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Capítulo 6


—Te ves como la mierda.

Arrugo la nariz en respuesta. Soy consciente de eso. Me veo como si un caballo me hubiera pateado hasta el cansancio. Y las ojeras que llevo en el rostro han logrado espantar a un par de personas. Por no decir que ahora hacen chistes sobre Papa Noel dejándome aquí varada. No es mi culpa que la nariz se me ponga roja cada vez que no duermo bien.

—Es bueno saberlo, Kayden. Tenía ciertas dudas al respecto.

Kayden sonríe. Ambos nos hacemos a un lado para que un grupo de estudiantes se dirijan a sus salones. No estamos apresurados por llegar a educación física, el profesor siempre demora y nos deja esperando en las bancas como idiotas.

—Para eso estoy, querida amiga. ¿Cómo dormiste?

Su pregunta me hace resoplar.

—No sé, dímelo tú.

—Pues yo te cuento que en la madrugada recibí la llamada de una loca y lo único que escuché por cinco minutos fueron llantos —Kayden se detiene. Su cuerpo gira y estamos cara a cara—. ¿Sabes lo asustado que me sentí? ¡Creí que había ocurrido un accidente!

—Perdón, perdón...

Casi me da un infarto. Imagínate recibir una llamada de tu mejor amiga a eso de las tres llorando como si un familiar se hubiera muerto.

—Estaba sensible —intento justificarme. Dormí unas dos horas después de mi charla con Jenna, estuve dando vueltas por mi habitación pensando en cómo las cosas se habían al carajo en tan poco tiempo y... lo único que supe fue que me encontré llorando. Como todo un bebé. Mi primera opción fue llamar a Max, pensé que sería la única persona que no se quejaría por algo así. Mi amigo me ha llamado en diversas ocasiones a esas horas y nunca me quejé. Supuse que él tampoco lo haría. Pero luego lo medité y... como que sería una mierda ir a llorarle por la prohibición de Kylie. Ambos terminaríamos hablando de la parejita y suicidándonos con alguna cortina. Así que llamé a Kayden, mi mejor amigo—. En serio, me sentí como una total mierda.

—Aunque me asustaste al comienzo, me alegra que me llamaras. Nunca es bueno dormirse con las ganas de ser escuchado —murmura y coloca ambas manos sobre mis hombros—. Y está de más decir, pero yo jamás te juzgaría.

Asiento. Y quiero maldecir cuando mis ojos se llenan de lágrimas. Estar muy sensible el día de hoy, y Kayden soltando cosas como esas no es muy buena combinación.

—No lo he visto el día de hoy —mi voz es un susurro, eso no detiene que mire a todos lados para asegurarme que nadie me ha escuchado.

—Y tampoco le hablarás si lo encuentras por los pasillos, ¿qué hablamos por teléfono? Nada de hablar con Dylan, él debe buscarte.

—¿Y si no lo hace?

—Si no lo hace, pues... —deja caer sus manos. Y no me gusta lo que veo en su expresión. Kayden cree que Dylan no va a buscarme—. Es un idiota. Él no debería dejar que su novia le prohíba pasar el rato con su amiga.

—¿Tú no harías eso?

Espero que no me regrese la pregunta porque no sabré que responderle. Kayden es la persona más importante en mi vida, y sé que no dejaría que nadie me prohibiera hablar con él. Victor lo intentó muchas veces, quizás no me lo ordenaba o exigía, pero de vez en cuando me pedía que no pasara todo el tiempo con él porque sentía que los celos los consumirían. Tonta petición. Yo jamás dejaría a Kayden. Pero entonces... yo no había amado a Victor. Me gustaba, sí. Pero no estaba enamorada. Al menos no lo creía. Y nunca había amado al grado de dejar todo por alguien. Pero sabía de personas que si lo habían hecho. Que viajaban por el mundo, si era posible, para estar con la persona que amaban. Que perdían contacto con sus amigos y familiares. Que dejaban sus sueños para cumplir con los de alguien más. Había escuchado de ese amor. Y aunque no deseaba juzgarlo, esperaba que nunca me tocara vivirlo. No quería dejar a Kayden. Y también esperaba que Dylan no tuviera ese tipo de amor con Kylie.

