CAPÍTULO FINAL
NOTA:
Hubo un error en el capítulo 22, pueden actualizar la página para que les salga el capítulo completo. Perdonen por los inconvenientes.
Dylan.
Dos años después.
Mi buen amigo Max debería ir a ese programa de televisión llamado La Voz, sé que lo sacarían a la primera, pero al menos el rechazo sería lo suficientemente vergonzoso como para no querer abrir la boca nunca más y ahorrarme la próxima operación de mis oídos.
Porque juro que si sigue cantando de ese modo, los va a romper.
Tampoco puedo creer que esté aguantando las patadas que me está mandando Seth desde el asiento trasero. Se comporta como un chiquillo, ¿cómo es eso posible? Hombre, ya estamos en nuestro segundo año de universidad.
—Deja de joder, maldita puta —le gruño.
—¡Apúrate! —chilla en mi oído. Apreto el volante con fuerza, mis nudillos poniéndose blancos. ¿A quién se le ocurrió que sería buena idea ponerme junto a este imbécil en un auto? ¿A quién? Para darle su merecido puñetazo. —Vamos Dylan, que ni mi abuela se demora tanto en cruzar la pista.
Max suelta una risa y subo el volumen de la radio para ignorar sus burlas. No puedo creer que decidieran viajar ocho horas conmigo en el auto. Pensé que se tomarían a broma mi invitación (tal y como yo lo hice), pero me terminaron sorprendiendo cuando decidieron acompañarme.
Todo por llegar a la boda de mi mejor amigo, el idiota de Brian. Ese infeliz me debía muchas, pero muuuuuchas después de esta.
—Ya casi, ya casi estamos —grita Seth.
—¿Es una de tus frases para el sexo? —lo molesta Max.
Ruedo los ojos. Mejores compañeros, no podía tener. Bueno, obviamente sí. Pero esos costaban más caros y estos dos muchachos me salían a precio de uno.
Me detengo en una gasolinera pese a sus quejas. Lanzo mi billetera para que Max la atrape, él lo hace con una mueca confundida. Me encojo de hombros.
—Debo orinar. Y comprar chatarra, si voy a manejar por otra hora más... un poco de comida me vendría bien. Sacas el dinero, por favor.
Seth resopla y escucho a Max quejarse, los ignoro. Esas dos niñas deben aprender a estar sin mí por unos minutos. Bueno, deberían. Camino hacia el mini supermercado, con las manos en los bolsillos. Mamá me ha repetido mil veces que es de mala educación, pero... ya qué, es una mala costumbre que se me pegó hace muchos años.
Me dirijo hacia las refrigeradoras; las cervezas son las primeras en llamar mi atención, me llaman a gritos para que me las lleve, pero no puedo. Estoy manejando. Una botella de gaseosa es mejor opción.
Estoy sacando la última botella de coca cola, cuando un muchacho se aclara la garganta a mi costado.
Pienso en ignorarlo porque vamos, acabo de llegar recién, puedo tomarme el tiempo que desee sacando mi gaseosa. Lo hace de nuevo y volteo a verlo fastidiado.
—¿Tienes algo en la garganta, amigo?
Él levanta la mano y vuelve a aclararse la garganta; apropósito. Frunzo el ceño.
—Ahora sí. Oye, perdona. Sé que se ve deliciosa la gaseosa fría, pero verás... le aseguré a mi chica que habría gaseosa para ella en la tienda en que paráramos. Y me he negado a detenerme en las tiendas anteriores para ahorrar algo de tiempo. Y esta es la última gaseosa, si te la tomas, me matará. En serio.
Hago una mueca. Es una conmovedora historia, pero... yo llegué primero. Y muero por tomar una gaseosa helada.
—¿Por favor?—insiste.
—Mira, hombre, yo también tengo a dos chicas esperando por mí y la gaseo...
—¿Dante?
La conocida voz me paraliza. Volteo a todos lados hasta dar con la muchacha que se encuentra dos estantes más allá; ella mira a su alrededor buscando algo. A alguien. El muchacho de mi costado se agacha y lo entiendo.
—Ella... ¿ella es tu chica?—pregunto con dificultad.
El tal Dante asiente con expresión preocupada. Miro mi gaseosa y se la extiendo, él la toma sin comprender.
—Dáselo. De mi parte, claro está. Dile que un idiota lo ha dejado ir para que ella sea feliz.
Dante frunce el ceño. —Eh... de acuerdo.
—Es una buena chica —le palmeo el hombro. Desearía rompérselo, en realidad. Me contengo y fuerzo una sonrisa—. Alessandra Castillo es una maravillosa chica. No le rompas el corazón o tendremos graves problemas...
No espero una respuesta de su parte, parece un buen tipo. No creo que le rompa el corazón. Más le vale que no. Pueda que no haya visto en años a Alex, pero mis sentimientos por ella no han cambiado en el transcurso de todo este tiempo.
Dudo que lo hagan, en realidad. Uno nunca olvida el primer amor.
Con una última mirada y una sonrisa en los labios, sigo mi camino y regreso al auto.
Hasta que nos volvamos a ver, Alessandra Castillo.
NOTA:
¿Y QUIÉN SABE CUÁNDO SERÁ ESO? uhhhh. Vayan a agregar la historia "El brillo de Alex" está en mi otro perfil. User: marianeduardovi.
Espero verlos ahí ;) Será Alessandra Castillo en una universidad, con nuevos amigos, rivales... y quién sabe. Nuevo amor. ¡El lunes estaré subiendo un nuevo capítulo, quizás antes! Pueden ir dejando amor en la nota de autor <3
Un beso :D
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro