Capítulo 31
Sólo estamos él y yo en un mutuo silencio, sus manos paseaban por mi espalda pidiéndome que me tranquilizase, quería hacerlo pero no podía. Me sentía tan mal que no sabía cómo parar ese llanto que aumentaba a más.
--Samia por favor, me duele verte así. Respira hondo y trata de tranquilizarme.--Me decía Rifus estrechándome contra su pecho a su vez pasando su mano por mi pelo.
--Gracias Rifus, gracias por todo.--Le agradecía el que estuviera ahí a mi lado mientras yo me sonaba la nariz y me limpiaba la cara.
--No tienes nada que agradecerme. Siempre que me necesites estaré aquí.
La seguridad de las palabras de Rifus me aliviaron consiguiendo que me sonrojase sacándome una sonrisa.
Un rato después nos marchemos hacia mí casa. Rifus no me dejó sola en ningún momento como tampoco me preguntó que me había pasado. Agradecí su discreción, aunque en el fondo quería contarle lo que me había pasado.
Nada más llegar a la puerta de mi casa, le invité a pasar, pero Rifus no quiso.
--Déjalo Samia, otro día me invitas a cenar. Ahora debo irme, tengo que entregarle un plano mañana al jefe, si no, con mucho gusto me quedaría.
--De acuerdo, como quieras. --No sé porqué pero en ese momento no quería que se fuese, pero tampoco quería obligarlo a pasar.
--Samia, debo irme, se me hace tarde, prometerme que te darás una ducha, comerás algo y te irás a dormir. Mañana temprano pasaré a buscarte.
--Te haré caso, muchas gracias por todo Rifus.--Rifus me miró con un destello en sus ojos avellana de ternura, algo que me relajó y junto a su abrazo me sentí aliviada y más tranquila.
Rifus me dió un beso en mi frente y se marchó, haciéndole prometer que me cuidaría y que se esperaría en mi casa para ir juntos al trabajo.
Al cerrar la puerta, solté el aire contaminado que recorría mis pulmones. Cerré mis ojos retrocediendo a esta mañana para volver a torturarme con la conversación con Elian y las palabras de Bastien.
Una pequeña lágrima recorrió mi mejilla esconciéndome por haber escuchado la verdad aunque me duela, la verdad escuece y mucho.
Hice caso a Rifus y me fui al baño, me di una ducha larga.
Tras ponerme mi pijama, llamé a mi madre, desde que Alena me confesó todo, hablé con mi madre pero nunca hemos sacado el tema y creo que ya es hora de sacarlo.
--Hola mami, como andas, está lloviendo por allí.
--Hola mi amor. Samia hija, que es verano. Que tal todo mi amor, como va tú trabajo que tal te encuentras.
--Mamá, te llamaba porque hoy he mantenido una reunión con el primo Elian y hemos tenido más que palabras.
--Oh mi amor, siento mucho que estés pasando por todo esto. Esto...Samia hay algo que debes de saber.
No ves, si sabía yo que en mi familia hay más secretos que en Frankonkrés.(Serie de televisión).
--Te escucho madre.
Siento como mi madre toma aire, despacio comienza hablar, aunque me irrita que me tomen por tonta, la dejo que hable, quiero saber la verdad de una puñetera vez.
--Samia, Alena no te contó la verdad del todo. Si, yo nunca he querido saber nada de ella, ha sido por el miedo que nos hiciera daño. Cuando supe que estabas enamorada de Marcos, me comporté como una mala madre intentando separarte de él. Pero qué madre quiere el mal para sus hijos. Hija, perdóname por no haber sido sincera contigo, sólo trataba de defenderte y que no cayeses en esa casa donde el dinero los ciega y no tienen escrúpulos para engañar y hacer daño a las personas.
--Toso. No tengo nada que perdonarte madre. Entiendo que lo hiciste por mí bien. Pero fui una estúpida y me siento tan avergonzada, tan...Madre me acosté con mis primos que bajeza. Soy una cualquiera.
--Samia mi amor no llores. Tú no eres ninguna mujerzuela. Elian y Marcos no son tus primos. Cuando Alena se casó, su marido había enviudado y tenía dos hijos pequeños con su primera mujer.
--Aver, para el carro. Osea me quieres decir que tú y los padres de Elian y Marcos no sois hermanos.
