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10. Aniversario de errores

Eran las 10 de la mañana de un nublado viernes y, de lo más seguro, todos los estudiantes de Busan estaban en sus camas en esos instantes. ¿Y cómo no? Si ese día era feriado en la ciudad y el poder dormir hasta tarde durante un día de semana era un fenómeno que se repetía pocas veces al año.

Sin embargo, esos estudiantes no tenían a Byun Baekhyun como presidente de su curso.

—¿Alguien ha visto a Key? —preguntó Baekhyun con expresión seria al no ver al aludido por ningún lado.

—Dijo que tenía que cuidar a su hermana pequeña por la mañana. Pero que vendría como a las 12 —contestó Luhan.

—Ah, bueno. ¡Sigan trabajando, entonces! —exclamó el presidente tal cual dictador a sus compañeros.

A Kyungsoo ya le sangraban los dedos. Estaba desde las 8 de la mañana inflando globos con helio, y el hacer el nudo del globo se estaba transformando en una verdadera tortura. Ustedes podrían pensar que hacer un nudo no debe ser gran molestia, pero después de inflar y anudar más de 200 globos sus opiniones cambiarían drásticamente.

—Creo que me alegro de que vaya a llover —comentó Minseok a su lado, que estaba en su misma situación—. Si esta decoración fuera al aire libre, estaríamos decorando hasta medianoche.

—Yo creo que es al revés —rebatió Kyungsoo con pena—. Estas carpas gigantes están tan desabridas que tendremos que decorar aún más.

Kyungsoo ya estaba cansado y no llevaba ni media mañana. Y apenas habían decorado una carpa, cuando eran en total cuatro. No iba a ser capaz de tomar nada con sus manos para cuando terminara con los globos y ni quería imaginar el chiste que iba a ser tomar los palillos cuando quisiera comer.

¿Y saben que era lo peor de todo? Los globos ni siquiera eran para decorar.

Solo eran para dar la bienvenida a todos los ciudadanos que vendrían a comer durante el primer día de las celebraciones, elevándolos hacia el cielo. Kyungsoo jamás iba a mirar los globos con helio de la misma forma tras esta experiencia.

—¿Y por qué fue que terminamos haciendo esto? —volvió a preguntar como por quinta vez Junmyeon, mientras unía los globos con un hilo.

—Porque pensamos que sería lo más fácil —contestó Luhan, mientras luchaba con el nudo de un globo–. Recuérdenme de esto cuando se nos ocurra volver a pensar otra vez, ¿sí?

—¡Chicos! ¿Ya están listos con esos globos? –exclamó Baekhyun desde el otro lado del lugar.

—Sí —dijo Junmyeon—. Aunque alguien más debería venir a buscarlos. Jamás pensé que estos globos con helio pesarían tanto.

No es que realmente pesasen. Era más bien la presión de elevarse de todos ellos. Y eso era muy cierto, en especial porque eran globos algo más grandes de lo normal. Cuando llevaban como 300 globos inflados entre todos, Kyungsoo trató de juntarlos hacia una esquina y realmente sintió como podrían elevarlo si fueran muchos más. Seriamente se preguntó si eso de la casa de la película Up pudiera ser más verdad que ficción.

—¡Yixing, MinJoon! ¡Vayan a buscar esos globos! —ordenó Baekhyun a sus compañeros, que estaban transportando sillas.

—¿Y a dónde los llevamos? —preguntó Yixing, tomando un buen montón de globos.

—Afuera. Algunos chicos los están dejando listos para cuando los lancemos.

Yixing y MinJoon no fueron suficientes para llevar tantos globos, por lo que se les unió Sungmin y Kangin para transportarlos.

—¿Cuántos más vamos a inflar, Baekhyun? –preguntó Luhan quejándose.

—Terminen con esa bolsa que les queda y nada más. Creo que tenemos suficientes.

—¿Tú crees? —rebatió Junmyeon con ironía, al ver que tenían al menos 700 globos ya.

—Ah, vamos. Piensen al menos en el dinero que vamos a ganar tras esto.

—Y yo que pensaba que solo te importaba derrotar a Krystal —murmuró Minseok, chupándose un dedo que le dolía.

—Esa es mi motivación principal. Pero sé que a todos ustedes les interesa más el dinero, ¿no?

¿En realidad? Sí. Kyungsoo sabía que si no fuera por el premio, una buena cantidad de compañeros no estarían ahí en esos instantes ayudando. Para el festival, con lo que les dieron, no solo les permitió terminar de costear el paseo de fin de año a las montañas, sino que les sobró para hacer una fiesta. Y ya conociendo los beneficios, el premio a mejor curso era realmente tentador.

—Después de esto, ¿qué más hay que hacer? —inquirió Minseok.

— Ya están terminando de poner los pisos en la última carpa, así que hay que ordenar las sillas y mesas. Kai y compañía sí que son rápidos.

A penas escuchó eso, Kyungsoo sintió como todo su cuerpo entró en alerta. No había visto a Jongin en toda esa mañana.

Y no quería verlo, la verdad.

No quería que nadie lo viera mientras él estuviera alrededor. Sería demasiado obvio, al menos en él, que ahí estaba pasando algo y Kyungsoo aún no estaba preparado para dar explicaciones de ningún tipo a absolutamente nadie. En especial a sus amigos. ¿Cómo podría partir a explicarles siquiera?

—¡Ah! —exclamó Baekhyun, interrumpiendo los pensamientos de Kyungsoo—. Los vendedores ambulantes y de comida están llegando afuera. ¿Alguien podría ir a decorar con algunas cintas o lo que sea sus locales?

—Yo voy —se ofreció Kyungsoo, parándose de donde estaba—. ¿Con cintas y flores y todo eso?

—Lo que tú quieras, mientras se vea uniforme. Ahí están las cosas.

Baekhyun le apuntó una caja y Kyungsoo la fue a buscar. Encontró cintas, flores, telas y guirnaldas, todas de los colores de la ciudad. Además, había cinta adhesiva, tijeras, hilo, entre otras cosas. Estaba todo lo que necesitaba.

—Bien, me llevo la caja —anunció Kyungsoo y salió de la carpa.

El aire estaba húmedo. De seguro durante la tarde iría a llover. Y aunque este no sería el primer festival que pasarían con lluvia, si sería el primero que pasaría Kyungsoo completamente solo. Su papá recién llegaba el domingo en la noche (Incluso el lunes en la mañana, si se atrasaba su vuelo) y su hermano no vendría a Busan por asuntos de su universidad.

Aunque, en realidad, la soledad no era ningún problema en esos momentos. Le tocaba el primer turno de hoy para cuidar la decoración y de seguro pasaría de largo hasta la tarde. Y mañana estaba lo de la maratón. Y, para rematar, le tocaba el último turno del domingo en la noche. ¿Ven? Su agenda estaba completa.

No obstante, podría haber sido mejor si su papá o hermano estuvieran ahí.

—Buenos días, señor —se presentó Kyungsoo a un vendedor de brochetas de fruta y jugo natural—. Soy parte de la decoración del festival. ¿Me permite decorar su puesto?

—Claro, jovencito. Haz lo que quieras. Por mientras, iré a mi camioneta a buscar un toldo. Esta lluvia está haciéndonos las cosas muy difíciles este año.

Kyungsoo se limitó a sonreírle y se concentró en su trabajo. Tenían hasta medio día para tener todo listo y lanzar los globos. Aún así, ya había gente ahí. Tendría que apurarse en dejar todo listo si no quería a Baekhyun detrás de él con un hacha.

—¡Déjame ayudarte! —se acercó corriendo Luhan—. Yo iré a otros puestos.

—¿Baekhyun les pidió hacer otra cosa?

—Quiere que arreglemos los techos. Y yo no soy gran fanático de la altura. ¿Qué me llevo?

—Lo que quieras. Apuesto que tus decoraciones van a ser mil veces más lindas que las mías —se quejó Kyungsoo con un puchero.

Luhan le sonrió restándole importancia, tomó algunas cosas de la caja y se fue a los puestos del frente. Kyungsoo volvió a concentrarse en su decoración, partiendo con las cintas. De ahí pondría flores en los bordes, algunas guirnaldas colgando y después copiar y pegar en los demás puestos. No se podía dar el lujo de ser más creativo con tan poco tiempo.

Lo de las cintas y las flores fue fácil. Pero la guirnalda no tanto. Quería dejarla colgando de una esquina superior, pero le quedaba muy alto por más en puntillas que se pusiera. Si tan solo fuera unos centímetros más alto...

—Es doloroso verte luchar.

Kyungsoo cerró los ojos con pesar al escuchar esa voz a sus espaldas, mientras apoyaba la planta de sus pies por completo en el suelo. Después se regañó a sí mismo. ¿De verdad esperaba evitar durante todo el día a Jongin?

—Ya me las arreglaré. Sigue tu camino, Kai —replicó Kyungsoo sin darse vuelta y buscando en alguna parte algo donde poder subirse.

—Si me lo pides amablemente, te puedo ayudar.

—Ah, qué generoso —rebatió el chico con sarcasmo—. Pero no, gracias.

—Solo un "Por favor, Jongin" y te ayudo con todos los puestos.

Kyungsoo se dio vuelta y miró a Kai con recelo.

—No confío en ti. Lo que más bien puedo es no poner la guirnalda y seguir.

Kai le sonrió, se le acercó y le quitó la guirnalda de las manos. En segundos ya estaba colgando en la esquina con solo estirar su brazo. Hasta ese momento, nunca antes a Kyungsoo le había fastidiado tanto la gente más alta que él.

—Testarudo —murmuró Kai, dándole un beso fugaz en los labios para después irse.

Kyungsoo lo observó alejarse hasta que entró a una de las carpas.

Ya había perdido la cuenta de las veces que Kai lo había besado en lo que iba de la semana. Algunos besos habían sido largos, otros no eran más que un roce de sus labios. En serio, ¿cómo era que el resto de las personas no se daban cuenta?

Durante el martes y el miércoles le daba pánico que alguien los descubriera, pero ya para el jueves en la tarde lo tenía tan asimilado que ni se inmutaba. Kai lo besaba como si fuera de lo más normal del mundo e, incluso, como si estuviera en su derecho. Y como los besos eran tan adictivos, Kyungsoo ya no encontraba fuerzas para rechazarlo.

Y rechazarlo era, definitivamente, lo más cuerdo que él podía hacer.

Pero no. Incluso había momentos donde extrañaba ser besado y sentir el cabello desordenado de Kai hacerle cosquillas en la frente. Y ni hablar de cuando los besos eran largos y apasionados y anhelaba...

No. De nuevo no.

Kyungsoo bajó de esa nube mental y volvió a concentrarse en la decoración. Debía sacudir a Kai de su cabeza. Pero, para su pesar, él se lo estaba haciendo endemoniadamente difícil.

Kyungsoo y Luhan terminaron de decorar los puestos de ventas cuando quedaban apenas 20 minutos para dar inicio al festival. Y Baekhyun ya estaba teniendo un ataque de estrés.

—Necesitamos a alguien alto para que arregle esos focos, ¿dónde está Sehun cuando se le necesita?

—Le dijiste que no viniera para que se preparara para la maratón —contestó Chanyeol, tratando de controlar a su novio.

—No te preocupes de eso ahora, Baek —comentó Junmyeon con cautela—. Arreglamos eso después. Primero lancemos los globos, damos las bienvenidas a las carpas y solucionamos lo de ese foco más tarde, ¿sí?

—¿Por qué demonios me hablas como si tuviera algún problema mental? —replicó Baekhyun con molestia.

Minseok miró a Kyungsoo con risa y el pelirrojo no pudo evitar reír a su vez. Parecía que Baekhyun aún no se percataba de que iba a tener una crisis de nervios en cualquier segundo, pese a que todos los demás sí.

—Bien, vamos moviéndonos —anunció Jongdae—. Sungmin, Hangeng, ustedes van a la primera carpa, ¿no?

—Sí.

—Yixing y Heechul, ¿ustedes lanzan los globos de la segunda?

—Claro, jefe.

—Kangin, ¿puedes ir con MinJoon a la tercera carpa a lanzar los globos? —los aludidos solo asintieron—. Y tú, Baekhyun, lanzas los globos de esta carpa.

—¿Qué? —preguntó con asombro Baekhyun.

—No has hecho nada.

—¿Cómo que no...?

—Has estado dándonos ordenes, lo sabemos —lo interrumpió Jongdae—. Pero no he visto ninguna gota de sudor de tu frente hoy. Y tú, Chanyeol, vas con él.

—¡Eh! Al fin justicia divina —exclamó alguien, lo que hizo reír a varios.

Baekhyun, con una mueca de disgusto pero sabiendo que Chen tenía razón, salió de la carpa arrastrando a Chanyeol consigo. Chanyeol solo le dedicó una mirada de odio a su amigo y se limitó a seguir a su novio.

—Todos los demás están en su libre disposición de disfrutar del espectáculo —terminó de declarar Jongdae, a lo que sus compañeros apoyaron felices y salieron a la calle.

Había mucha gente a la espera. Niños por todos lados y familias con todo listo para almorzar. Kyungsoo podía sentir en el aire el olor dulce del algodón de azúcar y el de las distintas comidas siendo preparadas en los puestos ambulantes. Él adoraba las celebraciones como esta.

—¡Ya va a comenzar! —exclamó un niño con ansias.

Kyungsoo miró a su alrededor. Junmyeon y Minseok estaban a unos metros a la derecha conversando y Luhan hablaba con... ¿Sehun? ¿Qué estaba haciendo aquí?

Él único que tenía permiso para faltar ese día y aparecía por acá. Qué ironía.

Kyungsoo los miró por unos instantes y sonrió. Luhan no se daba cuenta, pero Sehun lo miraba con tanta concentración que hasta él se sentía incómodo de observarlos. Era como si espiara una conversación muy íntima y privada. Y cuando Luhan lo miraba, Sehun bajaba la cabeza y una expresión de timidez cubría su rostro.

La pregunta era, ¿se iría a dar cuenta Luhan de lo que estaba pasando?

—Al fin mío —susurró una voz.

Kyungsoo no tuvo tiempo ni de reclamar cuando sintió que Kai lo tomaba de la cintura y lo llevaba hacia unos árboles, alejándolo de la multitud. Para cuando lo soltó, Kyungsoo no sabía si gritarle o golpearlo. Últimamente, esa faceta violenta de él que solo Ryeowook solía provocar, estaba saliendo a flote más veces de las que le gustaría confesar.

—Idiota, me asustaste.

—No te veo asustado. En realidad, tengo la ligera sensación de que me quieres pegar.

¿Ven? El tipo era exasperante.

—¿El que está hablando con Luhan es Sehun o es mi idea? —preguntó de la nada Kai observando a lo lejos a la pareja.

—Ajá. El único que podía faltar hoy y vino de todas formas.

—¿Vino solo a ver el show?

—Quizás —comentó Kyungsoo, sabiendo en el fondo que esa no era la verdadera razón.

Kai dejó de observar a sus compañeros y bajó la mirada, observando ahora a Kyungsoo. El chico simplemente levantó el rostro y esperó. Ya se sentía lo suficientemente cómodo frente a él como para no intimidarse ni sonrojarse. No tanto, al menos.

—Pasa conmigo la tarde —ofreció Jongin.

—No puedo. Estoy ocupado.

—¿No puedes inventar algo mejor para evitarme? —sonrió el pelinegro, a la vez que alzaba su mano para tocar la mejilla de Kyungsoo.

—Es que de verdad que estoy ocupado. Me toca el turno de la tarde.

—¿En serio? ¿Y cuándo más?

—El domingo por la noche. ¿Y tú? —a Kyungsoo le estaba costando concentrarse al sentir como Kai jugaba con su cabello y orejas.

—El sábado por la tarde y el domingo por la mañana.

—¡Bienvenidos a un nuevo aniversario de la ciudad!

Kyungsoo pudo escuchar al animador y a la gente aplaudir y gritar con emoción. Pero sentía todo eso muy lejano, pese a estar a unos metros de la multitud. En esos momentos, su mundo solo se conformaba de él y el chico que tenía enfrente.

—Kyungsoo, debemos hablar y en serio —el tono de Jongin se hizo más grave.

—Opino lo mismo —la voz de Kyungsoo fue apenas un susurro.

—Porque sabes que yo no soy de los que besa a un chico constantemente sin razón aparente, ¿Verdad?

Kyungsoo quería creer que no, que él no era uno de esos. Porque, definitivamente, él no quería ser otro chico más. No con él ni nadie.

—¡Es hora de dar comienzo al conteo!

Kai tomó con delicadeza el rostro de Kyungsoo y acercó para besarlo, pero el chico alcanzó a moverse, por lo que el chico terminó besando su mejilla en cambio. Kyungsoo pudo sentir la sonrisa de Jongin sobre su piel, para después arrastrar sus labios hasta su oreja.

—Un día de estos, y te aseguro que no será muy lejano, serás tú el que quiera besarme. Y no sé si seré tan complaciente.

La gente comenzó el conteo en 10, 9, 8, 7...

—Yo creo que, para cuando llegue ese día, vas a estar peor que un perro baboso —rebatió el pelirrojo, mientras se escuchaba 6, 5, 4, 3...

—O puede ser esa posibilidad —Jongin sonrió y, esta vez, sí lo besó con fuerza, mientras los globos se alzaron al cielo.

***

Kyungsoo llegó temprano al parque. Se suponía que se iba a juntar con Minseok en el Parque Jaemi, pero lo llamó a última hora diciendo que llegaría más tarde. Y como ya estaba listo, y sin ninguna compañía en su casa, prefirió llegar solo al parque.

Aunque parecía que realmente había llegado demasiado temprano.

Había mucha gente en el lugar, a la vez que la organización de la maratón estaba dejando todo listo. Primero partiría la maratón juvenil de mujeres a las 9 y, hora y media después, la juvenil de los hombres. Se harían en sectores distintos, aunque ambos géneros correrían la misma distancia.

El problema era que eran las 8:30 am y ningún amigo o compañero de Kyungsoo estaba ahí. Él quería ver la maratón, en especial habiendo participado antes en él, pero estando solo perdía algo su gracia. Suspiró con pesar. Quizás debió haberse quedado en su casa y esperar a Minseok.

Pero trató de no desanimarse. En algún momento alguien tendría que llegar, ¿no? Y Junmyeon y Luhan dijeron que igual tratarían de llegar temprano. Así que se fue a comprar un algodón de azúcar y se dedicó a matar tiempo inspeccionando el lugar.

Muchas participantes de la maratón de mujeres ya estaban listas en la zona de partida y solo era cosa de minutos para que partiera la carrera. E iba a ser una carrera complicada. Kyungsoo reconocía a varias de las competidoras (algunas incluso lo saludaron) y todas eran muy buenas. Y Yoona, la ganadora del año pasado, estaba ahí lista para correr otra vez.

Sonó el disparo de partida, y partió la maratón. Sin embargo, aunque en su opinión las maratones eran muy interesantes, también eran largas. Así que se alejó de ahí y se dirigió hacia donde estaba la maratón de hombres. Y al primero que vio resaltando como por una cabeza a sus contrincantes fue a Sehun.

—¡Sehun!

El aludido levantó la cabeza en busca de la persona que lo llamaba y, al ver a Kyungsoo, sonrió y se le acercó. Llevaba puesto una musculosa deportiva indicando su número de identificación, unos shorts del mismo tipo y unas zapatillas para correr.

—Has llegado temprano, Kyung —se le acercó el chico, saliendo del sector de competidores.

—¿No te dirán nada por alejarte? —preguntó preocupado Kyungsoo.

—Para nada. Recién a las diez un cuarto nos debemos formar, así que no hay problema.

Los dos se sentaron en una banca y dejaron correr el tiempo conversando. Sehun había llegado temprano para poder inscribirse y para poder estudiar el sector. Pero, como ya había participado en dos maratones anteriores, conocía bastante bien el lugar.

—¿Crees que la humedad los perjudique? —inquirió Kyungsoo al ver el suelo aún mojado por la lluvia de la noche anterior—. Incluso puede que llueva ahora.

—Va a ser una carrera más difícil, claro, pero si se larga a llover haría que fuera todo más interesante. Para variar en algo este año, supongo.

Kyungsoo sonrió en acuerdo y observó a la competencia de su compañero.

—Hay varios chicos nuevos este año.

—Sí, pero también hay varios de siempre. Y este es el último año de Siwon.

—¿En serio? —exclamó con asombro Kyungsoo. Siwon había ganado esa maratón dos veces en los últimos 4 años—. ¿Por la edad?

—Ajá. Pero supongo participará en la maratón de adultos de vez en cuando.

—Qué rápido pasa el tiempo... —musitó el pelirrojo.

—A veces creo que pierdo de muchas cosas con un simple parpadeo —habló Sehun, de forma pensativa y luego sonrió hasta que sus ojos rasgados se transformaron en dos medias lunas—. Kyung, he dejado el móvil en los vestuarios... ¿Qué te parece si nos tomamos una foto para darle la contra al bendito tiempo?

Kyungsoo rió y, asintiendo, sacó su móvil. Ambos miraron a la pequeña cámara y el celular hizo lo suyo, guardando la foto en su tarjeta de memoria.

Kyungsoo quiso comentar algo al respecto, pero fue interrumpido por su celular. Lo sacó de su bolso y vio el nombre de Junmyeon en la pantalla.

—¿Hola?

—¡Kyungsoo! ¿Dónde estás?

—En el parque. Llegué temprano.

—¿Y estás con los chicos?

—No, llegué solo. Minseok me llamó diciendo que vendría más tarde, aunque supongo que ya va a llegar para estas horas. ¿Y no que vendrías tú con Luhan?

—También pensaba eso. Pero Luhan no contesta su teléfono.

—¿En serio? ¿Lo trato de llamar por ti?

—No. Supongo que llegará él por su cuenta. ¡Ya voy en camino! Nos vemos allá.

—Ok, nos vemos.

Kyungsoo frunció el ceño mientras cortaba y guardaba su celular. Luhan siempre contestaba su teléfono. Aunque, por otro lado, lo había escuchado hace unos días atrás quejarse que su celular estaba malo. Quizás por eso no contestaba.

—¿Pasa algo con Luhan?

Sehun preguntó con un tono de voz tan bajo que Kyungsoo casi pensó que se lo había imaginado. Pero al verlo se percató de que había bajado la mirada y un ligero rubor cubría su rostro. Kyungsoo sonrió. Era realmente chistoso ver a tal gigante con esa expresión de timidez.

—Parece que está ilocalizable —Kyungsoo meditó por un segundo lo que acababa de decir—. Ilocalizable, ¿verdad? ¿Así es la palabra?

—Parece que sí —sonrió Sehun, volviendo a la normalidad.

—Bueno, eso. Pero no te preocupes, él vendrá a apoyarte de seguro. Así que estás obligado a dar lo mejor.

Sehun lo miró con una expresión entre extrañez y asombro, a lo que Kyungsoo simplemente le sonrió. Tras comprender lo que pasaba, Sehun esquivó su mirada y sonrió con ironía.

—¿Tanto se nota?

—He tenido suerte de observarte en los momentos precisos, eso es todo.

—¿Se lo vas a decir? —preguntó el chico con algo de miedo en su voz.

—Claro que no. ¿Por qué te lo dejaría tan fácil?

Sehun lanzó una carcajada y perdió su vista en el parque. Tras varios segundos de silencio, volvió a hablar.

—No va a ser fácil.

—Nunca es fácil.

Kyungsoo se acercó más a él y puso su cabeza en su hombro, en señal de apoyo.

—En lo que quieras ayuda, la tienes —prometió Kyungsoo.

—Gracias...

—¡Sehun!

Una voz a los lejos interrumpió la conversación de los dos compañeros, a lo que los dos levantaron la cabeza. Jongdae, Yixing y Sungmin se acercaban. Y también Jongin.

—¿Estamos listos? —preguntó entusiasta Sungmin, saludando a su amigo con un choque de manos.

—Estoy listo como desde las 8 de la mañana.

—Si hubiéramos sabido, hubiéramos llegado más temprano.

—¿Llegaste hace mucho, Kyung? —preguntó Yixing.

—Oh, sí. Fui a ver como partía la maratón de chicas y después vine a ver a Sehun. Supongo que ya debe de estar terminando esa maratón.

—Sí, pasamos por allá —dijo Sungmin—. Yoona va a la cabeza.

—¿Y por qué será que eso no me extraña? —comentó con ironía Jongdae.

Kyungsoo sonrió ante ese último comentario y después miró a Jongin.

Estaba algo más alejado de todos, con los brazos cruzados y su típico semblante serio. Nada malo con eso, solo que, por el modo que lo miraba, Kyungsoo se sentía francamente incómodo. Y eso era bastante decir después de la semana que había tenido en lo referente a él. Lo observaba con una intensidad que jamás había visto en él. Incluso con un poco de... ¿rabia?

—¡Ya va a ser hora! —anunció Yixing, tras ver su reloj—. Mejor ve a tu puesto.

—Es verdad.

Sehun se levantó del banco y se estiró un poco.

—Oye, tienes lindas piernas —comentó Jongdae.

—Ah, cállate Jongdae —replicó Sehun entre risa y fastidio y se alejó a la zona de competidores tras los buenos deseos de Sungmin, Yixing y Kyungsoo.

Pero, durante todo ese tiempo, Jongin se mantuvo mortalmente silencioso.

—Vamos a buscar puestos, mejor —sugirió Yixing—. ¿Vienes con nosotros, Kyungsoo?

—Iba a esperar a mis amigos.

—Pues no debes esperar mucho —replicó Jongdae—. Ahí vienen Minseok y Luhan.

Kyungsoo observó hacia donde apuntaba Chen y, tal como él había dicho, ahí sus amigos se acercaban.

—¡Kyungsoo! Lo siento por no llegar antes —se disculpó Minseok tras saludar.

—No, no importa. Luhan, Junmyeon trató de llamarte más temprano.

—¿En serio? Es mi celular, creo que tendré que cambiarlo —se quejó el chico.

—Buenos, ¿vamos o no? Ya se está juntando mucha gente —interrumpió Sungmin.

Kyungsoo se levantó del banco y miró a sus compañeros. Y, para su sorpresa, Jongin no estaba ahí. Él ya iba varios metros alejado de ellos, en dirección hacia donde se haría la maratón.

Kyungsoo no pudo evitar pensar en qué diablos había hecho para recibir esa actitud tan cortante por parte de él. No se le ocurrió nada.

***

Y al final pasó que Sehun superó las expectativas de todos sus compañeros tras finalizar la maratón. No, no ganó. Fue Siwon el ganador (otra vez) pero Sehun logró un muy respetable segundo lugar y su curso no podía estar más feliz por ello. Solo faltaba que ganaran el premio a mejor curso por su participación en el aniversario y podían declarar ese fin de semana como el mejor del año.

Aunque Kyungsoo no podía decir lo mismo.

Él, junto a Luhan, Sungmin y Kangin estaban en el último turno de la noche, y era cuestión de unos 15 minutos más, para dar por finalizado el aniversario de la ciudad de ese año. En general, y pese a ser el último turno del día, estaban manteniendo la decoración bastante bien dentro de las carpas y en los locales ambulantes. Y ya varios otros compañeros habían llegado para sacar la decoración y dejar todo ordenado junto con algunos chicos de primaria.

Pero Kyungsoo no podía sentirse feliz en lo más mínimo.

¿El responsable? Ustedes podrían adivinarlo, de seguro.

¿Qué demonios le había pasado a Jongin el sábado en la mañana?

Kyungsoo aún no podía descifrarlo. Y, para cuando quiso hablar las cosas con él, fue completamente evitado o ignorado.

¿De nuevo estaría jugando con él?

—¡Kyungsoo! ¡Cinco minutos más y seremos libres! —exclamó Luhan con una sonrisa radiante.

Si tan solo Kyungsoo pudiera estar tan feliz como su amigo.

Finalmente, la gente comenzó a salir de las carpas y se dirigieron a las calles. Ahí, el alcalde de la ciudad agradeció la participación de los ciudadanos y los invitó a que vieran un espectáculo de pirotecnia como cierre del evento.

Kyungsoo adoraba los fuegos artificiales. Y al percatarse de que no tenía ningún interés en ellos, supo que estaba mal. Y quiso odiar a Jongin por hacerle eso.

—¿No vas a ir afuera? —preguntó Luhan extrañado.

—No. Voy a comenzar a ordenar. Quiero irme, estoy cansado.

Con no muchos ánimos, Kyungsoo fue a buscar una escoba y comenzó a limpiar la primera carpa. Para su sorpresa, tanto Luhan como Sungmin se quedaron con él.

—¿No van a ir tampoco? —preguntó con asombro el pelirrojo.

—No, te ayudamos —respondió Sungmin, tomando unas bolsas para limpiar la basura de las mesas.

—Yo igual —secundó Luhan—. Después de todo, va a ver otro espectáculo pirotécnico para el fin de semana del deporte, así que ahí lo disfrutaremos mejor.

Kyungsoo quiso besarlos a los dos en agradecimiento. Lentamente, comenzó a recuperar el ánimo.

Trabajaron eficazmente en lo suyo y, para cuando terminó el espectáculo, ya iban en la segunda carpa. Lo que era bastante decir teniendo en consideración lo inmensas que eran las carpas y el tiempo que les tomó decorarlas.

De a poco comenzaron a llegar compañeros de Kyungsoo y unos chicos de primaria a ayudarlos, y el trabajo se hizo aún más rápido. Kyungsoo ya no aguantaba para irse a su casa.

—Hola, Kyungsoo —se le acercó Tao cuando ya estaban por terminar la última carpa.

—Hola, Tao —saludó también Kyungsoo con asombro—. ¿Qué haces aquí?

—Ya mi curso terminó de limpiar nuestro sector. Aunque debo reconocer que su decoración fue mucho mejor que la nuestra. De seguro ganan el premio este año otra vez.

—Eso espero, Baekhyun nos ha torturado para ello.

Tao sonrió ante el comentario, pero su expresión comenzó a ser más seria al observar algo a espaldas de Kyungsoo. Kyungsoo miró hacia atrás, pero solo vio a muchos chicos y chicas de su secundaria, nada raro.

—¿Qué pasa? —inquirió Kyungsoo, con algo de preocupación.

—Debemos irnos, Kyungsoo. Ella no tiene buenas intenciones y no sé lo que trama.

—¿Ella?

—Krystal. Te venía a advertir, pero no pensé que ella vendría hasta acá.

¿Vendría hasta acá? Kyungsoo se dio vuelta y observó a la pequeña multitud con más cuidado. Hasta que la encontró. Krystal estaba en la entrada de la carpa con algunas de sus amigas y lo miraba con un odio del que no estaba muy seguro merecer.

—Vámonos, Kyungsoo —volvió a insistir Tao.

Muy tarde.

Krystal entró a la carpa y se pudo sentir en el ambiente que algo malo estaba a punto de suceder. Baekhyun, al ver que su 'archienemiga' entraba en su territorio, fue el que más se enojó con su presencia. Kyungsoo, en cambio, sintió una pequeña flama de miedo crecer en su interior. Todo su cuerpo entró en alerta.

—Krystal, vete —se interpuso Tao.

—No te metas. Esto es entre él y yo.

—Y, exactamente, ¿qué podría haber entre tú y yo? —replicó Kyungsoo con voz baja pero firme.

Krystal lo miró directamente y se le acercó. Del mismo modo, Kyungsoo pudo sentir como todo el mundo se les acercaba, fascinados y extrañados antes ese espectáculo.

—Así que la rata de campo puede defenderse.

—Nunca he vivido en el campo, Krystal.

—Cállate. No eres más que un maldito oportunista, ¿quién lo iría a decir?

¿Maldito oportunista? Kyungsoo no pudo evitar asombrarse ante ese apelativo. En especial porque, entre los dos, el maldito oportunista no era exactamente él.

—Krystal, estoy cansado. ¿Podrías terminar tu show y dejarme en paz?

—¿Mi show? —Krystal lo miró con asco—. El único show es el que tú estás haciendo. ¿No tienes ni siquiera un poco de dignidad ofreciéndote ante Kai?

—Ah, no. Esta sí que perdió la cabeza —se escuchó quejarse Baekhyun a lo lejos.

Todo color alguno se fue del rostro de Kyungsoo.

Y si bien, él no era ninguna rata de campo, ni un maldito oportunista, ni mucho menos era un ofrecido, el hecho de que, en cierto modo, sí había tenido "algo" con Kai en los últimos días lo hacía sentir culpable de todas esas acusaciones.

¿Los habría visto juntos? ¿Alguien se lo habría dicho? Aunque tampoco habían sido exactamente discretos (culpen a Kai), Kyungsoo podría haber jurado que nadie los estaba observando o espiando cuando estaban juntos. Parecía que estaba equivocado.

—Mira, Krystal... —comenzó Kyungsoo con tono cansado.

—Ah, ¿acaso lo vas a negar? —lo interrumpió la chica con expresión desafiante.

Podía hacer eso. Kyungsoo no era muy bueno mintiendo pero, entre aceptar que sí tenía algo con Kai a negarlo, más difícil era que le creyeran la verdad.

—¿Por qué no sacan a esta loca de patio de aquí? —exclamó Baekhyun con enojo, acercándose a Kyungsoo.

—Tampoco es un placer estar cerca de ti, Baekhyun —replicó Krystal con fastidio.

—Entonces, vete. No tenemos tiempo para escuchar tus estupideces –intervino Tao.

—Aparte, ¿no tienes novio acaso? —le acusó Baekhyun.

—Dejen de defender a este tipo con cara de mosca muerta —los detuvo Krystal—. Tan solo dime, ¿estás o no con Kai, Kyungsoo?

Extrañamente, para Kyungsoo, todo lo que estaba pasando en esos instantes sucedía en cámara lenta y en un mundo muy lejano. Las voces iban y venían y se sentía completamente ajeno a lo que estaba sucediendo ahí, frente a él.

Y después se acordó de cómo Kai lo había tratado desde ayer.

Ignorándolo completamente. 

Haciéndolo sentir confuso y triste.

Y es que, la verdad, él no tenía nada con él.

No era su novio.

Ni siquiera podía explicar realmente lo que sucedía entre ellos. ¿Y él? ¿Qué pasaba con él?

Y como no iba a entrar en explicaciones profundas ni filosofías de vida con Krystal, cortó por lo más fácil y rápido.

—No, Krystal. No tengo nada con Kai —dijo finalmente Kyungsoo, sin vida en su voz.

—¿Nada? ¿Absolutamente nada? —insistió Krystal.

—Él es mi compañero. Lo conozco desde hace años, sí. Pero ese rumor de los correos es eso, un rumor. No la verdad.

Decir lo que acaba de decir le dolió de una forma que jamás hubiera esperado Kyungsoo. Porque, muy dentro de él, le hubiera encantado decir exactamente lo contrario. Y darse cuenta de eso lo asombró completamente.

¿Eso era lo que quería?

—Supongo que te quedó claro ahora, ¿no? —dijo Baekhyun, odiando cada vez más a Krystal.

—En realidad, ¿qué podría ver él en ti? —replicó Krystal con tono hiriente, y se fue del lugar con sus amigas.

Kyungsoo quedó paralizado por unos segundos. Krystal lo había querido lastimar con ese último comentario y, para su gran consternación, lo había logrado. ¿Qué es lo que le estaba pasando?

—Lo siento, Kyungsoo —murmuró Tao con pena—. Debí haberla detenido antes.

Varios de los compañeros de Kyungsoo comenzaron a apoyarlo también, comentando lo mala persona que era Krystal y que no debía prestar atención. Kyungsoo solo fingió su mejor sonrisa y trató de restarle importancia.

Eso fue hasta que vio a lo lejos a Kai.

Estaba alejado de la multitud, aunque de seguro observó y escuchó todo. Y en el mismo instante en que miró su rostro, Kyungsoo quiso negar todo lo que le había dicho a Krystal y decir la verdad. Hasta a un kilómetro de distancia sabía que él estaba enojado. Incluso furioso.

Pero eso no era lo peor. De alguna forma, él también había sido herido. ¿Por qué él había negado lo que pasaba entre ellos? ¿Podía ser por eso? Kyungsoo se sintió infinitamente culpable y se preguntó si, en el caso de que Krystal le hubiera preguntado a Kai, él hubiera negado su "relación". En su fuero interno, Kyungsoo sabía la respuesta.

Él hubiera admitido la verdad. Así de simple. Él no tenía miedo a lo que los otros pudieran decir. Ni siquiera hubiera dado explicaciones. Pero no hubiera mentido como lo hizo él.

Sombrío, Kai lo miró con decepción una última vez y salió de la carpa hacia la noche. Kyungsoo no pudo hacer nada más que observarlo alejarse de ahí. Y de él al mismo tiempo. 

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