Capítulo 48
Pues si, estaba yo ahí tan contenta preparando mi mudanza cuando veo a la loca de la colina parada en mitad de mi cocina fulminándome con la mirada. Joder si parece a la novia de Chucky, madre mía a que agarra un cuchillo y sale detrás mío, o le da por pegarme más palos que a una estera, joder que alguien me diga que tengo que hacer.
—Vaya Samia, al parecer no sabes escuchar cuando te dicen que te alejes de mí marido, pedazo de zorra.—Veo como Alize se va aproximando a mí con pequeños pasos, y yo pues sintiendo como mi corazón late cada más deprisa comienzo a ponerme nerviosa temiendo lo peor.
—Mira Alize, recapacita un poco mujer y no pierdas la poca dignidad que te queda y asume que Abraham te ha dejado porque le hiciste mucho daño.
—Eso es mentira. Él aún me quiere, lo único que necesitamos tiempo, pero si tú estás por medio nuestro matrimonio se irá al pique. Por tú culpa Samia. Deja Abraham no te das cuenta que él no te quiere que solo está buscando alguien que le dé un hermano a Carlos y poder salvarlo.
Mira que hay que ser retorcidas y malas. Y esta fijo que se lleva todos los premios que reparten por mala persona.
—Ay, no me hagas de reír Alize, si Abraham me estuviera utilizando yo estaría encantada, porque no veas como besa, como nos lo montamos en la cama. Oh si, no veas me deja más que harta te lo puedo asegurar, pero fijate tú por donde que yo me cuido y no pienso quedarme embarazada pero si tener sexo a tope.
Al parecer mi comentario no le ha prestado nada bien a la loca de la colina y la veo que viene derecha hacia a mí y... ¡Zas! me da el tortazo del mes. Ahora tampoco me voy a estar quietecita. Menuda soy yo, sin pensarlo la agarro de los pelos bloqueandola y la tiro al suelo dándole más hostias que pelos tiene en la cabeza hasta que siento que alguien tira de mí hacia atrás.
—Basta ya. —Gritó Abraham dándole la mano a Alize para que se incorpore, pero mira la lista del pueblo como aprovecha la situación y comienza a llorar abrazándose a Abraham.
—Samia que ha ocurrido aquí.—Me pregunta Abraham algo serio y hasta enfadado diría yo.
—Preguntaselo a la loca los clavos a ver a qué leches ha venido a mi casa.
—Es mentira Abraham ella me ha llamado.
—Si vamos por telepatía no me jodas Alize, inventate otra mentira mejor. ,
—Abraham por favor creeme, Samia me ha dicho que no quiere quedarse embarazada para salvar a nuestro hijo, Abraham déjala por favor e intentémoslo nosotros.
—Mira Alize, tranquilízate quieres. Samia está en todo su derecho de decidir si quiere o no quedarse embarazada, además yo no me acuesto con ella con esa intención, lo hago porque la deseo y la quiero con todo mi corazón, es la mujer más maravillosa que he conocido y el problema de nuestro hijo es nuestro. Bueno más bien mío ya que tú no quieres saber mucho del tema.
—Abraham no me puedes hacer esto. Yo te quiero, mírame y dime que esta mujer no te a hecho algo para retenerte a su lado.
—Si le echo vudú para mantenerlo pegado a mis bragas no te joroba la otra, que está dramatizando más que la Escarlata Ojara.
—Alize todo se acabó y debes de asumirlo, tú has sido la culpable de todo lo que ha pasado entre nosotros, ahora cada cual debe continuar con su vida y yo he elegido la mía junto a Samia. Te pido que nos dejes en paz.
—Y Carlos.
—Yo tengo la custodia de él y yo seré quien cuide de él mientras tú te recuperas de tu enfermedad.
Arrea, pero ahora que le pasa a ésta. Hombre muy bien no debe de estar para actuar como actúa, pero mira me ha dejado a mí con la curiosidad.
—Abraham...—Alize comenzó a llorar a la vez que Abraham la sujetaba para que no se cayera al suelo. Entonces Abraham me miró y articulando con los labios me dijo "perdón" y en silencio se fue con la Alize.
Yo me quedé así un poco como alucinando, que alguien me explique qué demonios ha pasado aquí. A los pocos minutos Abraham pasó y me abrazó pidiendome perdon.
—Abraham de que te tengo que perdonar hermoso.
—De lo que acaba de pasar Samia, creía que Alize estaba en la clínica curándose de su enfermedad pero no he sabido cuidar de ti y protegerte de ella.
—Y a todo esto que le pasa.
—Padece de los nervios, debe tomarse un tratamiento o pierde la poca cordura que le queda y mira que no tiene mucha.
—Ah, Jesús bendito que mal está la pobre. Bueno espero que se mejore y nos deje tranquilos.
—Gracias por entenderlo mi amor. Ahora si no te importa voy a llevarla a casa de sus padres y más tarde vengo a buscarte para terminar con la mudanza, no veo el momento en que vivamos juntos.
—Ni yo.—Abraham me besó y acto seguido se marchó con la loca de los clavos.
Tras irse Abraham me quedé pensando en todo. Desde luego Abraham es ese hombre que tanto quiero, y para no quererlo, se preocupa por mí, está pendiente de mí y lo mejor que me lo demuestra a pesar de mis cambios de humor el ha sabido luchar por nuestra relación y sinceramente no me importaría quedarme embarazada para ayudarle a salvar a su hijo.
¡¡¡Guau!!! Esta noche ha sido la mejor de mi desastrosa vida. He dormido junto a mi amor platónico, hemos desayunado juntos y después me venido a trabajar y él se ha ido al hospital con su hijo, al parecer le tenían que hacen unas pruebas. Qué lástima de niño, tan pequeño y ya sufrimiento y luchando por sobrevivir.
Yo como un día más comienzo a trabajar, primero me reuno con unos constructores y después termino de hacer unos planos. Entre el descanso de comer llamo a Abraham, por su voz noto que algo anda mal, no me ha querido contar pero sé que nada bueno le está pasando. Asique a las seis le digo a Clarise que me voy para el hospital tengo que hablar con Abraham y saber que ocurre con su hijo.
Cuarenta minutos más tarde me encuentro en el hospital sentada al lado de Abraham consolándose aunque para ser sinceros no sé como hacerlo. Como se consuela a un padre que le han dicho los médicos que si no encuentran algún paciente compatible a su hijo le queda como mucho un año de vida. Un año de vida para un niño de seis años. Dios mío porque la vida es tan injusta a veces. Intento que Abraham se recomponga de ese duro golpe, trato de que se venga a la cafetería conmigo pero se niega, solo quiere estar con su hijo y yo lo entiendo perfectamente, para nada es agradable tener que escuchar que la persona que amas te va dejar y tú por más que buscas soluciones no la encuentras. Por la noche dejo a mi amor platónico sentado mirando a su hijo recorriendo unas pequeñas lagrimas por su rostro, madre mía si se me parte el alma de verlo así y me siento tan fracasada de no poderle ayudar. O sí que puedo.
—Abraham, escuchame mi amor, mira yo dejaré de tomar mis pastillas y puedo quedarme embarazada para darle un hermano a Carlos y poder salvarlo.
—Samia gracias por el detalle, eres tan buena, pero no quiero obligarte hacer una cosa así, además no hay tiempo mi amor. Mi hijo está condenado y solo un milagro podría salvarlo.
—Pero Abraham yo quiero tener un hijo tuyo, tampoco cuesta tanto trabajo fabricarlo. Esta noche podemos hacer los deberes y verás como el mes que viene sacamos un sobresaliente. Por favor Abraham déjame ayudarte.—Él me mira con sus ojos rajados en agua paseando sus dedos por mis mejillas haciendo como que sonríe, pero sé perfectamente que esa sonrisa es de derrota.
Después de un buen rato y ver que Abraham no quiere que le ayude salgo de la habitación desanimada con todo lo que está pasando. Joder es que a mí no me puede salir una a derechas.
Llego a mi casa, bueno a la casa de mi amor platónico, siento como el techo se me echa encima, todo está solitario sin él, la verdad es que no quiero estar aquí, lo necesito tanto como lo quiero. Pero las circunstancias de la vida nos hacen de tomar decisiones a las cuales queremos o no hacer. Y yo por supuesto quiero ayudarle cueste lo que me cueste, deseo darle un hijo y pienso dárselo, pero claro necesito su ayuda sino me parece a mí que no me voy a quedar embarazada por obra y gracia del Espíritu Santo.
Había pasado una semana desde que Carlos ingresó en el hospital y su padre no se había separado de él, yo voy a visitarlos cuando salgo de trabajar, paso un rato jugando con el pequeño y disfruto de Abraham aunque sea unos minutos, trato de hacerle reír aunque sé que mis chistes no hacen gracia en este momento tan amargo y difícil. Esa noche cuando salgo del hospital llamo a mis amigas para cenar, me sentía tan triste que no deseaba ir a casa y menos estar sola. Una vez que llego a casa de mis amigas siento como un pequeño mareo, no le doy importancia será por es estrés del trabajo, a continuación paso al salón donde mis amigas me reciben y me ponen de cenar tras estar hablando un buen rato. De pronto vuelvo a sentir que me mareo y ganas de vomitar, salgo como una bala hacia el baño para vomitar la cena, que desperdicio con lo rica que estaba.
—Samia, ¿Estás bien querida?—Me pregunta Clarise mientras me acerca una toalla.
—Si, será por el estrés o algo me habrá sentado mal. Pero tranquila estoy bien.
—Esto...Samia...no quiero ser una metiche, pero deberías ir al hospital y hacerte unas pruebas.—Me propone Mariah que no entiendo muy bien porque me dice eso.
—Chicas que estoy bien. Verás como mañana amanezco echa una rosa.
—Samia, hazme caso y ve al hospital y hazte las pruebas.
—Mariah habla en cristiano que no me entero de nada. Por qué tengo que ir al hospital hacerme pruebas si me encuentro perfectamente.
—Porque a ti y a mi siempre nos baja la regla casi al mismo tiempo y este mes tú no me has comentado nada, o te ha bajado y no me has dicho nada.
—Arrea mi madre, pues ahora que lo mencionas llevas razón este mes no me ha bajado la regla y mira que mi prima es muy puntual nunca se retrasa al revés se me adelanta. Ay Dios vamos ahora mismo a la farmacia y me hago la prueba. Veniros chicas.
Como locas buscamos una farmacia de guardia dado que era muy tarde, una vez que encontramos una farmacia de guardia después de estar una hora dando vueltas encontramos una, pasamos y le digo a la farmacéutica que me de un test de embarazo, le pago y las tres salimos escopetadas hacia la casa.
Bueno pues aquí voy, hago pis en un frasco meto el test espero, espero y veo una raya, dos segundos más y aparecen dos rayas. Le digo a Mariah que abra otro test, es que no compré uno, compre cinco porque si fallaban estos cacharros. Repito la misma operación y salen dos rayas, a la tercera hago lo mismo y todo está más que claro estoy embarazada.
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