Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 32

Cuando escuché su voz, reconozco que temblé. No sé, si de alegría, de emoción o simplemente me agradaba escuchar su voz aunque hubiera pasado tanto tiempo.

—-Hola Marcos, qué tal.

-—Hola Samia. Gracias por responder a mi llamada.-—Su voz sonaba algo confusa.

-—Digamos que te he respondido porque no sabía que eras tú. Ah, y como sabes mi número.—-Mi voz sonó entre enfadada y curiosa.

—-Celia, tu madre me lo dió porque necesitaba hablar contigo.

—-Si ya. ¿Y para qué? Vamos si se puede saber.

-—Elian me habló sobre un proyecto de reforma acerca de un hospital y me pidió que trabajemos juntos. Y el otro motivo...es...bueno preferiría mejor hablarlo en persona.

-—De acuerdo, estoy segura que haremos buen equipo y haremos realidad el sueño de muchas personas de poder tener un hospital acondicionado sin el temor que el techo se le caiga en la cabeza.

—-Muy bien. Entonces en dos días viajaré, estoy deseando de volver a verte.

-—Pues nada aquí te espero. Hasta la feria Marcos.

Menuda despedida más cortante. Pero me importa tres pepinos lo que piense Marcos. Hay algo que tengo claro y es que no volveré a ser esa idiota que con 4 palabras bonitas caigo en los brazos de él. En cierto modo Bastien llevaba razón cuando me dijo que una mujer que no se valora así misma llegan a pensar de una lo peor.

A la mañana siguiente mientras me encontraba preparando un café escuché que tocaron a la puerta. Al abrir me quedé mirándole como siempre con su bella sonrisa en su rostro y sus ojos contemplando me.

—-Buenos días Samia, ¿has descansado bien?--Agradezco al cielo por haberme puesto a mi calvito en mi camino. Sólo con verle sonreír y con una bolsa de cruasanes en la mano hace que un simple gesto absurdo se convierta en un gesto maravilloso. Por lo menos para mi lo es.
Sin dudarlo le rodeo su cuello con mis brazos y lo beso.

--Umm. Así da gusto empezar el día.--Me dice Rifus pegado a mis labios sin soltarme.

--Ven pasa Rifus, estaba preparando un café.

--Perfecto, me encantaría acompañarte a desayunar y después ir al trabajo juntos.

Me quedé mirándole sin poder dejar de morderme mi labio inferior, sabía porque había echo ese comentario. A pesar de querer ir cogidos de la mano hasta el trabajo no podíamos. Ninguno quería que Bastien se enterase de lo nuestro y acabara por despedirnos. Y también para evitar problemas, no soportaría que Rifus se volviese a enfrentar a Bastien como la última vez. De momento lo hacemos así.
Mientras desayunamos, hablamos de nuestras vidas. Yo le conté lo buena repostera que soy y por su puesto el me invitó a su casa para merendar y le demuestre lo buena que soy haciendo pasteles.
Mala idea no me parece, todo el tiempo que pueda pasar con Rifus es una bendición, me hace tan feliz que no tengo palabras suficientes para agradecerle lo bien que se porta conmigo.

Al llegar al trabajo, Rifus se despide de mí, tiene que ir a ver un edificio para tomarle las medidas.
Mientras tanto yo me voy para mi oficina algo triste porque no podré verlo en todo el día.

La mañana se me ha echo interminable, gracias a mis amigas Clarise y Mariah que han pasado a por mi oficina para salir a comer.

Cuando llegamos al restaurante, noto que se miran con cariño y complicidad entre ellas. Las miro alzando una ceja en modo de interrogatorio.
Pero no hace mucha falta hacer preguntas, cuando en sus rostros se ve que están enamoradas y felices.

--Pues si Samia. Yo también me fijé en Mariah, pero no sabía que era lesbiana hasta que me lo confesó. Y cuando leí el correo mi corazón se aceleró tanto que me resultaba hasta difícil de creerlo. --Me cuenta Clarise entusiasmada y feliz de estar con Mariah.

--Wuau, chicas me alegro mucho por vosotras. Y os deseo la mayor felicidad del mundo.--No lo puedo remediar pero ver a mis amigas tan felices me dan ganas de abrazarlas. Y eso hago, y de la misma emoción hasta una lágrimilla se me escapa.

--Gracias Samia. Y por cierto...Que tal con Rifus. ¿Lo habéis echo ya?--Me dice Clarise curiosa por saber.

--Hacerlo... lo que se dice hacerlo...no todavía. Quiero tomarme mi tiempo y conocer a Rifus y que el me conozca a mí.

--Pero un besito seguro que ha caído.--Me dice Mariah más curiosa que Clarise.

--¡¡Pero que marujas sois!! Si, nos hemos besado y reconozco que me hace sentir cosas tan diferentes a lo que he vivido con otros hombres.

Y si es verdad, no sé qué me ocurre pero cuando estoy cerca de Rifus es como si sólo existiéramos él y yo, como si el tiempo se detuviera y sólo estemos él y yo compartiendo cada minuto de nuestro amor.

Después de hablar con mis amigas, nos fuimos cada una a ocupar nuestro puesto.
Yo con pocas ganas, reconozco que echo de menos a Rifus.
Pensativa me siento en mi sillón cuando escucho la puerta cerrarse.

Miro al frente y me encuentro parado en mitad de mi oficina a Bastien, como siempre vestido con su impecable traje.

--Qué quieres Bastien.--Comienzo hablando algo molesta. Tan sólo su presencia y esa manera de mirarme como un león cuando va apresar su pieza de comida me pone enferma de los nervios.

--Vaya, vaya. Veo que eres una mujer de recursos Samia. No sé cómo lo has conseguido pero Elian Zisis
ha aceptado hacer ese vulgar proyecto del hospital.--continua hablando Bastien mientras se aproxima a mi escritorio deslizando sus largos dedos por la madera de mi mesa, poniéndose cada vez más cerca de mí, tanto que su perfume se metió en mi nariz advirtiéndome que algo malo me va suceder.
Inmediatamente intenté levantarme de mi silla. Pero Bastien puso su mano en mi hombro consiguiendo que me vuelva a sentar.

--Escúchame Samia, o haces lo que te yo te digo y eres obediente, o las cosas te van a ir muy mal.-Sus ojos se habían entrecerrados, su mirada era oscura y estaba clavada en mí.

--Guardarte tus amenazas Bastien. Yo no voy a ser tú esclava. Si tienes algo en contra mía ten huevos y hablemos. No te tengo miedo.

--Ja,ja,ja. Eso ya lo veremos.--Bastien se incorporó y con una sonrisa falsa se fue hacia su oficina dejándome confusa y temblando del miedo de que algo malo pueda hacer en contra mía.

Hasta que fue la hora de marcharme, pasé todo el tiempo pensando en Bastien y lo que puede hacer en contra mía. ¿Pero porqué diablos me hacía esto?

La voz de Mariah me sacó de mis pensamientos.

--Samia te pasa algo. Estas pálida.

A lo primero dudé de contarle o no a Mariah lo que me había dicho Bastien. Después decidí guardármelo para mí hasta ver las intenciones de Bastien. Pero por otro lado, una batalla no puede lidiarla una persona sola. Al final fuimos a una cafetería, y sentadas las tres tomándonos un refresco les conté lo sucedido.

--Samia ten mucho cuidado con Bastien. Primero lo intentó conmigo y ahora va a por ti.--Me cuenta Clarise con su mirada puesta en el vaso.

--No entiendo Clarise, ¿qué es lo que quiso primero hacerte a ti Bastien?

--Yo... acepté ser su amante, aunque no me gustan los hombres lo hacía por dinero. Mi familia está en mi país pasándolo muy mal y tenían que operar a mi padre y mi familia no dispone de dinero para permitirse pagarle una operación tan costosa a mi padre. Y yo...no lo pensé, quería que mi padre volviese a caminar y no lo dudé.

--Clarise...

--Samia me doy asco a mí misma. No te puedes hacer una idea lo que es que un hombre te toque y fingir que lo que te hace te gusta, cuando en realidad sentía asco. Cada vez que me tenía que acostar con él me daba más repugnancia que me tocase.

--Y como...digo...

--Que como podía soportarlo, pues cerrando los ojos e imaginándome que mi padre camina.

--Clarise no sé qué decirte...

--Samia, de todo lo mal que lo pasé, mi recompensa fue saber que ha mi padre lo operaron y puede caminar de nuevo. Pero te digo que Bastien te quiere para que seas su amante y le des un hijo. Después te hará la vida muy difícil. Niégate amiga. Tienes todo mi apoyo para enfrentar a ese bastardo que sólo utiliza a las mujeres para sus necesidades.

--Gracias Clarise por avisarme. Y por ser tan buena amiga conmigo.

--Es un placer poder ayudarte y evitar que te lastime como hizo conmigo.

Sonreí a mis dos estupendas amigas alzando nuestras bebidas para brindar por nuestra amistad y por no dejarnos pisotear por Bastien.

Tras despedirme de mis amigas me fui a mi casa. Durante el camino quería llamar a Rifus, pero tampoco quería ser una mujer controladora. Puede que sean tonterías mías, pero lo que menos deseo es estropear las cosas con Rifus.

Y...¡¡Sorpresa!! Mientras aparco mi auto veo a Rifus apoyado en su auto.
Menuda sorpresa. Tanto que mis abejas comienzan a danzar dentro de mí panza, mi corazón late desesperado por ver de nuevo a este maravilloso hombre que me hace tan feliz.

--Buenas noches princesa.--Me dice Rifus acercándose a mí con un ramo de flores que me hace entrega y esa sonrisa que me tanto me gusta.

--Rifus son preciosas las flores. Muchas gracias mi amor.

--Gracias a ti por querer a este tonto romántico que está loco por ti.-- De mi boca salió un suspiro para que lentamente nuestros labios se unan y nuestras manos paseen por nuestros cuerpos.

Dentro de mí casa, Rifus me ayudó a preparar la cena, descorchemos una botella de vino y tras haber terminado de cenar nos sentemos juntos en el sofá para ver una película.
Sinceramente no sé de qué iba la película, puesto que me encontraba envuelta en los brazos de Rifus y esos besos tan gloriosos que hacen que pierda el norte.
Lo peor vino cuando me tuve que despedir de él. Me gustaría tanto que se quedara conmigo. Pero si deseo hacer las cosas bien y no hacer más de mi burradas*, lo mejor es dejarlo ir, a pesar de sentir una gran tristeza.

El día en el trabajo fue estupendo, estuve todo el tiempo trabajando con Rifus que ni cuenta me di de la hora de la comida, hasta que mis amigas fueron a buscarnos. Los cuatro salimos hacia nuestro habitual restaurante.
Sentados en una mesa, los cuatro bromeábamos y hablabámos de todo un poco.
Terminando de comer Rifus me pidió que saliéramos esa noche a cenar.
Buah, yo más brillante que campanilla, acepté gustosa.

Saliendo del restaurante recibo un SMS. Pero lo ignoré, puesto que me encontraba a gusto con mis amigas y este hombre que me quita hasta el hipo.

Al llegar a mi oficina, saco el móvil de mi bolso y leo el SMS.

Q tal Samia, soy Marcos, ya estoy en París, me gustaría poder cenar está noche contigo. Cntxta. Besos princesa ♥marc.

Terminé de leer el SMS, percibiendo un pequeño cosquilleo en mi interior.
Respiré varias veces para serenarme, el tema Marcos Zisis ya había pasado a mejor vida.
Le respondí al SMS, quedando en vernos en el restaurante donde se aloja.
Después llamé a Rifus y cancelé su invitación, explicándole la razón por la cual no podía quedar con él.
Durante unos minutos permaneció callado.

--De acuerdo Samia ve, ya quedaremos en otra ocasión.

--Esto...Rifus no te molestes, sólo es para hablar respecto al proyecto del hospital. Acompañarme si lo deseas.

--Tranquila Samia confío en ti. Pasatelo bien.

Qué me lo pase bien dice el otro, pero como se hace eso, sabiendo que la persona que quieres se ha molestado contigo.

Salí de mi casa arreglada con un sencillo vestido granate, maquillada sencilla y con una tristeza de pensar que Rifus se halla molestado que me recomía por dentro.

Un rato después, me hallaba pasando al restaurante donde Marcos me dijo.
Al entrar pude verlo sentado en una mesa. Nada más verme se levantó dándome dos besos y un abrazo.
Pienso que en otro momento ese abrazo me hubiera abrasado, pero en estos momentos me sentía fría y alejada de su contacto.

Antes de comenzar con la cena, decidimos tomarnos una copa. Sus ojos esmeralda me miraban de arriba abajo sin perderse nada sobre mí.
Harta de que me mirase empecé hablando o acabaría por levantarme y largarme. Qué sería lo más sensato que podría hacer.

--Bueno qué era eso que querías hablar conmigo y no podías hacerlo por teléfono.

--Siempre tan directa.

--Soy así, no voy a cambiar.

––Ante todo quería pedirte disculpas por haber dudado de ti y no haber hablado antes contigo. Después me enteré que podríamos ser primos y eso me hizo que me alejase de ti. Hasta que hace unos días descubrí que no somos parientes y...Samia quiero que sepas que en todo este tiempo no he podido dejar de pensar en ti.

«Lo típico» pienso para mis adentros sin apartar mis ojos de él. De pronto sus ojos esmeralda se han vuelto más cristalinos y su mano se posa encima de la mía.
Trago saliva cuadrando mi espalda. Todo me parece tan irreal como absurdo.

––Mira Marcos, es muy bonito todo lo que me has dicho.

––Es la verdad Samia, te quiero, en todo este tiempo no he podido quitarte de mi cabeza.

—–Entiendo. Pero déjame hablar. Marcos, pienso que ya ha pasado un porrón* de tiempo, para que me digas estas cosas. No te niego que no lo pasé mal e hice lo posible para demostrarte que podía estar a tú misma altura, pero al enterarme que éramos primos también me echó para atrás. Al igual que tú, estoy feliz de no ser lo. Pero debo decirte, que ese amor que sentía por ti se perdió. Ahora he conocido a un hombre maravilloso que me quiere y cuida.

––…
¿Eres feliz Samia?––Me pregunta Marcos mientras retira su mano de la mía y se endereza

––Mucho Marcos. Él es el hombre que siempre soñé. Y el que me demuestra con sus atenciones que yo también le importo a él.

––¿No tengo ninguna posibilidad contigo Samia?

––Has llegado tarde Marcos. Lo siento. ––Le sonrío mientras me encojo de hombros viendo como él baja su vista al suelo en forma de resignación y al alzarla me sonríe.

––Quien sea ese hombre, debe ser muy afortunado. Te deseo lo mejor Samia.

––Gracias Marcos por ser tan comprensivo. ¿Amigos?

––Por supuesto que sí.––Marcos abre sus brazos y yo le abrazo riéndonos por el momento.

Horas después me despedí de Marcos quedando en vernos mañana para comenzar el proyecto.
Durante el trayecto pienso en como las circunstancias te hacen de ver las cosas de otra manera. Quien me iba a decir a mi que acabaría rechazando a Marcos después de lo enanorisquiá* que estaba yo de él. Pero cuando de verdad el destino te pone a ese hombre ante ti, nada importa tan sólo ser felices y compartir momentos juntos que con el paso del tiempo quedarán como anécdota y recuerdos.

Al llegar a casa y tirar el bolso y los zapatos por el salón, llamo a Rifus.
De pronto me doy cuenta que tengo varias llamadas perdidas de él.
Mierda, no he escuchado el móvil.
Inmediatamente lo llamo pero lo tiene apagado.
Maldigo tres mil veces antes de volver a llamarlo. Pero nada, me Salta el buzón y decido dejarle un mensaje.

«Hola Rifus mi amor, siento no haberte respondido a tus llamadas, pero no había escuchado el móvil, lo siento. ¿Querías algo? Por favor llámame. Un beso».

Esperé toda la santa noche sin dejar de mirar el móvil, y nada, no obtuve respuesta de Rifus. Por mi cabeza rodaban mil preguntas, y por mi cuerpo el temor de haber perdido a Rifus por una tontería.

A la mañana siguiente me levanté con la esperanza de que Rifus viniera a buscarme para ir juntos al trabajo. Pero no lo hizo.
Mi corazón empezó acongojase y mis ojos derramar ese dolor contenido.
Pero no, no iba a llorar, debía ser fuerte y aclarar las cosas con Rifus.

Nada más llegar a mi oficina y saludar a mis amigas, pude escuchar la voz de Bastien alzada y la de Rifus.
Caminé hacia la puerta que estaba medio cerrada, me asomé y efectivamente, era Rifus y Bastien discutiendo y al parecer yo estaba en mitad de la discusión.

––Acaso no te das cuenta imbécil, Samia está contigo para hacerse la importante ante mí. Pero ella sólo está jugando contigo. Ella se acuesta conmigo y tú recoges mis babas.

Será hijo de puta. ( Perdón por mi vocabulario) Pero que podía pensar del desgraciado de Bastien.
Como un torbellino pasé dentro encarando a Bastien.

––Eres un mal nacido Bastien. A qué viene poner en contra a Rifus de mí. Qué, acaso no puedes soportar que una mujer no te baile el agua. Que no haga lo que tú digas desgraciado.

—–¿En contra? Por favor, yo solo le estaba contando a mi buen amigo Rifus lo bien que no lo pasamos en la cama.

—–Pasemos. Pasemos rico, aprende los verbos desgraciado.

—–Entonces es verdad que te has acostado con Bastien. —–Me dice Rifus mirándome furioso apretando sus puños mientras respiraba con dificultad.

—–S-s-i.—Respondo mirando al suelo, porque no me atrevo ni a mirarlo a los ojos de lo avergonzada que me encuentro.

—–Perfecto.

——Rifus espera. —Le grito mientras voy detrás de él.

—–Mira Samia, yo no soy quien para juzgarte, pero tampoco te voy a permitir que te rías de mí.

—–No me digas eso Rifus, jamás me reído de ti porque te...quiero...—No pude acabar la frase. Me quedé sola parada viendo como Rifus se alejaba enfurecido y yo dejaba que mi lamento se asomara. Me senté en un escalón, me hice un ovillo y lloré, sí, lloré, porque había perdido al único hombre que me ha querido sin pedirme nada a cambio. El único hombre que me hace sentir especial, dichosa y sobre todo está ahí en mis mejores y peores momentos.
Y ahora todo se acabó. Se acabó por haber sido tan sumamente estúpida y haberme metido en la cama con un hombre tan despreciable que le da igual lastimar a las personas.
Y lo que más me fastidia, que nadie, salvo yo, tengo la culpa. La culpa de todo lo que me esté pasando la tengo yo por ser tan confiada y gilipollas de creer en algo que no existe.
Al parecer, este es mi castigo. Sufrir y llorar por no haber sabido decir una simple palabra. No.

(----------------------------------------------------)

*Burradas→→Cometer errores.
*Enanorisquiá→→Enamorada.
*Porrón→→mucho.

_______________________________________

Hola lectores cómo están.
Yo qué deciros, pues muy contenta con vuestras visitas.
En algún comentario he leído que muchas de las palabras que escribo no se entienden. Deciros que aunque yo sea española, está historia está basada en el lenguaje de mi pueblo, y puede que no la entendáis. En algunas palabras he puesto * y abajo está la aclaración. Si hay algo que no entendáis encantada os lo explico.
Quería volver agradeceros de nuevo que la sigáis, voteis y por su puesto vuestros comentarios, porque gracias a vosotros y vosotras me ayudáis a mejorar. Gracias y espero que os guste el capítulo.
Como siempre os dejo con la intriga en lo que sucederá entre Bastien, Samia y Rifus.
😉😊😊😉
Nos vemos en el próximo capítulo.
No pongo fecha porque no se exactamente cuando volveré actualizar.
Disculparme pero ando un poco liada. Un besazo enorme para todos y todas y que paséis un estupendo día.
Gracias por todo. 😘😘🤗

**MIAN JOLLEL**

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro