5. Una fiesta con desconocidos
Felix tenía ganas de comer mandus, así que teminamos comprando en un puesto de la calle.
Seguimos caminando otro rato, hablando de temas sin importancia, hasta que de repente siento que él está viendo mi comida.
—¿No vas a comer nada? —pregunta preocupado, pero de verdad preocupado, por un segundo no sé que contestarle.
—Yo... bueno, es que en realidad no tengo mucha hambre.
Él rueda los ojos.
—Oh, por favor, Byul Yi, dime al menos que desayunaste.
—Por supuesto que sí.
Y ahora me ve, con una de esas miradas tan suyas que denotan que no me cree nada de lo que le digo.
—¿Las quieres tú? —pregunto mientras le extiendo el plato para que lo tome—. No quiero desperdiciar.
Felix se lo piensa un instante, al final toma la comida.
—Ahora sí... —comienza a decir con la boca llena—, te vienes a cenar a mi casa, sin excusas.
Estoy a punto de decirle algo, pero él me calla haciendo un gesto con su mano derecha.
—Sin excusas —vuelve a repetir. Esta vez aprieto los labios, reprimiendo mi reproche.
Me gustaria comer en la casa de Felix a pesar de que ya se lo había negado antes, él me a dicho varias veces que su mamá cocina muy rico, y aunque realmente no tengo hambre, quizá algo hogareño sí logre despertar mi apetito.
***
Cuando llegamos a su vecindario él me avisa que tal vez no haya nadie en su casa aún. Veo mi reloj y apenas son las tres y media de la tarde.
Introduce la llave en el picaporte mientras le doy un vistazo a la zona residencial, es la primera vez que vengo a su casa como tal desde que lo conocí el año pasado.
Adentro huele a madera y ambientador de canela. Por los muebles en general sobre entiendo que son una familia acomodada.
—Siéntete en tu casa —me dice—. ¿Quieres que te traiga algo de tomar? Creo que mi hermano tiene cerveza en la refri.
—¿Y si se molesta?
—Lo dudo, él es muy relajado con estas cosas.
—Entonces una cerveza estará bien.
Felix asiente y se dirige a la cocina de inmediato.
Me quedo sola en el living y no sé que hacer exactamente, así que me paseo por el lugar para dar con esa típica pared en donde están las fotos familiares y diplomas.
Busco las fotos de Felix y lo reconozco porque recuerdo que una vez me dijo que él solía ser mucho más gordito cuando era pequeno. Me enfoco en una fotografía en donde lleva traje y sostiene un diploma en la mano, quizá de primaria o uno de esos tantos concursos académicos en los que me contó que solía participar. Llevaba el clásico corte de anime que los niños de esa edad suelen llevar y tenía esa mirada felina tan suya puesta en otro lado, por lo que intuyo que la foto no fue posada, sino sacada en el momento. Un momento de un niño que en realidad no quiere estar allí, encapsulado en un pedacito de papel fotográfico de mala calidad.
De repente siento la necesidad de preguntarle porque se salió de la escuela, pero supongo que sería inmiscuirme demasiado en su vida privada. Espero que algún día llegue a tenerme la confianza como para decírmelo él mismo.
Sigo viendo más fotos y diplomas hasta que regresa con una botella de cerveza para mi.
Vemos televisión el resto de la tarde hasta que de la nada alguien abre la puerta principal y se oyen risas y murmullos en el pasillo de la entrada.
Lo siguente que sé es que la sala está atestada de gente con trajes y vestidos semiformales.
Y la veo a ella, a Yong Sun, caminado entre la multitud con su gabardina entre las manos y ella me ve a mi y parece reconocerme, pues extiende su mano para mover sus dedos a modo de saludo mientras sonríe.
Felix me ve divertido y murmura algo sobre ir a ayudar a su hermano con la ola de invitados inesperados.
Yo me quedo tartamudeando frases sin sentido hasta que noto que ella está caminando hacia mi.
—¡Byul Yi! No esperaba verte de nuevo tan pronto —dice sonriendo.
—Sólo le hacia compañia a Felix —comienzo a explica y me levanto del sillón—, en realidad estaba por irme.
Su sonrisa se borra de pronto.
—¿Ah, sí?
Claramente no sabía que los compañeros del trabajo de Changmin iban a venir, justo ahora siento que sobro en este lugar.
—Disculpa —digo tomando mi mochila, pero de la nada siento su mano en mi brazo.
—Fue bueno volver a verte.
Le regreso el buen gesto con una sonrisa, ella sigue sin apartar su mano de mi brazo.
—Igualmente —agrego.
Ella sólo asiente y suelta su agarre.
Soy una cobarde.
Apresuro el paso hacia la entrada antes de que Felix me vea, pero supongo que no soy lo suficientemente rápida cómo para escapar de él.
—¿Te vas? —Lo oigo preguntar.
—Sí, y lo siento, pero es que no me gustan este tipo de reuniones, además, tu hermano ni siquiera me ha invitado. —Le recuerdo.
—Pues es mi casa también —me dice—, y te invité a cenar, quédate sólo a comer, ¿sí?
Suspiro y veo de reojo cómo Yong Sun plática con un tipo de traje negro.
—Está bien.
Felix me toma de la mano y me lleva a la cocina.
Nos sentamos en la barra a comer galletas de arroz durante casi una hora, yo más de mala gana que porque tenga hambre en realidad.
Y ahora hay música de Nat King Cole y murmullos en la sala, eso me hace sentir un poco intimidada por alguna razón.
Al cabo de un rato los padres de Felix llegan con un montón de bolsas al comedor, asumo que la comida es comprada de inmediato, lo que me decepciona un poco.
Felix me sirve y como sólo porque no quiero verme mal educada.
°
Me siento mareada, quizá por la cerveza que me tomé en la tarde, y Nat King Cole sigue sonando desde un lugar que no alcanzo a localizar.
Tengo ganas de irme a mi departamento, sin embargo no logro levantarme de donde estoy.
Puedo ver a Yong Sun desde aquí, sigue hablando con ese tipo de traje negro y lleva una copa de vino en la mano.
Quiero hablar con ella, pero no sé cómo acercarme para iniciar la conversación sin que parezca forzada.
—Sólo ve a hablarle —dice Felix.
—No tengo la más mínima idea de qué decile —confieso.
—Sólo ve —me anima.
Le doy un trago a la botella de soju que tengo delante de mi y me levanto para ir hacia su dirección.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro