Capítulo 9
ELIAN_
Miro mi reloj cada segundo impaciente, pero bueno tanto puede tardar una mujer en el baño. El camarero trae el segundo plato y la veo caminar hacia la mesa. Admito que Samia es algo misteriosa como divertida y sobre todo valiente.
Reconozco que estoy siendo un capullo con ella. Entiendo que lleva una parte de razón pero joder son negocios. Yo todo lo que hago es por mi trabajo. Suspiro para mantener mi cabeza fría puesto que mi polla está demasiado dura. Mierda, que carajo me está sucediendo.
Si es que con ese vestido ceñido a su cuerpo haciéndole notar más sus curvas y esos pezones que se le marcan.
¡¡Ay señor ayúdame!! Qué fijo como siga pensando así reviento esta noche la cremallera y lo peor de todo sin tocarla.
--Bueno ya estoy aquí.--Me dice tomando asiento y mirando el plato.
Al ver la expresión en su cara, me entra ganas de reír. Debo hacer un sobre esfuerzo para no reírle la gracia.
Me recompongo, fijo mis ojos en los suyos, poniendo mi mejor pose de seriedad. Tomo un sorbo de agua, raspeo mi garganta para empezar hablar sobre en el acuerdo.
--Samia, ¿ has pensado mi proposición?
--Cómo no. A caso tengo escapatoria. Me las vas ha pagar todas juntas Zisis, esto no pienso perdonártelo en la vida.
--¿Ah no? --Pongo gesto de ofendido. Si tu supieras querida Samia. Si tú supieras cuales son realmente mis intenciones.
--Como te decía, son negocios. Pienso que me estoy portando demasiado bien contigo. Vas a tener mucha suerte, vas a obtener un local nuevo y más grande.
--Y a las familias que dejas sin hogar, ¿qué? Las tengo que meter también en el local.
--¿Porqué te preocupas tanto por lo demás? Estoy de acuerdo contigo de ser solidario. Pero debes mirar más por tus intereses.
-- ¿Te piensas que todos somos con tú Zisis?
-- El mundo funciona así. Para recibir algo debes dar antes. Tú también tienes un negocio. Qué ocurre si un vecino no te paga el pan un día otro y otro. Y llega otro vecino y también le fías. Si no te pagan, tú no puedes comprar productos. Al final acabas cerrando por falta de presupuesto. ¿Me equivoco?
--¿Qué quieres a cambio de que acepte tú chantaje? ¿Qué me acueste contigo?
Admito que Samia no tiene pelos en la lengua y...me arrasco mi barbilla observándola como se ha puesto nerviosa a la vez que se humedece sus labios.
Pienso y pienso mientras noto como mi polla se va poniendo cada vez más dura de pensar que esta noche la tendré en mi cama follandola a mi antojo.
Me remuevo en la silla clavando mis ojos fogosos en los de ella.
--¿Qué respondes Zisis? Tengo que acostarme contigo o no.
--Si es lo que deseas, estaré encantado de complacerte.
Veo como traga saliva, su boca ha debido resecarse, agarra el vaso de agua y da un sorbo. Madre mía como me estoy poniendo de pensar que la tendré a mi merced en la cama.
Terminamos de cenar, pido la cuenta y nos marchamos.
Caminamos en silencio, me encanta que se haga la dura cuando en realidad está nerviosa y deseosa.
Así me pone más, que sea una trigresa para pasar a ser una linda gatita.
Al salir a la calle, veo que se abraza a sí misma fijando sus ojos en un punto. Me pongo detrás de ella, veo que no dice nada, me pego más a ella, sigue quieta como una estatua. Inhalo su fragancia paseando mi nariz por su cuello. Su reacción no tarda en aparecer, con un leve movimiento me da más acceso a su cuello para deslizar mi lengua por su cuello, ¡¡guauu!! Como no pare me corro en los pantalones.
La sensación que me produce Samia es placentera y junto a sus gemidos hace que me encienda más. Le doy la vuelta encarándola, observando como su rostro ha cambiado, sus pupilas están más dilatadas y su respiración ha aumentado. Me encuentro excitado, nervioso por tenerla entre mis brazos, ansioso por meterle mi polla hasta que explote de placer.
--Vámonos.--Le advertí tajantemente
La agarré de su muñeca tirando de ella antes de que me soltara alguna de sus burgaridades.
El trayecto fue rápido. Tuve que pisar a fondo el acelador, deseaba llegar cuanto antes a mi precioso picadero y follarmela hasta hartanos.
Aparqué el coche en mi plaza del garaje, me encontraba intranquilo, impaciente por llegar a mi pisito. En el ascensor volví a besarla, joder que bien besa, cuánto tiempo deseaba hacerle esto. El ascensor llegó a mi piso. Nuestras miradas echaban fuego, podía ver a través de sus ojos y la reacción de su cuerpo que estaba excitada. No dudé y seguí besándola hasta que entremos de golpe a mi pisito y se paró en seco poniéndose rígida separándose de mí dándome la sensación como si yo le diera asco.
--¿Qué?
--Aquí traes a todos tus rollos de una sola noche.
--Claro. ¿ Por? A que venía tanta pregunta.
--Elian tienes una forma de romper el encanto y acabar cagàndola chaval, que tu preciosa polla no da pa' pensar.
--¿Qué estás diciendo? Qué ahora me vas a venir con estas. Por favor Samia.
--Elian...
--¡¡¡Qué!!!
--Necesito un baño.
Lo que me faltaba, ven te digo donde es y date prisa.
Mientras esperaba a que saliera del baño me fui a prepararme un whisky.
SAMIA
¡¡Hostias mi madre!! A esto si lo llamo yo un baño. Me miro en el espejo, desde luego el cabronazo sabe como poner a una tia cachonda. Pero conmigo no Elian. Si vale, necesito que me quiten las teralañas, seguro que spiderman vive en mi pancho. Pero ahora necesito comprobar que soy fuerte. Que por cuatro besos ardientes que me han abrasado, excitándome de una manera descomunal no voy a darle gusto.
Me quito mi ropa y joder lo que me aprieta la faja, le debo la vida. Si no me hubiera apretado seguro que ahora mismo estaría abierta de patas ante el capullo de Elian.
Hago pis, y espero que se llene el jacuzzi. Paso mi mano, el agua está en su punto y me sumerjo.
¡¡Oh siii, esto si que da morbo!!!
--Samia te has ido por la taza del váter.
--No. Estoy dándome un baño. Ahora salgo.
Lo escucho de mascullar palabras feas, me echo a reír, desde luego este es más barrio bajero que yo.
Termino mi baño, me envuelvo en una toalla y salgo fuera.
Al salir se ve que está más cabreado que un jugador de tómbola. Nos desafíamos con la mirada, aprieto mis manos luchando contra mi pancho que está baboso o por mi amor propio.
--A qué viene este juego Samia. Dime, ¿de qué vas?, te crees que haciéndote la estrecha voy acabar suplicándote.
No me hagas de reír, espérate sentá entonces que de pie te vas a cansar.
--Yo no pretendo nada. Pero aqui la menda tiene su dignidad y orgullo. Y por perjuicios debo decirte que yo no voy a follar contigo donde traes a todas las tías. Te recuerdo lo que pasó con Iris. Y no pienso meterme en la misma cama.
-- Y qué quieres que para un polvo pague una habitación de hotel para que la señora esté agustico. Vete al infierno Samia, si quiero echar un polvo tengo con quien echarlo.
Me callé durante unos minutos, necesitaba echar a un lado este maldito dolor que me estaba causando las palabras de Elian, para poderle responder con calma.
-- ¿Entonces a qué me has traído? ¿Por qué Elian? Mírame, mira mi cuerpo. Aquí tengo celulitis, aquí en mi tripa me sobra un kilos. Sé que debo perder peso, pero también te digo que el hombre que me quiera debe aceptarme tal y como soy.
Yo soy así y estoy muy feliz con mi vida.
Cierro mis ojos intentando que esas revoltosas gotas de debilidad no salgan.
--Samia...no te menosprecies así. Eres linda tal y como eres. Tienes cualidades que tu no ves pero llegas a transmitir. Eres preciosa, y sí quería llegar a más contigo.
--Y después todo se acabó. Como tú me has dicho, para poder obtener algo debes ofrecer tú antes. Y yo lo único que tengo es mi cuerpo.
--Samia...--Su voz fue bajando, sus ojos y su rostro se transformaron a más tierno y comprensible.
En segundos estábamos muy cerca, mi piel rozaba su camisa, sus manos vagaban por mi piel desnuda delitándome con sus besos.
El sonido de su móvil nos sorprendió consiguiendo que nos sobresaltasemos. Respondió a su móvil y se fue para otra habitación. Al rato volvió más enfadado.
--Lo siento Samia, pero debes irte.
--Sí claro.
--No lo tomes a mal, es que va venir mi abuela.
《Menudo farol me acaba de decir》
--Claro, ahora mismo me visto y me voy.
Hice justamente eso, me vestí y salí del piso sin despedirme. No quería que me viese como mis ojos estaban rojos, aunque intentaba luchar contra mis sentimientos, no conseguía ponerme de acuerdo con mi cerebro.
Llegué al ascensor y pulsé. Al abrirse las puertas me encontré de enfrente una mujer mayor, apoyada en un bastón muy elegante por cierto.
--Buenas noches.--Me saludó mirándome de arriba abajo.
--Buenas noches --Pronuncié mientras pulsaba con desesperación el botón.
Al salir a la calle un taxi me esperaba, miré hacia arriba como las primeras gotas de llovía comenzaban. Sonreí de alguna manera porque el tiempo y yo nos habíamos puesto de acuerdo. Por mi rostro resbalaban las primeras gotas de un sentimiento que hasta hace poco ha vuelto a nacer en mi interior. ¿Será que me estoy enamorando de Elian?
__________________________________
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro