Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 34

—Qué noche más mala y triste que he pasado Mariah.

—¿Y eso, no se supone que las cosas entre tú y Rifus deberían estar solucionadas?—Me pregunta mi amiga que ha venido hasta mi casa para ver como me encontraba.

—Para nada Mariah, entre Rifus y yo todo se acabó.

—¿S-e acabó? No estarás hablando enserio Samia.

—Sí. Y sabes porqué. Porque no soporto que una persona me engañe y menos ser una cornuda consentía. Tú sabes Mariah lo que sentí cuando vi a Carla en su apartamento con una cara de haber tenido el mejor orgasmo de su vida y él sudando como un cerdo mirándome encima como arrepentido. Ni te puedes hacer una idea de lo mal que me sentó ver aquella escena.

—¡Qué horror! Yo creía que Rifus ya había dejado esa aventura, se veía tan bien contigo.

—Se veía, pasado. Y eso es lo que es Rifus, pasado. Me ha lastimado y no pienso volver a retomar nada con él. Cada cual que siga con su vida.

—En este caso, es lo mejor. Y mira hablando del rey de Roma...Te dejo amiga, suerte.

Me despido de Mariah quedando en vernos más tarde, y mientras veo que Rifus viene hacia mí, paso a mi oficina comenzando a prepararme para enfrentarme a él. Sé que no va ser una conversación grata, como también me da doler todo lo que nos digamos. Pero si él no me hubiera engañado todo estaría bien entre nosotros.

—Buenos días Samia, cómo estás.

—Hola Rifus, bien gracias y tú.

—Samia, necesito que me escuches, quiero hablarte sobre lo que ocurrió anoche.

—Tienes diez minutos para hablar, en cinco debo salir para inspeccionar el proyecto del hospital.

—Samia lamento que vieras en mi casa a Carla. Sé que fui un tonto en dejarla de entrar para que me hablase acerca de volver con Bastien. Lo siento mucho Samia, pero lo que más siento es tener que perderte, no lo soportaría. Pero me dolió tanto saber que entre tú y Bastien hubo algo que me comporté como un energúmeno.  Perdóname Samia te lo ruego.

—Punto uno Rifus: Tú a mí me has visto cara de imbécil o qué. Anoche tú te acostaste con Carla y no lo niegues porque hasta un ciego se daría cuenta de la cara de satisfacción que tenía ella. Y tú, ¿porqué no querías que entrase en tu apartamento? Ah no Rifus, no me vas a venir ahora a decirme lo mucho que te importo sabiendo que mientras estamos intentando formar una relación tú vas y te acuestas con la ex mujer de tu jefe en vez de venir y hablar conmigo las cosas como personas adultas que somos.

—Te recuerdo que tú también te acostaste con Bastien.

—Sí, pero ni siquiera era mi jefe y ni siquiera sabía que existías. Rifus, yo no te engañé pero tú a mí a si. Y lo siento, pero no te voy a poder perdonar. Esto me ha superado y aunque quisiera yo...

—Samia, por favor dame una segunda oportunidad.

—Lo siento pero mi orgullo de mujer me lo impide. Ahora debo de marcharme.

—Samia...—La voz de Rifus se fue debilitando y a mi me daba mucha pena, tanto que tuve que contenerme y sacar fuerzas para no dejarme llevar por mis sentimientos y acabar abrazándole.

—Lo siento Rifus, en ocasiones las estupideces hay que pagarlas.

Me aferro al asa de mi maletín mientras camino hacia la salida del edificio conteniendo esas gotas que amenazan con salir y mostrar que en ocasiones una no es tan fuerte como quisiera.
Para mi alegría veo a Marcos, y a este si que lo abrazo rompiendo a llorar.

—Samia ¿Como estás?—Me pregunta Marcos preocupado.

—Jodiamente mal. Acabo de terminar con Rifus.—Digo mientras me seco la cara con la chaqueta de Marcos.

—Lo siento mucho Samia.

—Tranquilo, que aunque me duela el corazón no se me ha muerto nadie. Y sabes, perro solo bien se lame. Mejor sola que mal acompañada. Tampoco me querría mucho cuando se acostó con esa pija en vez de venir hablar conmigo.

—Reconozco que Rifus actuó mal, debería haber hablado contigo y aclarar todo. Pero otras veces nos dejamos de llevar por otros comentarios dañinos que por venganza actuamos mal. Pero tú estás segura que estas bien.

—Espero que sí, y mira como te he dicho y visto lo visto que no tengo suerte con los hombres, pues mejor sola que mal acompañada. —Marcos comienza a reírse dándome un apretón de manos mirándome con sus ojos Esmeralda tiernamente. En cierto modo le agradezco su apoyo en estos momentos, y que lástima que lo nuestro no funcionó. Pero mira, somos buenos amigos y en ocasiones la amistad y el apoyo de esa persona vale mucho más.

Respiro algo más aliviada antes de entrar en el hospital y comenzar hablando con los obreros y el personal que lleva las obras.

Después de comer le digo a Marcos que siga trazando el los planos porque yo tengo un dolor de cabeza y quiero ir a descansar. Marcos cómo siempre se preocupa por mí, pero yo quitándole importancia al asunto me despido de él para irme a mi casa.

Al llegar a casa, meto las manos en mi bolso y palpo la billetera.
Mierda, se me había olvidado. Por lo que me doy la vuelta y me vuelvo a montar en mi auto para ir a casa de Abraham y entregarle la billetera.
Para mi suerte, las calles estaban transitables y con la ayuda del gprs pude llegar a su casa.

Qué nervios por favor, ni que fuera a robarle. Uff, toco la puerta y al momento sale él.

—Buenas tardes, es usted Abraham.

—Sí soy yo.—Responde él confuso.

—Hola, disculpa, soy Samia López y venía a entregarle su billetera. Anoche cuando nos choquemos tuvo que caérserla. Tome, está todo, yo no he tocado nada.

— Vaya, muchas gracias Samia, ahora mismo iba a poner una denuncia a la policía, he estado todo el día intentando encontrarla.

—Intenté traérselo anoche pero el gprs me hartó porque están de obras en la calle y acabé desistiendo.

—Lo entiendo, muchas gracias. Quiere pasar y tomarse un café, no se como agradecérselo que me haya devuelto la billetera.

—Gracias, no me vendrá mal un chute de café, a pesar de que estoy un poco cansada y deseo irme para casa para desconectarme y poner en orden mi vida, porque la verdad no sé ni por donde empezar después del chasco que me he llevado.

—La entiendo, a mi también me pasa mucho y más después de tener el accidente y dejar de ver.

—Tuvo que ser un gran golpe de la noche a la mañana dejar de ver.

—Mucho. Han pasado tres años y aún no me acostumbro.

—Qué desagradable debe ser vivir en la oscuridad, yo no podría, pienso que acabaría por tirar la toalla y resignarme.

—Es lo único que te queda Samia, resignarte y decir debo vivir con ello y seguir hacia adelante y disfrutar dentro de nuestras posibilidades, llevar una vida normal.

Ver sonreír a Abraham y como habla a pesar de su desgracia, hace que ha una sus problemas queden en nada.
Un rato después me despedí de Abraham quedando en que me invitaría está noche en el pub donde toca.  Le prometí que iría, tampoco iba a perder nada.

Agotada por el día que llevo, me monté en el auto comenzando ha manejar hasta mi casa recapitulando toda la conversación mantenida con Rifus. Contra más lo pensaba, menos sentido encontraba al porqué había echo una cosa así, qué demonios le había llevado a pensar que entre Bastien y yo había algo, cuando yo nunca le dado motivos para hacerlo, puesto que desde que me fijé en el, ningún hombre acaparaba mi atención tan sólo él.
Llegué a casa, por fin, pasé dentro tiré los zapatos por un lado, el bolso por otro y me fui derecha al servicio para darme un baño con mucha espuma, por lo menos el agua caliente me ayudaría a comprender qué es lo que hago mal cuando estoy con un hombre.

Un par de horas más tarde, salí de la bañera más arrugada que una pasa y porque escuché que tocaron a la puerta.
Me puse un chándal y salí abrir.

—Samia—Gritaba la pequeña Victoria la hija de Elian, nada más verme tirándose a mi pescuezo dando pequeños saltos de alegría.

—Samia querida cómo te encuentras.—Me saludó mi abuela dándome un par de besos y como siempre repasando mi casa y manera de vestir.

—Bueno Vicky, que os trae por aquí.

—La abuela ha dicho que podíamos hacerte una visita aprovechando que tengo vacaciones y no tengo que volver al internado hasta dentro de un par de semanas. Podemos quedarnos aquí contigo Samia, por fiiii.

—Y tú Santo padre es que ni pinta ni solbita.

—Elian anda metido en un negocio y se encuentra viajando, por eso decidí de venir hasta París con la niña y de paso hacerte compañía. ¿A qué no te importa que nos quedemos?

—Nooo, que va abuela. Pero para la próxima, avísame.

—Sabes que yo e Internet nos llevamos mal. Y te llamado varias veces pero no contestas.

—Vale, bueno. Esto Viky ven tú dormirás en la habitación de invitados y yo dormiré con la abuela.

Por un lado agradecí  la visita de Viky y mi abuela. A pesar de querer estar sola, no me vendría para nada mal estar con ellas y disfrutar de su compañía.

Después de cenar propuse ir al pub a mi abuela y llevarnos a Viky. Pero mi abuela se negó, diciéndome que ella a su edad no iba a esos lugares y menos con Viky. Entonces llamé a Clarise para que me hicieran el favor de quedarse con la niña. Encantadas aceptaron y nada más verles Viky les cayó super bien mis dos estupendas amigas.

Tras asegurarse mi abuela que dejaba en buena compañía a Victoria, nos fuimos al pub.
La verdad que salir de copas con tu abuela choca un poco, pero me sentía tan vacía y frágil que lo menos que deseaba es estar sola. Y bueno con mi abuela no me faltará conversación.

Al llegar al pub mi abuela comenzó a quejarse y más cuando entremos y vio a tanta gente.

—Venga abu, deja de protestar y vamos a tomarnos unos chupitos.

—Samia, demasiado sabes que no puedo beber, me estoy tomando pastillas.

—Si abuela lo sé. Bueno pues te pediré una horchata.

Fuimos para la barra y mi abuela no paraba de protestar hasta que un hombre mayor más o menos de su edad nos atendió. Y qué deciros, que por primera vez en toda la noche cerró la boca mi abuela, hasta creo que se puso roja.
Con las bebidas en la mano nos fuimos a sentarnos en una mesa.

—Samia, sabes no está tan mal el sitio después de todo.

—Serás golfa abuela, lo dices ahora después de ver al camarero eh piyina.

—Buenas noches. ¿Samia?

—La misma que viste y calza. —Le respondo Abraham mientras lo saludo dándole dos besos en sus mejillas.

—Como...digo...como tú... me has reconocido...

—Samia te se oye hasta en la China con ese vozarrón que tienes. Y...por cierto a quién regañabas.

—A mi abuela. Mira ven que te la presento.—Tras hacer las presentaciones, Abraham se queda con rato con nosotras hablando hasta que le avisan que tiene que subir al escenario.
Nos volvemos a despedir dándonos dos besos y deseándole suerte.

—Te gusta eh pájara.—Me suelta sin más mi abuela alzando una ceja.

—Abuela que dices. Si apenas nos conocemos. Qué tonterías dices.

—Si, ya. Menudas miradas le echabas y el no dejaba de sonreír aproximándose cada vez más a ti. Qué no soy ciega Samia y no me la das.

—Abuela, Abraham si es ciego, y la verdad él es un chico encantador,  pero ahora mismo no quiero saber nada de hombres, pues no estoy yo muy ricamente así.

—Lo que tú digas. Por cierto voy a por otra ronda, que se me seca el gagnate.

Seguidamente escucho que la música comienza y la chica que resulta ser la hermana de Abraham, comienza a cantar. La verdad que cantaba muy bien, con esa voz rota y dulce, me dejó embelesada deseando de escuchar otra canción más y poder admirar como Abraham tocaba el piano sin poder ver. Aquello si tenía mérito.

Un par de horas después, el concierto acabó, estuvo muy bien, como mi abuela que no dejaba de acercarse a la barra y gracias a ella que no dejaba de insistir de que me tomase otra cerveza, acabé un poco chispa.
Nada más acabar el concierto, fui al baño, y para no variar había cola.
Porqué siempre en el baño de mujeres hay que esperar.
El caso que mi vejiga estaba a punto de reventar y había cuatro chicas por delante mío. Como no podía aguantar más me fui al baño de los hombres.

—Qué gustooo...—Solté mientras vaciaba la vejiga.

—Samia...¿eres tú?

—Calla Abraham que estoy en mi momento no puedo contestar.

—Pero...

—Leches que no podía aguantar más, que querías que me meáse encima.

—No...esto...

—Ven salgamos que como pase alguien van a pensar lo que no es.—Entre risas salimos Abraham y yo dirigiéndonos hacia la barra para tomarnos algo.
Si os soy sincera, la noche me estaba resultando entretenida y divertida, conocí a Lina, la hermana de Abraham, y a todos los componentes del grupo. Estuvimos hablando un buen rato hasta que poco a poco cada uno se iba marchando.

—Pues nada Abraham te dejo debo de irme, mañana debo de ir a trabajar.

—Samia, oye... podrás quedar otro día. —La voz de Abraham sonó tímida, lo miré sonriéndole y afirmando que ya le llamaría para quedar puesto que me lo había pasado estupendamente bien.

Al salir de pub fui a buscar mi coche con la sensación que algo se me olvidaba.

Al llegar a casa saludé a mis amigas contándole todo lo referente a Abraham. Pero cuando Clarise me preguntó por mi abuela me quedé paralizada.

—Ostras la abuela.

—Samia, no me digas que te has olvidado de tú abuela.

—Si no ha vuelto conmigo por algo será.

Inmediatamente salimos Clarise y yo de nuevo al pub. Sentía como mi corazón latía fuerte comenzando a inquietarme.
Pasé dentro del pub y con la mirada busqué a mi abuela, no la veía. Mierda y si le hubiera pasado algo.
Fui hasta donde se encontraban Louse y Nick, dos componentes del grupo preguntándoles si habían visto a mi abuela. Pero ninguno supo decirme.

Tragué saliva con miedo de que algo malo le hubiera pasado a mi abuela, comencé a llorar de la misma preocupación, pensando una y otra vez que si algo le ocurría a mi abuela nunca me lo podría perdonar.

_____________________________________

Nota de la autora

Hola que tal lectores.
Yo muy contenta con vuestras visitas y esos votos con lo que me estáis transmitiendo que la historia os gusta. Y como no con vuestras visitas y comentarios me ayudáis mucho, tanto que gracias a una lectora se me había pasado por alto hablar de Victoria la hija de Elian. Gracias por tu observación sheyJk. Y ayuda😘.

También quería comunicaros que este capítulo lo he tenido que cortar para poder escribir otro capítulo de la historia AMAME&DEJAME, PIDO disculpas y prometo actualizar lo antes posible.
Gracias por entenderlo y espero que os guste. Un saludo y que tengáis un lindo día. Nos vemos en el siguiente capítulo.

***mian Jollel***


Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro