Capítulo 12
—Entonces, ¿tu plan era decirle a Dylan, en una reunión de youtubers, que estás enamorada de él?
Hice una mueca. En los labios de Kayden, el plan sonaba más patético que antes. Podía odiar a Max, pero era consciente que de yo no me había opuesto al comienzo. Ahora, después de escuchar los gritos de Kylie y Jason, estaba con ciertas dudas. Es por eso que llamé a Kayden para que viniera a casa y me ayudara a reflexionarlo.
—No sé si podría ser tanto una declaración... él está con Kylie, no he olvidado eso. Y Kylie era mi mejor amiga. Y yo la sigo queriendo, casi tanto como deseo que todo vuelva a ser lo mismo de antes.
—Pero no lo será, no solo porque estás enamorada de su novio. También tienes que darte cuenta de su actitud, Alex. Kylie actúa como si todo el mundo debiera estar a sus pies y obedecerle sus órdenes. Y por mucho tiempo lo hiciste tú. Ella no busca amigas, busca seguidoras. Unas fieles estúpidas que le cumplan todos sus deseos. Eres mejor que eso.
—Puedo hacerla cambiar —murmuro.
La vista de Kayden recae en mi cómoda. Tengo un par de fotos nuestras ahí, la mayoría es de cuando somos niños, pues ninguno de nosotros ama sacarse fotos ahora. Muestra de eso es mi Facebook, que carece de fotos actuales. Cualquiera pensaría que sigo siendo la niña de once años que aparece en la foto.
Suelta un suspiro. —Los amigos no se ocultan cosas. Y parece que Kylie y tú se han olvidado de eso en estos últimos años.
—Tienes razón. Detesto que me oculten cosas y detesto aún más ocultarle cosas a los que amo. Creo que debo decirle a Kylie que me gusta su novio.
— ¿Qué? ¿Qué? No, no —Kayden negó con la cabeza—. Ya la cagaron mintiéndose, sigan así. No hay arreglo. Su amistad ya fue, se terminó. Fin. Sigue con el plan loco de Max y listo.
Entrecerré los ojos. —Es la primera vez que dices algo como eso. Sé que no te cae Kylie, pero...
—Pero nada —interrumpió—. Tu relación con Kylie es de esas toxicas. Ella no te ve como un igual, te ve como si fueras un ser inferior. Y no voy a dejar que regresar con ella al punto de que termines creyéndotelo.
—Tú y Max deberían hacer una competencia de quien la odia más —resoplé—, pero al fin y al cabo, tienes razón. No puedo seguir así con ella, a menos que Kylie decida cambiar. Y eso lo veo imposible, así que... mejor me voy haciendo la idea de que nuestra amistad acabó.
—De acuerdo. Ahora, ¿qué hay con Seth? Me dijo que le pediste entradas para ver a... —arrugó la nariz—. No sé quién. Pero recuerdo que los estuvo insultando por un buen tiempo. ¿A quién querías ver que lo enfureció tanto?
—Como si fuera mi culpa —alcé la voz—. No sabía que Seth era tan idiota. Creí que era una buena persona, pero terminó siendo todo un idiota. Empezó a hablar mal porque estos youtubers venían de San Jorge. ¡Oh! Discúlpeme Señor, vengo de la zona más adinerada.
Kayden rio al mismo que tiempo que negaba con la cabeza. —Ah, entonces irás a ver a los Carter. No sabía que te gustaban. Y Seth no es una mala persona, es solo... muy pituco. Su papá es el alcalde, es obvio que tiene dinero hasta por los codos. Eso hace que se le suban los humos a la cabeza algunas veces. El en serio intenta no comportarse como un cretino, soy consciente de eso, pero sus padres lo criaron para que se creyera el rey del mundo y nos viera como si fuéramos sus súbditos. Es algo que intenta cambiar, aunque se le sale algunas veces.
—Odio ese tipo de gente —murmuré, con asco. No me gustaban los que se creían superiores por su dinero o cargo en tal lugar.
—Igual yo. Y te apuesto que Seth también, pero es difícil arrancar de raíz algo que le han inculcado desde niño.
—Bueno, ya. No intentes excusarlo con eso. Hasta que muestre lo contrario, Seth me sigue pareciendo un pobre diablo.
****
El pobre diablo había detenido mi caminar en el pasillo a lo que me dirigía al comedor. No estaba con ganas de hablar con él, ni con nadie que no fuera Danika o Kayden. Pero sus insistencias se me hacían cansinas y mejor terminar de una buena vez con la palabrería para poder ir a comer en paz.
Lo que sucedió a continuación no era algo que esperaba.
—Toma —dijo, y sacó de su bolsillo los dos pases que tanto pedía—. Sé que me comporté como un cretino y lo lamento. Solo espero que pases un buen rato en la reunión y no salga tan mal como espero.
Alcé ambas cejas. —Bueno, gracias... no sé qué decir. No creí que me darías las entradas.
—Ya, yo tampoco. Pero a veces uno hace un intento por las personas que quiere, ¿no?
Asentí, un tanto incomoda.
—Y en serio, en serio lo aprecio. Muchas gracias.
Seth continuó mirándome, como quien quiere decirme una cosa y no se atreve. Esperé en mi sitio un par de minutos, esperando que abriera la boca y se animara a soltar lo que sea. Un insulto o un halago, lo que deseara. Pero odiaba que la gente se quedara con las palabras en la boca.
—Supongo que te diste cuenta y sé que has hablado con Max de esto. Mira, soy consciente de que mis sentimientos no serán correspondidos, no sé si tienes una relación con Max y tampoco es mi incumbencia. Solo espero que mis sentimientos no influyan en nuestra amistad.
Parpadeé. — ¿Eh? — ¿de dónde salía todo esto? ¿Podía estar más confundida? —. No entiendo nadita
Seth bajó la vista al suelo y metió ambas manos en su bolsillo, parecía un niño pequeño y perdido. —Max me habló ayer en la salida. Me dijo que tú ya sabías lo que yo sentía por ti. Y no voy a repetirlo porque esto es muy vergonzoso, no estoy acostumbrado a declararme a chicas que no me corresponden y tampoco siento muchas ganas de hacerlo ahora. Pero creo que entiendes que te quiero más que a una amiga, ¿no? Supongo que Max me dijo esto para no sentirme mal luego y está bien, ustedes irán juntos al evento y supongo que han venido pasando más tiempo juntos desde antes, yo...
—No estoy con Max. Y tampoco voy a estar con él. Ni ahora, ni nunca jamas. Y sobre lo otro...
Seth hizo una mueca.
—Me gustaría corresponderte, en serio. La pasaríamos bien juntos, lo sé. Pero el corazón no elige de quien se enamora y lastimosamente el mío es medio loco para esto del amor. Espero que todo esto no arruine nuestra amistad...
****
—No vale llorar.
Rodé los ojos cuando Max me lanzó algo de pasto en el rostro. Habíamos llegado hace unos minutos al parque que quedaba a dos cuadras del colegio. Era un bonito lugar para descansar y reflexionar un poco. ¿Y lo mejor de todo? No te incomodabas con la presencia de parejitas besuqueándose. Parece que no disfrutaban venir a este lugar que se encontraba a la vista de todos.
—No estoy llorando. Acabo de bosteza, tonto.
Y aquello era mentira, por supuesto. Mis ojos se humedecían cada tanto por el torrente de pensamientos que venía a mi mente. Rechazar a Seth había sido muy difícil, sobretodo tener que verlo al rostro mientras pronunciaba esas dolorosas palabras. A pesar de sus marcados defectos, el muchacho era una gran persona. Y lo quería. Lo quería mucho. Lo último que deseaba era herirlo.
—En el amor, pierdes o ganas. No existen los intermedios. Seth acaba de aprenderlo a temprana edad, mejor ahora que después, ¿no crees?
—No quería ser su primer corazón roto —hice un puchero—. Esos son los que más suelen odiar.