—Mira, tú eres mi amiga. Y si mi futura enamorada, o lo que sea, me hace dramas por pasar tiempo con mi única amiga, se puede ir sin dudar a la mierda. —Asiento sintiéndome un poco más tranquila—. Pero... si me pongo en el lugar de Kylie, no me gustaría que mi novia esté todo el tiempo encerrada en una habitación con un chico. No me malinterpretes. No le voy a prohibir que sean amigos ni nada, pero no me sentiría muy feliz de saber que ella pasa más tiempo con un amigo, que conmigo. ¿Entiendes? Porque tú y Dylan están jugando a la familia feliz por horas en una habitación. Todos los días. Dylan y Kylie no pasan mucho tiempo dentro del colegio, como hacen ustedes dos. Y peor fuera del colegio, él solo se encarga de llevarla a casa en la salida y eso será como... ¿unos diez minutos? , porque escuché que Dylan se quejaba con Brian por no poder ver a Kylie gracias a los "talleres" que tiene después de clases.

Él hizo esa cosa de comillas aéreas con las manos. Y... no es momento de pensar en Kylie y sus talleres de los cuales no me ha hablado y dudo que existan. Parpadeo. —¿Familia feliz?

—Sin contar que tú, querida amiga, estás enamorada de él. Y sí, como que eso le debe estar molestando mucho.

—¡Dios! No, no. Yo no estoy enamorada de Dylan. No —niego con la cabeza. ¿Cómo se le ocurre una cosa así? —. Por Dios, Kayden. Ni lo pienses.

—No hay peor ciego que el que no quiere ver—susurra—. ¿Por qué crees que estás celosa, Alessandra?

Ignoro su pregunta y sigo caminando. Nos habíamos detenido en medio del pasillo y ya no hay ni un alma recorriéndola. Paso por el aula de química y mi corazón se acelera porque sé que está Dylan ahí. Quiero tanto estirar el abrazo y tocar la puerta. Lo que daría por decirle a su profesora que me deje hablar un momento con él.

—Creo que estoy celosa porque es lo que soy —respondo después de unos minutos—. ¿Acaso nunca te hice una escena de celos? ¿Recuerdas aquella salida que tuviste con Zoey?

—Estaba Seth.

—Igual. Me molestó que salieras con ella porque temía que la encontraras más divertida que yo y me dejaras. Sé que era una total estupidez, pero lo último que deseas a los catorce años es perder a tu mejor amigo.

—No es lo mismo. He visto como lo miras cuando estamos en el pasillo o en clases, no miras a Max de esa forma. Y es tu amigo. Y mucho menos me miras de esa forma.

—Empezaré a ponerme lentes oscuros, entonces. Ya que eres todo un experto en miradas ahora —ruedo los ojos—. Tendré más cuidado a tu alrededor, acosador.

Kayden ríe. —Ya me van diciendo eso dos veces. Y ahí estás de nuevo. A la defensiva.

—Cállate.

—Libertad de expresión —canturrea, y ruedo los ojos—. Por cierto, ¿ya tienes tu vestido para el baile de graduación?

Abro la boca sorprendida. ¿Kayden preguntándome eso? ¿En serio? —Eh, no. Faltan muchos meses.

—Creí que las chicas buscaban con anticipación.

—Sí, pero no tanta anticipación —suelto una risita—. Creo que en todo caso tendré que ponerme de acuerdo con mi pareja para que...

Me interrumpo. Mi pareja. Oh, Dios. Miro a Kayden con los ojos abiertos como platos. ¡Maldita sea!

—¿Qué? ¿Qué tienes? —cuestiona preocupado.

—Mi pareja —susurro.

—Creí que tenías pareja.

—La tenía.

—Bueno, ¿entonces? ¿No quieres ir con Dylan o qué?

—No, no lo entiendes —niego la cabeza—. Me lo pidió el año pasado, cuando era algo así como su mejor amiga. Me dijo que hace dos años se había prometido ir al baile con su mejor amiga, y... Kylie es su mejor amiga. Pero ella ya tenía pareja, entonces pensó en...

—No, por favor, dime que no aceptaste ser la segunda opción.

Cierro los ojos. En ese momento no me importó que me pensara como opción después de que Kylie le rechazaba, estaba tan feliz de ir con Dylan, que no me importó el resto.

—Oh, Dios. Alex, no...—gime.

Me froto el rostro con frustración. Estoy avergonzada por mi comportamiento.

—No importa de todos modos. Kylie está con Dylan ahora, significa que irán juntos y no tendré pareja.

Mi corazón se hunde ante la verdad en mis palabras. Dylan irá con ella. Yo iré sola. No tendré con quién bailar y me quedaré sentada como una anciana en mi baile de graduación.

Kayden hace una mueca. —Si fuera al baile, iría contigo.

—¿No iras?

—No me gustan esas cosas, ya sabes como soy. Pero podrías decirle a Max que te acompañe, o...

—¡Todo el mundo tiene pareja! Las personas se aseguraron el año pasado.

—¿Y la pareja de Kylie?

—Creo que era Seth —ruedo los ojos—. Pero es Seth. Seguro irá con alguna universitaria.

—Podrías ir con tu hermano —sugiere.

Lo fulmino con la mirada y empujo con fuerza la puerta del gimnasio. Los alumnos se encuentran realizando los ejercicios de siempre. Hay un par de chicos que están sentados en las graderías sin hacer nada y decido unirme a ellos. Kayden, por el contrario, se acerca al resto de estudiantes y los imita.

Le doy un rápido vistazo a todos los estudiantes y me decepciono al no ver a Danika de nuevo. Va dos días faltando a clases y temo que se cambie de colegio después de la forma en la que la trató Kylie en el comedor. Puede que la nueva no esté acostumbrada a ser humillada en público y diablos, nadie debería estarlo, pero sé que hay gente que no deja que eso los hunda. Espero que ese sea el caso de Danika porque odiaría que se fuera de este lugar.

El profesor me observa y hace un gesto para que me acerque. Cierro los ojos, maldiciendo. Sin ganas, me acerco al profesor Marcos y pongo una sonrisa en el rostro.

—¿En qué puedo ayudarlo, profesor?

Marcos, el renegón, me contempla con el ceño fruncido y brazos cruzados. A diferencia de otras veces, no me intimida su escrutinio. Aunque sé que me ganaré una regañada de mil demonios.

—¿Por qué no está realizando los ejercicios, señorita Castillo?

Lo observo.

Me quedo minutos, horas, días... una eternidad observándolo. ¿Por qué no está realizando los ejercicios, señorita Castillo? Porque realizar los ejercicios no es mi prioridad. ¿Por qué no está realizando los ejercicios, señorita Castillo? Porque me parece estúpido llevar este curso. ¿Por qué no está realizando los ejercicios, señorita Castillo? Porque no quería venir hoy al colegio y no tengo ganas de nada.

¿Por qué no está realizando los ejercicios, señorita Castillo?

—Creí escucharlo decir, la semana pasada, que los que no querían hacer nada podían sentarse en las graderías. Tomé en serio su palabra, profesor Marcos.

****

Estaba castigada.

Y lo divertido fue que el profesor creyera que la tarea que me dejó contaba como castigo. Castigo era esto. Ver a Dylan en el comedor, con bandeja en mano y buscando con la mirada a su grupo de amigos. Castigo era morir por hablarle y no poder acercármele. Era ser testigo de cómo Kylie lo tomaba de la mano y guiaba a la mesa de sus amigos.

—¿Ella no se sentará con nosotros hoy? —la pregunta de Maddie me hace reaccionar. Niego con la cabeza, alejando mi vista de esos dos—. ¿Alessandra?

—Creo que es obvio que no —responde Zoey. Sus bonitos ojos marrones me están tirando dardos con la mirada y no entiendo por qué. Con rudeza, amarra su cabello castaño en una coleta. Es bonita mientras tenga una sonrisa en el rostro y aparezcan esos tiernos hoyuelos en su mejilla mientras sonríe. Sin embargo, no lleva ahora mismo una expresión de felicidad. Así que, con su ceño fruncido y la mueca en los labios intimida un poco. —Prefiere pasar tiempo con su novio y ahora que no está Alex para distraerlo, estaremos un buen tiempo sin la compañía de Kylie. Hasta que se aburra de su juguete nuevo y vuelva con sus amigas.

Parpadeo. —¿Cómo?

—Dije que, hasta que se aburra de su juguete nuevo...

—No —interrumpo con brusquedad—. Eso no. Hablo de lo que dijiste, sobre yo siendo la distracción de no sé quién —le frunzo el ceño y coloco mi hamburguesa en la bandeja—. ¿De qué estás hablando?

—No creas que no he notado que no le has dado ni una mordida a eso —observa mi bandeja. Le he puesto la pajilla a mi frugos pero aún no lo he bebido. Lo mismo con la hamburguesa. Ni una sola mordida—. Y estaba hablando de la extraña amistad que tenías con Dylan. Estuve hablando con Brian y me dijo que tú y Dylan tienen una bonita amistad. Pero que eso hacía que Dylan se alejara un poco de las mujeres y...

—¿Dylan es gay?

Observo a la dueña de la voz dulce. Maddie me devuelve la mirada con una pequeña sonrisa cargada de disculpa. A pesar de que cortó a Zoey en un momento importante, no puedo evitar sonreír de regreso. Ella es la más tierna de mis amigas, sus mejillas sonrosadas le dan un aspecto de niña inocente que nos enternece a todas.

—No es gay —respondemos Zoey y yo a la vez. Ella continúa—: Dice que Dylan se la pasaba hablando de ti el año pasado. No mostraba ningún interés en ninguna chica que fueras tú y que le dejaron de interesar ir a fiestas a las que no ibas. Brian estaba molesto porque sentía que estaba perdiendo a su amigo. Ahora con todo esto de la relación que mantiene con Kylie, recuperó a su amigo y está feliz. Por eso digo que ya no lo andas distrayendo con tu... encanto.

Enfatiza la palabra encanto y Maddie ríe ante el sarcasmo. No me molesto en regresarle el golpe, me quedo petrificada repitiendo las palabras de Zoey. Mi corazón latiendo a una velocidad sorprendente y mis palmas sudadas me demuestran que esto no es mi imaginación. Trago saliva en cuanto ciento la garganta seca. Quiero correr como loca por el comedor y gritar y levantar el puño en señal de triunfo. Mi imaginación acelera junto a los latidos de mi corazón. Dylan y yo, tomados de la mano. Comiendo un helado de vainilla y celebrando nuestro primer mes de enamorados. Dylan y yo, en el baile de graduación. Dylan y yo...

Mis ojos lo buscan a través del comedor. Sin embargo, termino enfocando a alguien más. Picoteando con el tenedor su almuerzo y una sonrisa en el rostro, Kylie y yo nos contemplamos en silencio. Alguien parece decir algo divertido en su mesa porque todos ríen. Salvo ella, quien no me quita la mirada encima. No me gusta la sonrisa que lleva. La he visto antes y es la que usa cuando está a punto de lanzar mierda. Nunca la usó conmigo.

Mis labios tiemblan cuando soy consciente de la gran pared que ahora tiene mi amistad con Kylie. Sé que esto no es por Dylan. Nuestro distanciamiento tiene el nombre de una chica de ojos azules. Danika Reyes. Cuando Kylie le soltó mierdas sobre sentarse en el inodoro en vez de acompañarnos a nosotras, me enojé. Puede que no actuara a tiempo y no detuviera los insultos que Danika le mandó o la defendiera mucho antes de que mi mejor amiga abriera la boca. Pero después de que la muchacha de ojos azules dejó la cafetería humillada, enfrenté a mi mejor amiga. No me mantuve callada y por primera vez, discrepé contra ella. Eso no le gustó y estaba pagando las consecuencias. Este no era el castigo del profesor Marcos. Era peor. Ella me estaba alejando de Dylan y no se trataba de su desconfianza. Se trataba de hacerme pagar. Había observado los movimientos que hacía con sus enemigos y ahora entendía que lo estaba haciendo conmigo. Y Dylan, sin darse cuenta, la estaba ayudando.

Mis ojos lo enfocaron y me sorprendí cuando lo encontré mirándome. Quise sonreírle. Quizás alzar la mano y saludar. No obstante, agacho la mirada y me concentro en terminar mi hamburguesa.

Ahora solo tengo dos pensamientos en la cabeza.

Me disculparé con Danika Reyes. Y no me quedaré de brazos cruzados ante la actitud de Kylie.



Capítulo dedicado a @Rubi_pastrana ¡Hoooooola! Te he visto por ahí, insultando a Dylan y molesta por su actitud xDD JAJAJA, bueno, me he divertido mucho con tus comentarios. Me sacas una sonrisa porque amo los insultos a los personajes(? (Lol. Qué rara soy) te mando un abrazo y un beso enorme <3

Bueno, hola, hola, hola a todas.

Espero que estén bien, ya nos veremos(??) la próxima semana. 

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