--Para nada hija. Mi padre murió en la guerra, era militar y Alena era muy joven cuando se quedó embarazada de mí. Cuando mi abuelo se enteró de lo que ocurría, nada más nacer yo me dieron en adopción.
--Madre, no sabes que alegría me acaba de dar, leches. Te quiero mucho.
--Solo quería comentarte mi amor, que Marcos siempre que me ve pregunta por ti y Elian se separó de Ciara. Creo que ahora vive con Joel.
--Mamá no estoy yo para amores ahora, quiero darme un tiempo para mi. --Durante un buen rato, bastante largo seguí hablando con mi madre, contándome que es feliz con Miguel y con Alena se llevan bien, de vez en cuando se visitan. Me alegro que todo le vaya bien.
Me despido de mi madre. Después de contarme mi madre la verdad, salí al balcón mirando las estrellas y sonriendo. Me sentía liberada de ese remordimiento que me estaba afectando cada vez más. Vale sí, no estuvo nada bien lo que hice. Pero como soy así de tonta me dejé cautivar, dejándome llevar por la falta de cariño, por la necesidad de saber que es lo que se siente cuando un hombre rico y guapo te ama.
Pero sólo fueron ilusiones, y errores. Uno detrás de otro.
A la mañana siguiente Rifus me va a buscar a mi casa.
Como siempre con su sonrisa en su rostro y con una rosa en la mano.
--Buenos días princesa. Toma espero que te guste.
--Oh...gracias Rifus, es todo un detalle, me encanta.--Le doy un beso en su mejilla terminando con un abrazo.
Durante el trayecto a la oficina le cuento a Rifus lo que me ocurrió ayer, noto como su rostro se contrae agarrando con fuerza el volante. No dice nada, tan sólo me da sus consejos.
Al entrar en la oficina Rifus me cuenta anécdotas graciosas sobre algún proyecto. Entonces siento un perfume familiar detrás mio. Sé que se trata de Bastien, pero ni me molesto en girarme continuo hablando con Rifus hasta llegar a mi oficina. Me despido de él con un beso en su calva, quedando en vernos a la hora de comer.
Me preparo para trabajar cuando siento que la puerta de mi oficina se abre y cierra de un solo golpe.
Me quedo mirando a Bastien, que permanece quieto apretando sus puños fulminándome con la mirada.
Pero bueno y a este cantamañanas que le pica ahora.
--Buenos días Bastien, en qué puedo ayudarte.
--Vaya, veo que te lo pasas bien con Rifus.
--Ten cuidado con lo que dices, Rifus es mi amigo y no te voy a consentir que hables mal de él.
--Y lo que piense de ti, no te importa.
--Lo que pienses de mí me trae sin cuidado. Cada uno es como es, y todos cometemos errores. Y si, admito que he cometido muchos a lo largo de mi vida, pero fíjate que eso es lo que nos hace más sabios, equivocarnos para aprender y no volver a caer.--Le solté el discurso del día, lo ignoré para comenzar con mi trabajo. Justo cuando iba a coger mi lápiz puso una mano en mi muñeca.
--Pienso Samia que eres una mujer irritable, pero inteligente. Eres capaz de sinceridarte para atraer el interés de cualquier hombre.
Y eso me lleva a que tenga ganas de besarte y tumbarte encima de la mesa y poseerte.
--En tus sueños. Déjame tranquila y suéltame ahora mismo.--Pero no lo hizo, me agarró más fuerte besándome. Con la otra mano que tenía libre intentaba deshacerme de su contacto, pero era imposible. El es mucho más fuerte que yo.
--Bastien deja a Samia ahora mismo.--Pronunció Rifus, agarrando por detrás a Bastien dándole un puñetazo.
--Qué crees qué estás haciendo Rifus.--Decía Bastien mientras se rozaba su labio sangrado.
--Recordándote que aunque seas un capullo ricachón, no te voy a consentir que lastimes a Samia. Aléjate de ella.
--No me hagas de reír, por favor, te has enamorado de ella. Qué ridículo. Ella sólo se acuesta con hombres ricos. Es una interesada.
Entonces ya no lo pude soportar más y le di una bofetada.
--Zorra será quien yo te diga. Y Rifus es mucho mejor persona que tú.
--Esto no se va quedar así Samia. Me interesas y mucho.--Mi dice Bastien entre dientes furioso.
Bastien se fue, y Rifus y yo nos quedamos quietos sin decir nada.
--¿Lo amas Samia?--Me preguntó Rifus algo molesto.
--No. No amo a Bastien. --Respondí segura de mis palabras.
--Samia lo que ha dicho Bastien es verdad. Yo...
--Rifus...--Nunca me hubiera imaginado que en el tiempo que llevamos trabajando juntos le gustase a Rifus. Me quedé sorprendida por su declaración, tanto que no supe que decirle.
Tras unos largos minutos silenciosos, Rifus agachó su cabeza disculpándose por lo que había dicho. Desilusionado y triste se marchó.
Rifus cruzó la puerta y mi corazón se contrajo. Me sentía fatal, desde el primer día Rifus se portó como un verdadero amigo conmigo, ha estado a mi lado en mis peores momentos, nunca me ha pedido nada a cambio y yo voy y lo dejo ir sin darle al menos una explicación.
Ahora si que me pasado tres pueblos por lo menos.
Al medio día me reúno con Mariah y Clarise para ir a comer. Pero no veo a Rifus. Durante la comida le cuento lo sucedido a mis amigas. Ellas me dan sus consejos haciendo entender que Bastien es un hombre importante en el mundo de los negocios y nunca va a tener nada serio conmigo. Rifus en cambio haría lo que fuese por protegerme y quererme.
Terminamos de comer y volvimos a la oficina. De nuevo en mi oficina me paré a pensar en Rifus y la conversación con mis amigas.
Tanto que por la noche me fui a su casa. Reconozco que era una locura, pero debía hablar con él si o si.
Al abrir la puerta, los ojos de Rifus se abrieron como platos, se notaba que estaba sorprendido y yo nerviosa.
--Samia, que agradable sorpresa.
--Rifus, necesito hablar contigo.
--Samia olvida lo que te dicho esta mañana. Ha sido una tontería por mi parte. Yo entiendo que no soy un hombre atractivo ni con dinero.
--Rifus, cierra el pico. Mira, si algo he aprendido en esta vida es que con el físico no se come. Rifus eres un hombre maravilloso, noble y buen amigo, hasta romántico. Un hombre que protege lo que quiere y lo demuestra. Eres hermoso Rifus, pero te pido tiempo para que nos conozcamos y después ya se verá.
Rifus me dedica una sonrisa tan bonita que me derrite hasta el quesito. Nos abrazamos y en susurro me dice que me quiere.
--Seré paciente Samia y haré hasta lo imposible por hacerte feliz.
--Oh Rifus...--No pude continuar hablando porque nuestros labios se aproximan muy despacio, siento la suavidad de los labios de Rifus rozando los míos, sus manos posadas en mis caderas atrayéndome hacia él para delitarme con la dulzura de sus labios.
Algo inquieta y aún vibrando por la sensación que me ha dado besar a Rifus, pasamos dentro. Él me invita a cenar. Por su puesto acepto encantada.
Desde luego el apartamento no está nada mal, salón grande partido con una barra americana donde se encuentra la cocina. En mitad una escalera en forma de caracol que da a la planta de arriba.
Rifus sin perder su sonrisa y con todo su salero comienza a cocinar no si antes descorchar una botella de vino.
Mientras yo lo observo como cocina, hablamos de nuestras vidas.
Siento que en esta noche hay más filin entre los dos que yo pensaba, incluso tenemos cosas en común.
Terminada la cena, le ayudo a recoger los platos, se hace tarde y Rifus como un buen caballero me acompaña hasta mi casa.
En la puerta, comienzo a ponerme nerviosa, el paciente y tierno me rodea por mi cintura y me da un beso suave y delicioso. Un beso que hace que me extremezca, que desee no sólo uno si no más.
Al separarnos, sus ojos avellana brillan como la Luna y yo me encuentro emocionada.
--No quiero separarme de ti Samia. Pero debo irme. Mañana vendré a buscarte. Te quiero mi princesa.
--De acuerdo mi calvito. Te esperaré. Qué pases buena noche.
--Lo mismo digo. Que tengas una linda noche.--Dándome un último beso Rifus se marcha.
Al entrar dentro de mí casa, me siento feliz, como si estuviera flotando en una nube.
Sí, estoy feliz y sé que Rifus es el hombre que me conviene.
Entro en mi habitación, voy a cambiarme cuando escucho mi móvil.
Lo saco del bolso, miro la pantalla pero no conozco el número.
Descuelgo quedándome a cuadros cuando escucho su voz.
--Buenas noches Samia, soy Marcos...
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro