Capítulo 17
Dylan Hamilton.
La he cagado.
―La cagaste ―murmura Brian, haciéndole eco a mis pensamientos.
―Eso ya lo sé. Pero no creí que esto podría llegar tan lejos ―me froto el cuello, en un intento de relajarme―. Todos se han enterado ya y están hasts exagerando las cosas.
Brian resopla. ―Te dije que no te metieras con Alessandra Castillo. Te dije.
Lo fulmino con la mirada. Odio cuando me tiran las cosas en cara, sé que he cometido errores pero tampoco necesito que las personas me lo estén diciendo cada dos por tres. Brian me observa dar vueltas por su habitación como un león enjaulado. No entiendo como ha podido irse todo a la mierda tan rápido.
Y recién estamos a mitad de año. No quiero ni saber lo que me espera después.
―Ya, hombre. Relaja la nalga, si tenemos suerte todo estará olvidado para mañana.
―No lo creo. Si los rumores han llegado a ella, no lo olvidará nunca.
Brian hace una mueca y niega con la cabeza.
―Vale, me he perdido. ¿No quieres que Alex sepa que los descubrieron? Probablemente ella ha escuchado los comentarios de la gente antes que tú.
―Alex, no. Kylie. No quiero que ella los escuche. Mierda ―cierro los ojos. En un momento de desesperación, me jalo los cabellos―. No quiero que lo escuche. ¿Crees que si hablo con Seth...?
―Creo que tu venganza se te ha escapado de las manos.
―No ha sido una venganza ―respondo, con los dientes apretados. Pero una voz en mi cabeza me dice que soy un mal mentiroso.
―Si tú lo dices.
―Quiero a Alex.
Brian asiente. ―Lo sé. Pero siempre he pensado que hay distintos grados para querer a una persona y muchas veces nos equivocamos.
Frunzo el ceño y lo enfrento. ―¿Qué quieres decir?
―Que tu cariño hacia Kylie te ha vuelto ciego. Tanto así que te impide ver muchas cosas que están frente a tus ojos.
―Brian, no vengas con las mariconadas ahora mismo.
―Me cae bien Alex. Sabes que Kylie también. No me parece justo que...
―Basta ―le interrumpo. Me enferma escuchar como finaliza la oración, necesito ahorrarme un poco de sufrimiento―. No digas nada. Lo arreglaré. Hablaré con ambas y todo estará bien. Volveremos a ser amigos y... todo estará bien.
Solo necesité unos segundos de silencio, para desmoronarme. Caí al suelo y me aferré a las piernas de Brian. Llorando en silencio por el gran error que había cometido.
―Soy un maldito hijo de puta.
―No seas tan duro contigo mismo ―susurró mi amigo.
Pero era cierto. Yo era de lo peor. Había jugado con los sentimientos de las dos chicas que más me importaban y ahora terminarían odiándome.
Había sido un egoísta. Un vengativo. Un idiota. Celoso y manipulador.
―Tengo miedo ―confesé en voz baja. Sonaba como un niñito perdido. Quizás lo estaba. Si en algún momento de mi vida me había encontrado, ya era historia antigua―. Algo me dice que, mañana no será un buen día.
―Mañana será el día ―Brian se aclaró la garganta―, el día en el que arreglarás las cosas. Habla con Alex. Con Kylie. Con todos los que creas necesario antes de que se salga de las manos.
♡
Al día siguiente en la escuela, sentía los ojos sobre todos puestos en mí. Las personas murmuraban con cada paso que daba y podía jurar que nunca antes había llamado la atención como ahora.
Me detuve frente a mi casillero y demoré en sacar el resto de mis cuadernos. Quería averiguar cuanto tiempo se quedaban en el pasillo observándo mi espalda.
Justo cuando pensé que no podía aguantar más la sensación de sentir los ojos de todos puestos sobre mi espalda, escuché un carraspeo.
A mi lado, Marcelo Holland me observaba con expresión divertida. Y él nunca sonreía. Por lo que su intento de parecer amigable me encogía en un puño el estomago.
Aquel chico daba más escalofríos que el payaso de mi cumpleaños número cinco.
―¿Pasa algo? ―pregunté, en un intento por parecer indiferente.
No era como si le temiera a tipos como Marcelo. Me traían sin cuidado, en realidad. Él nunca se cruzaba en mi camino y yo nunca me cruzaba en el suyo. Pero sabía de su bonita reputación y supuse que mientras más lejos, mejor.
―Te lo tenías guardado, eh ―me dio un codazo en el hombro, como si fueramos amigos―. Ya me enteré que te follabas a la puta de Alessandra Castillo en la biblioteca antigua. Y que mantenías una relación amorosa con Kylie Ryder. Hombre, te mereces un puto premio. No creí que podríamos tener acceso al puto cuarto, de haberlo sabido te habría pedido que me compartieras a la putilla..
Marcelo nunca pudo terminar la frase. Pobre de él. No dudé ni un segundo en atestarle un golpe en la mandíbula, consiguiendo por fin, que cerrara la bocota. Estaba furioso por la forma en la que se había expresado de Alex. Nadie tenía el derecho de hablar mierdas de ella. Menos un jodido idiota como él.
Marcelo no tardó mucho en recuperarse. Ni en devolverme el golpe. En cuestión de segundos estábamos siendo rodeados por un grupo de estudiantes.
Podría ser un ex jugador estrella de futbol en la secundaria. De la clase popular en el instituto. Querido por varios y respetado por todos. Pero Marcelo Holland era del tipo malo, y rudo. Y aquellas características asustaban a medio mundo. Si bien no lo querías y deseaban que lo matara un carro; tenían respeto y temblaban de miedo. Eso era suficiente para tenerlo encantado.
Y suficiente para que nadie viniera en mi ayuda cuando Marcelo decidiera acabar conmigo
♡
Marcelo era un vil hijo de perra. Gracias al cielo su primo Nick, no. Este último no dudó en llevarme a la enfermería cuando me encontró el suelo.
Sentía que se me había roto varias costillas de tantas patadas que recibí. Seth había hecho su acto de presencia, y detenido a Marcelo. Y no era como si fuera fácil pararlo, pero luego de recordarle que era el hijo del alcalde y que podía sacarlo con facilidad del lugar (y malograr su historial), Marcelo no tuvo repararlo en hacerse a un lado y largarse del lugar. Junto con el resto de personas. Quedé en el suelo hasta que el alma caritativa de Nick apareció y me trajo para aquí.
Le había mandado un mensaje a Brian asegurándole estar bien. Lo último que deseaba era que se enterase y buscara iniciar una pelea con Marcelo.
Su pobre amigo no saldría libre de esa.
Escuché aplausos y me fijé en la puerta de la estancia, donde Kylie estaba. Estaba con los labios fruncidos, escaneando mi cuerpo. Observando atentamente mis moretones de los brazos.
―Así que peleaste con Marcelo, ¿eh? Cuando lo escuché creí que se trataba de una broma.
La observé. Había pasado mucho tiempo desde la última vez que estuvimos en la misma habitación.
El golpe que sentí en el pecho, me robó el aliento. Solo así, supe entonces, que la había extrañado más de lo que podría admitir alguna vez.
―Ha sido un idiota. Solo me arrepiento por no ir a alguna clase de boxeo semanal. Quizás estaría menos... feo, ahora mismo.
Ella hizo una mueca y se acercó a la camilla, donde me encontraba.
―Lo dudo. ¿Por qué lo golpeaste?
Escogí con cuidado mis siguientes palabras. ―Dijo ciertas cosas que me enojaron. Sabes la poca paciencia que tengo para personas que no son mis amigos.
―No me imagino lo que habrá dicho...―puso un dedo en su mejilla, luciendo pensativa―. Ah, no. Espera. Quizás tenga que ver con Alex, ¿no? Probablemente se ha metido con tu amada y no te ha gustado escuchar eso.
―Kylie...―gruñí.
―Lo sé todo, Dylan. Todo. No solo ha sido Seth. Renzo me ha pasado unas fotos de ustedes dos en el parque.
―¿Renzo? ¿qué tiene que ver él en todo esto? ―negué con la cabeza―. ¿No era ese idiota tu nuevo novio? ¿Por qué lo mandas a espiarnos?
―Él les ha tomado la foto porque le dio la gana. Yo no le he pedido nada. Y no, no es mi novio. Ambos hemos estado saliendo como amigos.
Mordí el interior de mi mejilla y aparté la mirada. La expresión de Kylie había cambiado y ya no me observaba desafiante. Se veía triste.
―¿Por qué tuviste que joder todo?
Apreté los ojos, con fuerza.
―Eramos la pareja perfecta ―continuó con suavidad―. Los dos mejores amigos que se querían, adoraban... ¿por qué...?
―Fuiste tú ―le interrumpí, sin poder evitarlo―. Me tuve que enterar por el mismo Jason que ibas siempre a buscarlo. ¿Cómo crees que me sentí? Me besabas y decías que me querías, para luego ir a buscarlo desesperada. Fui un pobre idiota.
―¿Y por eso te vengaste? ¿Por eso te fuiste con Alex? ¿es que acaso no viste como te mira? Para ella no es un juego, ella te quiere. Tu plan era dañarme a mí, pero la terminarás dañando a ella.
―Yo no quería dañarte ―susurro. No puedo alzar la mirada, tengo la vista fija en mis zapatillas de deporte. Trago saliva, sintiéndome avergonzado. Me he comportado como un niño. Las personas no son objetos, ¿cuándo podré comprenderlo? ―. No deseaba dañarte. Y Kylie, te juro que amo a Alessandra.
―¿Pero...? Sé que viene un pero después de tus palabras.
―Pero... ―me observé los nudillos―. Supongo que amar no garantiza la importancia en el corazón de las personas. Tú siempre fuiste más importante que todos, aunque me vieras la cara y salieras con Jason.
―Tú tambien fuiste muy importante ―murmuró. Mi corazón se rompió un poco al no escuchar: "el más importante"―. Sé que estás molesto porque piensas que te he engañado con Jason. Y por eso te montaste todo un teatro y estás saliendo ahora con su hermana. Lo sé, no me lo vas a venir a negar. Y lo entiendo, pero me ha dolido mucho ―me tocó el hombro, llamando mi atención. Levanté la mirada para fijarme en sus bonitos ojos llenos de lágrimas―. Y me duele aún más que años de amistad se estén yendo a la mierda por una confusión.
―Creo que ha sido más que una confusión.
―No, ha sido una confusión. Porque Jason estaba borracho y te apuesto no sabía ni donde estaba parado. No hay mentira en mis palabras o sentimientos, Dylan. Te amo. Y soy capaz de perdonarte todo lo que ha pasado estas semanas por un pequeño error.
―Lo buscabas ―insistí.
―A Alex. No a él. Y las veces que conversaba con Jason era para preguntarle sobre otros temas personales. Temas que te contaré llegado el momento.
Kylie me acarició la mejilla con ternura. Una sonrisa adueñándose de sus labios.
―Extrañarte ha sido como entregarme al infierno. Insoportable.
Me relamí los labios. ―Estoy con Alessandra.
―¿En serio la amas?
―De verdad, lo hago.
―¿Me amas?
Tragué saliva. ―No es algo que se pueda negar con tanta facilidad.
―Entonces, dame una oportunidad. Te conozco y sé cómo son tus sentimientos por Alex. Todo se trata de amistad. Y si me dejas a mí... podré encargarme de esto, lo prometo. Solo escucha lo que te digo y te juro que nadie saldrá afectado por nuestro error.
Nota: No he tenido tiempo de corregir. Por cierto, hubo un terremoto, espero que todas estén bien.
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