frustrante como a la par de emocionante.
Zhongli bajó aquella mano y regresó su mirada al menor, dedicándole una sonrisa encantadora, con tintes de diversión muy escondidos.
—Bien, avancemos. Queda cerca el restaurante Wanmin, me imagino que debes estar ansioso por llegar —Zhongli habló mientras realizaba un ademán con su mano para indicarle el camino.
La sonrisa de Childe tembló por la burla disfrazada en sus palabras, pero a pesar de ello no se quejó, siguió sus indicaciones y, bajo una falsa paciencia, siguió a su amante al lugar que mencionó.
Zhongli le había propuesto llevarlo a cenar a uno de sus restaurantes favoritos del Puerto de Liyue, uno al cual conocía el dueño y empleados, siendo muy amigo de la cocinera que era hija del dueño. Al llegar fueron recibidos cordialmente y atendidos por la joven que había mencionado el mayor. Cuando Zhongli le mencionó a Xiangling que era el cumpleaños de su amante, ella estalló en alegría, tratando a Childe como si fuese su amigo de años y expresándole casi a gritos miles de felicitaciones, creando diversión en el menor.
El ambiente con el que se llevó a cabo la cena había sido muy grato. Con Childe contándole todo su día a Zhongli y él escuchando satisfactoriamente todo lo que tenía por decir el menor, opinando ocasionalmente y soltando algún que otro dato curioso e irrelevante.
Childe sabía que debía ser paciente, que tan solo terminando su cena podría obtener lo que tanto había estado esperando desde hace meses. Y sin embargo, las siguientes horas se sintieron como años. No podía detener el ansioso movimiento de su rodilla subiendo y bajando por debajo de la mesa cuando sabía que estaba tan cerca de lo que ha estado anhelando.
Tras todos sus fracasos intentos de acostarse con su pareja, aquella última vez que lo intentó, comprendió que por más que sedujera a Zhongli, solo conseguiría perder su cordura. Así que, tal como el mayor se lo pidió, dejó de insistir y solo fue paciente para que este día llegara.
Zhongli dijo que follaría con él cuando fuese mayor de edad y hoy estaba cumpliendo esa edad. Sabía que esta cena era solo un preámbulo para lo que le esperaría más adelante, ambos sabían que era solo apariencia.
Aun así, Childe disfrutó de la cena y la detallada explicación de Zhongli sobre cada platillo que se sirvió. Asimismo, disfrutó como siempre de la compañía de su amante, recordándole a su corazón lo profundamente enamorado que estaba de él.
De esa forma su cena concluyó, agradecieron a los dueños del restaurante y se marcharon de él hacia un nuevo destino, el cual tenía quemando de emoción al menor.
El viaje de ida hacia el departamento de Zhongli fue, para sorpresa de Childe, rápido. El transcurso se llevó bajo un silencio cómplice de ambos, ocasionalmente Zhongli mencionaba algo, pero cuando notó a su amante perdido en sus pensamientos, tomó la decisión de guardar silencio.
Y así, llegaron a su destino.
Childe sentía que su respiración se detenía al momento en que Zhongli comenzó a abrir la puerta de su departamento. Los siguientes segundos fueron los más eternos a su parecer, pero una vez que el mayor le concedió el permiso para entrar, sabía que su tan horrible y desesperante espera, finalmente ha llegado a su fin.
Zhongli apenas tiene tiempo para cerrar la puerta y mirar a su amante antes de que éste lo empuje contra la puerta, aferrándose a su abrigo.
Childe jadea y entierra su rostro contra el cuello de su amante, inhalando profundamente su aroma que estremece a todo su cuerpo. Lo respira como si fuera una droga, adicto y estremecedor.
—Al fin... —murmura Childe contra la piel de Zhongli. Arrastra su nariz con cuidado por toda la extensión hasta alcanzar su oído—, esta vez no me negarás... —murmuró.
Al finalizar con sus palabras, Childe encara al mayor, observa sus ojos por unos segundos y después empuja su rostro para atrapar sus labios en un beso desesperado. No se toma el cuidado de ser delicado, directamente lame los labios contrarios y en la mínima abertura, introduce su lengua para profundizar más el beso.
Zhongli no le niega el acceso, cede fácilmente ante el beso del menor, permitiendo igual que las manos más jóvenes palmen su cuerpo, ha sido lo suficientemente paciente. Por lo tanto, él lleva sus propias manos a la cadera de Childe, empujando su cuerpo hacia el suyo para sentirlo más cerca.
El beso es todo un desastre, la saliva escurre de sus labios y solo se separan para tomar bocanadas de aire, antes de que Childe vuelva asaltar la boca del mayor, jadeando en necesidad por más.
Pronto aquellas manos pierden la paciencia y en poco tiempo ya están jalando los botones del abrigo de Zhongli. Cuando desata todo, empuja la prenda con molestia, hasta caer al suelo, todo sin dejar de restregar su lengua contra la de Zhongli.
El mayor suelta una risa en medio del beso ante las acciones del menor, pero esta vez, no la reprocha ni corrige, se deleita en su desesperación y bebe de su deseo.
—Tan impaciente... —expresa Zhongli en una pausa que lo otorgó Childe.
—Me has hecho esperar todo lo insoportable —se queja el menor mientras comienza a desatar la corbata de Zhongli.
Zhongli sonríe divertido por las palabras de Childe, antes de que el menor lo vuelva a silenciar con un beso, aprovecha su distancia para llevar ambas manos al rostro pecoso, sosteniendo sus mejillas para observar aquel azul de sus ojos que se derrite en lujuria.
—De hecho, estaba pensando que quizá lo ideal sería esperar hasta casarnos en un matrimonio digno. Esto es tan pecaminoso...
El rostro de Childe se horroriza ante tal blasfemia que suelta Zhongli, poniendo los ojos en blanco ante el fastidio. Su reacción solo incrementa las risas de Zhongli.
—Hazme esperar un maldito día más y jamás te perdonaría —amenaza con un gruñido.
La sonrisa de pura satisfacción permanece en el rostro del mayor, antes de empeorar el temperamento de su amante, se inclina para besar con fervor sus labios, empujando su lengua al interior de aquella arrogante boca, tragando sus quejidos y suspiros.
Zhongli empuja suavemente al menor, sin romper su beso. Camina con lentitud y cuidado para redirigirlos a un lugar que será más cómodo para ellos, pero comienza a ser contagiado por la impaciencia de Childe.
Su toque, su calor y aroma comienzan a sofocarlo. Esta vez no los rechaza e intenta mantener su control por encima de todo, esta vez puede tomar lo que se le ofrece hasta saciarse.
Zhongli gime con gusto ante la idea y ahora es él quien termina empujando a Childe contra la pared del pasillo, colando una de sus piernas en medio de las de Childe, deleitándose con la dureza que comienza a formarse en los pantalones del menor.
—No podría... —vuelve a hablar Zhongli—, aunque quisiera, no podría prolongar tu espera... siendo honesto, mi propia paciencia ha llegado a su final —Zhongli hace una pausa para besar la mandíbula del menor—. Te deseo tanto.
Childe gime alto ante aquella confesión. Instintivamente empuja su cadera para encontrarse con la rodilla de Zhongli, manteniendo una sonrisa ladina. Zhongli lo recompensa moviendo su pierna para frotarse contra la erección del menor, mientras él se dedica a besar su cuello.
Esta vez no tiene alguna barrera que lo contiene, así que cae a merced de su propia necesidad y muerde la piel, atrapándola entre sus dientes y chupando, dejando la primera marca de una lista sinfín con las que piensa pintar este lienzo en blanco que es el cuerpo del menor.
Childe se derrite en los brazos de Zhongli, el calor de su boca provoca una avalancha de gemidos y jadeos. Luego de tantos meses sin recibir una estimulación directa de alguien externo, estaba volviendo a su cuerpo en una gelatina.
Zhongli lleva sus manos a la cintura del menor y lo jala hacia su mulso, creando más presión en aquel encuentro. Mueve sus manos hasta filtrarse por debajo de la camiseta del menor, tocando cada centímetro de piel que puede.
Termina alzando la camisa para dejar a la vista su pálido torso. La simple vista hace agua la boca de Zhongli. Con dedos calculadores, toca cada línea de sus abdominales, acaricia cada musculo hasta su pecho, donde uno de sus dedos aplasta la suave protuberancia de su pezón.
Childe arquea involuntariamente su espalda, algo confundido por el choque eléctrico que le causo ese toque en particular. El mayor sonríe y regresa al cuello ajeno para pintarlo de besos y moretones a la vez que sus manos se encargan de la camisa azul que cuelga. En un ágil movimiento, Zhongli se deshace de esa prenda, dejando únicamente al menor con su camiseta blanca.
Retoma sus toques en el pecho del contrario, acariciando con sus pulgares los rosados pezones del menor, deleitándose por la manera en que responde su cuerpo. Mientras tanto, su pierna no deja de moverse, movimientos que se intensifican cuando Zhongli se dedica a estimular el pecho del menor.
Childe está sumergido en una neblina algo confusa, con las cejas contraídas y sus labios separados donde escapan respiraciones agitadas. La sensación es extraña, jamás se había tomado el tiempo de estimular esa parte de su cuerpo, no logra descifrar si los toques le dan cosquillas por el placer, o es simplemente porque son las manos de su amante que tocan a su cuerpo que sufrió una abstinencia de meses.
—Tu cuerpo parece estar muy sensible —Zhongli resalta esa observación.
—¿D-de quién crees que es la culpa? Aah~
Zhongli sonríe contra la piel de Childe y sube hasta alcanzar los labios rojizos del menor.
—Es tan enternecedor como tu cuerpo está hambriento de tacto, responde tan bien a mis toques —la voz de Zhongli es grave, contaminada con la lujuria que lo quema.
No le da tiempo al menor de responder a sus palabras, pues sus dedos pellizcan ambos pezones, se dedican a masajearlos y apretar la punta, consiguiendo que se endurezcan en cuestión de segundos. Childe tartamudeó y sacude su cabeza, extrañado por la sensación.
—De-deja eso... mgh, es extraño... no soy una mujer para que estés jugando con mi pecho... —se queja.
—No, pero el pecho es una zona erógena del cuerpo humano, indiferente si es un hombre o mujer. Aunque es verdad que es más sensible en un cuerpo femenino, aun así, hay casos donde un hombre puede ser estimulado a través de los pezones para conseguir placer.
—¡Por favor no me des clases mientras me tocas! —el rostro de Childe se ruboriza hasta las orejas ante el diagnóstico casi clínico que recitó el mayor.
Zhongli ríe ante lo repentinamente tímido que se volvió su rebelde novio. A pesar de ello, no para con el movimiento en su pecho, todo lo contrario, se aleja del rostro del menor únicamente para inclinarse y llevar su boca al pecho sonrojado de Childe, capturando un capullo rojizo con sus labios, al cual se dedica a chupar.
El cuerpo de Childe se sacudió bruscamente ante el calor que rodeó su pezón, soltando un gemido alto. Instintivamente llevó sus manos al cabello castaño de Zhongli, enredando sus manos en él, sin saber si quería empujarlo para hundir su boca en su pecho o alejarlo.
El mayor lamió y chupó aquel pezón hasta volverlo hipersensible, al punto en donde su simple respiración hacia temblar al menor. Repitió el mismo procedimiento al otro pezón mientras sus manos sostenían la cadera de Childe, su cuerpo estaba temblando a tal punto que temía que sus piernas llegaran a perder su estabilidad.
—Parece que tu cuerpo disfruta de esto, ¿eh? Me pregunto si serías capaz de correrte únicamente tocando tu pecho.
Childe sollozó y apretó el cabello de Zhongli mientras negaba a sus palabras. Esperó a que sus gemidos le brindaran el espacio para hablar.
—N-no lo hagas... ugh... deja esto ya y apresúrate... —se queja Childe, pero no hace mucho para impedir los movimientos del mayor.
—Déjame tomarme mi tiempo y disfrutarte. Quiero hacerte el amor con calma —habla Zhongli con voz aterciopelada, dándole un pequeño beso al pezón que ha retenido su atención.
—Ugh no... Hazlo en otra ocasión, tan lento como quieras... pero ahora sólo fóllame sin piedad, duro y sin consideración... te necesito tanto... —suplicó.
Ante tales palabras, el cerebro de Zhongli dejó de funcionar. Tal sentencia fue su perdición, no quería verse desesperado y hambriento por el menor, realmente quería tratarlo como el tesoro que era para él, pero si Childe le hacía tal suplica, no era quien para negarse.
Dejó en paz su pecho y subió para devorar una vez más los labios de Childe, expresando en ese beso el deseo que tenía por devorarlo, deseo que complació al otro. Childe aprovechó que tenía sus manos en la cabeza de Zhongli y con sus brazos rodeó su cuello, enterrando sus dedos contra su cabeza para empujarlo hacia él.
Zhongli gimió ante aquella presión que envió un calor en su vientre. Chupó y lamió la lengua del menor, fascinándose por los sonidos que su linda pareja soltaba. Sus manos, insaciables de tocar el cuerpo contrario, viajaron a la espalda baja de Childe, bajando lentamente hasta enterrar sus dedos contra el trasero del otro, empujándolo para unir sus entrepiernas.
El encuentro hizo que ambos gimieran en medio del beso. El calor en sus cuerpos aumentó, así como su desesperación. Así que Zhongli rompió el beso para alejarse de Childe, a pesar de que el menor se quejó por la distancia, no protestó cuando Zhongli lo jaló y dirigió rumbo a su habitación, sintiendo como su estómago se estremecía por la emoción.
Al entrar, ambos se deshicieron de sus zapatos al igual que del chaleco de Zhongli. Childe tenía intenciones de deshacerse de la camisa del mayor, pero este lo atrapó en un beso hambriento, jalándolo hacia su cama.
Zhongli tenía intenciones de arrojar a Childe sobre la cama, pero antes de que siquiera pueda empujarlo, Childe se le adelantó, obligándolo a tomar asiento en la orilla de la cama.
El beso terminó cuando la confusión invadió el cuerpo de Zhongli. Abrió sus ojos y miró hacia arriba, observando el rostro sonrojado de su amante que lo miraba con picardía. Zhongli le cuestionó con la mirada lo que estaba tramando y lo siguiente que vio hizo que su respiración se detuviese.
Childe respiró hondo y se dejó caer sobre sus propias rodillas, separando con su cuerpo las piernas del mayor para encontrar un espacio en medio de ellas.
—Oh... —jadea Zhongli. No era un tonto para no entender las acciones de Childe, sin embargo, por muy encantado que estuviera ante la idea, existía cierta duda al ver la breve vacilación en los ojos de su amante—. No tienes que hacer esto si no estás seguro —expresó mientras llevaba su mano a la cabeza de Childe, acariciando su cabello.
—Quiero hacerlo... Desde aquella vez he deseado chuparte la polla —confiesa el menor, provocando un gruñido en Zhongli.
—Si eso es lo que quieres, no te detendré... Tómate todo tu tiempo.
Childe agradeció su comprensión. Se sentía sumamente nervioso, nunca había tenido un pene en su boca, por lo general era a él quien le hacían una felación, así que temía que su inexperiencia fuese desagradable para su pareja.
Aun así trató de no desmotivarse. Respiró hondo y después llevó sus manos al cinturón de Zhongli, desatándolo con manos temblorosas. Sería la primera vez que vería el pene de su amante, se sentía ansioso y emocionado, por encima del pantalón se veía intimidante a pesar de estar medio duro.
Deshizo todas las ataduras y bajó la cremallera para liberar el pene de Zhongli y cuando lo vio, los ojos de Childe se abrieron en sorpresa.
Sí creía que su propio pene era grande, esto... sin duda lo rebasaba. La polla de Zhongli coincidía muy poco con su rostro delicado, esto sin duda era una burla. Incluso comenzó a dudar de si podría llevarlo fácilmente a su boca... esto... ¿era posible que esto entraría en él?
—S-sí es demasiado para ti podemos dejarlo... —comunicó un avergonzado Zhongli, la expresión del menor era tan clara que lo hizo encogerse en su lugar.
Pero esas palabras solo golpearon su sensible orgullo. ¿Demasiado para él? Aun si fuera el doble de grande y gruesa, él tomaría cualquier cosa. Jamás se doblegaría ante un reto.
—En absoluto... es perfecta —sonrió algo torcido debido a la leve duda que existía en él.
Sostuvo su pene con una de sus manos, bombeándola un poco para conseguir que se endureciera por completo. Childe podía sentir como la saliva comenzaba a acumularse en el interior de su boca, supuso que sería un aliado para su propósito.
Cuando se sintió listo, inclinó su rostro para besar la punta. Motivado por el suspiro de Zhongli, separó sus labios para lamer la pequeña gota de presemen que se asomó por la punta, degustando su sabor. Era uno amargo, pero el hecho de que fuera de Zhongli ya lo hacía delicioso a su parecer.
Los dedos de Zhongli se movieron por encima de su cabeza, motivándolo a tomar más y así fue, Childe comenzó a lamer todo el tronco de su pene, lubricándolo para después ingerir la punta de su pene, chupándolo.
El cuerpo de Zhongli se sacudió ante la sensación. Sus cejas se fruncieron ante el calor que rodeaba una parte de su erección. Hizo su mejor esfuerzo para no empujar su cadera, quería que Childe tomara su correspondiente tiempo, aun si eso lo volvía loco.
Childe notó su impaciencia, así que, respirando hondo por la nariz, comenzó a empujar hacia adelante, metiendo poco a poco aquel pene. Sentía como su mandíbula ardía al estirarse para alojar su polla, una sensación completamente ajena a él, pero que aun así provocó que su propio pene se removiera por debajo de sus pantalones.
Cuando creyó que había tomado todo, se sorprendió cuando vio que aun le quedaba una parte por tomar. Gimoteó ante aquel hecho y volvió a empujar, aunque eso significara rebasar el limite que tenía, sintiendo como se ahogaba y como las lágrimas comenzaban a formarse en sus ojos. Fue la mano de Zhongli la que le impidió de empujar más.
—Está bien así... no tomes más de lo que puedas soportar... así lo estás haciendo muy bien —expresó Zhongli con voz pesada.
Ante sus palabras Childe gimió, enviando vibraciones a través de su pene. Aun si no estaba de acuerdo con lo que le dijo Zhongli, tomó la decisión de acatar su sugerencia, comenzando a lamer y chupar lo que podía tomar.
Comenzó con un vaivén suave de su cabeza, sacando su erección para volverla a meter a su boca, gimiendo por la morbosa sensación de aquella polla deslizándose por su garganta.
Zhongli jadeaba y suspiraba ante la presión que apretaba a su dolorida erección. Podía sentir como su liquido preseminal comenzaba a mezclarse con la saliva de Childe, volviéndola más espesa, perfecta para que resbalara mejor.
Posteriormente Childe aumentó la velocidad de sus movimientos, deleitándose al hacer sentir bien a su pareja quien gemía cuando se encontraba en el interior de su boca. Aunque este mismo calor estaba matando con su cordura, ya no tenía la voluntad suficiente para reprimir sus inmensas ganas de perforar la garganta del menor, por ello no pudo impedir que su cadera se empujara hacia adelante, metiéndose más de lo que Childe estaba acostumbrado, provocándole una leve arcada.
—Y-yo... lo siento, no pude... mgh... —Zhongli balbuceó en una inútil búsqueda de una disculpa correcta, su excitación estaba tomando el control de su cuerpo, así que para impedir que esto volviera a suceder, apretó con fuerza el cabello de Childe, buscando distraerse en él.
Pero más allá de molestar o incomodar al menor, solo había hecho que se sintiera aun más excitado. Que el mayor se sintiera inestable ante su falta de control era muy estimulante. Parece que, en realidad, Zhongli sí podía ser débil.
Childe abrió lo más que pudo su boca, ignorando el dolor de su mandíbula. Parpadeó un par de veces para eliminar las lágrimas que ensuciaban su vista y subió su mirada para encontrarse con la oscurecida de su amante. Le dedicó una sonrisa y movió su rostro hacia adelante, dándole la indicación a Zhongli de que follara su boca como él deseara.
Zhongli gimió ante su reacción y así fue como su pizca de cordura desapareció. No necesitó que se lo insinuaran dos veces, reafirmó su agarre en la cabeza de Childe y empujó brutalmente su cadera hacia adelante, enterrándose por completo en la garganta de Childe, hasta hacer que la nariz de Childe se enterrara en su pelvis.
—Muy bien... lo estás tomando muy bien... —jadeó Zhongli con una sonrisa de completa satisfacción
No fue gentil con sus embestidas, folló su boca con vehemencia, derritiéndose por la forma en que Childe lo recibía con tanto deleite.
Cuando se sintió la cúspide de su placer, tomó la decisión de parar todo. Aun si le encantaría derramarse en la boca de su amado, no quería que fuera así su primera experiencia, además de que se negaba a ser el primero en correrse.
Por ello, cuando presintió que le esperaba poco, enredó sus dedos en el naranja cabello de Childe y lo jaló para sacar su pene de su boca. Se estremeció al ver la obscena imagen de su pene empapado de saliva saliendo de la enrojecida boca del menor, viendo como varios hilos de distintos líquidos escurrían de su boca.
Childe jadeaba con desesperación, tosiendo ocasionalmente. No entendió porque Zhongli había parado, aunque no tuvo tiempo de cuestionar las acciones del mayor, pues este lo había jalado, dándole la indicación de que se levantara, a lo cual él obedeció.
Zhongli lo hizo sentarse en su regazo y, cuando sus rostros estuvieron alineados, no dudó en besar sus labios, metiendo su lengua al interior caliente de la boca de Childe. No le importó que un salado sabor permanecía en su lengua, más bien le excitaba saber que su sabor permanecía en su boca.
Childe, a pesar de estar abrumado por la excitación, correspondió a su beso, gimiendo al sentir las manos de Zhongli recorrer su cuerpo por encima de su camiseta. Instintivamente meneó sus caderas por encima de su regazo, restregándose contra su pene desvestido.
El mayor gruñó en medio del beso, mostrando lo complacido que estaba con los movimientos del otro. Siguió besando sus labios mientras sus manos viajaban al trasero de Childe. Podría predecirse que se dedicaría a amasarlo, sin embargo, Zhongli tenía otra intención.
Subió una de sus manos al inicio de su pantalón, metiéndose ágilmente para tocar su piel directamente, provocando que el cuerpo de Childe se tensara. Los dedos se hundieron lentamente en medio de las mejillas, llegando a rozar la entrada del menor.
Childe gimió ante el simple toque, sacudiendo su cuerpo hacia atrás para conseguir más presión. Zhongli lo tranquilizó, pero no le dio lo que buscaba. Se dedicó a masajear el borde con sus dedos, jugando con la paciencia de Childe y con la propia.
—Acuéstate en la cama —Zhongli le ordenó cuando su propio deseó acabó con su impaciencia.
Childe no demoró en atacar su orden. Rápidamente se bajó de su regazo y encontró descanso sobre la cama. Sentía como su corazón latía con fuerza al ver cada movimiento de su pareja que se reposicionaba sobre la cama, específicamente, en medio de sus piernas.
Zhongli lo observó por unos segundos, ver al menor sobre su cama, con una pronunciada erección en sus pantalones y el rostro completamente arruinado, hacia que su propio pene temblara en dolor.
No esperó más y llevó sus manos al pantalón de Childe, casi arrancándolo de sus piernas. El menor coopero en quitárselo. Una vez libre de su pantalón y ropa interior, Zhongli las retiró a un lugar que no observó, por perderse en las piernas del menor.
Zhongli tragó saliva al ver el cuerpo semidesnudo de su amante, con su duro pene pegado a su estómago. Sus manos, inquietas cuando se trataba de tocar a Childe, no perdieron el tiempo y las pasó por sus tobillos, ascendiendo lentamente por sus piernas hasta detenerse en sus rodillas, las cuales tomó y separó, exhibiendo su entrepierna para él.
El menor no presentó resistencia ante los movimientos del otro, a pesar de que se sintió avergonzado al sentirse observado por aquella dorada mirada que parecía querer devorarlo.
Zhongli llevó una de sus manos al pene de Childe y deslizó un dedo desde la base hasta la punta, sonriendo al ver como el cuerpo del menor se sacudió. Volvió a tomar sus rodillas y esta vez empujó hacia adelante, dejando a la vista su rosado agujero completamente virgen y tan apretado. Lo estudió por unos segundos para después sonreír ampliamente.
—Veo que cumpliste con mi capricho... —resaltó Zhongli.
Hace mes y medio, cuando ocurrió el incidente en su comedor, Zhongli le pidió que al faltar un mes para su cumpleaños, se abstuviera de meterse los dedos, recordando el sinfín de fotografías que Childe le había enviado con él embistiendo su interior con sus dedos. Pues, cuando llegara este momento, él quería tener el gusto de abrir su apretado agujero.
Childe gimió con frustración al recordar las numerables veces que quiso desobedecer a sus palabras, pero había hecho una promesa y, a pesar de que solo estaba empeorando su cordura, mantuvo hasta el final su palabra.
—Me encargaré de este lugar —dijo Zhongli en medio de un jadeo, provocando una emoción en el menor. Zhongli tomó una de las piernas del menor y la acercó para besar su pantorrilla a la cual mordió—. Por favor, compláceme dándote la vuelta... —ordenó con palabras gentiles.
A pesar de la vergüenza, Childe siguió sus palabras. Zhongli le dio su debido espacio para moverse libremente, mientras que él se estiraba para conseguir un poco de lubricante y un condón, el cual dejó apartado, pues utilizaría el primer objeto.
Miró como Childe se acomodaba sobre sus rodillas, dándole la espalda. Zhongli jadeó ante la tentadora vista de su trasero, provocando que se relamiera los labios. Decidió que no tenía porque hacerlos esperar, así que destapó el lubricante y dejó caer una considerable cantidad en sus dedos, los cuales frotó para calentar el liquido viscoso.
Una vez listo, llevó su mano limpia y vertió más lubricante en el medio del trasero de Childe, jadeando al ver como se deslizaba desde su agujero hasta sus testículos. Rápidamente llevó su dedo índice a su borde y comenzó a esparcir el lubricante a su alrededor, siempre masajeando, pero sin realizar presión.
Childe no estaba contento con las burlas, pero aun así el tacto era placentero, su cuerpo temblaba ante la sensación del lubricante y aquel dedo. Y, cuando finalmente aquel dedo atravesó su agujero, soltó un gemido alto, casi como un grito. Sus brazos temblaron e instintivamente alzó más su cadera, ofreciendo todo de él a su amante.
Zhongli tarareó en aprobación a su reacción. Lentamente fue metiendo aquel dedo en su apretado interior, jadeando ante la forma en como lo succionaba y apretaba. Movió su dedo a los lados, buscando espacio para un segundo dedo. Debía estirarlo lo suficiente como para alojar su pene.
—La primera vez que me enviaste una fotografía... —comenzó a hablar Zhongli mientras giraba su dedo en el interior de Childe—, me vi muy tentado a renunciar a mi propio acuerdo... Quizá, si te hubiese tenido conmigo en ese momento, te hubiese hecho mío —finalizó con la introducción de un segundo dedo, arrancándole un gemido al menor.
La mente de Childe daba vueltas en medio de su placer. Sus propios dedos no se comparaban a los de Zhongli, eran mucho mejor a lo que su pobre mente podría imaginar. Sus dedos eran largos, se sentía tan lleno incluso con solo dos.
Zhongli continuó abriéndolo con sus dedos, embistiendo su interior con cuidado y a veces los abría en un movimiento de tijera, buscando algo con impaciencia. Y, cuando escuchó un alarido de Childe, seguido de una sacudida de su cuerpo, se dio cuenta que había encontrado la próstata del menor.
Se dedicó a jugar con ella, rozándola sutilmente con sus dedos, pero nunca estimulándola directamente, creando una frustración en el menor. Gemido tras gemido salía de la pecaminosa boca del menor, pidiendo entre balbuceos más.
—Parece que te gusta que te toque aquí ¿eh? ¿Debería darte lo que tanto quieres? —preguntó Zhongli con voz ronca, excitándose por la forma en que Childe asentía con la cabeza—. Tan insaciable...
A pesar de su reproche, Zhongli le concedió su placer. Su amante había sido muy bueno esperando por él, ahora era su turno de compensar esa espera. Así que hundió completamente sus dedos en su trasero, tocando a profundidad su próstata.
Childe gritó a la vez que su espalda se arqueaba en un ángulo doloroso, pero que a pesar del ardor le trajo placer. El menor acompañó los movimientos de su mano con torpes empujes de sus propias caderas, quería que esos dedos llegaran lo más profundo que se pudiera.
Zhongli continuó maltratando y abusando de su próstata. Se sentía satisfecho al ver convulsionar al cuerpo del menor con sus toques, quería arruinarlo por completo, así que incrementó la fuerza y velocidad de sus dedos, arrancando más gemidos de Childe.
El menor sentía su propia polla palpitar, derramando liquido preseminal sin control. Esto no era un buen indicio. Su cuerpo comenzó a sacudirse con pánico, Zhongli apenas iba por la mitad y sentía que se iba a correr.
—Ah... Zho-Zhongli... De-detente... —pidió.
—Oh, ¿a que viene eso? Si tu cuerpo parece disfrutar de mis dedos —dijo Zhongli con sorna, seguido a sus palabras metió un tercer dedo, sonriendo al ver que la parte superior de Childe caía a la cama.
Childe negó con la cabeza, balbuceando y sollozando palabras que Zhongli no entendió, por lo que continuó empujando sus dedos en su interior, separándolo para crear espacio y golpeando el punto dulce del otro.
—No... ¡no, no, no, no! Y-yo... yo... ugggh... —su mandíbula se aflojó solo para gemir con desesperación. Sentía una fuerte ráfaga de placer aproximarse, el calor en su vientre se tensó, amenazando con explotar—. V-voy a correrme si sigues...
—¿Y cuál es el problema?
El menor soltó un quejido por la terquedad de su amante, esto estaba siendo algo humillante. Quizá tendría más resistencia si alguien no lo hubiese obligado a una abstinencia de más de un año.
—N-no quiero venir así... Quiero correrme con tu polla —pidió en medio de sollozos y gemidos, sus ojos comenzaban a llenarse de lágrimas por la fuerza que estaba empleando para impedir su orgasmo.
Pero más allá de escuchar una aceptación de su compresible amante, solo escuchó una risa oscura, haciéndole temblar.
Zhongli se inclinó por encima del menor, colocando su pecho por sobre la espalda del menor para alcanzar su oído mientras tenía sus dedos profundamente enterrados en su agujero.
—Adelante, hazlo. Quiero ver como vienes únicamente con mis dedos —autorizó Zhongli, ganándose un gemido lastimero del otro—. Y tranquilo, haré que tengas otro orgasmo únicamente con mi pene, si eso es lo que te preocupa.
Los ojos de Childe se abrieron con sorpresa ante aquella declaración llena de seguridad. Palabras que empeoraron su estado.
—Quizás estabas acostumbrado a correrte una vez en tus anteriores relaciones... —Zhongli hizo una pausa para sonreír por detrás de la oreja del menor—, pero yo cambiaré eso. Entrenaré a tu cuerpo para que al menos tengas dos orgasmos cuando follemos.
El menor soltó un gemido descarado ante tal estremecedora promesa. Sí que Zhongli debería estar perdido en la excitación para usar ese lenguaje, pero más allá de intimidarlo, hizo que se sintiera aun más extasiado, sintiendo como su pene lloraba por una liberación.
Zhongli regresó a su posición y retomó el movimiento de sus dedos. Aunque esta vez llevó su mano libre al frente del menor, comenzando a masturbar el pene de Childe.
El conjunto de estimulación tanto hacia su pene como a su parte trasera estaban volviendo loco a Childe. Enterró su cara contra las almohadas para ahogar sus gritos de placer, de la misma manera apretó las sábanas con sus manos, buscando consuelo del fuerte orgasmo que se aproximaba.
Solo bastó que Zhongli bombeara un par de veces para llevarlo a su clímax, derramándose en la mano del mayor y en sus finas sabanas, mientras que su culo se apretaba alrededor de los dedos que lo llenaban.
Una sonrisa retorcida se dibujó en el rostro del menor ante tal maravilloso orgasmo, hace tiempo no se sentía en esa nuble de satisfacción, de hecho, cree que nunca se había corrido con tanta fuerza.
Zhongli sacó sus dedos de su interior, los cuales escurrían lubricante y pronto llevó sus manos a su camisa, comenzando a desabotonarla para deshacerse de ella, el calor de su cuerpo lo estaba derritiendo. A pesar de que se quitó esa prenda, la simple vista de las caderas alzadas de Childe, exponiendo su agujero abierto para él, solo empeoraba su temperatura.
Le dio unos minutos de descanso a Childe, haciendo su mejor esfuerzo para no enterrarse en lo más profundo del menor, ya que no buscaba lastimarlo. Cuando vio que aquel trasero se movía tentadoramente, casi como si buscara que lo llenara nuevamente, fue la indicación que necesitaba para continuar.
Esta vez, el siguiente en ser retirado fue su pantalón, al cual pateó cuando estuvo en sus tobillos. Zhongli ayudó a Childe a quitarse su camiseta para quedar en el mismo estado de desnudez.
Childe miró hacia atrás y casi se ahoga al ver a su amante finalmente desnudo. Odiaba la ropa del mayor que ocultó semejante cuerpo. La posición no le favorecía, pero quería tocarlo y lamer toda su piel, el cuerpo de Zhongli iba a ser su perdición.
La emoción en el menor incrementó cuando vio al otro posicionarse detrás de él. Por fin iba a ser follado por Zhongli, sentía que era un sueño. Pero incluso en sus mejores sueños, quedaban muy por debajo a esto.
Aunque su felicidad se apagó brevemente cuando vio a Zhongli alcanzar un pequeño cuadrado metálico que había depositado en la cama, no necesitaba indagar mucho para saber que era y cuál era la intención del otro. Así que, a pesar de la posición, se alzó un poco y alcanzó la mano del mayor, la cual golpeó hasta hacerle soltar el condón.
Zhongli lo miró confundido ante su acción, ¿quizá Childe se había arrepentido?
—Quiero sentirte directamente... —habló Childe, respondiendo a la duda que tenía plasmada Zhongli en la cara—, qui-quiero que me llenes con tu semen.
Hubo un silencio entre ambos luego de su petición. Zhongli sentía que perdía el poco control que mantenía, su petición dicha de esa forma había sido estremecedor. No podía negarlo, mucho menos cuando deseaba lo mismo.
Zhongli no respondió, simplemente tomó la botella de lubricante y vertió una gran cantidad en su pene y así lubricarlo. Después llevó sus manos a la cintura de Childe y lo jalo para juntar su trasero contra su pelvis. Deslizó su erecto pene en medio de las nalgas de Childe, frotando su pene contra su abierto agujero, pero sin meterse.
—Po-por favor... quiero tenerte dentro... Zhongli... —Childe pidió entre gemidos.
A lo que el mayor respondió con un jadeo. Escuchar su nombre en la voz necesitada de su amante solo incrementó el dolor de su pene. Aun si quisiera seguir jugando con el menor, si se lo pedía de esa forma, él no podía negarse.
Así que dejó de frotarse y, con la ayuda de su mano alineó su erección en la entrada del menor, a un solo empujón para meterse.
—No puedes hacerte la idea de cuánto he esperado para tenerte así... abierto para mí y solo para mí —gruñó Zhongli, seguido de haber empujado su pene contra el agujero del otro, metiéndose lentamente.
Childe gritó ante la presión. Cuando pensó que Zhongli era grande no estaba exagerando. No importa que hubiese sido magullado por tres dedos largos, no habían sido lo suficiente para recibir la polla de Zhongli.
Aun así, dentro del ardor de sus paredes siendo estiradas y moldeadas al antojo del pene de Zhongli, las chispas de placer estallaban en su cuerpo, haciéndolo jadear con desesperación.
De forma lenta, Zhongli se fue introduciendo en su interior, hasta estar completamente fundido en el interior de Childe. Ambos gimieron cuando sus pieles se encontraron, luego de tantos meses de espera, finalmente estaban unidos de esta forma.
Childe no dejaba de jadear, ahogándose contra las almohadas. La euforia, el placer y alegría estaban convulsionando a su cuerpo. Zhongli tuvo que inclinarse sobre él y llevar su brazo al cuello del menor, lo sostuvo de su garganta y lo obligó a alzar el rostro, despegándolo de las almohadas.
—Respira... respira conmigo... —instruyó Zhongli, guiando al menor a regular su respiración y que no llegara a realmente ahogarse con su respiración.
Childe siguió sus indicaciones, repitiendo las respiraciones que soltaba el mayor, hasta que su mente dejó de dar vueltas. Gimió agudo por sentirse tan ridículamente lleno. Quería golpear a Zhongli por haberle negado este placer durante tanto tiempo.
Como el impaciente que era, Childe empujó su trasero hacia Zhongli, queriendo conseguir cualquier tipo de fricción. Puede que quizá su cuerpo deba acostumbrarse un poco más a la intromisión, pero no puede, ha esperado por mucho tiempo, puede lidiar con algo de dolor, en más, la idea llama a su pene para endurecerse nuevamente.
Zhongli capta la indicación, al estar tan desesperado que el menor, no cuestiona sobre la situación, él solo puede pensar en follar el agujero de Childe. Así que retrocede para sacar su pene, dejando únicamente la punta en el interior y vuelve a entrar, dando la primera penetración.
Ambos gimen con gusto por el encuentro y pronto Zhongli encuentra un ritmo optimo para embestir al cuerpo del menor. Son golpes lentos, pero precisos, se asegura de que Childe sienta cada rincón de su pene, llegando a rozar su abusada próstata que hace que Childe balbucee.
—Tan bueno... hmmm tu cuerpo me está tomando tan bien... Ajax... —Zhongli entierra sus dedos contra la sensible piel de su cadera, sosteniendo su cuerpo para estabilizarse.
El mayor embiste su cuerpo mientras observa como su pene desaparece entre el trasero de Childe, escurriendo el exceso de lubricante. Zhongli gruñe y aumenta la fuerza de sus penetraciones, motivando por los desesperantes gemidos de Childe que parecen pedir por más.
Acelera la velocidad hasta provocar el constante sonido de bofetadas por la unión de sus cuerpos, sonido que estimula a ambos.
Childe está tan abrumado de placer que no sabe en que momento su propio pene se levanta en una dolorosa erección más. Parece que Zhongli sería realmente capaz de hacerle venir una vez más, aunque es comprensible, ya que sentirlo dentro de él es un placer inexplicable.
—E-esto... ¡ah! Esto es in-increíble... joder... se siente tan bien... —Childe gime desvergonzadamente, empujando hacia atrás para igualar los movimientos de Zhongli, aunque es difícil cuando sus propias piernas tiemblan, siendo difícil estabilizarlo.
—Ah... ¿te gusta esto? —cuestiona Zhongli, recibiendo enseguida un asentimiento del menor—, tal parece que tu cuerpo fue hecho para esto... para ser llenado. Mmmh, debería atarte a mi cama para que mi pene nunca deje tu interior, ¿te gustaría eso?
—¡Sí, sí, sí! ¡Aaah!... Fó-fóllame taaan bien siempre... —Childe ya no tenía mente para avergonzarse de su lengua suelta, solo tenía cabeza para sentir como Zhongli le destrozaba el trasero.
Sus palabras solo provocan que Zhongli se estrelle contra su trasero, maltratándolo con sus embestidas, queriendo cumplir con la petición de su amante. El mayor se inclina para alcanzar la espalda de Childe, no puede resistirse así que muerde la piel que tiene a su alcance, marcándola con moretones y lamiendo las pecas de sus hombros que meses atrás lo tentaron terriblemente. Todo esto sin dejar de embestir su interior.
Childe se retuerce de placer ante los toques del otro, no encuentra ya la fuerza suficiente para seguir el ritmo del mayor, incluso, si no fuera por las manos de Zhongli que sostienen su cintura, cree que caería patéticamente a la cama.
El menor siente como sus mejillas se mojan por las lágrimas de placer que han nublado su vista, jamás ha llegado a ese punto de placer como para que lágrimas aparezcan para manchar su rostro, que Zhongli esté haciéndolo llorar de placer es simplemente estremecedor.
Al pensar en su vista, cae en cuenta de que, debido a la posición, no puede ver que clase de expresión está teniendo Zhongli. Ha esperado bastante por esto como para perderse algo que ni en sus sueños ha podido recrear.
Así que, como puede, se alza un poco sobre sus codos, tratando de soportar las brutales embestidas que Zhongli hace en su trasero. Su garganta duele por lo alto que ha gritado y gemido, pero aun así, reúne la voz para pedir una cosa más a su pareja.
—Zhongli... —gime el menor—, quiero verte... mgh... quiero verte...
Zhongli hace una pausa a sus movimientos cuando escucha sus palabras, consiguiendo un quejido de desaprobación por parte de Childe. Escuchar su voz destrozada provoca que la tensión en su estómago incrementé, ansiando más la idea de llenarlo con su semen.
Zhongli cumple con su petición, ayuda a Childe a girarse, teniendo el cuidado de no salir de su interior. En unos torpes movimientos logra hacer que el menor quede boca arriba y, al ver su rostro, siente como su propio pene palmita de deseo.
El rostro de Childe está ruborizado al punto en donde sus pecas se pierden en el color rojizos. Sus labios están rojos e inflamados por el anterior abuso y seguramente porque Childe los ha mordido en un intento fallido de retener sus gemidos. Hay lágrimas mojando las esquinas de sus ojos y saliva que escurre de sus comisuras.
Zhongli gime ante la vista y, sin esperar una indicación de Childe, vuelve a embestirlo con fuerza, enterrándose profundamente el interior del menor y alcanzando su próstata.
Childe grita ante el movimiento, siente como su cuerpo tiembla ante el ardor que nace del abuso hacia su sobreestimulada próstata.
—Tan hermoso... eres hermoso —elogia Zhongli al ver la belleza que tiene tendida sobre su cama, una belleza que se deforma en placer y lujuria, pues parece reaccionar bien a las palabras de adoración, así que Zhongli abusa de ello—. Tan perfecto... perfecto para mí.
Childe se aferra a la espalda de Zhongli al recibir aquellas palabras que se hunden en su vientre. Puede sentir como su pene babea liquido preseminal, parece ser quien más disfruta de las palabras del mayor.
Zhongli toma los tobillos de Childe y separa más sus piernas, en busca de tener más acceso a su agujero y penetra con desesperación, similar a un animal que está encelo y está agonizando por reproducirse.
Ante el incremento de fuerza en las embestidas, Childe entierra sus dedos en la piel de Zhongli, no es consciente de la fuerza que emplea, simplemente busca algo estable para sobrevivir a esta sobreestimulación en su cuerpo, tratando de sobrevivir al abuso intenso en su punto dulce que no encuentra descanso debido al pene de Zhongli.
El mayor se siente sofocando en aquella caliente prisión que lo succionar y chupa, como si estuviera ansioso por ordeñar su semen, una idea que le fascina. Siente que se acerca su orgasmo, luego de haberse negado anteriormente, esta vez llega con mayor velocidad, así que aumenta sus esfuerzos por enterrarse en el interior de Childe.
En su búsqueda por más del menor, lleva sus piernas al pecho de éste, doblándolo por la mitad y enterrándose completamente en el interior de Childe.
—Zhongli... ¡mghh! Zhongli... Zhongli... Zhongli... Yo... no creo aguantar más... esto... esto es demasiado... —Childe llora en medio de su placer, se siente tan abrumado y extasiado, siente la amenaza de otro orgasmo aproximarse, mucho más intenso que el anterior, lo cual lo hace temblar con anticipación.
—Igual estoy llegando a mi límite... —jadea Zhongli—, espera por mí... ¿puedes? ¿puedes esperar una vez más por mí?
Childe gime ante la pregunta, no sabe si será capaz de retener su eyaculación un minuto más. Pero Zhongli ha sido tan bueno con él a pesar de su terrible abstinencia, quiere ser bueno para él, así que, una vez más, asiente con la cabeza, sintiendo como las lágrimas corren sin control por sus mejillas.
—Qué buen chico eres, tan bueno para mí... —Zhongli gime, la obediencia que tiene Childe para él hace que su polla se llene, lista para explotar su esencia en el menor.
El mayor continua con sus golpes, perdiendo el sentido de sus embestidas que solo buscan acercarlo a su orgasmo, mientras que la punta no deja de abusar de la inflamada próstata de Childe, que parece que estallará en cualquier momento.
Los dedos de Zhongli se entierran en los muslos de Childe y, cuando siente que está a punto de correrse, lleva su mano al medio de ellos, alcanzando el pene del menor y comienza a bombearlo, queriendo que termine junto con él.
Childe canta gemidos y jadeos ante el exceso de estímulos, pero pronto en silenciado por la lengua de Zhongli que se hunde en su garganta con un beso. Con un empuje más, Childe se corre una vez más en la mano del mayor, mientras arquea la espalda y aprieta al pene de Zhongli en su interior, a la vez que rasguña la espalda y brazos del otro.
Zhongli jadea por como el apretado agujero del menor lo devora, siendo imposible para él reprimirse más, así que con una poderosa embestida, entierra las rodillas de Childe contra la cama mientras termina vaciando su semilla en su interior.
Chorros de caliente semen salpican el interior de Childe y él gime en una felicidad al sentirse llenado con la esencia de su amante, acompañada de flojos empujes de Zhongli al trata de prolongar el orgasmo de ambos, deteniéndose cuando se siente sin fuerza.
El mayor deja los labios del otro para permitir que ambos recuperen el aliento. Ambos jadean en desesperación mientras la adrenalina deja sus cuerpos.
Zhongli observa el rostro ido de su pareja y sonríe con cariño, verlo satisfecho hace que él mismo se sienta complacido. Se inclina un poco y besa sus mejillas y nariz, prácticamente cualquier rastro de piel que tenga al alcance.
—Ah... —suspira el mayor—, te amo tanto... en verdad que eres tan perfecto.
Childe se remueve con pereza, repentinamente siente un gran cansancio y un abrumador sueño.
—Yo igual te amo —balbucea.
Zhongli ríe por como Childe parece flotar aun en la endorfina. Con cuidado baja las piernas de Childe, pero mantiene aun su pene dentro de él, por ahora no quiere sacarlo, aun si ha perdido dureza. El castaño alcanza la mano del otro, espeficicamente la que ha mantenido el brazalete que le obsequio, una vez que la tiene cerca, entrelaza sus dedos, dedicándole una mirada de adoración a su amante.
—Feliz cumpleaños, mi amado Ajax —expresa con una sonrisa.
—El mejor regalo de todos... —dice Ajax con voz ronca—, podría recibirlo todos los días sin dudar.
Zhongli niega con diversión ante sus palabras, pero no da alguna objeción.
—Por ahora descansa, lo has hecho muy bien.
Childe gime por sus palabras, siente sus parpados pesados y luego de una satisfacción que alivió su estrés de los últimos meses, siente que puede conciliar el sueño debidamente.
Así pasan la noche juntos, con Zhongli abrazando a su amante, dedicándole palabras dulces aun cuando él está dormido, hasta que lo acompaña en su sueño.
[•••]
Puede escuchar el farfullo de la mañana muy lejano, a pesar de que tiene una ventana prácticamente al lado de la cama. También escucha un suave rechinar.
Su pecho sube y baja, como si estuviera agitado, pero el sueño se niega a dejar su mente para ponerse a inspeccionar lo que sucede. No es hasta que escucha un gemido alto y un movimiento que lo empuja, que sacude su cuerpo en un placer reconocible.
Zhongli abre los ojos, abrumado por la caliente sensación que lo despierta, despabila las migajas de sueño y enfoca su vista al frente, encontrándose con la vista de su joven amante montando su pene que, en algún punto de la mañana se endureció.
—¿A-Ajax? ¿Qué estás...? ¡Mmmgh! —un jadeó interrumpió su pregunta al momento en que el menor aplastó su trasero contra su pene, podía sentir como el esperma de la noche anterior se escurría hacia abajo desde su agujero.
Zhongli estaba extrañado por esta manera tan peculiar de ser despierto, sin embargo, la situación no le desagrada, todo lo contrario, podía sentir el placer arremolinarse en su vientre.
Llevó sus manos a la cintura de Childe, ayudándolo con los movimientos.
—¿No es-es obvio? —gimió el menor—, estoy tomando lo que me negaste durante casi dos años. No descansaré hasta dejarte completamente seco —retó con soberbia, a pesar de que su rostro estaba ya arruinado con el placer que estuvo dándose con su amante dormido.
Zhongli le siguió con la sonrisa mientras llevaba una de sus manos a su frente y empujaba su flequillo hacia atrás. Probó empujando hacia arriba, deleitándose al ver como la rebeldía de su amante se deformó en un gesto más sumiso.
Quién diría que su amante sería tan insaciablemente sexual. Pero eso le encantaba. Tal como lo había dicho Childe, era momento de reponer todos los meses que habían perdido.
FIN.
Feliz CUMpleaños Tartaglia. ♥
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro