Capítulo 3
Capítulo 3
Dylan
Llego cansado a la clase de matemática; tomo asiento al costado de mi mejor amigo Brian y abro mi cuaderno para anotar los ejercicios que dejó el profesor en la pizarra. Está de más decir que he llegado tarde. Algo sorprendente, dado que soy de los que llega temprano al colegio.
Me quedé toda la noche sin poder despegar los ojos del techo, pensando en Alessandra y en la estupidez que cometí al traer a Kylie a la antigua biblioteca. Fui un gran idiota. Ni siquiera sé en qué estaba pensando. No pensaba, así de simple. Ahora debo buscar la manera en decirle a Kylie que no puede volver a ese lugar sin herir sus sentimientos.
Y necesito hablar con Alex. Diablos. Debo hablar con ella ni bien salga de esta estúpida clase y aclarar las cosas.
Me rindo en el segundo intento de resolver el ejercicio. El tema es fácil, pero no estoy lo suficiente concentrado como para ponerme a trabajar.
Me siento ansioso mirando cada cinco minutos el reloj que se encuentra arriba de la pizarra, falta una hora para que toque el timbre y no puedo dejar de rebotar las piernas con impaciencia. Muerdo mi lápiz pensando en una excusa para salir y buscar a Alex. Necesito arreglar esto cuanto antes.
—Hombre, estás actuando extraño, ¿pasa algo?
Volteo a mirar a Brian quien me observa con preocupación.
—No, nada —me apresuro a mentir—. Solo estos problemas que no me salen, ¿te salió la uno?
Brian entrecierra los ojos con sospecha, casi espero que me obligue a contarle lo que me sucede. Para mi sorpresa, mi amigo asiente y me pasa su cuaderno antes de que se lo pida.
—Cópialo desordenado, no quiero que el profesor sepa que te he pasado los respuestas. O por último, que crea que me los has pasado tú.
Asiento y me apresuro a copiar las respuestas de mi mejor amigo, de vez en cuando deteniéndome para mirar al profesor y asegurarme de que sigue distraído en su laptop.
Ni bien termino, se lo entrego y agradezco en un susurro. Él asiente y me siento culpable por no contarle lo que me sucede. Brian y yo somos mejores amigos de toda la vida. No hay ningún secreto entre nosotros, es por eso que me ha resultado extraño no contarle todo el asunto de la antigua biblioteca.
Mi celular vibra en el bolsillo. Observo al profesor, asegurándome de que no me está mirando, antes de sacarlo. Es un mensaje de Kylie.
Kylie: Tenemos que hablar.
Dylan: Te acompaño a tu casa y conversamos, ¿qué dices?
Kylie: Creí que podríamos, no sé, almorzar hoy. Max ha estado diciendo cosas. La gente está empezando a sospechar.
Hago una mueca. Esto era lo que menos quería. La angustia de Kylie. Cuando empezamos una relación, hace un par de semanas, me pidió que lo mantuviéramos en secreto. No estaba en mis planes hacerlo, pero tuve que acceder porque me lo rogó. Sabía que tarde o temprano las personas empezarían a notarlo y si el loco de su ex novio empezaba a correr el rumor de que nos había visto besándonos, ocurriría en poco tiempo.
Dylan: No creo que pueda en el almuerzo. Hay un chico que ha estado molestando a mi hermana y le prometí a mi padre que lo pondría en su lugar. ¿Hablamos en la salida?
Dylan: ¿Kylie?
Dylan: ¿Estás molesta?
Dylan: Porque en serio. Poner en su lugar a ese idiota es importante. Mi hermana no ha parado de llorar y yo estoy cansado de esa mierda. Lo entiendes, ¿verdad?
Dylan: ¿Hola?
Kylie: Está bien. Lo entiendo. He demorado porque el profesor nos dejó algunos ejercicios y ya sabes cómo me va con física. Lo siento y descuida, hablaremos en la salida.
Aprieto los labios. En momentos como estos, desearía que Kylie fuera un poco más comprensiva. La mayoría de veces me encanta que quiera tenerme siempre a su alrededor. Me hace sentir genial. Pero también están los momentos en los que quiero estar solo o necesito hacer algo importante. No los entiende. Como ahora. Sé que se ha molestado, lo sé porque su clase de física es el viernes y no el día de hoy.
—Hey —escucho un susurro. Miro sobre mi hombro y me encuentro con los ojos de Seth. Se encuentra inclinado sobre su carpeta y tiene una extraña sonrisa en el rostro—, ¿irás a la práctica de más tarde? El entrenador dijo que empezaban hoy.
—Por supuesto —respondo, analizando su reacción. Para mi sorpresa, se encuentra tranquilo, con un aire de indiferente que me alerta—. ¿Tú... irás?
—Creo que haré la prueba para ser el capitán, ¿eso te molestaría? —Niego con la cabeza—. Genial. Me alegra que lo habláramos, Dylan. No quería ningún tipo de resentimiento entre nosotros.
—Descuida, no lo habrá —aseguro, forzando una sonrisa.
—Perfecto. —Su sonrisa se ensancha. Me incomoda el brillo que hay en sus ojos, como si supiera algo que yo no. Seth Carbone nunca ha sido mi persona favorita. Se le ha pasado intentado robarme el puesto de capitán desde hace dos años y nunca lo ha logrado. Puede ser un buen jugador pero le falta la actitud—. Entonces, que gane el mejor.
—O el que esté en la lista de jugadores —se burla el entrometido de Max. Seth ríe en respuesta y yo frunzo el ceño sin entender su comentario. ¿De qué diablos habla este idiota?
Abro la boca para soltar un comentario ingenioso, pero el sonido de la puerta me interrumpe.
—Profesor Danny, espero que no le interrumpiera la clase —El aludido levanta la mirada de la laptop, asustado. Al encontrar al entrenador John de pie en la puerta, resopla y vuelve la mirada a la pantalla—. Bueno, supongo que eso significa que no estoy interrumpiendo nada importante. Voy a llamar a un par de estudiantes, ¿bien? Se paran en silencio y esperan con paciencia hasta que termine de llamar a todos para que nos vayamos. Son los elegidos para hacer la prueba y ver si quedan en el equipo o no. ¿Alguna pregunta?
—¿Está llamando a las mujeres también? —pregunta una alumna desde la parte trasera del aula.
—Por supuesto —sonríe el profesor—. Este año hemos querido incluir a las mujeres en nuestro equipo de futbol.
—¡¿Qué?! —Exclama Max—. ¡¿Está bromeando?!
—¿Me ve con cara de estar bromeando? —Su rostro es pura seriedad ahora mismo y debo admitir que intimida un poco—. Las chicas al igual que ustedes harán la prueba.
Max suelta una maldición.
—Tranquilo, Max. Son las chicas después de todo, se retirarán mucho antes de iniciar la prueba —comenta Enrique.
Ruedo los ojos ante su comentario.
—¿No fue una chica la que te pateó el trasero en futbol la última vez? Creo recordar tus quejas —comento pensativo.
—Y el llanto —continúa Kayden—. No nos olvidemos del llanto, por favor.
El resto de la clase ríe y Enrique se encoge en su asiento avergonzado.
—Bueno, bueno. ¿Van a seguir riendo o me empezarán a escuchar? —Nos regaña el entrenador—. Aquí van, se ponen en una fila por favor.
Lo observo ansioso. Mi corazón late frenéticamente contra mi pecho. Mis palmas sudan. El reloj sigue avanzando y sus labios se mueven. Va soltando los nombres.
Kayden.
Seth.
Max.
Enrique.
Andrea.
Isis.
Brian.
Y... Peter.
No dice Dylan. No me menciona y tampoco me mira. Los alumnos que fueron llamados se levantan con agilidad y lo siguen. Al momento de pasar por mi costado, Max y Seth me sonríen con burla y toma todo de mí no estrellar a este último contra la pared y estampar mi puño en su rostro. Brian me hace una mueca y palmea mi espalda al ponerse de pie y seguir al resto.
Cuando la puerta se cierra, soy castigado con los murmullos. Las personas comentan sorprendidos por el simple hecho de que el profesor no me incluyó en la lista.
Yo también estoy sorprendido. Herido. Furioso.
El profesor se levanta y continúa con los ejercicios. Esta vez no me molesto en copiarlos. No me molesto en fingir que estoy interesado en el curso. Me mantengo con la vista fija en el reloj a la espera del cambio de hora.
***
Cuando toca el timbre salgo apresurado por la puerta hasta llegar al pasillo que tiene la pared amontonada de casilleros. Me detengo frente al casillero que tiene un candado púrpura y me apoyo en él esperando a la propietaria.
Esta no tarda más de diez minutos en llegar acompañada de una chica que he visto un par de veces en mi clase de física. Creo que se llama Danika, no estoy muy seguro y tampoco me importa.
Se detiene a unos centímetros de distancia, ambos nos evaluamos. Parece nerviosa, presiona su cuaderno sobre su pecho y entierra sus uñas en el material.
—¿Podemos hablar? —pregunto vacilante.
Su boca se abre pero no forma ninguna oración. La chica de su costado carraspea atrayendo mi atención. Sus ojos azules me observan con fijeza, debo admitir que es guapa. Con su cabello negro ondeado y suelto hasta sus hombros, me recuerda a una muñeca que tenía mi hermana Valeria a los cinco años. Es delgada y casi tan alta como... Kylie.
Ella sonríe. —Disculpa la interrupción, pero uh...—mira a Alex—. Aquí te dejo, ¿nos vemos en el almuerzo?
—Claro —responde sin quitarme la vista encima. Parece un poco distraída cuando contesta. La muchacha da media vuelta y sigue su camino.
—No sé cómo empezar —admito en un susurro. Su ceño se frunce—. Quizás debería pedir disculpas por llevar a Kylie.
—Sí, como que me gustaría escuchar eso.
Miro mis pies, debatiéndome sobre ser honesto o no.
Es Alex después de todo, si le explicara que estoy saliendo con Kylie, mejor dicho, que soy enamorado de su mejor amiga, entendería el por qué la llevé ahí. Fue una especie de instinto, algo que me gritaba en la cabeza que la llevara a un lugar más lejano. Un lugar donde pudiéramos estar los dos y charlar con tranquilidad. Sin ver a Kylie nerviosa y teniendo miedo porque alguien nos podía ver y sospechar que estamos juntos.
Por otro parte, no quiero traicionar la confianza de Kylie. Le prometí que no le diría a nadie. Decido no mentirle, pero tampoco decirle toda la verdad.
—Kylie y yo hemos estado saliendo últimamente —empiezo—. Ya sabes, ir al centro comercial para perdernos por horas en las tiendas o en su lugar favorito, la librería. Hemos estado en muchos lugares estas últimas semanas y como que se me hizo costumbre pasar el tiempo con ella. Creo que fue por eso mismo que la llevé sin pensar demasiado.
No responde. Me quedo callado esperando algo. Una reacción, una palabra... Su rostro inexpresivo me pone nervioso.
—¿Alex?
—¿Si?
Su timbre plano me asusta. Todo me parece muy malo ahora. Quiero retirar las palabras y decirle, diablos, no sé qué decirle. Tampoco debería sentirme tan culpable ahora mismo. Es solo un tonto acuerdo que hicimos el año pasado cuando me puse celoso. Y sí, estoy admitiendo ahora mismo que me puse celoso al ver a Alessandra con Victor. No es como si importara ahora de todos modos. Son sentimientos pasados. Me gustó un tiempo ella, no es algo que pueda estar negando ahora. Creí que mis sentimientos serían correspondidos hasta que empezó una relación y decidí que lo mejor que podía hacer era olvidarme de ella.
¿Lo había logrado? Por supuesto.
Alessandra Castillo era una buena amiga, nada más.
Una amiga que no quería perder nunca.
—No me has dicho nada...—comento en voz baja. Su ceja se arquea—, ¿estás molesta?
—Solo estoy pensando en un par de cosas.
—¿Qué cosas?
Alessandra no responde por un buen rato. Me evalúa con la mirada como si esperara encontrar algo en mi rostro. Lo que sea que no encuentra o quizás lo hace, parece decepcionarla y consigue arrugar un poco mi corazón. No me gusta esa mirada en su rostro.
—Mira, Dylan. Yo... disculpa si estoy actuando de una manera muy inmadura ahora mismo, ¿bien? No tienes nada de que disculparte porque el acuerdo fue para del año pasado. Supongo que este año las cosas han cambiado y está bien.
Niego con la cabeza desesperado. El acuerdo sigue. Solo fui yo quien cometió un error.
Sin embargo, no me deja decir nada. Levanta una mano pidiendo silencio mientras continúa—: Me siento un poco mal, sí. Pero no tiene que ver con esto de la habitación. Es solo que... Dios, no sé cómo decirlo sin sentirme patética. Ustedes dos, son mis amigos más cercanos. Sin contar a Kayden. He visto que han estado saliendo juntos gracias a sus estados, lo cual es genial, pero me siento un tanto olvidada. No quiero incomodarte con lo que te digo ni obligarte nada. Pero nuestra amistad siempre se ha basado en eso, ¿no? sinceridad —Asiento sintiéndome culpable. Últimamente soy de todo, menos sincero—. Bien, pues aquí estoy yo. Confesándote lo mucho que me ha molestado no ser partícipe de esas salidas.
—Lo lamento, en serio. Entiendo a la perfección lo que dices y creo que de estar en tu lugar me sentiría similar —aseguro. Y lo hago. Alessandra extraña a Kylie y con las salidas que tenemos yo la estoy alejando de su mejor amiga. No deseo que Alex se sienta mal por eso—. Hablaré con Kylie para crear una especie de horario y esto no afecte su amistad.
Lo último es una broma, pero en vez de sacarle una sonrisa como esperaba, consigo una mueca.
—En realidad, no hablaba por Kylie...
El timbre suena alertándonos que es el segundo aviso de advertencia que nos dan para entrar a las aulas.
—Lo hablaremos después, ahora mismo tengo historia y ya sabes que el profesor se pone pesado con la tardanza.
Sin pensarlo, me inclino y deposito un beso en su mejilla.
Es extraño que me despida de ese modo, con el resto de mis amigas solo muevo la mano. Ya habrá tiempo de cambiar eso después.
***
En la salida, Kylie me espera en uno de los bancos del patio; se encuentra recostada en la pared mientras juega con las puntas de su cabello.
—¡Hey! —Exclamo, al tiempo en que suelta un chillido y se lleva la mano al pecho—. ¿Me extrañaste?
—No —responde cortante.
Auch. Bien, eso ha dolido.
—Uh, de acuerdo —Fuerzo una sonrisa. Estoy acostumbrado a las respuestas cortantes de Kylie. Pero estar acostumbrada a ellas no quiere decir que me duelan menos—. ¿Quieres que te lleve la mochila?
Sin responder, me la cuelga en el hombro y sigue caminando hacia la puerta de las instalaciones. Me despido con un movimiento de cabeza del portero y avanzo siguiendo los pasos de Kylie. Quiero decirle que se detenga y camine más lento, necesito disfrutar de este tiempo junto a ella. No obstante, sé que me saldrán con una excusa sobre llegar temprano a casa.
Me apresuro hasta caminar hombro con hombro. Observo su rostro, trae la mandíbula tensa mientras masculla en voz baja sabrá Dios qué. No se ve feliz. Para nada.
—¿Está todo bien? —pregunto preocupado.
No responde. Pongo mi mano en su hombro, deteniéndola.
—¿Kylie? —insisto.
—Tuve un problema con Alessandra en el almuerzo —suelta, atrayendo toda mi atención—. Estaba esta chica nueva, Danika... queriendo sentarse con nosotras. Le dije que estaba ocupado porque en serio, la mesa estaba repleta y no había espacio ni para una aguja. Hizo un escándalo y amenazo con llamar al profesor por no darle asiento y ¿sabes qué me molestó? Que en vez de ponerse de mi lado, Alex me gritó porque, según ella, la estaba tratando mal.
—¿Y no lo hacías? —cuestiono. Sé cómo es el carácter de Kylie, puede ser un poco grosera e irrespetuosa cuando no se encuentra de buenas.
—¿Ves? —Resopla, su dedo pincha mi hombro—, se supone que eres mi enamorado. ¿No deberías creerme? Estás dudando ahora mismo. ¡Claro que no lo hacía! ¿Por qué la trataría mal? Se ve que es buena persona. O bueno, eso pensaba.
—Mierda. Tienes razón, perdón —parpadeo y niego con la cabeza. ¿Cómo es posible que soltara una tontería como esa? Necesitaba que Brian me tirara un puñetazo para hacerme reaccionar—. No he pensado al hablar, lo lamento.
—Está bien, lo entiendo —comenta, soltando una risa seca—. Me conozco y entiendo que pienses eso. Puedo caer un poco pesada a veces pero no lo hago intencional.
—No eres pesada, Kylie. Solo soy yo siendo un idiota ahora mismo y diciendo puras burradas. Tú eres encantadora, lo que sea que ha sucedido con Alex se arreglará.
Kylie me sonríe mostrando todos los dientes y consiguiendo que aparezcan esos hoyuelos que tanto me gustan y derrite.
Se pone de puntitas y coloca una mano en mi hombro, impulsándose para acercarse a mi mejilla. Espero que esté a solo unos centímetros de distancia para girar mi cabeza y robarle un beso. Sus ojos se abren con sorpresa y fascinado, observo el bonito rubor que se extiende por sus mejillas.
—Dylan —chilla, pero no puedo evitar reír por su reacción.
Niega con la cabeza divertida y mis mejillas duelen por la tonta sonrisa que llevo en el rostro. Doy un paso en su dirección y ella retrocede.
—Kylie...
—Dylan, no —advierte, pero lleva una bonita sonrisa en el rostro.
Doy otro paso más, tomo sus manos y las entrelazo con las mías. Quiero besarla. Y lo hago.
Nota:
Capítulo dedicado a: @LaEsposaDePatch He visto tus comentarios y me haaaaan gustado mucho. Eres muy dulce, ay. Gracias por ser tan linda <3 Y me alegra que estés disfrutando la lectura, es genial tenerte aquí. ¡Un beso y un abrazo enorme!
Gracias a todos por leer :3
MarianBlack.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro