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Realidades y miedos


-Pero entonces, si dice que la fiesta fue un éxito, pero que nadie asistió no tiene sentido, porque, ¿cómo ha sido un éxito si nadie ha querido ir a la fiesta del cumpleañero?
No digo que la fiesta no haya sido buena, seguro que ha sido excelente, pero, ¿cómo va a ser memorable si no ha habido nadie para verlo?
A no ser que subieran algún vídeo de la fiesta y se hiciera viral, pero, claro, no necesariamente ha tenido que ser popular de forma positiva, porque a lo mejor se han burlado por estar solo, ¡pobre! Podrían hasta ser capaces de volverlo una especie de meme, ¡las personas son muy crueles!
En todo caso, sus padres han podido estar con su hijo o hija y habérselo pasado muy bien todos juntos, ¡aunque quizá también lo han podido haber dejado colgado por estar ocupados o algo así!
¡Es una posibilidad entre más de un millón!
Pero, también podría haber suc- un golpe seco en la nuca fue lo que le hizo despertar de su trance; frotándose con la mano en la parte adolorida, se quejó por el golpe, pestañeo varias veces hasta quedar completamente despierto, y ante él vio a su mejor y único amigo:

Katsuki Bakugo, con una de esas sonrisas que lo caracterizaban, burlándose con la mirada por su clásico murmullo sin sentido; el joven de cabellos verdes se maravilló en secreto del brillo de sus ojos y de la tonalidad de los mismos; le gustaba, llevaba tanto tiempo enamorado de él que se sabía de memoria todas las causas del porqué actuaba de una u otra forma, además de saberse perfectamente cada uno de los gestos que hacía al caminar o hablar, lo adoraba desde que tenía uso de razón, y ese sentimiento no había hecho más que crecer y crecer, hasta el punto de darse cuenta de lo que en realidad sentía por su amigo: lo amaba, con un amor y una pasión desbordantes; en su día a día se dedicaba a alabarlo, además de quererlo de forma incondicional; sin embargo, esa parte romántica en sus gestos siempre eran ocultados por aquel joven adolescente de mirada clara y color esperanza.

Ya una vez, tiempo atrás, declaró abiertamente su amor, recibiendo tan solo burlas por parte del rubio, además de algún gesto indicando su repulsión; esto solo le hizo reírse con fuerza y negarlo, alegando que era una simple broma, y para ver la cara que ponía, entonces ambos rieron y el pequeño explosivo dijo unas palabras que se le quedaron marcadas para siempre:

"menos mal que era mentira, sino me hubieras dado asco"

asco

esa fue la palabra clave para destrozar al pequeño Midoriya.

El cual salió corriendo sin previo aviso, sorprendiendo al más alto; en su huida las lágrimas fluían, caían pesadamente y su llanto aumentaba cada vez más, hasta llegar a un pequeño descampado, donde dejó ir todo su dolor, con la garganta rota y los ojos rojos por tanto llorar, Izuku Midoriya se prometió a sí mismo nunca más decir algo así a Katsuki, si lo quería a su lado, no le quedaba otro remedio que fingir indiferencia respecto a lo que su corazón le había hecho llegar a sentir.

Se prometió a sí mismo dejar ese amor bien lejos,
pero eso nunca sucedió.

Simplemente llevaba todos aquellos años fingiendo que todo iba bien, mintiendole en muchas ocasiones a su amor platónico para no perderlo.

Bakugo era su único amigo, la única persona que decidió acercársele, no podía perderlo por una estupidez así, por lo que prefería renegar de aquel sentimiento tan problemático instalado en su corazón, era una tontería pensar en que si quiera pensase alguna vez en él, su amigo, de dicha forma, creer aquello era perder el tiempo.

-¿Q-qué pasa?- Murmuró, volviendo a salir de sus pensamientos tras recibir otro golpe, esta vez en la cabeza, por parte del joven de ojos rojos que estaba de pie a su lado, esperando por recibir su atención-.

-Hasta que me haces caso- espetó molesto; había visto ese ceño fruncido en muchas ocasiones, y aún le provocaba un sonrojo; siempre se tapaba la cara disimuladamente en su presencia cuando hacía uno de sus gestos, pues le avergonzaba haberlos dibujado incontables veces en un cuaderno del que Katsuki no conocía su existencia, y si llegara a conocerla, Izuku Midoriya estaría preparado para desaparecer por completo de la faz de la tierra; preferiría morir que encararlo por una de las muchas tonterías diarias que él mismo cometía.

-Te decía porqué volvías a murmurar; aunque es algo tan propio de ti y que ya he presenciado tantas veces que me sé de memoria sobre a lo que sueles darle tantas vueltas; cualquier chorrada te hace ponerte a pensar detenidamente, pareces un obseso del control- el chico se sonrojó e hizo un mohín, pareciendo estar enfurruñado, cuando realmente le había gustado eso de que le conociera tanto, al menos, una pequeña parte de él, ya que el muchacho solía esconderse bajo una capa de sonrisas y bromas tontas-.

-Estaba reflexionando sobre el ejercicio de lengua, una frase que nos han puesto, no he podido evitarlo- respondió, para su pesar, vergonzosamente; el otro chico rió, haciendo que el rostro sonrojado del adolescente tímido se hiciese más notorio-
-¡n-no te b-burles de m-mí!- Le increpó de tal manera que hasta a Bakugo le pareció tierno-

-eres un enano- le dijo para ocultar lo que pensaba; el pecoso simplemente le sacó la lengua enfurruñado y con su rostro completamente rojo-.

-Que harías sin mí- canturreó burlón, para levantarlo de golpe de su silla y sacarlo casi a rastras de la clase-

-mi librooooo- protestó, estirando los brazos a la dirección donde estaba su clase, Katsuki lo dejó tirado en el suelo y recogió sus cosas, colgándose la mochila de su amigo en el hombro, siguiendo arrastrándolo del cuello de la camisa por detrás, el más bajito estaba más que acostumbrado así que no le importó demasiado-.







































































-¿Qué tal, tío?- Unos amigos que hacía tan solo unas semanas habían conocido al muchacho prodigio de su clase se acercaron a éste y le palmearon la espalda en señal de saludo; todos sonreían, excepto Midoriya, que se encontraba alejado a unos metros de ellos, incómodo; no le caían muy bien, ya que éstos no habían mostrado reparos en burlarse de su condición: su timidez y el hecho de no tener ninguna clase de don; Bakugo le había restado importancia a la situación del peli-verde, mostrándole que siempre iba a protegerle de cualquiera que se atreviera a decir cualquier cosa mala de su amigo; e indirectamente, acciones así lo prendaban más.

Lo miró, fijamente, con los labios entreabiertos y las mejillas sonrojadas, sin dejar de preguntarse el porqué de su intenso enamoramiento a él; si, el joven habría permanecido durante años junto al pecoso, haciéndole compañía y estando a su lado en las buenas y en las malas, pero no podía olvidar que, sino hubiese sido porque rápidamente le dijo que sus palabras eran mentira, se hubiese alejado por completo de Midoriya, y éste estaría solo desde hace mucho.
En el fondo, estaba cansado; amarlo era una pérdida de tiempo, ya que el rubio jamás correspondería y solo se burlaría cruelmente de lo que su corazón sentía.
Además, había notado una cierta distancia entre ambos desde que encontró a otros amigos; no es que estuviese celoso, simplemente que Katsuki actuaba distinto, y no para bien.

Suspiró, miró una última vez al dueño de sus sueños y se alejó a paso ligero, dirección a su casa, no se despidió, casi huyó del lugar, sintiendo como su corazón le dolía terriblemente; acababa de tomar una decisión: se alejaría por completo de Katsuki hasta que los sentimientos que se interponían entre lo que podría ser una mejor amistad se esfumaran.
No podía cometer el fatídico error de qué descubriese infraganti a su alma unida a algo que nunca existiría, un vínculo que jamás se uniría.
Por lo que comenzó bloqueandolo en WhatsApp y otro tipo de redes así; antes de bloquearle en el chat, vió que le había escrito un mensaje:

"¿Te pasa algo?"

Al cual no contestó....

































































































Había pasado medio año, en el cual Izuku se había dado cuenta de lo solo que estaba, sin embargo, comenzó a disfrutar de esos momentos de soledad, en los cuáles podía perderse en sus pensamientos sin temer a la reacción de nadie; en clases no dirigía la palabra excepto para preguntar o charlar brevemente con alguno de sus profesores.
Había recibido incontables llamadas por parte de Bakugo, las cuáles siempre colgaba, pero no se animaba a bloquearlo por aquel medio ya que, en el fondo, temía que, si su amor desapareciese, no tuviese contacto alguno con él; sabía que lo que hacía solo acabaría por hacerle daño a sí mismo, pero en medio de su desesperación le pareció lo mejor; aunque dar más excusas a su madre del porqué la única persona con la que pasaba su tiempo libre ya no iba nunca a verle se le hacía cada vez más complicado.
Una tarde cualquiera de un viernes casual, en la que el muchacho de pelo rizado se encontraba limpiando su habitación, con sus auriculares favoritos puestos, mientras sonaba a todo volumen una de sus canciones preferidas recibió una llamada de un número desconocido; paró la música y se quitó los auriculares, miró el número, uno del cual supuso sería publicidad, colgó, pero éste llamó varias veces más, hasta que ser hartó y contestó:

-Izuku Midoriya al habla, ¿quién es?-

No escuchó nada; carraspeó.

-¿Hola?-Repitió, sintiendo de pronto unos extraños nervios en la tripa-

-...-

-¿q-quien es? ¿Q-qué q-quiere?-Balbuceó, poniéndose nervioso-

-no contestas ni mis mensajes y cuelgas mis llamadas...-.

En ese instante sintió que se le paraba el corazón y se ponía más pálido por momentos, la voz no le salía, estaba mudo de la impresión.

-N-no sé q-quien es u-usted- consiguió pronunciar, haciéndose el tonto-

-no cuela- espetó la voz que ya tan bien conocía; el peli-verde tragó saliva-

-¿qué pasa?- Preguntó,tratando de adoptar un tono casual, como si no llevase medio año evitandolo-

-eso quiero saber yo, me debes muchas explicaciones...-

-he estado muy ocupado, últimamente me he rodeado de mucha gente y- sus mentiras fueron interrumpidas por aquella voz, que sonaba aún más enfadada-

-¡¿estás de verás intentando mentirme de esta forma tan descarada!? ¡No me jodas Deku!- El de tez pálida se dió cuenta de que estaba más enfadado que nunca, pues, a parte de haberle gritado de esa manera, solo le llamaba así, "Deku" cuando de verás estaba molesto con él, y vaya si lo estaba-.

-N-no m-miento- volvió a ser interrumpido, esta vez por un grito furioso del contrario a través del aparato; el regañado temblaba-

-¿Dónde estás?- El preguntado no respondió; se escuchó un bufido-

-voy a tu casa, nunca sales excepto cuando yo casi te arrastro para que hagas vida fuera, ¿sabes? También existe- le recriminó-

-¿qué? ¡No, no vengas!- Gritó, fuera de sí, asustado, sabía que no podría retener un "te amo" si lo tenía de frente, en su casa, sentado en su cama, esperando por una explicación lógica que no podría dar-.

Escuchó el timbre, y unos pasos, seguramente los de su madre, dirigiéndose a la puerta, mientras exclamaba: "¡voy!" Ajena a la situación que estaba por venírsele a su adorado hijo.

-Muy tarde- oyó en el teléfono antes de que colgara-.

Izuku palideció, cerró la puerta con pestillo y rezó mentalmente porque algún milagro divino lo salvase de aquella bochornosa escena.

-¡Izuku, hijo, mira quién ha venido a verte!- Exclamó su madre en un tono jocoso, sin saber la crisis que estaba teniendo su adorado tesoro-.

No respondió, se hizo un ovillo dentro del armario y cerró la puerta.

Escuchó una pequeña pero alborotada explosión, y un grito por parte de su madre, recriminándole lo que había hecho.

-¡El pomo! ¡Lo has destrozado!-El tono de la pobre mujer era de completo shock, por lo que no le quedó más remedio que salir de su escondite y acercarse a tratar de tranquilizar a su madre; de golpe vió que ya no se encontraba allí, sino que parecía que había salido corriendo escaleras abajo para llamar a alguien, y Katsuki y él se encontraban solos-.

"MIERDA" -se dijo mentalmente, mientras veía como inútilmente el causante del destrozo trataba de cerrar por completo la puerta; pero, al quedarse entornada, el chico explosivo se rindió y agarró del brazo al muchacho que se encontraba frente a él, confuso y avergonzado-.

-Explícate ya- dijo malhumorado,directo al grano-.

Se sentó en su cama y, con el ceño fruncido y los brazos cruzados, esperó una respuesta.

-¡Voy al baño!- Gritó, escapándose veloz, siendo perseguido por un joven dispuesto a reventar todas las puertas de la casa con tal de que aquel chico de pecas en su rostro le contase la razón de su distanciamiento, tan repentino-.

-¡Abre la puta puerta!- Chilló, negándose Izuku a lo que le pedía; de fondo, escuchaba a su madre gritar alterada:

-...¡si, ha entrado de golpe y se ha cargado de una explosión el pomo de la puerta de mi Izu, además de haber destruido varias cosas por el camino! ¡Solo porqué quiere hablar con él y mi hijo por alguna razón no quiere!
¿¡Que voy a hacer con los gastos!?- Su madre sonaba tan afectada que decidió salir y hablar con la bomba andante que estaba a punto de destruir toda su casa solo porque no quería darle una explicación a un comportamiento idiota suyo-.

-Katsuki, hablaré cont- gritó al verlo con su cuaderno, si, ese en el cual escribía con el corazón en la mano los sentimientos que lo desbordaban; leyendo, con una expresión indescifrable; se lo quitó de golpe y éste protestó:

-¡lo estaba leyendo!-

-¡Es propiedad privada!- Le espetó a gritos, con la cara roja por el enfado y la vergüenza-.

-Tú eres el que habla sobre mí en tu cuaderno- el chico de ojos esmeraldas se puso pálido por completo, y, con apenas voz, murmuró:

-¿q-que h-has l-lei-d-do?- Sentía que podía desmayarse en cualquier momento; era tan surrealista que deseaba que todo fuese una extraña pesadilla que solo recordase con un amargo sabor; pero no, desgraciadamente para el muchacho, todo lo que estaba sucediendo era algo muy, muy real-.

-Ah nada, lo normal- respondió con sarcasmo- he visto algunos dibujos hechos por tí de mi; poemas hablando de lo mucho que me quieres; páginas enteras llenas de tus pensamientos sobre mí; se nota el sentimiento que le has puesto-

-fue hace años- se apresuró a decir-

-este dibujo de tí y de mí dándonos un beso también fue de hace mucho tiempo, ¿verdad? Pero, que casualidad, si estamos igual que ahora, ¿acaso eres adivino y viste como íbamos a ser dentro de varios años? ¿Y me lo has ocultado todo este tiempo?- El sarcasmo no le pasó por alto al creador de todo aquello; se cayó de rodillas al suelo y comenzó a llorar desesperado-.

-¡Me alejé por eso! ¡Por lo que siento por ti! ¡Porque estoy enamorado de la única persona que en su vida ha mostrado cierto interés por mi persona!
¡Quería olvidarlo, de verdad, porque sabía que te daría asco, ya me lo dijiste hace años!
Solo quería... poder estar a tu lado sin verte de esa forma...
además... estoy seguro de que... tienes montones de amigos que quieren estar contigo... y yo... solo soy... una molestía... tanto para ti como para ellos... creía que... se iría finalmente...
pero no... todavía no... y por eso es que... no puedo acercarme a ti...-.

-No me jodas- murmuró- ¿la has liado tanto solo por algo así?-

-Tú te has cargado el pomo y más cosas de mi casa solo porque no quería hablar contigo- le espetó indignado el chico ruborizado, haciendo un mohín-.

-De verdad que eres idiota...-

-mira quien habla- murmuró indignado el joven de ojos brillantes y pecas por todas partes-.

Mantuvieron el silencio por un rato, el cual resultó incómodo para ambos; Inko hacía un buen rato que había salido a quien sabía dónde, enfurruñada, a paso decidido.

-Siento haber causado todo esto...- murmuró el avergonzado adolescente de cabellos alborotados-

-eres un idiota..-

-lo sé- murmuró; sin pensarlo apoyó su cabeza en el hombro de su acompañante, el cual no mostró indicios de apartarlo; su acomodó mejor y le relajó escuchar los latidos del corazón de su enamorado, para su sorpresa, dicho órgano latía más rápido de lo normal, lo abrazó con una sonrisa y sus mejillas coloradas-.

-Llevas todo este tiempo sintiendo algo por mí en secreto, ¿y jamás te habías planteado decirme nada?-

-De pequeños me dejaste bien claro cuál era tu postura...-

-imbécil... era un crío que hasta hacía nada creía que ser pareja era una comida, ¿que coño esperabas de mi parte?-

El más bajo rió.

-¿Lo dices en serio?- Decía, sin dejar de reír-

-¿Tú qué crees?- Las palabras del chico de mirada rojiza solo le provocaron más risas-

-eso explica muchas cosas- dijo, camino de qué lágrimas por la risa provocada saliesen-

-te ríes por nada- protestó el otro joven, sintiéndose burlando; pero abrazandolo más fuerte-.

-Sobre todo si es contigo- respondió el mencionado con ojos brillantes, el rubio apartó la mirada, ligeramente sonrojado-

-llevas tiempo gustandome, pero por la vergüenza y mi orgullo no me había atrevido a tan siquiera mencionartelo por encima- la cara de Izuku se tinó de un rojo intenso, y comenzó a balbucear palabras incomprensibles, sintiendo que todo le daba vueltas-.

-No creía que pudieses verme de esa manera- respondió avergonzado, tratando de taparse la cara-

-eres más que idiota- respondió, y sin ni siquiera darle tiempo a replicar, le robó un perfecto beso en los labios-.

Izuku correspondió, muriendo por dentro por la vergüenza y la emoción, siendo abrazado por su ya no tan amor platónico; sin darse cuenta, la intensidad de los besos fue subiendo varios niveles hasta encontrarse sin apenas aliento, y ambos con alguna marca en el cuello.

Sus respiraciones agitadas solo les hacían besarse con más fervor, saboreando los labios del contrario; cuando la cosa fue tomando forma, Izuku se encontró con que Bakugo les hacía rozarse intencionadamente, provocando en ambos escalofríos de placer.

-K-Ka-cchan- no pudo evitar decir entre gemidos, mientras clavaba su mirada llena de un deseo en la de su amante, provocando así que ambos se encendiesen más y frotasen por encima de la ropa con más intensidad-.

-¿Y ese apodo?- Murmuró en su oído, acariciando cada centímetro de su cuerpo, excitandose ambos más-

-se me ocurrió hace bastante, y te llamaba así en secreto-

-pues ya no va a ser secreto- respondió, dejando pequeños rastros de besos en su cuello, y bajando; Izuku suspiraba y disfrutaba de sus acciones-.

-Sé mío- la profundidad con las que dichas palabras fueron pronunciadas, siendo además observado por esa mirada suya tan penetrante hizo temblar a aquel muchacho que pensaba que la persona que más quería jamás correspondería esos sentimientos-.

-Si- dijo enseguida, formalizando su relación y besando con amor a su ya novio-.






Estaban allí, solos los dos, besándose apasionadamente, rozándose casi todo el tiempo, buscando provocarse entre si, comenzando a quitarse la ropa cuando una voz estridente los hizo separarse, sobresaltados.

Era la madre de Bakugo, la cual se veía muy enfadada, golpeó a su hijo en la cabeza y le gritó:

-¡¿que mierda se te pasaba por la cabeza para irrumpir así en una casa ajena!?
¡¿HAS PERDIDO EL JUICIO!?
¡¡TÚ ARREGLARARAS TODO ESTE DESASTRE!!
¡Y deja de querer aprovecharte del pobre Izuku, es un chico puro y de buen corazón!
¿¡Te crees que no te oigo por las noches cuando te pones a hacer lo que tú y yo sabemos que haces mientras jadeas el nombre de Izuku!?- La madre del mencionado se quedó muda y sonrojada, e Izuku se encontraba igualmente en silencio y más rojo que la propia lava; se tapó la cara y gritaba mentalmente, pues, por un lado había muerto y vuelto a vivir al escuchar de las intenciones de su amado Kacchan, pero por otro lado la idea no le desagradaba, y eso lo avergonzaba terriblemente.

La llegada de las madres les hizo que la calentura del momento se fuese; se ducharon por turnos, ya que la señora Bakugo no se fiaba de dejarlos a solas, y menos con el historial de Katsuki Bakugo.

Volvió a reñir a su hijo y las mujeres quedaron en que el coste de los destrozos quedaría a manos del causante de todo aquello; Izuku intervino y añadió que él también había sido culpable, (aunque indirectamente) y también se haría cargo del presupuesto para los daños.

-Más te vale no perder a un chico como Izuku, Katsuki Bakugo, o tú y yo nos llevaremos peor de lo que ahora nos llevamos- le espetó su madre enfadada-.

-Mi intención jamás será esa- respondió; a lo que recibió un achuchón por parte de su pareja-.



















































































































-Te amo tanto...- murmuraba Izuku entre beso y beso- Kacchan...- recibió uno por parte de su pareja y disfrutó del tacto de aquellos fuertes labios sobre los suyos; cuando se separaron fue por falta de aire, (y una advertencia por parte de la señora Bakugo)-.

-Mañana nos veremos- dijo el de ojos verdes con una sonrisa tonta en el rostro-

-no es lo que habría preferido, pero con volver a verte es suficiente- murmuró, con las mejillas levemente rojas y las manos en los bolsillos-.

-¡Te amo, Kacchan!- Exclamó Midoriya, siendo sus palabras correspondidas por un beso intenso que les dejó aturdidos-

-no me puedo creer que después de las tonterías que hemos liado entre los dos, ahora estemos juntos- habló Katsuki, mirándolo fijamente-.

-Es como un sueño- respondió el joven de mirada brillante y sonrisa permanente-

-imbécil, tú eres mi sueño- susurró, robándole un beso tierno-.










































Izuku suspiró, enamorado, con las mejillas rojas y el corazón latiendo rápido; el frío de la noche le recordaba que ya eran altas horas de la madrugada, pero, sin embargo, no podía dormir.
Se apresuró a desbloquear a Katsuki de todos los sitios donde lo había bloqueado y se encontró con muchísimos mensajes, y entre todos, uno que hizo que las lágrimas se asomasen curiosas a la superficie:



"no sé ni porqué escribo esto, si tú no lo mirarás, tampoco sé qué hacer para que vuelvas a acercarte a mí y pueda ver tu preciosa aunque a veces irritante sonrisa.
esto sonará estúpido, pero es la verdad, y estoy hasta las putas narices de ocultarlo:
me vuelves loco, jodidamente loco, cuando te veo siento que pierdo el control de mis acciones y podría hacer cualquier locura que quisieses que yo hiciese, porque hasta ese punto me tienes: estoy más que enamorado de ti, y solo quiero comerte la boca cada vez que vienes con esa sonrisa tuya a saludarme o simplemente a obsequiarme con tu presencia, porque, si, joder, cada vez que te veo es un premio, un puñetero premio del que no pienso separarme jamás; me importa una mierda que te hayas alejado de mí, voy a ir a verte y te haré hablar, porque no pienso tener para siempre está jodida agonía anclada en mi pecho.
No voy a perderte.
Ten eso por seguro."



Izuku reía y lloraba al mismo tiempo mientras abrazaba entre sus brazos un muñeco de peluche que en un San Valentín Katsuki le regaló, resultando estar hecho por él.
-Eres lo que más quiero- susurró, abrazando el muñeco con cariño y sonriendo; durmiéndose con una enorme sonrisa y un sentimiento enorme de amor pleno en su pecho y su alma.








































































Fin
















hola

mi

genteeee :D

3962 palabras de One-shot, me he superado a mí misma :3

espero que os haya gustado 💓

si queréis segunda parte decidlo en los comentarios.

Estoy deseando saber vuestra opinión

abracitos (⁠づ⁠。⁠◕⁠‿⁠‿⁠◕⁠。⁠)⁠づ💗

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