Capítulo 39
Pues nada, aquí me encuentro doblando la ropa y guardándola en el armario con tal de evitar de pensar en Abraham y no llorar, pero como no voy a llorar, madre mía. Si acabo de ser rechazada por el hombre del cual estoy enamorada. Sí, enamorada, tal cual como suena. Enamorada de su manera de ser, de su manera de comportarse conmigo tan sincera, tan cordial y natural. Y más cuando lo miro a esos ojos azules que me traen desorbita. Pero así es el amor, tan sincero en ocasiones y tan desastroso en otras. Bueno en mi situación tan deprimente, porque no doy pie con bola. Y pa'colmo me dejan en mitad de la estocada cuando estaba deseando de llegar a más, de sentirlo dentro de mí gozando los dos de nuestros cuerpos. Desde luego que burradas piensa una cuando se está enamorada. Pero al paso que voy, creo que me voy a quedar más sola que la una. O la otra opción sería esperar a que cumpla los 60 años irme de crucero con los del insenso y conocer a cuatro abuelillos y cuando estén apunto de caramelo decir: ¡Viva la Pepa, a disfrutar que son dos días!
Cómo ya no me queda ropa que doblar, me voy para la cama, dormir me vendrá bien y mañana comenzar a trabajar. Pero ni modos, ni contando ovejas, ni cantándome una nana logro dormir hasta que siento que mi móvil vibra. Miro la pantalla y se trata de Abraham, o este tío es más tonto que un chorlito o es bipolar una de dos.
--Dime Abraham.
--Samia, gracias por responder.
--Dime qué quieres me estaba durmiendo.
--Samia, siento mucho lo que ha pasado yo... deseaba llegar hasta el final pero no he podido, me siento como una imbécil Samia, no te merecías eso. Espero que no pienses lo peor de mí.
--Si me lo hubieras preguntado hace un rato, te hubiera contestado con todos los insultos que hay. Pero bueno después de venir a casa y decirle a Nick Carter que me acabe tú trabajo me quedado más a gusto.
--De verdad Samia siento que hayas tenido que utilizar el vibrador. Me siento como un autentico gilipollas. Entiendo que estés enfadada conmigo, pero quería que supieras que me gustas mucho y hubiera querido hacer el amor contigo. Lo lamento de verdad, a mi me ha jodido mucho pero no puedo explicártelo el porque no he podido.
--Tranquilo hombre, si solo me has puesto muy cachonda, casi llego a mi orgasmo, y cuando quería continuar para que hubiéramos gozado juntos va el tío y se echa pa'atrás. Si no llevabas condones encima no pasa nada muchacho, me tomo la píldora. Pero bueno da igual, te entiendo perfectamente que yo no tengo el cuerpecito de palo de escoba de Mónica, yo lo tengo como un colchón hinchable. Pero tranquilo que estás perdonado. Si eso era lo que querías escuchar, pues ala a pasar buena noche. --Finalizo la llamada, por un lado no quería seguir escuchándolo, por que mi sufrimiento me lo estaba impidiendo. De acuerdo, se ha arrepentido, se siente como un gilipollas, pero eso no quita el mal trago que me ha echo de pasar al sentirme rechazada por él. Joder, pero que me pasa con este hombre. Es que acaso nadie ha inventado una vacuna contra el mal de amores.
Antes de las ocho ya me encontraba en la oficina, hasta Clarise se quedó mirándome como diciendo y tú te has caído de la cama o algo te pasa.
--Buenos días Samia. Toma te traído estas napolitanas espero que te gusten.--Me hace entrega de la bolsa tomando a su vez asiento con su taza de café continúa mirándome en silencio.
--Un chute de azúcar por la mañana con otro de cafeína no me vendrá mal.
--A ver, habla no lo tengas callado.--Comienzo a contarle lo ocurrido anoche con Abraham, la pobre Clarise como siempre me mira con atención hasta que termino de resumirle mi desastrosa vida sexual.
--Desde luego Samia lo que a ti te pase, no le pasa ha nadie. Creo que Abraham te oculta algo, no entiendo el porqué no continuó cuando según tú estaba excitado. Y cuando un hombre la tiene como un póster, pues como que no se lo van a pensar de continuar o no. Después ya sabes lo que le espera, un dolor de huevos terrible.
--Pues como no se sacara brillo, digo lo que tú. Pero sabes lo que es peor Clarise.
--Que te has enamorado de él. O me equivoco.
--Oye, toma léeme la mano por si me toca la lotería, porque hija me aciertas en todo.
--Ja,ja,ja. Samia hija, no te acierto, es que me he dado cuenta en ese brillito en tus ojos, la manera de sonreír tan boba y como hablas de él todo el santo el día. Y cuando te llama lo dejas todo por ir a verlo. ¿Y ahora, que va pasar Samia?
-- Ni idea. Pienso que lo mejor es volcarme en el trabajo y dejar que el tiempo decida por nosotros.
--Espero que seas fuerte y puedas dejar que tu mente no piense en él y tu corazón deje de latir por él. Y para eso amiga, cuando amábamos a una persona, resulta muy difícil.
Me quedo pensativa con lo que acabamos de hablar mi amiga y yo hasta que me interrumpe Mariah diciéndome que afuera hay un hombre que quiere verme.
Le hago pasar, temblorosa de que pueda ser Abraham. Pero como estoy tan subnormal, pienso que no puede ser él porque no sabe la dirección de la oficina. Por lo tanto cuando se abre la puerta es mi amigo Ribert. Joder este si que hacía tiempo que no lo veía.
--Hola Ribert, que tal, como está Esperanza ha dado a luz a vuestro hijo.
--Hola Samia, bien estamos bien. Hemos estado un tiempo en Suiza y acabamos de venir y Esperanza como ahora no se puede mover mucho me ha pedido que venga a invitarte a cenar a casa. Aún no ha dado a luz le queda unas tres semanas para salir de cuentas. Estamos deseando de que nazca el bebé.
--Pues si, tiene que ser maravilloso. Estupendo, gracias por venir y por su puesto que iré tengo ganas de verla.--Ribert se queda un rato más conmigo hablando de negocios, política, cuentas y al final me termina confesando que sigue viendo a su amante a pesar que le prometió a Esperanza no volverlo a ver.
--Ribert hermoso, no sé que decirte. Si le hiciste una promesa a tu mujer deberías al menos respetarla o por lo menos hacérselo saber. Ella desde su principio sabía que te gustaban los hombres, porque ahora ocultárselo.
--Por miedo a que me quite a mi hijo. No quiero separarme de hijo por nada del mundo.
--Entonces hermoso tendrás que pensar bien las cosas. Pero yo que tú se lo decía o... no has pensado en hacer tríos. Juntar a tú mujer y tu amante en la misma habitación.
--Pues ahora que lo dices si. Lo he pensado muchas veces de juntar a Fred y Esperanza y hacer un trío. Pero no sé como mi mujer es así de rarita.
--Bah, tú déjamelo a mí. Esta noche cuando vaya a cenar, prepararme la cama que me voy a quedar a dormir porque voy hablar con ella. Y... ya te contaré.
Le guiño un ojo a mi amigo mientras lo acompaño hacia la salida. Me despido de él quedando en vernos esta noche en su casa.
El día se me ha pasado volando, he mantenido mi mente ocupada en los proyectos quitándome casi de pensar en Abraham. Ahora, de vez en cuando he mirado mi móvil tropecientas veces deseando de encontrarme una llamada perdida de él. Pero nada. Intento mantener mis defensas en su posición para no derrumbarme, debo de ser fuerte si deseo continuar con mi vida y olvidarme de él aunque admito que me va resultar muy difícil.
Por la noche me encontraba cenando en casa de mi amiga Esperanza, a pesar de la disputa que mantuvimos por culpa del imbécil de su hermano, días después hicimos las paces, pero como tengo una vida de telenovela casi no he tenido ni tiempo de saber nada de ella. Y como hace tanto que no nos vemos comenzábamos a contar nuestras penas. Ella me cuenta que se huele que su marido la está engañando y yo le cuento lo que me ocurre con Abraham.
--Pues eso Espe, que yo pienso que tus celos tienen solución.
--¿Así no me digas?
--Pues si. Mira no te espantes que no quiero que mal paras y nazca mi ahijado antes de tiempo. Has escuchado hablar sobre los tríos.
--Samia, ya sé por donde vas y te voy a decir que no.
--Venga ya, anticúa. Pruébalo, tampoco pierdes nada. Mira, tú imagínate dos tíos tocándote besándote jugando con tu potorro..umm es excitante y hasta morboso.
--Dos hombres para mí sola haciendo el ñaca-ñaca. Oye pues ahora que lo dices no me parece tan mala idea.
--Ya decía yo que eras una picarona. Seguro que lo pruebas y acabas practicando sexo con tú marido y el amante. JA,JA . --Ambas nos echamos a reír hasta que el reloj nos avisa de que son pasadas las doce y hay que ir a dormir.
Me quedo a dormir en casa de mi amiga, puesto que de tanto hablar no se hizo tarde. Pero a pesar de sentirme bien hablando con Esperanza, aún no puedo dejar de pensar en Abraham. Es cerrar mis ojos y su imagen se revive de nuevo en mi cabeza. Desde luego como no pare pienso que voy a tener que ir a un loquero para que me ayude a formatearme las neuronas porque pienso que por mí misma no voy a ser capaz de quitármelo de la cabeza.
A pesar de luchar contra la tentación de llamarlo e ir al pub para verlo. Fui fuerte y no hice nada de lo que quería. Me dí por vencida, dando por echo que ya todo entre Abraham y yo había terminado. Hasta que una mañana me llamó. Cuando vi su nombre en la pantalla de mi móvil mi corazón marchitado comenzó a saltar de alegría.
--Hola Abraham.
--Samia que tal estas. Hace mucho tiempo que no sé nada de ti.
--Bueno si...un poco, con esto que tengo mucho trabajo y me voy de cena con las amigas no me da tiempo ni a respirar.
--JA,JA. Y de hombres ¿Qué? Sé sincera, que aunque no te pueda ver te escucho.
--Pues mira detector de mentiras. No y no. No tengo nada con nadie y tampoco lo quiero tener, porque como no me aguanto ni yo misma quien me aguantar.
--No digas tonterías, si eres encantadora y muy hermosa. Samia, si no te llamado antes ha sido porque he estado haciéndome pruebas para someterme a una operación para volver a recuperar mi vista.
--Pero tú sabes que eso es muy peligroso Abraham.
--Lo sé, pero según las estadísticas de las pruebas que me han echo y según mi caso pueden implantarme una retina ocular en mi ojo derecho que es el que tengo más dañado y aunque vea borroso podré llegar a ver con el paso del tiempo con claridad.
--Abraham miedo me da a mí hasta de pensarlo. ¿Estás seguro que lo quieres hacer?
--Por su puesto que sí. Si no me arriesgo ahora y dejo que el tiempo pase puede que nunca llegue a ver. Y en estos momentos quiero volver a recuperar la luz en mis ojos.
--Eres muy valiente Abraham. ¿Y para cuando te operan?
--Mañana me ingresan y pasado a primera hora me operan.
--Estaré allí, dime la dirección de la clínica y desde el pasillo rezaré por que salga todo bien.
--Gracias Samia. Eres muy bonita Samia, espero salir bien de la operación para poder verte, es lo que más deseo conocerte.
--Es-to tampoco te pierdes nada.--Nos reímos para continuar unos minutos más hablando y finalizo la llamada con mi corazón en la boca.
Al momento pasa Clarisa para que veamos juntas un proyecto, pero me es imposible concentrarme, al final le comento a mi amiga que Abraham se va operar y el miedo que me da de que algo malo le pueda ocurrir.
Era las cinco de la tarde y aún no teníamos noticias referente a la operación. Tanto Lina, como su abuelo están desechos de nervios tanto como yo y mi abuela que no parábamos de rezar para que todo salga bien y no le ocurra nada malo a mi amor platónico. Hasta la una de la madrugada no supimos nada del estado de Abraham. Un médico habló con la familia diciéndole que la operación ha sido un éxito y que Abraham si sigue el tratamiento como es debido volverá a ver. Junto mis manos descargando mis lágrimas. Oh dios Abraham volverá a ver. En ese momento sentí que mi corazón volvía a bombear sangre, puesto que ya sabíamos que estaba bien.
Mi abuela y yo nos quedemos con Lina y Claudio haciéndoles compañía, y porque quería poder entrar a verlo. Hasta las siete de la mañana, una enfermera nos avisó que podía entrar un familiar a ver al paciente. Todos me miraron a mi. Yo nerviosa dije que mejor que fuese Claudio, pero ni Claudio ni Lina quisieron entrar. Le agradecí el detalle y pasé a U.C.I. Al verlo tumbado en la cama con sus ojos vendados y media cabeza y lleno de cables sentí inmediatamente una gran tristeza como si me dieran un mazazo en mitad de mi corazón. Agarré una silla y sigilosamente me senté agarrándole de la mano. Quería decirle tantas cosas, pero solo podía llorar de la emoción de verlo tan débil, tan quieto que hasta el alma se me caía a los pies. Permanecí poco tiempo pero lo suficiente para poder irme a trabajar algo más tranquila de saber que Abraham estaba bien dentro de lo que cabe.
Tras despedirme de Claudio, Lina y mi abuela me marché para mi casa. Me di una ducha pensando en Abraham. Diablos porque este hombre no me lo puedo quitar ni a tortazos de la cabeza. Antes por una cosa y ahora porque me preocupo por él. Pero entonces se me viene sus palabras a la cabeza, y me hago la misma pregunta una y otra vez. ¿Estará Abraham igual de enamorado de mí como yo de él?
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro