23. Equilibrio y justicia
Hello, hoy es martes de "Me quiero morir".
Ok, no. Lo siento, ignoren eso, mal chiste, jajajaja, ay.
Bien, primero, tenía mis dudas sobre este capítulo, sinceramente, creo que ha sido de las cosas más complicadas con las que me he topado redactar sin volverme loca. Pero finalmente quedó bonito, así que por eso recién lo publico. Ya saben, es mejor actualizar algo ¿decente? que subir algo sin sentido.
¡Disfruten este capítulo !
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Jongin caminó hacia la casa de Kyungsoo, topándose con una escena que en realidad no debería de sorprenderlo demasiado.
El auto con dos agentes que se había mandado como medida de seguridad aún prevalecía a las afueras de la casa Do, puesto que aún desconfiaba con respecto a las acciones de la mafia. Lo mejor era seguir siendo precavidos.
Volviendo al punto, la interesante escena que veía ahora, era que Kyungsoo estaba ahí, charlando con los agentes mientras les entregaba unos envases de café y una bolsa de papel que probablemente contenía panecillos o algunos dulces para empezar el día.
—Buenos días —saludó, notando cómo los agentes dejaban de beber el café y le miraban, expectantes a lo que diría prácticamente su... ¿jefe?
—Buenos días, joven Kim —respondieron los dos hombres, mirando de Jongin hacia Kyungsoo, sin saber qué más decir o hacer. Incómodoooooo.
—Hola, Jongin —habló Kyungsoo, de lo más radiante, dándole un beso rápido—. Les quería invitar el desayuno en el comedor, ayer papá y yo hicimos pastel de chocolate. Pero los hombres de seguridad es gente muy testaruda, ¿no? Dicen que tienen que concentrarse y esas cosas. Quiero decir, sé que tienen un trabajo, pero también imagino cuán agotador debe ser —miró a los dos hombres con seriedad—. ¿En serio no quieren pasar aunque sea un rato? Mínimo para usar los servicios.
Los hombres miraron a Jongin y a Kyungsoo de nuevo, mudos. O sea, sí, dios santo, querían un maldito retrete. Pero trabajo es trabajo y pronto acabaría su turno...
—Descuide, joven Do, estamos bien —dijo finalmente uno de los agentes.
Kyungsoo les miró con mala cara.
—Justo hoy había preparado un delicioso ramen con queso y huevo —dijo el pelirrojo como si nada—. Más tarde les invitaré un gran, graaaan envase de sopa y así no pasen mucho frío...
—Señor Do, ¿podemos usar el servicio? —casi exclamó el otro hombre, rompiendo su silencio.
—¡Claro! De frente, por el lado derecho del pasillo.
Los dos hombres salieron del auto casi corriendo a la casa.
Jongin se mordió el labio para no reírse.
—Eres terrible —murmuró, estrechándolo entre sus brazos—. Pobres hombres...
—Me agradan bastante —sonrió Kyungsoo, acomodando el cabello de Jongin—. Solo desearía que tengan más confianza para pedir las cosas, ¿sabes?
—Dales tiempo, están preocupados y alertas por la poca información sobre... Bueno, ya sabes.
Jongin le había contado todo, hasta el último pormenor. De su madre (había tenido que regresar a China), de Wonwoo (solo se saludaban con pequeños asentimientos) y del señor Jeon (tenían conocimiento de que seguía en Corea aún). Evitó estremecerse cuando había oído al papá de Wonwoo decirle a su madre que se encargarían personalmente del traidor en sus filas. Su mamá le había ahorrado los detalles, pero la imaginación de Jongin había volado bastante.
Pronto los agentes se retiraron de la casa de los Do y ambos jóvenes se dirigieron a su escuela (siendo despedidos por el papá de Kyungsoo), llegando temprano para satisfacción de Jongin y se dirigieron a la azotea del edificio de su grado, para aprovechar el tiempo, juntos.
—¿Hay algo nuevo sobre... ya sabes? —preguntó Kyungsoo, en tono casual.
—Lee no ha querido decirme mucho, solo me ha dicho que el jefe de seguridad ha estado averiguando los contactos de Kibum...
—¿Creen hay más gente de ellos aquí en la ciudad? —habló el pelirrojo, mientras veía a Jongdae y Minseok entrar bien tomados de la mano y caminar hacia el salón.
—Es una posibilidad —dijo Jongin, un poco taciturno.
—¿Y cómo van con los ensayos de danza? —Kyungsoo cambió de tema.
Jongin sonrió, apreciando el esfuerzo de su pequeño novio al no ahondar mucho en todo lo que se refería a la palabra mafia.
—Está todo pulido, pero el profesor Yunho es bastante perfeccionista —contestó el moreno—. Y la profesora Moonbyul, es peor. Sospecho que está aprovechando lo del ballet para poner mi resistencia al límite porque me ha puesto a hacer puros grand jeté y los arabesque por doquier.
—Pretenderé que sé mucho de ballet y pondré cara de haber entendido —asintió Kyungsoo, muy convencido.
Jongin se rio, pinchando su mejilla sin pensarlo demasiado.
—Está bien, está bien. Si me sale mal, culpo a mis zapatillas.
—No criticaré, lo prometo.
Kyungsoo se apoyó en la pared del balcón, mientras Jongin se alejaba y estiraba sus músculos.
Había sido una magnífica idea que llevara ropa deportiva...
—No babees tanto, jagi —se burló el moreno.
—Pff, ni que fueras el actor Jo Insung.
—Auch, eso dolió —Jongin se colocó una mano por donde estaba el corazón y Kyungsoo negó con la cabeza, divertido—. Okay... —exhaló hondo—. Esto es el primer arabesque.
Jongin se puso de perfil, mirando al lado derecho y con lentitud, su pierna izquierda fue elevándose por detrás, a la vez que sus brazos se extendían, el izquierdo hacia donde Kyungsoo estaba y el derecho hacia donde su mirada estaba fija. Los ojos de Jongin se posaron en la punta de sus dedos, que se estiraban delicadamente... como si estas fueran pétalos de flores abriéndose bajo el sol.
Kyungsoo estaba fascinado, contemplándolo en silencio.
—Segundo arabesque —dijo Jongin en voz baja, manteniendo la pierna izquierda en alto, con los músculos marcándose cada vez más, mientras sus brazos cambiaron de dirección y su mirada se posó en Kyungsoo.
El pelirrojo casi pudo sentir que Jongin lo veía como si fuera su propio sol y no pudo apartar la mirada de él, cautivado.
—Tercer arabesque —habló Jongin en un susurro, bajando la pierna izquierda para darle un descanso, al igual que sus brazos y su cuerpo giró levemente, en diagonal. Su pierna derecha se elevó lentamente y sus brazos se extendieron hacia ambos lados—. Y... cuarto arabesque.
Llevó hacia delante el brazo izquierdo, y mientras que el otro se estiraba por detrás, casi formando una paralela con la pierna que se mantenía elevada al máximo. Su mirada nuevamente se dirigió a Kyungsoo.
Al pelirrojo le pareció el pasó más complicado, pero a la vez, el más bonito. Se apreciaba con claridad la espalda de Jongin y la diagonal formada por los brazos, mostrando cada punto del moreno, haciéndolo lucir más alto y a la vez... tan delicado y fuerte.
Jongin regresó a su posición de descanso y le sonrió, con las mejillas un poco rojas por el esfuerzo.
—¿Y qué tal?
—Fue muy... muy bonito, Jongin —respondió Kyungsoo, en voz baja, con una cálida sensación en el pecho. Era como si ya hubiera visto eso, como un dejavù, pero lo dejó pasar y se acercó al más alto, tomando un pedazo de papel higiénico de su bolsillo para secarle las sienes—. ¿Bailarás para mí en alguna otra ocasión?
Jongin jugó con su cabello, mirándole con cariño.
—Desde que estoy contigo, cada paso de danza que hago, es para ti, Kyungsoo.
—Eso es... halagador —replicó el más bajo, para luego recibir gustosamente un beso de su novio por buen rato—. ¿Qué hora era? —dijo en un tono relajado y se alejó levemente.
Jongin sacó su celular, abrazando aún al pelirrojo con un brazo y casi saltó en su lugar.
—¡Tenemos dos minutos! —chilló y sin poder evitarlo, ambos se rieron mientras corrían hacia su aula.
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Yìxīng observaba cómo Junmyeon dejaba su libro de estudios sobre la mesa para examinar un pequeño papel de color lila doblado en su carpeta.
Segundos después, el rostro del castaño se coloreó de un suave rosa y se giró para mirarle, con una sonrisa avergonzada. El más alto se encogió de hombros, sonriéndole también sin arrepentirse de nada.
Y por supuesto, medio salón observó ello, muriéndose de ternura y queriendo saber qué le habría escrito Yìxīng a Junmyeon esta vez.
Pero bueno, qué pena por los curiosos, porque eso era un secreto de ambos.
Realizado su dulce acto de la mañana, Yìxīng retomó su repaso, ya que tendrían una evaluación sobre economía.
(Hubo un punto en que nuestro muchacho entendió que no era posible vencer la pobreza creando más billetes, porque se produciría una inflación terrible. Ahí moría otro sueño ingenuo de su infancia, bye-bye-bye, bae).
Su concentración se vio interrumpida por la presión de labios contra su mejilla, y así tan fugaz como apareció, Junmyeon regresó a su asiento a la velocidad de la luz.
—¡Ay, maldita sea, ya cásense! —exclamó Sunny, haciendo reír a todos.
Las risas aumentaron cuando Kyungsoo y Jongin llegaron, agitados, dirigiéndose con prisa a sus asientos y ni más, ni menos, el profesor apareció, listo para evaluar a sus queridos alumnos.
«La inflación es un proceso económico provocado por el desequilibrio existente entre la producción y la demanda; causa una subida continuada de los precios de la mayor parte de los productos y servicios, y una pérdida del valor del dinero para poder adquirirlos o hacer uso de ellos», se repetía Yìxīng, mientras todos guardaban sus cosas.
«La inflación es un proceso económico provocado por el desequilibrio existente entre la producción y la demanda...», siguió repitiendo mentalmente, cuando repartían el examen y le dieron el suyo.
«La inflación es un proceso...»
Yìxīng observó la primera pregunta.
¿Cuáles son las teorías sobre los beneficios del comercio internacional?
Mierda, no, nooooo.
«No. No entres en pánico. Vamos, Yìxīng. Estudiaste con Junmyeon, haz memoria...»
Inhaló hondo, muy hondo, y poco a poco, el muchacho fue rellenando el examen, leyendo sus respuestas y metiendo todos los sinónimos habidos y por haber porque a ese profesor suyo le gustaba que todo sonara sofisticado y extenso.
El pobre Yìxīng entregó el examen siendo casi de los últimos, con un dolor de cabeza tremendo y se refugió en los brazos de Junmyeon, quien le dio besitos de consuelo.
Le agradeció por la ayuda, pero definitivamente, nunca, pero nunca consideraría estudiar algo relacionado al comercio, precios y demandas... y la maldita inflación (era lo que más había aprendido y gracias a Alá, Zeus o Jehová que habían preguntado sobre eso, amén).
El resto de las clases fue muy tranquilo y relajado.
Aprendieron sobre Aplicación de fórmulas Boolenas, pintaron un intento de cubismo, resolvieron problemas químicos y jugaron básquetbol de manera libre (el profesor estaba siendo muy considerado con ellos por haber ganado las competencias deportivas). Finalmente, tocó el timbre de salida y todos, ya duchados y vistiendo ropa más holgada, caminaron directo al auditorio.
Yìxīng se dirigió hacia el piano para revisar su afinación por si acaso y, mientras cumplía con su tarea, a Junmyeon lo mandaron a su camerino porque probarían los vestuarios para darle los últimos retoques y así no andarían todos locos en el día de la función.
—Junmyeon, has bajado de peso —se quejó Key, jalando un poco más de tela.
—¿Lo siento? —se disculpó el castaño—. Pero me sacaron las medidas hace tres meses...
Key asintió, resignado.
—Sí, supongo que es eso. Pero te ves genial, no te culpo. ¿Lo sientes muy ajustado? ¿Está bien así?
—Sip, puedo respirar, si a eso te refieres.
Su amigo rio y colocó las últimas marcas para entallar luego el traje.
—Está muy bonito, Key —murmuró Junmyeon, mirándose al espejo.
—Gracias —le sonrió el chico por detrás, sacando las pinzas—. Ya puedes cambiarte, deja el traje en su tela protectora y me lo llevas al salón de costura, por favor.
Junmyeon asintió y su compañero se retiró. Observó nuevamente su figura en el espejo, ladeando la cabeza, maravillado con el diseño de su traje y se fue quitando las prendas con calma, teniendo cuidado de no arrugarlas.
Cuando ya se hubo puesto el pantalón jean, los calcetines y las zapatillas; su puerta fue tocada.
—¿Se puede? —la cabeza de Yìxīng apareció con cuidado.
—Pero si ya entraste —se rio Junmyeon, poniéndose el polo blanco y su novio entró, sonriente—. ¿Qué pasó? —se dio media vuelta, mientras ponía el traje sobre el colgador de ropa.
—Nada... —la voz de Yìxīng fue fingidamente inocente y Junmyeon casi podía jurar que le estaba mirando el trasero—. Solo pasaba a saludar. ¿Cómo te fue con la prueba de vestuario?
Junmyeon guardó el traje en la tela protectora y le sonrió a Yìxīng, quien estaba apoyado sobre la puerta.
—Bien, solo necesitan entallarlo un poco más. He perdido algo de peso, según Key.
—¿De verdad? —Yìxīng le examinó el cuerpo con la mirada, de arriba hacia abajo—. Juro que no me di cuenta, te ves igual de hermoso como siempre.
No importaba cuántas veces lo dijera, ni en qué momento, las mejillas de Junmyeon siempre se coloreaban de rosa. Malditas traidoras.
—Y... ¿Y qué tal tú? —el castaño pretendió ordenar las pocas cosas de una mesita.
—Bien, el piano está listo, Jongdae me ayudó en ello.
—Eso es genial...
—Y Sehun ha alborotado a medio auditorio porque apareció sin camisa y vistiendo pantalones negros de cuero —contó Yìxīng.
—¡¿Que él qué?! —Junmyeon soltó una carcajada y notó al más alto, sentado sobre el sofá—. ¿Por qué hizo eso?
—Por lo que sé, su camisa terminó en los trajes de teatro y no le quedó de otra que salir a buscarla. Luhan casi se desmaya. Bueno, casi medio salón se desmaya. Tuve que prestarle una casaca por mientras, pero la reacción de todos fue hilarante.
Junmyeon negó con la cabeza y se acercó a Yìxīng.
—Eso no es tan gracioso, pobre Sehun, debió sentirse avergonzado —se lamentó un poco, aunque sí admitía que era un poquito gracioso el asunto.
A quién mentía, se había perdido el espectáculo, demonios.
—Por eso digo, le tuve prestar una casaca. Le quedó algo chica, pero algo es algo, ¿no?
—Sí, le has salvado la vida —se burló—. Ahora quédate quieto, te han quedado restos de hojitas secas en el cabello.
—Ay, eso me pasa por ayudar a cargar la escenografía.
Junmyeon sacó una hojita y, luego otra y otra, estando aún de pie. El más alto se dejó mimar, mirándole desde abajo con una sonrisa.
—¿No quieres sentarte? —preguntó Yìxīng, luego de medio minuto.
—Nah, así estoy bien.
—Insisto... —las manos de Yìxīng acercaron las piernas del otro y en pocos segundos, Junmyeon terminó sentado sobre su regazo—. ¿Mejor?
—Sí, gracias —dijo en voz baja el castaño, rojo como un tomate, acomodando el cabello de Yìxīng sin mirarle a los ojos todavía—. Listo —le sonrió y le dio un beso en la frente.
Yìxīng le observaba, embelesado, apreciando la belleza de Junmyeon tan de cerca.
Segundos más tarde, lo atrajo a su rostro, besándolo con dulzura, permitiendo recorrer con lentitud cada rastro de la piel de sus labios tersos. Su lengua acarició pronto la contraria y una sensación de calidez le hizo temblar de amor. Sus dedos acariciaban la piel por debajo de la holgada prenda blanca de su novio y apreció cada toque que Junmyeon le daba, desde la forma en que se aferraba a su cuello a la manera en que le besaba, tan genuino, tan amoroso y a la vez, mostrando lo mucho que lo deseaba.
Déjame llevar tu perfume en cada poro de mi piel.
Déjame sentir tu cuerpo confundido con el mío.
Déjame cubrirte con amor, con caricias, con éxtasis.
Las palabras escritas de Yìxīng en aquella carta no mentían en lo absoluto. Había sido espontáneo, no lo había pensado dos veces y solo transmitió lo que sentía.
Hace algunos días, habían hablado de sus experiencias en el pasado (en general, evitemos tanto detalle), solo para estar preparados... ¿para el futuro?
Supieron que no serían la primera vez el uno del otro.
Yìxīng sabía de la exnovia de Junmyeon y él tuvo también una novia, una chica de intercambio que era de China.
¿Y la experiencia con chicos?
Pocos sabían, pero Junmyeon había estado con un muchacho mayor de último curso, el causante de que se hubiera dado cuenta de que era bisexual.
Yìxīng, en cambio...
—El ensayo... —murmuró Junmyeon, perdido en los besos de Yìxīng que eran depositados en su cuello.
Y tal como si le hubiera invocado, le llamaron para ello.
—¡Junmyeon, el ensayo ya va a empezaaar! —le gritó una chica desde afuera, sobresaltando a ambos muchachos y bajándoles la calentura.
—¡Gracias por avisar! —exclamó de vuelta el castaño e Yìxīng puso un mohín disconforme. Junmyeon se puso de pie con desgano—. Tenemos que ir —le tomó de la mano, jalándolo para que dejara el sofá.
—No quiero —se quejó Yìxīng—. Justo cuando...
Junmyeon le dio un beso.
—Te amo, en serio. Pero si no vamos, comenzarán a sospechar.
—También te amo, y que sospechen lo que quieran, al fin y al cabo, somos pareja, ¿no? —Yìxīng siguió quejándose y se puso de pie, resignado. Junmyeon intentó no reírse—. Ve a distraer a la maestra, ahora te alcanzo.
—¿Y eso por qué?
Yìxīng le señaló un creciente bulto en su pantalón.
—O-Okay, te veo allá —Junmyeon se acomodó el cabello, tomó el traje y se dirigió a la puerta—. Tómate el tiempo que quieras.
—¿Junmyeon? —le llamó Yìxīng antes de entrar al baño.
—¿Sí?
—Esta noche, no te me escapas.
Junmyeon se dirigió al estrado con las piernas temblorosas y el corazón latiendo a toda marcha, tratando de ignorar el calor en la cremallera de su pantalón.
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🐹🌻🐱
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El día ligeramente soleado apuntaba a ser bueno.
Al menos eso pensaba Jongdae, mientras se dirigía con sus padres, al juzgado de menores, donde sabía que estaría bastante tiempo sentado ahí.
El exterior del lugar lucía pulcro, ordenado, todo siendo tan... cuadriculado.
—¡Jongdae! —le llamaron desde lejos.
Jongdae reconocería esa voz sea en donde sea, por supuesto.
Pronto sus brazos envolvieron un cuerpo contra el suyo y se sintió muchísimo mejor. Minseok le sonrió, notando luego la mirada de los papás de Jongdae sobre ellos y se alejó solo un poco.
—Buenos días, señores Kim —saludó, tragándose la vergüenza.
—Buenos días, Min —respondieron los mayores, sonriendo, para luego saludar a los papás del recién llegado.
Ambas familias charlaron solo unos minutos, puesto que deseaban llegar a la sala antes de la hora citada. Se infundieron buen ánimo, mirando a sus hijos caminando delante de ellos, en su propio mundo color rosa.
—¿Cómo te sientes? —le preguntó Minseok, mientras caminaban hacia la sala asignada.
—Sin mentirte... Es sábado, solo quiero dormir —se lamentó Jongdae—. He tomado suficiente café para tener dos subidones de energía si en algún momento todo se vuelve aburrido. No sé si estaré dispuesto a soportar cuatro horas oyendo al abogado de Krystal con su cara de autosuficiencia.
Resumiendo todo el embrollo, habían ido a una audiencia realizada hace casi un mes, su abogado había presentado las pruebas (junto con la comitiva de Baekho) y había sido un alivio que fueran aceptadas para escalar al siguiente nivel, que era justo el que determinaría el fin de todo este largo camino. Pero aguantar al abogado de Krystal...
—Ya verás que todo saldrá bien —Minseok dijo en voz baja, dándole un beso rápido en los labios.
Los padres de Minseok le abrazaron en silencio como modo de confort y Jongdae se sintió tan protegido en medio de personas que lo querían, que casi sintió ganas de echarse a llorar como un niño de tres años. Había insistido a su abogado en que pidiera la presencia de la familia de su novio, Minseok merecía estar allí, después de todo.
Al entrar, la sala era silenciosa como la recordaba, decorada con pinturas relacionadas a justicia y paz. Notó que su abogado ya estaba en la sala, hablando con su joven pasante. Jongdae se sentó con sus padres y saludaron a Park Bogum, quien tenía una expresión clara de seguridad (Baekho le había jurado que su amigo era de los mejores abogados). Minhyun, su ayudante, le saludó alegremente y volvió a su tarea de ordenar documentos.
Giró la cabeza levemente y pudo ver a Minseok sonriéndole con sus padres también, tratando de calmar sus nervios. Revisó su celular para matar el tiempo, topándose con los buenos ánimos de sus mejores amigos y respondió a ellos.
(Sí, Jongin le había deseado buena suerte, aunque ciertamente había escrito algo como: «Sería estúpido que estés nervioso, Jongdae. Las pruebas son sólidas, no hay nada de qué preocuparse». Sí, bueno, eh, muchas gracias, amigo.)
En ese instante, la puerta del lado opuesto en que se encontraba las familias Kim se abrió.
La figura de Krystal apareció, siendo acompañada de su abogado y un ayudante, así como una mujer mayor. La muchacha vestía una sencilla camiseta y pantalones azules, a la vez que su cabello estaba sujetado en una coleta. Sus rasgos lucían estoicos cuando su mirada se cruzó con la de Jongdae, totalmente indiferente, como si poco le importara los cargos por los que estaba siendo acusada. La mujer mayor, quien parecía ser su abuela, le dio un abrazo y un beso y se sentó en la zona de los familiares.
Los murmureos de sus padres y sus abogados, así como las personas del lado de Krystal, se cortaron al ver que una de las puertas cercanas al estrado se abrió y entró una mujer, vistiendo una túnica negra de tela gruesa, seguida de un hombre y dos jóvenes con sus laptops. Revisando unos papeles, el hombre se ubicó en una mesa al lado de la principal y la jueza Kwan Boah miró a los presentes.
—Buenos días, siendo las 09:53 del día 7 de setiembre del año 2013, y con la oportunidad de llevar adelante la vista adjudicativa en el expediente 281, se declara abierta la sesión —tomó el mazo de madera, chocándolo contra una base del mismo material—. A continuación, el señor Secretario, Kim Jaejoong, leerá el registro inicial de la sesión.
El hombre acomodó el micrófono frente a él y habló.
—Buenos días, su Señoría. Se encuentran presentes, por la parte demandante, los señores Kim Daewoo y Kim Jinhee, en representación de su hijo menor de edad, Kim Jongdae, asistidos por su abogado Park Bogum y el pasante Hwang Minhyun. Por la parte demandada, se encuentra la menor Krystal Jung, asistida por su abogado Lee Dongwook y su pasante Shi Haewi. Se hallan también esperando, fuera de la sala, los testigos ofrecidos por la parte demandante y la parte demandada; así como los peritos que llevaron a cabo la investigación respectiva...
Jongdae escuchó con atención toda la palabrería de los adultos, nada sorprendido de que emplearan un vocabulario lleno de tecnicismos. Cuando el señor Jaejoong terminó de leer, la jueza cogió la carpeta roja de un sumario y se ajustó unas gafas redondas de montura dorada que hacían su mirada más severa de lo normal.
—Acérquese, señorita Jung.
Krystal se acercó con su abogado al estrado, donde levantaron la cabeza para mirar a su señoría, que examinaba el folio rojo. Creció el silencio en la sala.
—¿Eres Krystal Jung? —preguntó la jueza.
—Sí.
—¿Es el señor Lee Dongwook tu abogado?
—Sí.
—¿Comprendes los cargos que se te imputan? —cuestionó Boah.
—Sí.
—¿Comprendes que si se te declara culpable, podrías ser privada de tu libertad y pasar al menos diez años en un reformatorio?
—Sí.
—¿Te declaras culpable o inocente?
—Inocente.
—Está bien, vuelve a tu asiento.
La jueza repasó los documentos bajo la mirada atenta del poco público en la sala. Jongdae podía sentir la mirada de Dongwook sobre ellos, como si estuviera impaciente por gritar la inocencia de su clienta. Era realmente desagradable, todo arrogante y con sus trajes hechos a medida.
Luego de unos tensos minutos, la jueza Boah miró de un lado a otro de la sala. Todo el mundo seguía en su lugar.
—En la audiencia pasada —comenzó a decir—, la acusada ha informado a la sala que se proponía alegar enajenación mental. ¿Ha sido sometida a un reconocimiento?
—Sí, señoría —respondió su abogado.
—Señor Park, ¿presentó también a un psiquiatra para evaluar a la señorita Jung?
—Por supuesto, señoría.
—¿Ha sido reconocido por el mismo?
—Sí, señoría.
—Ahora estamos listos para empezar el juicio. El reglamento prescribe que empecemos por los discursos de apertura de los abogados. Señor Dongwook, ¿desea pronunciar un discurso de apertura?
Dongwook se levantó y abrochó su reluciente chaqueta de poliéster.
—Sí, su señoría.
—Lo suponía. Adelante.
El imponente abogado se dirigió con parsimonia hacia el estrado. Antes de presentarse, sonrió con sinceridad. Empezó a enumerar la trágica vida de Krystal Jung. Crecer con un padre ausente debido al trabajo, una madre que hacía todo lo posible para cuidarla mientras trabajaba en sus pinturas y una abuela que vivía demasiado lejos. Que su único refugio había sido su hermana mayor, la escuela, sus amigos.
Jongdae juraría que era casi la misma palabrería que la sesión de hace un mes (donde sí había terminado dormido), solo que en esta ocasión, era mil veces peor. Bogum lucía también aburrido, como si hubiera oído ya todas aquellas bobadas muchas veces.
Explicó que era el abogado de una muchacha, cuya familia aportaba activamente a la sostenibilidad económica del distrito, y que tenía años y años de experiencia en el campo, lidiando con casos difíciles y demostrando la inocencia de acusados, de personas que tenían familia, de jóvenes cuyos padres querían lo mejor para ellos. Blablablá.
Al cabo de veinte minutos, Jongdae soltó un bostezo que le hizo lagrimear los ojos y Minhyun, le sonrió con un poco de pena, tratando de infundirle paciencia.
La mesa principal empezó a mirar a Krystal, casi con compasión.
Bogum se miraba las uñas y parecía aburrirse soberanamente. Dongwook fingió consultar sus notas y echó una mirada al reloj. Cuando empezó a hablar de nuevo, lo hizo en un tono más contundente. La defensa demostraría que Krystal era inocente, que los cargos por los que se le acusaba eran nulos.
Dongwook solo habló y habló... y habló.
Jongdae bostezó de nuevo.
El secretario dejó de tomar apuntes, los jóvenes con su laptops dejaron de escribir toda la declaración. Boah se limpió las gafas siete u ocho veces para no quedarse dormida.
Por fin, después de casi una hora, Dongwook cerró la boca y se oyó un suspiro en la sala.
—Diez minutos de descanso —anunció Boah al tiempo que abandonaba el estrado, salía por la puerta y pasaba a su despacho a servirse café.
Bogum había previsto una introducción concisa, pero después del maratón de Dongwook, decidió hacerla aún más breve. La mayoría de la gente empieza a dejar de sentir simpatía por los abogados, especialmente cuando pronuncian prolongados discursos y se lo explicó a la familia Kim durante el descanso.
—Estoy de acuerdo. Procura ser breve, por favor —respondió Jongdae, casi suplicante—. Juro que lamento no haber traído los tapones de oídos.
Y así lo hizo. Su discurso de apertura duró menos de quince minutos.
Todo el mundo prestó gran atención a aquel joven abogado, quien parecía relajado y seguro de sí mismo. Su voz era fuerte pero cálida. Hablaba como un erudito pero en términos familiares. Hizo de nuevo las presentaciones, empezando por sí mismo, siguiendo por su cliente y su familia. Echó una ojeada a sus notas.
Empezó hablando de lo muy especiales que eran los hijos. De la protección especial que necesitan. Les habló de su propia hija y del vínculo especial que existía entre padres e hijos. Confesó su admiración por el señor Dongwook, así como por su supuesta misericordia y compasión por alguien que mandara a violar a su hija. Era indudablemente un gran hombre. Sin embargo, en la realidad, ¿podrían manifestar tanta ternura, confianza e indulgencia si un chico de 14 años hubiera sido drogado y transportado a una habitación desconocida bajo la orden de ser abusado sexualmente y...?
—¡Protesto! —chilló Dongwook.
—Se admite la protesta —exclamó Boah.
Bogum hizo caso omiso de los gritos y prosiguió sin levantar la voz.
Se acercó a la mesa de pruebas, donde tomó el examen toxicológico que mostraba el nombre de la droga usada en Jongdae.
—He aquí la evidencia de Flunitrazepam —dijo en un tono serio, agitando la prueba en el aire frente a la mesa de la jueza—. Krystal Jung seleccionó a Jongdae como si fuera algo prescindible. Lo drogó, lo mandó a una habitación y ordenó que dos chicas intentaran abusar sexualmente de él. ¿Todo para qué? Para vengarse, su Señoría. Krystal Jung planeó todo, amenazó a dos chicas para hacerlas cómplices y disfrutó su acción, presumiéndola frente a quienes eran sus amigas como si nada malo hubiera pasado.
Todo fue planeado. Las pruebas eran irrefutables.
Bogum pidió que, a lo largo del juicio, intentara imaginar cómo se sentiría si se hubiera tratado de sus propios hijos. Pidió que condenara a Krystal Jung, no solo por lastimar a un menor de edad, sino por el peligro que ocasionaba a la sociedad al traficar drogar a adolescentes. Que pensaran en la tranquilidad de Jongdae, de que finalmente pudiera tener paz junto a su familia.
Finalmente, argumentó que, según las Naciones Unidas, lo más recomendable era aplicar las sanciones en conjunto a una acusada menor de edad porque daría mejores resultados y por supuesto, se velaría por el desarrollo social, así como la evolución de las habilidades cognitivas propias de su edad. La prioridad era la seguridad de todos.
Pero no había excusa para tales actos.
El veredicto debe ser de culpabilidad.
—Gracias —dijo con todo el encanto del que fue capaz—. He terminado, su señoría.
Dongwook le miró receloso y miró a la jueza, que estaba igualmente perpleja.
—¿Eso es todo? —preguntó con incredulidad Boah—. ¿Ha concluido, señor Park?
—Sí, su señoría —respondió Bogum como si se sintiera muy seguro de sí mismo, al contrario de Dongwook, que les había hablado durante casi una hora.
—Muy bien... —Boah hojeó el sumario—. Señor Park, su solicitud parece estar en orden. ¿De cuántos testigos dispone?
—Cinco, señoría —respondió Bogum—. Cuatro testigos presentes y uno protegido. La declaración del testigo protegido lo encuentra en el folio verde que está en su mesa.
—Está bien. Señor Lee, ¿a cuántos testigos piensa llamar?
—Cuatro —respondió Dongwook.
—Bien, Park, llame a su primer testigo.
Minutos después, Luna prestó juramento y subió al estrado. Acomodó el micrófono y un leve zumbido llenó la sala. Miró a Bogum, sonrió y asintió.
—¿Cuál es tu nombre?
—Park Sunyoung.
—¿Conoces a Krystal Jung?
—Desde hace seis años.
—¿Qué sabes acerca de ella?
—Éramos amigas. Dadas las circunstancias, ya no.
—¿Conoces a Kim Jongdae?
—Sí.
—¿Asististe a la fiesta realizada el 26 de noviembre del 2010?
—Sí.
—¿Quién la organizó?
—Krystal tuvo la idea y nos avisó que pasáramos la voz.
—¿Podrías narrar todo lo que recuerdas sobre ello?
Luna lo hizo, tal como había practicado para no dejar un solo detalle suelto. De cómo habían organizado la fiesta en su casa, de los invitados cuyos nombres recordaba, de las bebidas ingresadas, cuando se dio cuenta que las cosas se salían de control cuando vio droga y finalmente, de cómo Krystal revelaba lo que le había hecho a Jongdae.
—¿Cuál fue tu reacción inicial?
—De estupefacción. No lo había creído posible, hasta que vi a Jongdae. Quise ayudarlo, pero él se fue rápidamente de mi casa.
—¿Este año se volvió a mencionar el tema?
—Sí. Verá, desde hace tiempo ella deseaba ser pareja de un muchacho en la escuela y nos habló en los servicios, pidiéndonos ayuda para sabotear la relación que tiene dicho chico con su compañero de clases. Le recordamos lo que le había hecho a Jongdae y le dio igual.
—¿Qué le respondiste cuando pidió tu ayuda?
—Me negué. Salí del lugar y desde ese momento, Krystal y yo dejamos de hablarnos.
—Gracias, señorita Park. He terminado, su señoría.
Dongwook se pasó la mano por la cabeza, para asegurarse de que todos sus pelos estaban en su lugar, y se acercó decididamente al estrado.
—Señorita Park —declamó—, ¿cuál sería su veredicto sobre este caso?
—Declaro a Krystal Jung como culpable, por supuesto.
—¿Podría explicar por qué no denunció ese hecho apenas lo supo?
Bogum no protestó. Por supuesto que se habían preparado para esa pregunta.
—Krystal tenía amenazadas a varias personas de la escuela. Prometía guardar silencio a cambio de favores. Otorgaba dinero a quien lo necesitara, a cambio de algo más. A mí me amenazó con difundir fotografías mías de mi novia y yo en internet. Tuve miedo y ahora estoy luchando contra ello.
—Y, sin duda, conoce a otras personas que también le declararían culpable.
—Por supuesto. Hay muchas personas que fueron amenazadas y que les encantaría colaborar para acusar de culpable a Krystal.
Dongwook escribió algo en su cuaderno.
—Señorita Park, ¿Kim Jongdae y usted son amigos?
—Sí, señor —replicó ella.
—¿Y le ha pedido él que viniera a declarar?
—No. Me ofrecí a ello cuando se abrieron las investigaciones.
Dongwook dejó caer el cuaderno sobre la mesa y se sentó. A Luna se le concedió permiso para retirarse.
—Llame a su próximo testigo, Park —ordenó Boah.
—Pido la presencia de Tiffany Young.
La joven fue guiada por el oficial de lugar, luciendo serena, con un porte ciertamente elegante. Jongdae sabía de primera mano todo lo que ella diría. Baekho y Bogum habían ayudado a Tiffany a recordar cada detalle de su primera declaración, para evitar incongruencias.
—Tiffany, en tu declaración pasada dijiste que Krystal Jung envió a Kim Taeyeon y a ti a la fiesta. ¿Lo confirmas? —la voz amable de Bogum preguntó.
—Sí, señor.
—¿Explicarías por qué tu amiga y tú aceptaron?
—Sí... Krystal supo que necesitaba dinero, mi padre había adquirido una deuda muy grande y yo no tenía a quien recurrir, ya que somos de otro país. Mi amiga aceptó porque decidió ayudarme.
—¿Qué les pidió hacer exactamente en esa fiesta?
—Fingir que nos divertíamos y luego esperar en una de las habitaciones a que llegara Kim Jongdae. Y... tener relaciones sexuales con él —susurró Tiffany.
La sala se quedó en silencio y la jueza suspiró, con mucho pesar.
—¿Qué más dijo?
—Krystal nos aseguró que él no estaría tan consciente de ello y que no nos reconocería. Dijo que le iba a poner algo en su bebida, drogarlo en sí. Yo decidí esperar, mientras Taeyeon salió a traerlo.
—¿Y qué sucedió luego?
—Krystal vino con Taeyeon, trayendo a Jongdae. Estaba muy drogado, no entendía lo que decía realmente. Krystal se fue, dejándonos solos. Jongdae estaba en la cama y nosotras ya no estábamos tan seguras de hacer eso —la chica respiró hondo, buscando las palabras—. Krystal quería cerciorarse de que cumpliéramos nuestra parte y nosotras queríamos el dinero.
—¿Entonces, fingieron haber tenido relaciones con Jongdae?
—Sí. Él estaba muy drogado, no estuvo consciente de lo que pasó. Evitamos tocarle todo lo posible y lo cubrimos con las sábanas.
—¿Y al día siguiente?
—Krystal entró y vio cómo estábamos, parecía satisfecha. Nos dejó el dinero y en ese momento, empezó a despertar Jongdae, quien parecía confundido cuando nos vio —la voz de Tiffany sonaba culpable—. Apenas tuvimos la ropa puesta, Taeyeon guardó el dinero y nos fuimos. Pagué la deuda de mi papá y decidí vivir por mi propia cuenta. Taeyeon y yo nos retiramos de la escuela, no pudimos soportar lo que pasó en las siguientes semanas. Yo... Lo lamento mucho... Quise decirle, en serio. Pero tenía miedo. Krystal nos mantuvo amenazadas con ese secreto.
—He terminado, su señoría.
—Señor Lee, ¿desea hacerles preguntas a la testigo?
—Solo unas cuantas.
Bogum había esperado ese movimiento y miró a Tiffany, infundiéndole valor. Ella le sonrió, aún sin perder la calma.
—Señorita Young, ¿dice usted que le hizo creer a Kim Jongdae el haber mantenido relaciones sexuales con usted y su amiga?
Jongdae no quería escuchar más. Tragó saliva, sospechando lo que pasaría.
—Sí, señor.
—¿Dice usted que aceptó el trato para saldar una deuda de su padre?
—Sí, señor.
—¿Podría decirme en dónde se encuentra su amiga Kim Taeyeon?
Tiffany apretó la mandíbula y bajó la mirada.
—Mi amiga Taeyeon está internada en una casa de reposo. Intentó quitarse la vida en numerosas ocasiones por la culpa que sentía —respondió con voz temblorosa.
La sala nuevamente quedó en silencio.
Dongwook se congeló en su lugar. No había tenido información de ello. Maldita sea.
—Con la venia de su señoría... —habló Dongwook, en tono precavido. Tenía que dar de baja a la muchacha—. La defensa solicita que se le imponga el cargo a la testigo por atentado contra la libertad sexual de Kim Jongdae. Es evidente que esto es una confesión.
—¡Objeción! —exclamó Bogum, sin poder evitarlo.
—Objeción denegada —respondió la jueza, con un tono lleno de pesar.
—Entonces solicito que la testigo Tiffany Young pase a calidad de colaboradora eficaz —soltó Bogum sin dudar por un segundo.
—¡La defensa se opondrá a dicha solicitud! —chilló Dongwook, después de incorporarse de un brinco.
—¡Siéntese, señor Dongwook ! —ordenó severamente Boah, al tiempo que se quitaba las gafas y miraba fijamente al abogado—. Tenga la bondad de no volver a levantar la voz, hay menores presentes. Claro que se opondrá. Se opondrá a todas las solicitudes que presente la acusación. Es su obligación. Pero-no-vuelva-a-gritar.
Dongwook se desplomó en su silla y ocultó su rostro ruborizado. Boah nunca le había levantado la voz.
—Señor Park, solicitud aceptada. Tiffany Young pasa a ser colaborada eficaz y deberá estar bajo custodia de una casa hogar hasta que la sesión haya finalizado. ¿La comitiva de trabajadores sociales está de acuerdo?
—Sí, su Señoría —respondió uno de ellos.
—Señor Park, ¿está de acuerdo?
—¿Es posible que ella pueda estar presente en el proceso, pero siendo ubicada en nuestras filas?
—Tiffany, ¿estás de acuerdo con lo solicitado por el señor Park?
—Sí, Señoría —dijo la chica, con los labios temblorosos.
—Bien. Nos tomaremos un pequeño descanso —ordenó la jueza, quien no pudo evitar apenarse por la muchacha, pero la ley era la ley.
No estalló el bullicio como en otros momentos.
Bogum se acercó a Tiffany y la abrazó, a la vez que ella intentaba no llorar y le agradecía por cumplir su palabra de defenderla todo lo posible.
Dongwook parecía insatisfecho, a la vez que Krystal no dejaba de mirar a Tiffany.
Jongdae y Minseok salieron de la sala con los ojos enrojecidos.
* * *
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¡Buenas madrugadas, mañanas, tardes o noches!🌼
¿Qué tal su día? ¡Espero que bien!
Resumen corto del día hasta ahorita: Tenía que ir a un chequeo médico, pero ahí estaba yo, despertando toda acalambrada y con ganas de morir. Me tuve que tomar pastilla recién por la tarde y así poder terminar un trabajo y finalmente, he aquí actualizando, ¡yey!
Anywaaaaay, ¡pasemos a hablar del capítulo!
🐻 Sí, adoro demasiado todo lo que tenga que ver a Jongin y ballet juntos. #TodosSomosKyungsooAlMirarloBailar
🐑 Ay, mi LayHo. Los amo en la historia, los necesito juntos en la vida real de nuevo :(
🐱 Extrañaba narrar escenas del ChenMin. ¿Ya les cae mal el abogado de Krystal? Jajajaja. Al fin toda su travesía se estará cerrando, se merecen todo el amor del mundo.
Admito que sí me ha costado ordenar mis ideas para esto del juzgado. No sé mucho de estas cosas, por eso la tardanza. Investigué y leí Códigos penales y ahora tengo altas ganas de estudiar Derecho, jajajaja.
¿Qué temas que investigaron por su cuenta les ha marcado un poco en su forma de ver las cosas?
El siguiente capítulo seguirá abarcando al ChenMin, puesto que no quería amontonar tanta información. Y si ven algún error, me avisan, soy humana :'u
En fin, darlings. ¡Espero leer sus opiniones sobre el capítulo! ;)
Tengan una buena semana, besos y abrazos a ustedes, ¡bye! 😘
PD: He publicado una nueva historia llamada "Flores musicales", es mi primer ChenMin extenso y está inspirado en el álbum lleno de arte "April and a flower" de GodChen. Si pueden, denle una leída y me avisan qué les parece.🌸
PD2: 7 de mayo, darlings... 7 de mayo...
PD3: Aquí toda lista para llorar como magdalena ante el estreno de Avengers Endgame. ¿Quién muere? ¿Tony o Steve? #Cries.
PD4: Sé que tengo muchas lectoras por aquí, así que, consejo rápido, corazones: Si sufren de dolores insoportables cuando están con la menstruación, vayan al médico. NO es normal que duela. Nos educan a que es normal, pero ya basta de normalizar el dolor. 😭
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