Capítulo 36
Después de dar cincuenta y ocho vueltas en la cama, a la sesenta y tres me pude quedar dormida, es que no había medios de quitarme esa imagen de mi cabeza.
Me encontraba preparando el desayuno cuando vi pasar con cara de tristeza a Vicky. La pobre tomó asiento sin apenas mirarme.
—Vicky qué te pasa para que estés con ese careto por la mañana temprano, mi cielo.
—Nada.
—Eso le digo yo a mi madre para quitármela de encima lo más rápido posible.
Así que, venga desembucha.
—Anoche hablé con mi padre y me ha pedido volver con él. Y yo...Pues no quiero Samia.
—¿Y porqué no quieres irte?
—Por que si...porque me siento muy sola...y además mi padre casi ni juega conmigo...—Me cuenta la pobrecica mía todo triste.
—Vicky, cariño—Le digo cogiéndola de sus manos— Tú padre es un capullo, hasta ahí llegamos, pero debes entender cielo que debe trabajar y pueda que no tenga tiempo para estar contigo.
Pero sabes, voy hablar con él y le diré que cuide de ti o te apadrino yo.
—Di que sí, Samia. Desde luego que buena consejera eres.—Empieza hablando mi abuela.
—Te tengo una noticia Samia.
—Abu, quítate los rulos, deja de comerte las magdalenas y después me das la noticia.
—No si yo solo te decía que esta noche volamos hacia Berlín, allí podrás hablar con Elian.
—¿¿Quéee? Amos ni de pitorreo me monto yo en un avión y sin organizar mi agenda, mi maleta.
—No te preocupes, que no vamos de vacaciones, estaremos un par de días y después volvemos.
—Volvemos. Es que acaso te adoptado.
—El amor, hija, el amor es tan bonito y más a mi edad.
—Oye abu, una pregunta... tú y Claudio...
—Nooo. Samia por favor que a nuestra edad no estamos para hacer el salto del Tigre.
—No... si no es por nada, lo decía como te vi en la casa de Abraham...
—Ah, ya te contaré, a lo mejor a ti ese juego te gusta y puede que lo termines.
—Anda, jode a la abuela, y parece tonta.
—Te escuchado Samia. Venga prepárate.
Sin quedarme de otra, llamo a Clarise y Mariah para decirle que no voy a estar por la oficina. Seguidamente llamo a Bastien para comunicarle que no voy a poder ir a trabajar puesto que me ha surgido un imprevisto. Él me dice que no pasa nada que me vaya bien y ya nos veremos el lunes.
En todo el viaje me separé de Vicky, me daba tanta pena, entre yo y mi abuela intentábamos consolarla, pero como niña que es, toda su inocencia se transforma en sonrisa.
Al llegar al aeropuerto, recogemos nuestra maleta y veo un cartel con mi nombre. Me planto delante del hombre que lo sujeta y le digo que soy yo. A continuación le seguimos en silencio, lo único que sabemos es que es el chófer de Elian.
Primero el hombre nos lleva a un hotel, donde ya teníamos habitaciones reservadas. Después me dice el chófer en un inglés mal hablado, que pasará por la noche a por mi, Elian desea hablar conmigo.
El chófer hace un gesto con la cabeza y se marcha.
Mientras me dirijo a la habitación pienso en llamar o no Abraham.
Después de la cena, y escuchando la ópera de ronquidos que trae mi abuela, decido salir a un pequeño balcón y llamarlo.
—Hola Abraham soy Samia.
—Hola Samia, qué tal.
—Pues mira aquí que estaba yo pensando en ti y he dicho voy a llamar a mi amigo Abraham.
—Ah, esto...Samia yo...esto...—Percibo al otro lado que la voz de Abraham suena cortante, como si quisiera deshacerse de mí rápido.
—Si molesto te dejo, ya hablamos otro día.
—No...lo que pasa es que...
—Abraham ve al grano.
—Samia no deseo que te ilusiones conmigo, ya sabes... por lo que pasó la otra noche, mi abuelo me ha contado que estuviste llorando y yo no quiero eso. No quiero sonar borde Samia, pero solo quiero ser tu amigo.
Chivata de la abuela, cuando la pille verás.
—Abraham, si lloré la otra noche fue precisamente por eso, porque como tú bien dijiste lo tenías todo controlado, y yo no. Me sentí una estúpida al no parar la situación, lloré de impotencia Abraham de ser tan tonta e ilusionarme muy rápido. Ya me llevado varios golpes a consecuencia de mis tontas ideas y parece que no reacciono. Siento si te echo pensar otra cosa.
—Samia, volveremos a vernos.
—Siempre que tú quieras si.
—Podemos quedar ahora mismo.
— No puedo, estoy fuera del país. El lunes regreso.
—De acuerdo, te volveré a llamar con mi super ladrillo de teléfono que tengo especial para mí.
—Echo, espero tú llamada. Qué pases buena noche.
Suspiré fuerte al finalizar la llamada, me quedé un buen rato mirando las estrellas y pasando frío, haciéndome la misma pregunta:
¿Encontraré algún día el amor, o me ha mirado un tuerto, me ha gafado y me hoy ha quedar soltera toda mi vida?
A la mañana siguiente como no teníamos nada que hacer, salimos la tres hacer turismo por las calles de Berlín.
Por supuesto fuimos a donde se construyó el muro, comimos en un restaurante Turko, pasemos algunas tiendas hasta que se hizo de noche, madre lo rápido que se hace de noche en invierno en Alemania, a las 4 ya estaba oscuro, así que volvimos de nuevo al hotel.
Me duché, me puse un vestido entallado rojo con unos taconazos y me maquille para aver si ligaba con algún alemán. Quien sabe.
A las siete el chófer pasó a recogerme. Me hizo una señal que lo siguiera, puesto que no sabía hablar mi idioma ni yo el suyo.
Me ayudó a montarme en un Mercedes todoterreno, ya acoplados el hombre condujo hasta un casino. Abrí mi boca al máximo nada más entrar al local.
Aquello era lujo, y no digo por la decoración, si no por las personas que había vestidos de etiqueta.
El chófer desapareció y yo me quedé alucinando viendo como esas personas derrochan el dinero en absurdos juegos.
—Buenas noches Samia—Me sobresalto al escuchar la voz de Elian.
—Ey que tal hermoso.
—Samia, tú da igual donde vivas, no cambies hermosa.
—Eso me lo dicen todos, una debe ser tal y como es, para qué aparentar lo que no soy. —Digo encogiéndome de hombros.
—Ven Samia, acompañarme voy a enseñarte mi casino.
—No jorobes que tú...venga ya...
—Exacto. Este es el motivo por el cual os he echo de venir, hasta ahora nadie sabe nada. Quería hablar primero contigo.
—¿Conmigo? Uy me halagas.
Elian me enseña el casino contándome cómo lo consiguió, y cuál ha sido el motivo que lo ha llevado a tener esta clase de negocio, según dice él.
Tras enseñarme el casino, nos sentamos en una mesa a cenar.
—Gracias Samia por haber venido, y por cuidar de mi hija.
—Elian, de eso quiero hablarte, Victoria te necesita, esa niña pasa mucho tiempo sola y llevándola a un internado no vas a tapar ese vacío.
—Por eso elegí este negocio. Victoria irá a un Colegio público y yo me ocuparé de ella, pero también quiero que sepas que he conocido a una mujer que me trae loco. Samia quería preguntarte: ¿Qué es lo te hizo para que me rechazaras cuando te pedí en matrimonio?
—Muy sencillo Elian. Un matrimonio se construye con amor, no por interés, si ni mira lo que te ha pasado con Ciara, acabó pidiéndote el divorcio y casándose con Joel.
—Si, me estuvo todo el tiempo engañándome mientras yo le compraba joyas y ropa.
—Elian el amor no se compra, el amor se gana, si de verdad amas a esa mujer, debes demostrárselo.
—Pero...¿Cómo? Ya no sé qué hacer.
—1, ser sincero. 2, demostrarle que estas interesado en ella sin poner por medio tú dinero, eso causas que ella se sienta inferior, 3, escucha tú corazón, el será quién te guíe.
—Gracias Samia, qué haría sin ti.—Elian se levanta y me da un fuerte abrazo.
De pronto escuchamos una tos seca. Nos separamos y se trata de una camarera que nos mira sobre todo a mí con odio.
—Buenas noches que van a tomar los señores—Me dice la chica sin apartar los ojos de mí.
—De beber vino tinto y de comer ensalada, marisco y de postre tarta.
—Muy bien ahora mismo lo preparamos.
Veo como la chica se aleja y me quedo mirando a Elian.
—¿Es ella verdad?
—Sí, pero solo hago más que meter la pata una y otra vez y no se como hacer para que confíe en mí.
—Si no fueras tan mujeriego.—Miro a Elian, durante todo este tiempo que pasado lo noto cambiado, incluso diría que hasta enamorado. Al rato viene la chica de nuevo con la botella de vino.
—Oye disculpa de ¿dónde eres?—Le pregunto para romper el hielo.
—De España, señora llevo poco tiempo aquí en Berlín.
—Anda qué bien con yo y mi primo.
Mi primo Elian y yo somos españoles. Dame dos besos muchacha que para eso somos del terreno.—Le doy dos besos a la muchacha y comenzamos a hablar un poco de todo hasta que se marcha para traernos la cena.
—Samia me estás ayudando o estás cotilleando.
—Ambas cosas. Pero tú calladito estas más hermoso. Déjame a mí.
La chica regresa con las bandejas de comida, pero ha excepción que está vez sonríe.
Le propongo que se siente con nosotros ha cenar, a lo primero no acepta, entonces Elian le dice que nos acompañe y ella sin apartar sus ojos de él toma asiento.
Durante la cena hablamos de todo un poco, incluso me invento cosas referentes a Elian y el sobre mí, el caso hacer creer a la pobre chica que nos conocemos de toda la vida.
¡Si ella supiera!
Terminando de cenar Elian debe abandonar la mesa ha surgido un problema. Se retira dándome dos besos y quedando en salir a comer con la abuela y Victoria mañana.
Tras irse Elian continuo hablando con ella hasta llegar donde yo quiero.
Y...¡¡viva el vino!! Gracias ha el la chica ha sortado prenda y yo he ganado un bono de 100euros para jugar al bingo.
Me despedí de ella quedando en vernos otro día y después junto al chófer me fui del Casino hacia el hotel. En el trayecto decidí llamar Abraham, tenía una llamada perdida de él.
Un tono, dos tonos y al cuarto lo coge.
—Hola Abraham que tal—Casi no lo escucho por el ruido que se escuchaba.
—Bien y tú has ligado con algún alemán.—Su pregunta me suena a burla.
—Abraham estas borracho.
—Estoy de fiesta puede que un poco.
—Ok. Te dejo pásatelo bien. Justo voy a cortar y escucho una voz de mujer algo sensual por lo que puedo escuchar. Corto la llamada furiosa, girando la cabeza para mirar por la ventanilla. Entonces veo un Bar y le digo al chófer que pare.
Me abajo y comienzo caminando hasta el bar. Una vez dentro me quedo mirando el ambiente, y me doy cuenta que no tengo ni idea de hablar alemán, como pienso emborracharme.
Salgo por la puerta y le pido al chófer que entre conmigo. Le digo con señales que me pida una cerveza. Después de un rato el hombre me entiende y me pide una cerveza casi tan grande como yo.
Viendo como baila la gente me animo y salgo a bailar con la cerveza en la mano.
Hasta donde me acuerdo, conocí unos ingleses, gracias que estudie inglés y pude comunicarme. Tras conocer a Tom, creo que se llama así, me pidió rollo, me negué. Seguí a mi bola, quería divertirme, beber para olvidar Abraham y disfrutar del momento, quería ser yo, poder hablar con demás personas sin necesidad de roces. Pero a pesar de mi negación Tom siguió insistiendo, y yo me negaba.
Aproveché que se fue para la barra para salir del bar.
La verdad que ya veía doble. El chófer salió del auto me ayudó a vomitar primero, sujetándome el pelo y después me llevó al hotel.
Una hora más tarde pensaba en lo bien que me lo había pasado, pero seguía pensando en Abraham.
Entonces vi varias llamadas perdidas suyas.
Dudé si llamarlo o no.
Al final no lo hice, metí el móvil debajo de la almohada y cerré mis ojos. Por lo menos el sueño me ayudaría a relajarme y no pensar en Abraham.
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Nota autora
Hola cómo están lectores.
En éste capítulo he echo un paréntesis, porque después de pensarlo, he decidido hacer una historia para Elian.
Por eso me decantado por escribir este capítulo, es un poco un adelanto de lo que irá la historia de Elian. Aún no la he subido, estoy escribiendo el prólogo, cuando esté terminado avisaré.
Espero que les guste como ésta historia.
Muchas gracias por todo queridos y queridas lectores.
Un saludo. Que tengáis un lindo día nos vemos en el próximo capítulo cuando Samia regrese de nuevo a París. ¿Qué ocurría entre ella y Abraham?
Nos vemos😘😘😘
∆Mian Joel∆
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