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Capítulo 45


Tras haber hablado con Claudio me quedé algo más tranquila referente a lo que le pasa mi amor platónico. Aún así, siento como una pequeña espinita dentro mí, como si quisiera saber más de lo que me han dicho. 

Aquella noche no supe nada de Abraham, tampoco aunque hubiera querido saber algo hubiera podido,  entre  el traqueteo del viaje y una cosa y otra estaba más cansá que una burra. Me quedé dormida enseguida nada más tumbarme en la cama.

Al despertar lo primero que hice fue mirar mi móvil, tenía varias llamadas de Lina y un mensaje:

Samia mi amor siento mucho lo que está pasando, estoy intentando solucionar las cosas, lamento no habertelo dicho antes, prometo explicarte todo cuando nos volvamos a ver. Cuento los días para volver a vernos, te necesito tanto, te extraño mucho y mi corazón llora por ti. Ven pronto.♥♥ Abraham♥♥

Ay mamá que me lo como con patatas si fuera necesario. Llamo a Lina para intentar hablar con Abraham, primero hablo con ella un rato hasta que me pasa a su hermano.

—Buenos días cielo cómo te va todo.

—Hola mi amor, lo primero ya te echo de menos, y lo segundo...Samia siento mucho no haberte contado todo esto antes, yo creía que si te lo contaba ibas a dejarme para siempre...Lo siento mucho, perdóname Samia.

—Abraham no ha sido fácil digerir toda esta información. En serio, deberías habérmelo contado antes.

—Lo sé, debería haberte contado todo. Haberte hablado de mi desastroso matrimonio y de mi pequeño Carlos, pero todo es tan complicado y de hecho las cosas con Alize van de mal en peor. 

—Vaya tela con la víbora. Sólo quiero decirte que cuentes conmigo para lo que necesites, siempre estaré dispuesta ha ayudarte mi amor.

—Samia eres una mujer especial, tan buena y maravillosa. Todos los días le doy gracias a Dios por haberte conocido y sobre todo quererte como te quiero, sin tí Samia me sentía tan perdido.

Escuchar las palabras tan dulces y maravillosas que me dedica mi amor platónico es como si mi corazón volviese a latir intensamente sacando de mí una fuerza especial. Una fuerza que tan solo una mujer enamorada puede llegar ha sacar  para enfrentarse a quien sea y luchar por ese hombre que tanto ama.

Tres días después viaje de nuevo para París después de haber mantenido un par de reuniones con la empresa de Jacob y otro constructor. Quedé en volver de nuevo en un par de semanas, pero antes debía de volver a París para poder estar junto a Abraham, sé que ahora me necesita más que nunca.

Nada más poner un pie en París, llamé a Clarise para reunirme con ella y más tarde ir a casa de Abraham. Quedé en la oficina donde estuvimos durante horas hablando de los proyectos y el trabajo que nos esperaba en las próximas semanas. Agotada pero feliz de que nuestra empresa vaya viento en pompa me fui hacia la casa de Abraham, no le dije que llegaba hoy quería darle una sorpresa. Antes de ir hacia su casa me paré en un supermercado para comprar una botella de vino y algo de picoteo.  Salí del supermercado con varias bolsas y más feliz que una perdiz me fui para la casa de Abraham.

Al llegar pude ver otro coche aparcado enfrente de su casa, hice más muecas retorciendo mi hocico suponiendo quien estaría dentro. Toqué la puerta y como bien suponía salió a mi encuentro Alize, pero algo dentro de mí comenzó a quemarse como si me hubieran prendido fuego. La muy descarada llevaba puesto una camiseta de Abraham, tenía su pelo revuelto y se veía que había tenido una buena sesión de sexo. 

—Buenas noches, qué desea.—Me pregunta la muy zorra haciéndose la tonta, como si no supiera quien soy. Pero si quiere jugar vamos a jugar, estoy que ardo, tengo ganas de agarrarla de su mata de pelo de fregona y sacarle brillo al piso. Pero si esta iba de lista yo iba de más.

—Pues nada que venía buscando Abraham ¿Se encuentra él en casa?

—Eh...sí querías algo.

—Hacer muchas cosas con él y una de ellas es pegarme un buen revolcón.—Le respondo mirándola fijamente a sus ojos disimulando lo enojada que estoy. Me hago un sitio y paso dentro. Nada más pasar me encuentro de enfrente Abraham, siento como todo mi cuerpo se contrae, mi respiración aumenta y mis ojos se van cargando de agua. Puedo vacilar a su mujer, jugar para demostrarle que Abraham no tiene ojos para mí, pero verlo plantado delante de mí recién duchado es como si me clavasen una flecha por la espalda.

—Samia...—Susurra asombrado de verme. Miro por encima de mi hombro como la tal Alize se apoya en la pared y sonríe.  Cierro mis ojos repitiéndome que soy una mujer fuerte, y en estas ocasiones es cuando hay que demostrarlo, he soportado cosas peores, pero quedar como un estúpida por supuesto que no  voy a quedar. Por lo tanto cuadro mis hombros miro directamente Abraham y cargada con mis bolsas las dejo encima de la mesa.

—Hola Abraham como te va todo hermoso. Yo estoy algo cansada,  ya sabes esto de tener que viajar tanto para ganarse un sueldo cansa. Pues mira que como no tengo ganas de cocinar, he venido para que cenemos juntos. Qué pena solo he comprado comida para dos. Bueno Alize tendrás que compartir con Abraham o vete a comprar más comida. Como tú quieras.

—Vaya no sabía que mi marido traía a su amante a cenar a su casa.—Comienza hablando Alize con aire de superioridad mientras Abraham se mantiene en silencio, y como no hable te juro que  el guantazo que le pegue le van dar palmas las orejas.

—Oh por favor Alize, no me digas que estás celosa, pero si Abraham me dijo que te gustaban los tríos, Umm a mí me gustan de echo lo he practicado varias veces y no sabes lo morboso que es. Ahora si quieres podemos subir y hacer uno.— Veo como Alize cambia de color y Abraham me mira aguantando la risa. Para seguir con el juego me acerco a ella agarrando un mechón de su pelo y aproximandome con la intención de besarla, joder mi madre si en mi vida he hecho tal idiotez y creo que esta noche me voy a estrenar.

—No para. Abraham por favor dile a esta perturbada que pare.

—Alize, Samia lleva razón porque no cenamos y después hacemos un trío, seguro que vamos a disfrutar los tres.

—¿Qué? Ah no lo que me faltaba, yo ahora mismo me voy quedaros aquí vosotros dos y tú ya nos veremos en el juzgado. —Terminando de señalar y amenazar Abraham Alize se marchó dejándonos solos.

Una vez que se cerró la puerta puede por fin respirar, pero antes de largarme también tenía que aclarar las cosas con Abraham.

—Qué, haciendo el papel de marido y dándole placer a la parienta.—Empiezo hablando sacando el enfado que tenía guardado.

—¿Qué? Es que acaso me has visto con cara de meterme en la cama con Alize.

—Ah pues no lo sé, porque ella llevaba una camiseta tuya el pelo alborotado y tú estás recién duchado pues dime, qué estabais haciendo deporte.

—No, Samia creeme yo jamás tocaría Alize. Ella ha venido con los papeles del divorcio, se niega a darme el divorcio, entonces hemos empezado a discutir y tenía una copa de vino en la mesa y se le ha vertido encima, mira si no me crees donde está la mancha en la alfombra. Por favor Samia nunca te engañaría y menos con Alize. No la quiero, no siento nada por ella.

—Entonces porque tenía unas pintas como si hubiera tenido el mejor orgasmo de su vida.

—No tengo ni idea. Lo único que te puedo decir es que harto de escucharla me subido para mi habitación he estado hablando con Nick sobre la nueva canción del single que vamos a lanzar y eso me ha llevado un buen rato, después me duchado justo cuando has llegado tú.—Me quedo mirándole fijamente, sus ojos reflejan sinceridad, no puedo dudar de él, sé que me ama y no me engañaría con la zorra de su mujer. 

—Vale te creo, y sé que ahora que Alize ha entrado en tu vida todo van a ser problemas.—No me dio tiempo de continuar hablando cuando Abraham me cogió de la cintura y selló sus labios dándome ese beso tan apasionado que desde hace días estaba esperando.  Si de verdad quería jugar esta noche con el único que jugaría sería con él. 

Después de hacer el amor con Abraham subí para darme un baño mientras él preparaba la cena. Como soy así de cotilla, pasé a la habitación de Abraham para comprobar si de verdad no me estaba mintiendo, inspeccione la cama y estaba impecable, todo estaba ordenado y ni rastro de bragas ni algo que me pudiera decir que Abraham me ha mentido. Después fui para el baño y todo estaba colocado. Por lo cual desistí, Abraham no me había mentido, no está interesado en su mujer si no en mí, más afortunada no puedo ser. Tras darme una ducha me puse una camiseta de él, quería estar cómoda. Al bajar sus ojos azules comenzaron a escanearme, sin perder tiempo se fue aproximando a mi hasta mí volviendo a besarme susurrándome palabras hermosas en mi oído. 

Cuando estábamos en lo mejor recibe una llamada de su abogado. Se alejó un poco para empezar hablar con su abogado, al terminar la llamada el rostro de Abraham cambió a peor, se sentó de golpe pasando sus dedos por su cabello maldiciendo por lo bajito.

—Abraham qué ocurre.—Le pregunté mientras tomaba asiento a su lado.

—No lo tomes a mal ha Samia, pero te pediría que por favor antes de venir a mi casa me llamases y al poder ser vamos a tener que vernos de tarde en tarde.

¿Cómo? Qué alguien me explique qué ha sucedido para que cambie así tan repentinamente. Porque hace un momento estábamos bien y ahora me aparta de su lado y  lo peor que no me dice nada.

—Abraham por favor dime que te ocurre, quizás yo pueda ayudarte. Dime no me apartes así de tú lado sin darme una explicación.

—Vete Samia quiero estar solo.

—Abraham es por lo que ha sucedido esta tarde con tu mujer.

—No sabes escuchar, quiero estar solo, solo para lidiar con mis problemas porque me estoy jugando la custodia de mi hijo.

Me quedé en silencio observando cómo caminaba de un lado a otro enfurecido. Me dolía mucho que me apartarse así de su lado cuando debería confiar en mí y contarme lo que le está pasando.

—De acuerdo me voy. No quiero causarte más problemas. Siento si algo he hecho mal esta noche. Lo lamento, y te digo que si alguna vez quieres confiar en mí y contarme lo que te ocurre estaré encantada de poder ayudarte, mientras tanto no nos volveremos a ver como tú bien has dicho. Te deseo lo mejor Abraham. Adiós.

Salí del salón y fui arriba en busca de mi ropa, me vestí derramando lágrimas de dolor por la falta de confianza de Abraham, porque diablos me aleja así de su vida cuando se supone que somos una pareja y debemos apoyarnos. Bajé para recoger mi bolso, esperé que hubiera recapacitado  y me pidiera perdón, pero no lo hizo, agarré mi bolso y me marché cerrando la puerta de su casa y posiblemente de mi corazón.







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