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7. Melodías de culpa

La expresión confusa de Junmyeon cambió de inmediato a una sorprendida. El sonido de un piano siendo tocado habilidosamente por alguien se hacía más fuerte a medida que se acercaba al salón de música y se contuvo de correr para saber quién era la persona bendecida con semejante talento para tocar una pieza tan bella.

Así que grande fue su sorpresa al ver a Zhang Yìxīng sumergido en el ritmo dulce de una canción que no reconoció. ¿Lay estaba haciendo la melodía para su escena en la obra teatral? Una sensación de admiración le invadió a Junmyeon.

No se atrevió a interrumpir, se quedó de pie en el umbral de la puerta, agradecido de que su compañero de clase le dé la espalda. No dijo palabra alguna incluso cuando la melodía finalizó en una nota menor.

¿Qué iba a decir luego de escuchar un buen rato a Yìxīng tocando el piano?

¿«Hola, Yìxīng, qué tal estás. Bonitas manos, por cierto. Lo siento por haberte estado evitando»?

—¿Ves algo que te guste? —habló Yìxīng de pronto, haciéndole sobresaltar. El condenado le estaba mirándole de pronto con una pequeña sonrisa.

—Tienes bonitas manos —soltó Junmyeon como estúpido y Lay enarcó una ceja.

—¿Bonitas manos? —repitió Yìxīng, girando su cuerpo para verle mejor y Junmyeon quiso llorar de frustración. Estar cerca de él no le hacía bien a su cordura.

—¡No! Quiero decir... Bonita pieza que tocabas... con tus... ¿manos?

Mátate, Junmyeon.

Yìxīng claramente estaba disfrutando la tremenda babosada que acababa de soltar Junmyeon, porque se rio con ligereza por unos segundos.

—Gracias por el cumplido, supongo —respondió finalmente el chino para ahorrarle la vergüenza.

—De nada —replicó Junmyeon, dudando en acercarse y decidió cambiar de tema—. La profesora Solar me dijo que viniera para oír las melodías que irían al repertorio de la obra de teatro.

—Sí, por supuesto —dijo Yìxīng, girándose para buscar la partitura indicada y miró a Junmyeon de nuevo—. ¿Vas a quedarte ahí de pie todo el rato?

Junmyeon abrió la boca para decir que aquí de lejitos oía bien, pero...

—Puedes sentarte a mi lado —agregó su compañero con una sonrisa—. No muerdo, Junmyeon.

El estómago del castaño se hundió en el vacío y caminó titubeante hacia Yìxīng, sentándose al lado de él en silencio, dejando su mochila a un lado del piano. Las manos le estaban empezando a sudar y podía apostar su mesada del mes a que su cara debía estar ardiendo en llamas. Maldita sea su palidez.

—¿Qué escena te tocó protagonizar? —preguntó Yìxīng, tanteando algunas teclas con suavidad.

—La escena dos, «Amarillo» —respondió Junmyeon en voz baja, perdido en la forma de cómo los finos dedos de Yìxīng hacían sonar una tecla tras otra... Esperen un momento—. ¿Cómo sabías que iba a protagonizar una escena? —le miró, sorprendido.

Uh, mal movimiento.

Mirar a Yìxīng implicó tener sus rostros demasiado cerca. Incómodamente cerca.

«Mira a otro lado, ¡mira a otro lado!», se gritaba internamente Junmyeon, congelado en su asiento. Yìxīng ladeó el rostro y el castaño un poco más y se desmaya.

—Junmyeon, eres el mejor en la clase de teatro, ¿por qué no serías el protagonista? —respondió Yìxīng sin dudar, algo confundido.

Kim Junmyeon se quedó en silencio. La seguridad en las palabras de Yìxīng le hacían sentir muy halagado y no tuvo otra mejor reacción que sonreírle un poco para luego clavar la vista en las teclas del piano. ¿Por qué Yìxīng siempre decía cosas que tambaleaban su perfecto temple?

—Tú... ¿Compusiste para mi escena? —preguntó Junmyeon con timidez, tocando también las teclas para distraerse de la mirada de Yìxīng.

Su compañero sonrió, mostrándole su hoyuelo en la mejilla. Se notaba a leguas de distancia que no solo el fútbol era su gran pasión, componer le sacaba también un bonito brillo en los ojos.

—Espero que te guste —dijo finalmente Yìxīng, colocando sus dedos sobre las teclas del piano.

Y así, ambos muchachos se dejaron envolver bajo una burbuja llena de notas dulces y suaves, de una melodía haciéndole oda al amor, sentimiento principal de la obra de teatro que parecía haber quedado de lado. Sin darse cuenta, Junmyeon mantuvo una sonrisa al oír la canción, ensimismado en observar a escondidas el perfil de Yìxīng.

Yìxīng era muy bonito, de eso no había duda. Bonito, talentoso, inteligente y con una tendencia para hacerle sonrojar, para su gran vergüenza.

Mucho antes de la aparición de esos estúpidos correos y sin olvidar ese accidente en su camerino, Junmyeon no negaba que había notado esas cualidades en su compañero de curso. Solo que ahora... necesitaba saber más. ¿Qué le gustaba? ¿Cuál era su color favorito? ¿Qué bandas escuchaba? Había tanto que conocer...

—Entonces, ¿qué opinas? —preguntó el pelinegro, escondiendo su labio inferior entre sus dientes—. ¿Estará bien para tu escena?

Junmyeon le sonrió, con los ojos volviéndose dos medialunas.

—Es perfecta, Yìxīng —respondió, sin importarle cuán cerca estaban—. Muchas gracias por ayudarnos en esto. Yo... Yo prometo que me esforzaré aún más para estar al nivel de la canción y... —Yixing le observaba, con el hoyuelo marcándose a medida que el castaño seguía hablando—. ¿Y por qué de nuevo me estás dando esa mirada?

—¿Qué mirada? —inquirió el chino, fingiendo demencia.

Junmyeon entrecerró los ojos y decidió dejar el tema ahí.

—Le diré a la profesora Solar que la canción para la escena dos está lista —habló el castaño, jugando con sus dedos—. Muchas gracias por ayudarnos con esto, Yìxīng.

—Gracias a ti por darme la oportunidad de participar en la obra —replicó el chino, confundiendo a Junmyeon—. Si no hubieras sugerido hacer una obra teatral y formar las comisiones... Yo no habría tenido oportunidad de hacer esto, no componía desde hace unos años.

Cuando Junmyeon iba a preguntarle qué razón le había llevado a alejarse de la música por un tiempo, un ruido en la puerta lo distrajo. Yìxīng frunció el ceño y miró el reloj de su muñeca.

—¿Puedo pasar? —una voz grave pero algo cohibida sonó desde el otro lado de la puerta.

—Pasa, Chanyeol —respondió Yìxīng, algo serio.

Cuando el más alto entró con signos de haber estado en una sesión de besos, saludó a sus compañeros. Junmyeon se puso de pie con rapidez, notando lo rápido que se había ido el tiempo al lado de Yìxīng.

—Um, bueno... Gracias por lo de hoy, le diré a la profesora Solar —habló con prisa, alejándose de Yìxīng—. Nos vemos mañana.

Mientras salía del aula, Junmyeon se sorprendió ligeramente al oír a su compañero de clase sonando ligeramente enfadado.

—Llegas tarde, Chanyeol —le reñía Yìxīng con voz trémula, mientras el más alto solo se disculpaba.

¿Otra faceta de Yìxīng que conocer?

Yìxīng hablando estrictamente, con un ligero toque de enfado, le puso la piel de gallina a Junmyeon.

Se dio un ligero golpe en la mejilla para reaccionar y seguir su camino, rumbo al pasillo vacío de estudiantes donde estaba su casillero para sacar su cuaderno de tareas y, así, poder ir a casa a recuperar la poca cordura que le quedaba.

Nada mal podría salir ahora, ¿cierto?

—¿Estás bien, Junmyeon?

Para qué tientas tu suerte, Kim.

Junmyeon se giró un poco para ver a Jackson y asintió.

—Solo estoy algo cansado —replicó el castaño, acomodando un libro—. ¿Qué tal tu día? —preguntó amablemente.

—No me puedo quejar —murmuró el rubio, algo distraído por unos segundos y luego le miró con una expresión divertida—. Junmyeon, no soy tonto. Todos en la escuela hablan del dichoso triángulo...

—No me siento cómodo hablando de esto, Jackson —murmuró Junmyeon, poniéndose tenso.

Jackson le miró algo apenado.

—No pretendía incomodarte, lo siento. Pero seré sincero, ¿bien? Me agradas bastante, fuiste la primera persona que me ayudó a adaptarme en esta escuela y te estoy muy agradecido por ello —empezó a decir el rubio con expresión amable y Junmyeon se relajó—. Pero esos correos...

—Jackson, son solo rumores —replicó Junmyeon con prisa—. ¿C-Cierto?

El rubio le dio una sonrisa tímida y dio un paso al frente.

Lo siguiente que supo Junmyeon es que una de las manos de Jackson acarició su mejilla con cuidado, como si su piel fuera una pieza de porcelana. Junmyeon de inmediato sintió el calor en su rostro y trató de retroceder.

Esto no estaba bien.

—Junmyeon, olvidaste tu mochila.

La voz baja de Yìxīng detrás de ambos hizo martillear el corazón de Junmyeon con mucha fuerza. Alejó su rostro de la mano de Jackson de inmediato. La vergüenza era demasiada, tanta, que sentía sus ojos picar por la frustración.

Junmyeon odió de inmediato a la persona que había hecho esos rumores.

Sin poder hablar porque sentía que lloraría en cualquier momento, Junmyeon cerró la puerta de su casillero y tomó la mochila de las manos de Yìxīng.

—Gracias —susurró con el rostro rojo y caminó con prisa para largarse del colegio.

Nunca supo que Jackson e Yìxīng se habían mirado fijamente en aquel pasillo, oyéndole alejarse, sintiéndose culpables al ver su expresión afligida.

—Creo que él ya ha elegido —murmuró Jackson, sin mirarle.

—Hablas de él como si fuera un trofeo —replicó Yìxīng, disgustado.

—Nos estábamos comportando como si Junmyeon fuera un trofeo desde que salieron esos rumores, Zhang... Ah, demonios —suspiró el rubio—. No debí presionarlo, tengo que disculparme con él luego.

Yìxīng respiró hondo y dio media vuelta, tratando de no romperle la cara a Jackson o de seguir a Junmyeon para ver cómo estaba. Si se demoraba demasiado en ir al aula de música, Chanyeol se distraería y no podrían terminar de pulir las canciones.

—Cuida de él, Zhang —casi gritó Jackson cuando estaba a punto de doblar por la esquina.

Yìxīng le alzó el dedo del medio, mandando al diablo todos los modales que sus abuelos le habían enseñado desde pequeño.

* * *

Para Jongdae, afrontar los problemas era más sencillo que evitarlos.

Había aprendido eso no de buena forma, tal de una manera para nada convencional y que, probablemente, no toda la gente de su edad hubiese podido superar.

Aquel día había despertado con una resaca de mierda. ¿Había bebido tanto? Él nunca bebía demasiado, más aun sabiendo que estaría Minseok a su lado. Ni loco se iba a arriesgar a perder la sobriedad para dejar solo a su novio. Pero sentir que estaba en medio de dos cuerpos desnudos, de dos personas que jamás había visto en su vida...

Estaba demasiado aturdido para cuando había llegado a su casa. Su madre ya había salido temprano a trabajar, lo cual le hizo más sencillo devolver todo lo consumido en el retrete. Cuando no hubo quedado nada que vomitar, abrió la ducha y se metió con todo y ropa, ignorando los espasmos de su cuerpo.

Trató de recordar, en serio.

Pero su mente estaba muy empeñada en bloquear lo que había pasado esa noche. ¿Tan culpable estaba su subconsciente en haber cometido una infidelidad que no daba atisbo de querer mostrarle lo que había hecho? ¿Así eran las cosas, entonces? ¿Todo esto era su culpa?

Apenas cesaron los temblores de su cuerpo, se había vestido e ido directo al hospital. No recuerda con cuánto dinero logró que no le pidieran la firma de sus padres, pero sí supo, al recibir los resultados, que ya todo estaba perdido para los planes que tanto habían hablado Minseok y él.

Prueba de ETS: Negativo.

Prueba de sustancias: Positivo.

Así que así eran las cosas... Había sido su culpa.

Sumiéndose en seguir tratando de recordar, esa noche, Jongdae había llorado en silencio hasta quedar dormido.

x

—Al menos no soy la ridícula que sigue rogando por la atención de Kim Jongin cuando este tiene novio, puta ridícula.

Jongdae miró de reojo la escena, como todos en el pasillo. Nadie dijo nada al ver cómo Hyuna ridiculizaba a Krystal, quien solo observaba colérica a su compañera de clase.

Desde que nuevos correos habían aparecido en la secundaria Baekseok, algunas cosas habían cambiado. Lo más sonado, por supuesto, era sobre la intervención de Jung en la relación de Minseok y Jongdae; además del triángulo amoroso entre Yìxīng, Junmyeon y Jackson.

Hyuna le lanzó un volante a Krystal y los demás seguían allí... observando.

—¿Qué es eso? —siseó Jung, sin moverse.

—Una campaña de cortes de cabello para perras, te hace falta uno —replicó Hyuna, sonriendo, para luego caminar hacia su aula.

Jongdae y varios trataron de suprimir las carcajadas. Krystal, furibunda, cerró la puerta de su casillero de golpe y se alejó de todos.

Muchos decían que responder con violencia a la violencia no traía cosas buenas, pero a la mierda eso.

Krystal Jung no le agradaba y se sentía feliz de saber que finalmente, justo en este último año de secundaria, las personas ya no andaban de subordinadas. Tal vez su memoria no lo corroborara, pero su sentido de perspicacia le bastaba para sospechar que esa chica sí había tenido algo que ver con el fin de su relación.

Y aunque él sabía perfectamente que Minseok sí había tenido que ver con lo que se había rumoreado el año pasado, ya no iba a perder el tiempo tratando de descubrir quién habría enviado los correos este año. Ya no.

Por eso ahí estaba él, esperando en silencio que Minseok saliera del ensayo del auditorio para hablar con él. Tenía que preguntar, tenía que saber qué era lo que mantenía a su exnovio en un letargo fingido de «Todo está bien».

Cuando la figura de Minseok apareció, Jongdae de inmediato se acercó, ignorando los cuchicheos de los demás.

¿Acaso querían comprobar si lo amaba aún?

Bueno, ¿quién dijo que había dejado de amar a Minseok?

Se detuvo frente a Minseok, quien se sobresaltó ligeramente al tenerlo frente a frente. No había dormido bien y Jongdae podía jurar que la línea de su mandíbula estaba más marcada que antes. El chico de ojos felinos frunció el ceño.

—¿Qué pasa? —dijo finalmente Minseok, sin mirarlo.

Era extraño ver a Minseok siendo tan evasivo. Por lo general, ambos se hablaban mirándose a los ojos, evaluando quién dejaba caer la máscara de calma primero o quién titubeaba. Era un extraño juego de estudiarse uno al otro, de sonsacarse la información con mínimos gestos corporales para estar en guardia.

—Te acompaño a casa —respondió Jongdae con voz calmada.

Y esta vez, Minseok no reclamó en lo absoluto.

El mutismo entre ambos mientras caminaban, le permitió a Jongdae afianzar su teoría. Porque ver a Minseok evitándole, huyendo de su mirada, le hacía sospechar que se estaba perdiendo de algo.

Y habían dos cosas que Jongdae odiaba: la primera, era no entender las cosas.

Solo cuando estaban a unas cuadras, se decidió por hablar.

—Entonces, crees que ese correo que habla sobre nosotros es cierto —dijo Jongdae. Y no era una pregunta.

Tuvo mucho cuidado de mirar a Minseok. El muchacho trató de mantener una típica expresión ilegible pero sus ojos eran otra cuestión. La frase «Los ojos son la ventana del alma» se aplicaba a la perfección en Minseok, porque sus ojos almendrados, aquellos que siempre disfrutaba observar, se llenaron de culpa inmediatamente.

—Esos rumores pueden ser mentira —replicó Minseok mirándole fugazmente.

—Tú mismo lo acabas de decir: pueden ser mentira. Así que una parte de ti, cree que puede ser verdad.

Los hombros de Minseok se tensaron. Las manos de Jongdae picaron por querer relajar esos músculos tensos con simples caricias. Como antes. Esperó una respuesta, pero al ver que no la obtendría, ni siquiera una frase mordaz, Jongdae siguió presionando.

—¿Qué es lo que tanto te está preocupando? —preguntó con voz más suave, dando un paso al frente.

Minseok se veía de pronto vulnerable al oír esa pregunta, porque bajó la mirada. Una ansiedad creciente se instaló en el pecho de Jongdae. Odiaba verlo así... tan asustado.

—¿Minseok?

—No —musitó el chico de pronto y le miró esta vez—. No hoy, Jongdae.

Jongdae aguardó unos segundos, evaluando la expresión de Minseok. ¿Qué es lo que tanto te aflige?

—Hay una cosa de ese correo que no pongo en duda —replicó Jongdae, retrocediendo sin dejar de mirarle a los ojos y ocultando el ligero temblor en sus manos—. Nunca dejaré de protegerte, Minseok. Enfádate, maldice, haz lo que gustes. Pero estoy dispuesto a soportar eso —confesó sin titubear.

—Lo sé —habló Minseok en voz baja.

—Y terminaré descubriendo qué te aflige.

Minseok cerró los ojos y suspiró.

—Lo sé.

Jongdae le dio una sonrisa triste y empezó a caminar, alejándose más aún de Minseok y se prometió a sí mismo no echar a perder la oportunidad de obtener la verdad.

Porque habían dos cosas que Jongdae odiaba: la primera, era no entender las cosas. La segunda, era ver a Minseok herido.

Y por eso, no iba a rendirse hasta entender qué era lo que estaba hiriendo a Minseok.

* * *

Sabes que has visto demasiadas series de armas ft. Idol Producer cuando...

No sé qué diablos me pasó en ese momento, solo sé que un Yìxīng arrogante, usando armas es como arte porno para mí, uyz. 🌚 

Yezabelle actualizando en un horario normal, ¡pidan un deseo! 😂 

Ya me encuentro mucho mejor de salud, darlings. ¡Muchas gracias por sus buenos deseos!

¿Qué les pareció el capítulo de hoy?

🐰 Aplausos para Junmyeon y su buena forma de iniciar una conversación diciéndole «Bonitas manos» a Yixing. #Epic

🐑 El chino diciéndole «No muerdo». Uyz x2. 🌚 

🐑 Yixing tocando piano para Junmyeon es una de las cosas que más me imagino y se me hace muy tierno. ¿Alguno de ustedes imagina algo cursi con sus otps así de la nada? XD

🐾 Jackson e Yixing se dieron cuenta que su comportamiento ya no es nada bueno. Ahora ya depende de Junmyeon cómo manejar la situación. Evitándolo no le salió bien, veremos próximamente si le va bien afrontando las cosas.

🐱 Y hablando de afrontar los problemas, el punto de vista de Jongdae aparece para esclarecer cómo fue para él lo ocurrido hace años. Si no sentiste pena al leer eso, no tienes sentimientos, vil ser. Okno.

🐿Minseok está teniendo dificultades para tratar de revelarle las cosas a Jongdae, pero pronto ya se lo dirá, es cuestión de poco tiempo. Confíen en mí. 

En fin, espero que este capítulo haya resuelto algunas dudas con respecto a la situación del ChenMin y nos dé una pista de cómo Junmyeon lidiará con el descubrir de sus sentimientos. 

¡Tengan un buen fin de semana! 

Besos y abrazos a todos ustedes. ✨ 

PD: ¿Se acuerdan de ese evento donde interpreto a Moonbyul? Mañana es la dichosa presentación y ando con unos nervios del mal. Ya tenemos el vestuario y todo, asddgfjdg,  ojalá y nos vaya bien. ¡Deséenme suerte, por favor! 🌺 

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