Fue el turno de Max para rodar los ojos. Seguro creía que era una exageración. No lo era. Seth en serio podía ser muy resentido algunas veces.
— ¿Odiarte a ti? —me dio un codazo, juguetón—. Primero Kayden y yo le damos un puñetazo para que no tenga oportunidad ni de pensarlo, ¿qué dices? —sonrió—. Alex, es imposible que alguien te odie. Sin contar a Ximena, claro. El resto te adora. Eres muy buena chica, que comete errores pero muy buena chica al fin y al cabo.
—Gracias —murmuré y luego más fuerte—: Por eso Kayden es mi mejor amigo, porque le tira puñetes a la gente que no le agrado. Y tú...—hice una mueca, fingiendo pensarlo. Solo para molestarlo—. Y tú debes ser un seguidor nuestro, ¿no? Por eso para mucho con nosotros, quiero decir...
—Tonta —me empujó Max y yo comencé a reír. Amaba molestarlo de esa forma. En estos últimos meses, Max se había convertido en uno de mis mejores amigos. Lo amaba. Y amaba molestarlo fingiendo que no era tan importante para mí como lo era Kayden—. Ya no te daré regalo para navidad y me adelantaré en tu declaración de amor con Dylan.
— ¡No te atreverías! —chillé.
Max sonrió.
— ¿Apostamos?
Maldita sea. Era Max, se atrevería a confesarle mis sentimientos a Dylan con tal de joderme. Mi pequeño y sádico amigo.
Rodé los ojos. —Bien, lo voy a decir.
— ¿Qué cosa? —preguntó, con inocencia.
—Y no lo voy a repetir, eh.
—Te escucho...
—Max, eres un gran amigo. Probablemente nunca mencione esto en voz alta, y nunca nadie lo escuchará además de ti y de mí. Pero eres la persona que más alegra mis días. ¡Ya! Lo dije. Sí, Kayden es el amor de mi vida amicalmente hablando. Pero tú me haces reír y jodes un montón, lo suficiente como para odiarte un rato y hacer que olvide mi patética vida. Y escucha bien, que no lo diré siempre. Te amo, no sé qué sería de mi vida sin ti.
— ¡Debo decírselo a Kayden! —Max salió corriendo y reí mientras lo perseguía antes de que le llegara a decir algo a mi otro amigo—. ¡Atrás, Alex! ¡Atrás! Esto es algo que debe saberse.
— ¡Ven aquí, idiota!
Sonreí mientras correteaba por el parque. Ya no se trataba de perseguir a Max. Se trataba de ser libre junto a él. Imité su movimiento y extendí mis brazos mientras imaginaba que volaba. Por primera vez en mucho tiempo, me sentí libre. Libre de odio. Libre de secretos. Libre de complicaciones. Cuando terminase la carrera seguiría siendo la misma Alex de siempre. Pero ahora... ahora estaba bien fingiendo ser un ave más junto a su fiel acompañante.
****
Después de estar por el parque correteando como si fuéramos perros con Max, decido ir al centro comercial con Maddie y Zoey. Hace mucho que no salgo con ellas de compras. Nunca me he sentir del todo cómoda, a decir verdad. Zoey es demasiado delgada y tiendo a compararme demasiado con ella mientras nos vestimos. Por no hablar de Maddie que trae un montón de dinero y parece que va a comprarse la tienda entera, mientras que yo me llevo una prenda u dos prendas. Pero hoy, después de pasar un rato charlando con Max, me siento tranquila. Relajada. No me voy a preocupar por tonteras.
— ¡Quiero un helado! ¡Quiero un helado! —dice Maddie brincando. Zoey y yo intercambiamos miradas, había olvidado que se comportaba como una niña pequeña cuando estamos de compras—. ¡Uhhh! Y quiero esos lentes rosas que estaba con descuento la otra vez. Seguro ya lo quitaron, pero igual puedo comprármelos, ¿no? ¿Quién me acompaña?
—Iremos juntas —responde Zoey—, pero primero déjame descansar un ratito que me has tenido de aquí para allá todo el rato.
Zoey tomó asiento en una de las bancas y me senté a su lado. Ambas teníamos muchas bolsas a nuestro alrededor y todas eran de Maddie. Yo aún no compraba nada y Zoey parecía no estar muy interesada en los vestidos que había venido a ver.
—¡Qué aburridas! Pues iré a darle un vistazo yo sola, el tiempo es muy corto como para perderlo sentadas mientras existen tantas cosas que comprar.
Resoplé ni bien Maddie se alejó de nosotras para acercarse a una tienda que vendía maquillaje.
—Quien como ella —murmuré—. Lo único que vengo a hacer en un centro comercial es comer un poco de pizza y luego sentarme para quejarme de lo caro que está todo. No me imagino como es un día entero con Maddie en un centro comercial.
—Ni yo. Me compraré algunas cosas, pero lo de Maddie ya es una puta exageración. ¿Le regalan el dinero o qué diablos? Estoy comenzando a creer que su familia está metida en algún negocio macabro.
—Pues haberlo dicho antes, iré a buscarlo para que me adopten —bromeo. Zoey y yo reímos por un rato. Me cuenta sobre cómo está superando la ruptura que tuvo con su novio, le doy un par de palabras de consuelo, aunque nunca he sido muy buena en eso.
—Ya, no importa. Mejor que estoy soltera ahora, pienso con más claridad. Cuando estás enamorada es como si vivieras drogada, nada mal al comienzo pero luego te vuelves mierda. Quiero pasar más tiempo con mis amigas, contigo. Te he dejado abandonada y a manos de una bruja.
—Eh, no le digas así a Kylie.
Zoey levanta las manos en señal de inocencia. —Yo no hablaba de Kylie.
Comienzo a reír. Quizás yo no tenía a un novio, pero tenía a Kylie. Ella había sido muy celosa conmigo y no dejaba que tuviera otras amigas, a menos que ella las aprobara. Quizás por eso no había querido admitir a Danika. Temía miedo que me apartara de su lado. No sabía que sus actitudes lo harían, después de todo.
Extrañaba a Zoey.
—Y hablando del rey de roma... —murmuró. Asintió hacia la tienda de cosméticos en la que se perdió Maddie hace unos minutos.
Allí en la puerta, estaba Kylie hablando animadamente con Maddie. Esta última parecía olvidar por completo las rencillas que tuvieron hace un tiempito mientras le muestra los productos que compró. A su costado, Ximena las observa con fingido interés. No me sorprende que Ximena esté con Kylie ahora. A pesar de que la primera hablaba pestes de mí, siempre fueron buenas amigas.
— ¿No estuvo Maddie hace unos días pidiéndome que no le dejara ser grupo de Kylie? —pregunto sin poder creerlo.
—Es Maddie. Tarde o temprano se amista con la gente. Da igual, quizás regrese en unos instantes.
Es como si sintiera mi vista fija en ella, porque Kylie voltea y nuestros ojos conectan. Su labio se curva en una sonrisa y levanta la mano para saludar. Zoey me da un codazo. Algo confundida, respondo.
— ¿Por qué nos estamos saludando? —pregunto, entre dientes.
—Porque no se han enemistado oficialmente —murmura Zoey—. Kylie ama mantener las apariencias y engañar a las personas, aunque sea a ella misma. Mejor juega su juego si no quieres que la gente te tilde de mala amiga después. Cuando Kylie comience a tirar los dardos sin temor alguno, empieza la verdadera pelea.
****
—Anda reconcíliense —nos pide Jenna, mientras cenamos—. Antes de que vengan nuestros padres. Ustedes dos deben hablar.
—No hemos hablado en años, como para que me interese formar una relación con él ahora mismo —espeto. No he olvidado las palabras crueles que Jason me dijo ayer—. Pero creo que después de tanto escándalo que le armaron, yo que Jason empiezo a considerar el suicidio.
—¡Alex!
Jason, por su parte, rueda los ojos. —Eres una infantil.
—Y tú idiota. Al menos lo infantil se me quitará de acá a unos años, pero lo tuyo no se irá ni con mil golpes en la cabeza.
—Yo no soy el que tiene una amiga demente. Y mucho menos traigo a mis compañeros para que te griten tonteras en tu habitación.
— ¡Yo no hago eso!
—Jason, tu hermanita menor no tiene nada que ver con eso —explica Jenna, en voz baja—. Ella ni estaba enterada de su relación. No es como si mandara a Kylie a insultarte cada tanto...—me observa, con algo de sospecha—. ¿Verdad Alex?
Ruedo los ojos. —De haber sabido que estabas con Kylie te denunciaba por pedofilia.
—Pedofilia mis narices —murmura—, ambos éramos menores de edad.
—Bueno, bueno. Ya están hablando —Jenna aplaudió y me pregunté por qué diablos no había decidido por la carrera de psicología—. ¿Algo que le quieras decir Alex? —negué con la cabeza. Esperaba ignorar su existencia hasta que me largara de casa—. ¿Tú Jason?
—Que es una puta mierda que mi padre se casara con la madre de ustedes. Si me querían castigar así, al menos me hubieran dado dos hermanas atractivas e interesantes. Ustedes me matan de aburrimiento.
Dicho eso, lanzó su servilleta a mi almuerzo y se dirigió a su cuarto. Me levanté indignada y lancé unos improperios que haría enojar a mi padre.
— ¿Viste? ¿Viste eso? ¡Acaba de malograrme la comida!
—Alex...
— ¡No, Jenna! No entiendo por qué lo defiendes tanto. Es un tonto, nos trata mal, a ambas. Siempre me está insultando.
—Tú lo estás insultando siempre, también. No te hagas la inocente. Ni uno se ha dado la oportunidad de conocerse como debió ser hace mucho y tu padre cometió el error de no hacer el intento de que esto funcionase. Jason es una buena persona, ha tenido cientos de dificultades a lo largo de su vida y quizás eso hace que sea muy explosivo y no piense antes de actuar o hablar. Pero te quiere, nos quiere.
—Bueno, no me interesa. Entre Jason y Kylie, no sé cual me cae peor.
— ¿Qué sucedió con Kylie? —preguntó, interesada.
Le resté importancia con un movimiento de mano. Si había alguien con la que no podía compartir mis problemas era Jenna. La amaba, pero era demasiado bocona y por mi bien... mejor no contarle nada.
—Tonteras. Mañana iré a ver a Team Carter, ¿crees que mamá me dé permiso?
—Yo que sé —se encogió de hombros—. ¿No sería mejor preguntarle?
—Tienes razón —asentí—. Le preguntas y si dice que no, le insistes para que acepte, ¿okay?
Me levanté de un salto y corrí hacia las escaleras.
— ¡Alexandra Castillo!
— ¡Gracias por ser tan buena hermana! —grité mientras subía las escaleras apresurada. Si Jenna era tan buena como decía ser, haría un gran trabajo convenciendo a mamá para que me dejara ir a la tan esperada reunión.
Y si tenía suerte, todo iría bien.
Nota:
Esta escena con Max me puso un poco sensible. Recordé a todos esos buenos amigos que me hicieron vivir momentos maravillosos y me ayudaron a olvidar los malos ratos. Lamentablemente, gran porcentaje de ellos no se encuentra hoy en día en mi vida. Pero les tengo un infinito aprecio.
*momento de silencio*
Ah, cierto. No tuve tiempo de editar, si ven errores lo siento. Ya empezó el maratón porque estamos en la recta final jojojo, que penita. Diablos, quiero llorar xD Nunca entendí porqué las escritoras se ponían tan sensibles pero ahora lo estoy pensando y... ¡ay! me da tantas cosas. Mierda, quiero llorar xD Solo Dios sabe lo mucho que pasé con esta historia.
Gracias a todos por leer. Nos falta muy poco... no mentira, nos faltan unos cinco o siente capis (ya sé, aumenté el número. Pero estuve viendo bien y necesito más espacio).
Los quiero, gracias por tanto.
MarianBlack.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro