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Capítulo 7


Mis ojos se dirigen involuntariamente al hombre que me sonríe al otro lado de la mesa, le regreso la sonrisa un poco incomoda por su escrutinio. A mi costado, Danika suelta un gruñido que parece sonido propio de un animal herido.

Alguien parece no estar pasándola muy bien aquí.

—Y cuéntanos, Alexandra. ¿Cómo es Danika en la escuela?

El chico de su lado, resopla una risa. Observo al padre de Danika, el hombre me mira con atención, a la espera de mi respuesta.

—Danika es genial, señor Reyes.

—Oh, querida. Te dije que me llamaras Enrique, con confianza.

Danika parece atorarse con el bocado de pollo, su rostro se oscurece mientras tose y observo preocupada como su padre se acerca a su costado para darle un par de palmaditas en la espalda y entregarle un vaso de agua.

Lindo.

Mi padre probablemente me observaría, esperando que me levante yo misma y vaya a servirme un poco de agua.

El chico que se encuentran sentado al costado del señor Enrique, me guiña el ojo. Creo que su nombre es James, aunque no tengo ni idea de cuál es su parentesco con Danika.

De igual forma, no me importa mientras no sea su novio o algo así. Este chico es muy guapo y una total tentación. Unos bonitos e intensos, ojos marrones claros. El cabello ondulado, justo en mi debilidad. Los labios rosados y tentadores y aquella barba que, pareciera, me llama para tocarla. Como que, deseo ser un gato y frotar mi rostro por allí un par de veces.

Sip, creo que tengo algo con las barbas.

También creo que es el muchacho más atractivo que he visto alguna vez. Sí, Kayden y Seth son lindos. Dylan ni qué decir. Pero es totalmente distinto.

Mis amigos siguen teniendo aquel brillo juvenil y el típico rostro de niño que llevan todos mis compañeros de clase. Este es... todo un hombre.

Y yo desearía ser toda una mujer coqueta. Quizás responderle el guiño o sonreír. No agachar la cabeza y sonrojarme para quedar como un tomate, justo como me sucede ahora mismo.

—¿Con confianza? ¿En serio, pa? ¡Recién la conoces!

¿Y? —pregunta su padre, sin verle el problema. Aprieto los labios para no sonreír ante lo adorable que me parece. Él se ve ahora mismo como un niño que acaba de ser regañado.

Danika maldice en voz baja y continúa comiendo en silencio.

Casi me siento mal por ponerla en esta situación.

Casi.

Después de salir de clases, me dirigí a la oficina de informes para pedir la dirección de Danika Reyes. Claro que la secretaria se negó y tuve que pedirle a Seth que usara su influencia para que me dieran la dirección. Lo hicieron, gracias a Dios.

Corrí hasta aquí y cuando llegué, una no muy feliz Danika abrió la puerta y me pidió que me fuera. Sin mucha amabilidad, déjenme decir.

Ya estaba por cerrarme la puerta en la cara, cuando su padre apareció. El hombre fue como un salvador mientras preguntaba qué sucedía y quién era yo. Me presenté como la amiga de su hija y quedó encantado.

Me invitó a cenar y el resto... es historia.

Bueno, con un desenlace no muy genial. Pues todos nos observamos incómodos, cuestionándonos en silencio si fue buena idea dejarme pasar.

—Señor Reyes, déjeme decirle que Danika es muy buena. Los muchachos del instituto la adoran y mueren por acercarse a ella.

Y era cierto. Aunque puede que sus intenciones fueran otras, su padre no tenía que saberlo.

—Y las chicas —continuo—, se la pasan mirándola. Todas la quieren de amiga.

El señor sonríe, encantado con mi comentario. Le devuelvo la sonrisa, no puedo evitar sentirme un poco culpable. Danika me observa con los ojos entrecerrados, mientras que la mirada del otro chico grita la palabra mentirosa.

—Me alegra que Danika fuera bien recibida. James y yo creíamos que no sería de ese modo.

Los ojos de Danika van hacia el tal James. Su mira promete una muerte lenta y llena de torturas.

—Gracias por el voto de confianza, James.

—Cuando quieras, amiga.

El almuerzo transcurre en silencio y me encuentro debatiendo si es buena idea pedirle disculpa frente a todos. Sé que ni bien deje el plato vacío, Danika me pedirá que me retire y no podré ni abrir la boca. Ahora, su padre está presente. Y él la obligará a escucharme.

Y en serio, necesito que me escuche.

No me importa hacer una escena ridícula, ni rogar. Estoy tan desesperada por recuperar la confianza de Danika, que soy capaz de todo.

Algo extraño, teniendo en cuenta de que no la conozco lo suficiente. Pero con Kylie enojada, y el resto de mis amigas actuando como unas pesadas, necesitaré a alguien, así que...

—Eh, quería decir algo.

Los tres me enfocan confundidos, veo a Danika apretar con fuerza su tenedor y puede que esté fantaseando sobre apuñalarme con él.

—Me siento culpable por no haberme portado muy bien con Danika. Una compañera la ofendió y no reaccioné a tiempo para defenderla.

James es el primero en reaccionar.

—¿Danika fue humillada por una compañera?

Las mejillas de la aludida se pusieron de color tomate, parecía querer esconderse bajo la mesa y le daba algunas miraditas de reojo a su padre.

—Ella me había ayudado antes y no tuve el valor de ayudarla en ese momento.

James observa a Danika con incredulidad.

—¿Tan mal estás, que creen que necesitan defenderte? ¡Dios mío! Enrique, esto está peor de lo que pensé.

—James...—murmura el señor Reyes. Al contrario de como creí, no se ve preocupado. Ni afectado, en lo absoluto.

—¡No! Pero mira, mira nada más su cara —señala con la mano a Danika y esta abre la boca sorprendida. Yo también la miro. ¿Su cara? ¿Qué pasa con su cara? —. Hace tiempo que no miraba esa cara de sufrida. Mira sus ojeras, las cejas no depiladas. Parece que le creció hasta la barba.

—¡James!

Instintivamente, me paso una mano por el rostro. Danika es hermosa, y si para James eso es estar mal... no quiero ni imaginar como estoy yo.

Debe pensar que paro sufriendo día a día.

—Dios, Danika. De no ser por tu amiga, no me hubiera enterado del infierno que estás pasando.

—James, guarda silencio —el padre de Danika parece estar molesto ahora. ¡y cómo no! Acaba de llamar, prácticamente, fea a su hija—. Danika no la está pasando mal. Solo tuvo una pequeña discusión con alguna compañerita. Supongo que pronto arreglarán las cosas. ¿Verdad, hija?

—Pero primero que arregle las cosas conmigo —me apresuro a decir, desesperada.

Danika me fulmina con la mirada. —Estás loca.

—Puede ser. Pero no me gusta quedar mal con la gente por estupideces.

—Danika, esta chica será, probablemente, la única amiga que encuentres alguna vez. No seas tonta y aprovecha —susurra James. De igual forma, logro escucharlo. Creo que todo el mundo lo escucha, gracias al incómodo silencio en el que estamos envueltos.

El señor Reyes rueda los ojos, pero casi puedo ver que piensa igual.

En serio estos dos temen que Danika no tenga amigas. Ahora que lo pienso bien, me asusta el motivo de su falta de amigas.

Uh...

¿Será un mal momento para correr?

—Está bien —Danika suelta un resoplido, al vernos aguantar la respiración—. No sean tontos, tampoco es como si fuera a echarla de aquí.

Creo que es la primera vez en la que respiro tranquila. Como que Danika tiene esa cara de echar a patadas a cualquiera que no quiera en su cara.

—Llevo más de seis años viniendo aquí, si no me has echado ya, dudo que la eches a ella —me señala James.

****

Kylie y yo no habíamos vuelto a hablar desde aquel día

Y por aquel día, me refiero al jueves, el día en el que me miró mal en el comedor.

A pesar de eso, la extrañaba.

No me sentía cómoda con su ausencia, no me sentía bien al verla reír con otro grupo de chicas. Quizás porque nunca había reído así conmigo, o porque años anteriores se las pasaba hablando mal de esas personas.

Pero tampoco pensaba acercármele para arreglar las cosas, había sido ella la causante de todo esto.

Cuando nos cruzábamos en los pasillos, fingíamos no vernos. Eso, o era empujada a un lado por ella y sus nuevas amigas.

—La mira como un cachorro enamorado, o uno que fue pateado hasta el cansancio. No sé, pero ambos son patéticos.

Tampoco me encontraba sola. A pesar de que Maddie y Zoey se habían desentendido del problema y alejado de ambas para que arreglemos nuestras cosas, tanto Kayden y Danika estaban conmigo.

—Gracias Danika. Tus palabras son mi motivación de mi día a día.

Danika sonríe, o al menos, hace el intento. La observo sacar sus cuadernos del casillero, parece no llevar prisa por la lentitud en la que se mueve.

—Mi abuela lo hace más rápido.

—Tu abuela está muerta.

Frunzo el ceño. —Cierto. Pero tengo clase de historia y no me puedo dar el lujo de llegar tarde.

—Tenemos clase de historia —corrige. Cierra el casillero con más fuerza de la necesaria, y el resto de alumnos voltea a vernos. Un profesor pasa por nuestro costado, regañándonos. Danika se limita a verlo en silencio, hasta que el pobre hombre capta la indirecta y se va. —¿Te has dado cuenta de lo mucho que apestan los pasillos?

—Probablemente sea por los entrenamientos de futbol. Deberíamos escribir en el libro de quejas. Algo sobre poner más ventiladores en los salones y el pasillo.

—Sé que el calor nos vuelve sudorosos, pero un poco de desodorante no vendría mal.

—O perfume.

—Mezclar sudor con perfume, lo vuelve más asqueroso.

—Entonces, perfume no.

****

Si tengo que definir este momento con dos palabras sería: Silencio. Incómodo.

Es como cuando mantienes una discusión con tus padres en la hora de almuerzo; no puedes irte, porque probablemente te mueras de hambre más tarde. Y no te queda de otra que quedarte sentado y mirar a la nada mientras masticas con furia. Y ellos están ahí, viéndose de reojo y masticando con enojo, también. No hay algún otro ruido, salvo nuestras respiraciones.

Ahora mismo no estoy con mis padres y no estoy molesta, pero tampoco me encuentro entablando alguna conversación que nos libre de la incomodidad.

Y estoy segura de que no soy la causante de aquello.

—¿Ustedes se conocen?

—No —contestan Danika y Kayden a la misma vez. Los observo, a la espera de que digan algo más, pero no sucede.

—Están muy raros ustedes dos.

—Es la clase de historia, me deprime.

—¿Te deprime escuchar de las guerras? —le pregunta Kayden a Danika. ¡Bien! Están hablando.

—Me deprime que un viejo calvo y adicto a la pornografía nos de las clases. El hombre te dicta todo lo que encuentra en Wikipedia, ¿en serio espera que aprendamos de ese modo?

Uh, bueno. No es la clase de conversación que quería que entablemos, pero pudo ser peor.

—Creí que solo hacía eso con nosotros.

—Bueno, bueno —suelto una risita fingida—. No entiendo bien a donde vamos. ¿el profe ve porno y nos dicta las clases de Wikipedia?

—El profe ve porno en el aula. Si viera en su casa, me daría igual. Pero me parece irrespetuoso, creí que el colegio tenía bloqueada de sus redes esa clase de páginas.

—El de computación también ve porno. Seguro le pasa la contraseña del sistema, no sé.

Seh, como que me daba asco hablar de esto mientras comíamos. Pero al menos Kayden y Danika parecían tener un tema en común. Ellos continuaron hablando; despotricando contra los profesores, mientras me mantenía en silencio y comía mi pedazo triangular de pizza.

Un grupo de estudiantes ruidosos entran al comedor, atrayendo la atención del resto de alumnos. Es el grupito de Dylan que entra riendo, él también está ahí, pero no se ve tan alegre como el resto.

Y yo estoy aquí, siendo una tonta una vez más.

No puedes extrañar a una persona que desea mantener distancia contigo. No merece el llanto, ni los suspiros.

No puedes querer a una persona que está con tu mejor amiga.

No puedes fijarte en Dylan Hamilton.

No puedes, Alessandra.

Pero lo estoy haciendo.

Y odié que él me dijera que necesitaba mantener distancia, porque eso me lastimó.

Ambos estamos lastimados por sus malas decisiones.

Por mis malas decisiones.

Por Kylie.

Por el destino, no lo sé.

Sus amigos aun no toman asiento, y por primera vez lo siento tan cerca...

No veo a Kylie por ningún lado, pero nuestras miradas se encuentran.

Y no se dejan ir.

Escucho a Kayden diciendo algo, quizás me recrimina por ser tan obvia. También siento una patada por debajo de la mesa, pero no dejo de observarlo.

Me levanto de mi asiento, el parloteo y las risas del comedor se detienen. O así lo siento yo.

Dylan sonríe.

Oh, Dios. Esa sonrisa... extrañaba tanto esa sonrisa.

Pero el destino no me permite disfrutarlo por mucho tiempo. Casi nada.

Kylie se acerca corriendo hacia él, le chilla algo mientras envuelve los brazos a su alrededor, la mirada de Dylan se encuentra con la de ella y sonríe.

Oh, destino. ¿Por qué eres tan cruel?

Nota: 

¡Hola a todos! Llevo años desaparecida, lo sé. Y lo lamento. Ya expliqué mis razones y espero que entiendan uwu

Me encuentro algo bloqueada con respecto a esta historia, por eso el capítulo me salió medio meh. Prometo que lo arreglaré en cualquier momento(?

Igual, voy a intentar no demorarme mucho con respecto a las actualizaciones, porque luego se olvidan y es confuso... he pasado por eso y es molesto. Lo sé. 

Por cierto, estoy subiendo una nueva historia. Es de vampiros. Tiene romance, acción, suspenso y todo eso. La escribí cuando tenía unos... 10 años. Se me perdieron los archivos (están en un usb, en realidad. Pero hace un año que no lo veo, entonces... supongo que ya se perdieron xDD) y estoy volviendo a escribirla. Ya llevo 5 capítulos escritos y recién (hace una hora, o menos) subí el prólogo. En realidad, amo esa historia. Porque mi imaginación fluye y pos, le tengo mucho cariño. Así que espero que puedan pasarse por ahí (si desean, obvi) y me digan que les pareció. 

La pueden encontrar en mi perfil, se llama: "Sombra silenciosa (Sombras inmortales #1)"

Y eso es todo, los quiero <3 

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