Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 19

Ni me pare a escuchar a mi madre cuando gritaba que me detuviese. Pues mira, menuda soy yo cuando se me mete algo en la cabeza no paro hasta que no doy con el culpable de todos mis dolores de cabeza.

Pero joder Marcos, porque mierda me había mortificado de esta forma para acabar humillandome. Ah no queridas lágrimas, meteros para dentro porque yo soy una mujer herida pero fuerte y ahora no es el momento de lamentaciones. No te jode que la hostia que le meta a Marquitos le va doler hasta en el carnet de conducir.

Al llegar al imperio Zisis, pasé derecha a la oficina.

¡¡Bingo!! Tengo a los primos en punto de mira.
Echa un manojo de nervios pero a la vez enfurecida abrí la puerta cerrando de golpe para hacerme ver.

--Samia.--Pronunciaron el par de gilipollas como si hubieran visto un fantasma.

Apreté mis puños clavandome las uñas que me como en la palma de mi mano. Fui derecha muy encrespa, furiosa... hasta donde estaba Marcos, sin pensarlo le pegue con todas mis fuerzas la mayor hostia que le pudieran dar en su vida.


--Samia se puede saber que estás haciendo me dijo Elian.--El que me faltaba para completar el cartón y cantar línea.

--Esto es lo que pasa.--Tiré de mala leche el folio al suelo, mientras ellos seguían mirándome como si estuviera loca.

--Eres un desgraciado por no decirte un grandísimo cabrón Marcos. Que bien te lo has pasado burlándote de mi ¿no?

--¿Qué quieres decir? De qué hablas y controla tú boca Samia.

--Hay lo tienes, en ese papelico pone que tú Marcos Zisis eres el dueño de mi local. Pero como has podido hacerme esto Marcos.

--¿¿Qué?? Eso no es cierto, yo no soy el dueño. Díselo Elian.

--Pues que quieres que te diga Marcos aquí pone muy claro que tú eres el dueño.

--Maldito desgraciado como has podido hacerme esto. Tú sabes que firmé como aval no como comprador.

Entonces empezaron los dos a discutir llegando a las manos. Tampoco pensaba ponerme por medio, si se matan ellos sabrán lo que han echo.

Elian se marchó gritándole a su primo y a mi que se la íbamos a pagar. Encima, no te fastidia el otro. Después de hacer el mal se pone la venda.

--Samia escúchame yo no tengo nada que ver con tu local. Te juro...

--Che, che. Marc no quiero juramentos que no te lo va perdonar el niño Jesús. Reconoce que me has lastimado, burlado, humillado y lo peor de todo que yo me había enamorado de ti. Y al parecer este es el resultado de ser tan estúpida.

--Samia eso no es cierto, yo te quiero y jamás te hubiera echo una cosa así. Nunca.

--Ahórrate tus disculpas Marcos. Me has echo mucho daño, no solo me has roto el corazón en mil pedazos si no que me has destrozado mi vida. Me quedo sin negocio para que vuestros bolsillos se llenen de billetes. Al parecer este es el precio que hay que pagar.

Sentí la mano de Marcos en mi brazo, me giré pudiendo observar que estaba realmente abochornado. Intentó convencerme de su inocencia, había segundos que me entraba la flojera de cojerlo y besarle su linda boquita. Pero no. Yo era una mujer fuerte, me habían quitado lo que es mío y eso no se lo perdono ni al obispo de Roma.
Me deshice de su agarre rabiosa dejándole claro que todo se había acabado.

Salí disparada para la calle, mi respiración aumentaba y mis gotas se asomaban dándome la bienvenida de lo gilipollas que soy por haberme dejado convencer y enamorarme de un hombre que se ha estado riendo de mí.

Al llegar a mi negocio, mi alma se me cayó a los pies.
Todos los vecinos estaban recogiendo sus cosas con sus rostros cansados y llorando porque algunas familias pasarían la noche en la calle y otros vete tú a saber donde.

Abrí la puerta de mi negocio, arremangandome para sacar las máquinas y todo lo que había dentro puesto que el ayuntamiento había dado el aviso de echar abajo el edificio.

Todo el día me la pasé sacando y montándolas en el furgón. Cada viaje que hacia era como si me clavasen un puñal. No podía creerme que todo por lo que había luchado se esfumara.

Daniela me llamó para manifestarnos. Sabía que protestar no nos serviría de nada. Pero por lo menos estaríamos luchando por nuestros derechos.

Me puse la camiseta de Stop Desahucios y junto a Daniela y los demás componentes de la plataforma nos pusimos delante del edificio gritando justicia. Horas después ya se había formado una muralla de personas que con su presencia e indignación nos apoyaban. De pronto escuché una voz familiar. Clavé mis ojos en ella.

--Qué haces aquí Ciara. Deberías estar broceándote.

--Samia quiero apoyarte. Sé perfectamente lo importante que es para ti tu negocio.

--Haberle dicho al gilipollas de tu marido y su primo pasando por la abuela Alena que lo hubieran impedido.

--Solo puedo decirte que Elian no tiene nada que ver.

--No si esto pasa como aquel dicho. Entre todos la matemos y ella sola se murió. Anda vete no seas que rompas una uña.

--Samia no puedes echarme y voy a estar aquí apoyándote te guste o no.

--No crees que es demasiado tarde Ciara.

Me olvidé de Ciara cuando Javier me comunicó que las máquinas estaban preparadas y los furgones de policias antidisturbios estaban por llegar.

Veinte minutos después la calle se llenó de policías evacuandonos sin ninguna contemplación. Primero lanzandonos pelotas de goma, después chorros de agua fría. Pero poca gente se movía. Al final sacaron sus porras y empezaron a tirar de nosotros por el suelo, a pegarnos con sus porras. Vencidos por no poder defendernos nos fuimos de allí.

Allí me encontraba abrazada a mi madre, y mis empleados veíamos a pocos metros como las máquinas excavadoras iban demoliendo todo a su paso y como el edificio iba quedándose en cascotes de piedra. Presenciar como demolían mi local, era como si me golpeasen con un látigo. El humo tapaba nuestros rostros apenados y de indignación. Alcé mis ojos hacia el cielo dejando que mis lágrimas danzaran por mis mejillas. Preguntándome una y otra vez porque todo debe ser tan injusto. Qué habíamos echo de malo aquellas familias y nosotras para tener que pagar un precio sin tener culpa de nada.

En aquel momento confirmé lo que siempre he pensado y no creía hasta que me tocado vivirlo. El pez grande se come al pequeño. Da igual como eres, da igual el delito que hayas echo, tanto tienes tanto vales.

Ahora yo me había quedado sin negocio, mis sueños se habían quedado en cascotes como se había quedado esa habitación que pasaba horas luchando por mi tener un futuro.
Nos habían quitado todo, sin ninguna consideración, somos gente humilde sin recursos y de eso se aprovechan, quitarte a ti lo tuyo para amillonarse ellos. Esta es la vida, a esto se le llama justicia. A esas personas que no hemos robado, que nos matamos trabajando para tener comida y techo y mal viviendo con una miseria de sueldo tengamos que acabar perdiéndolo todo.

Agarré a mi madre y me la llevé a mi casa. Alguna de las dos tenía que ser más fuerte. Pero el problema era como íbamos a salir adelante si no teníamos muchos ahorros.

Me pasé tres días buscando soluciones para poder salir adelante. Hasta que mi madre me dio una buena noticia.
Íbamos a vender las máquinas para mudarnos al cortijo.

Perfecto. Al final iba acabar como cabrera, arreando cabras.

Una tarde mientras empaquetaba mis cosas, puesto que ya todo me daba igual, recibí la visita de Viky. Oh que guapa y que lástima de criatura donde vive, rodeada de egoístas y víboras que no piensan masque en ellos.

--Samia, mañana cumplo los años y quiero que vengas a mi cumple.

Pero que monada de niña de verdad. Pena me daba decirle que no, con el cariño que le había cogido.

--Viky mi amor no puedo ir, pero te prometo que te voy hacer una tarta grande de princesas. ¿Quieres?

--Siii, yupi. Gracias Samia te quiero.

El primer abrazo que sentí sincero de una Zisis. Me la comí a besos y jugué durante un rato con ella hasta que sonrisas se la llevó. Al despedirme de ella lloré como una magdalena. Me daba tanta pena no volverla a ver, era la mejor que me caía de esa maldita familia que solo me han lastimado.

--Samia cómo estas.--me pregunta mi madre entregándome una taza de chocolate.

--Muy jodida madre. Aún no me puedo creer que hayamos tenido que pasar por todo esto.

--Hija la vida es injusta y nos golpea, pero debemos ser fuertes y salir adelante. No podemos hundirnos, ahora mas que nunca debemos demostrar que somos más fuertes y sabremos salir adelante.

Suspiré mirando hacia el techo, aguantandome las ganas de llorar. Mi madre me decía que debíamos ser fuertes. Pero como se hace eso cuando recibes un golpe tras otro y a cual mas gordo y doloroso.

Notaba como un leve escozor en mi pecho, cada vez que cerraba los ojos sentía que Marcos estaba cerca de mi consolándome. Pero al abrirlos todo quedaba en una imaginación mía. Marcos había estado llamándome durante estos días hasta que me harté y lo mandé a la mierda. No quería escucharlo y menos verlo. Ya bastante dolor me había causado.

Si vale, en algunos momentos quería poder mirarlo a esos ojos esmeralda y perderme en su cuerpo dejándome agasajar con sus dulces besos mientras me deleita con sus caricias.
Pero ya todo acabó, nada de lo vivido seguirá adelante y cada cual continuaremos con nuestras vidas.

¿Pero como será mi vida a partir de ahora?

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro